La paradoja de Isabel

Blog - Alejandro V. García - Alejandro V. García - Lunes, 30 de Mayo de 2016

A las siete paradojas clásicas de la filosofía (la del mentiroso, la del asno de Buridán o, por cercanía casi metonímica, la del ahorcamiento sorpresa) se ha unido una nueva, la octava, llamada también la paradoja de la octava pasajera. La viajera a que nos referimos no es otra que Isabel Nieto, ex concejal de Ubranismo, que ha descubierto en sus propias carnes los correctivos que ha empleado habitualmente la policía al mando de la autoridad gubernativa de su partido para arruinar la carrera a los políticos caidos en desgracia.

Nieto, según informa Granada Hoy, ha pedido amparo al Defensor del Pueblo por la feroz bufonada que supuso su detención, la del alcalde y la de otros colaboradores del área de Urbanismo en la llamada Operación Nazarí el pasado 13 de abril. Nada menos que doscientos policías, si creemos a la concejal, trasladados exprofeso desde sus acuartelamientos habituales, hicieron noche en  los hoteles de los periferia de la capital para, a primera hora del día,  “tomar armados los domicilios de personas desarmadas” y actuar con una “innecesaria espectacularidad y publicidad” que acabó para siempre, y al margen de cuál sea el resultado judicial, con la reputación varios destacados miembros del PP.

La Paradoja de Isabel se puede definir así: tomar conciencia vertiginosa, y en tus propios cueros, de las malas artes que han utilizado (en otros) tus camaradas de partido mediante el uso de las fuerzas de seguridad del Estado para obtener provechos politicos inmediatos.

La Operación Nazarí fue un grave escarmiento que la policía, con la anuencia de la autoridad gubernativa del PP, propinó contra sus propios hermanos ideológicos pero descarriados. Si un Ministerio del Interior dirigido por socialistas, adeptos de Ciudadanos o de IU hubiera autorizado la operación contra Torres Hurtado o Nieto el escándalo montado por el PP habría sido de proporciones apocalípticas. La Operación Nazarí, con el aire bufo de la cadena de agentes armados con cartones para preservar la identidad de los detenidos, parece inspirada en una película de Tarantino, salvo que el director que imaginó la escena no actuó por amor al arte sino por desamor político, es decir, por odio filibustero. Si el lector quiere continuar sus propias pesquisas añadiremos un dato: el subdelegado del Gobierno, Santiago Pérez, como secretario del PP, fue el que instruyó unos meses antes el polémico expediente (nazarí, por supuesto) contra la ex concejal de Urbanismo.

Suponer que la Unidad de Delincuencia Económica de la Policía actúa por su propia cuenta, sin autorización del Ministrio del Interior, es una ingenuidad sin fondo. Sobre todo cuando, por cada golpe, se obtiene al menos un rédito político y una pomposa e inolvidable humillación personal

La Paradoja de Isabel, por más que lleve su nombre y le haya afectado personalmente, es un artefacto político y policial empleado con total impunidad por la la autotidad gubernativa de Rajoy. Las operaciones grandilocuentes o, por añadir otras treta empleada con los mismos objetivos espurios usando la autoridad de las fuerzas armadas, los informes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, en el caso de los ERE, han sido artimañas publicitarias diseñadas por Interior para sentenciar en la práctica, pero sin las garantías judiciales, a una serie de culpables elegidos por conveniencia por una policía cuyos mandos están al servicio del Ministerio del Interior.

En su escrito al Defensor dice Isabel Nieto, muy enfadada, que la policía utilizó los métodos de una dictadura. Pues eso, Isabel, premio, aunque lo realmente valiente es llegar a esa misma conclusión antes de que la tropelía general te lleve por delante.