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Conversación sobre la pandemia y la salud pública, por Joan Carles March

Hoy con Vicente Ortún, economista de la salud, sobre las patentes: “La mejor alternativa no es liberar las patentes”

Ciudadanía - Joan Carles March - Miércoles, 16 de Junio de 2021
Joan Carles March, exdirector de la Escuela Andaluza de Salud Pública, médico y especialista en Salud Pública de gran prestigio internacional, inicia una serie de entrevistas con relevantes personalidades en Salud Pública, con Vicente Ortún, investigador principal del Centro de Investigación en Economía y Salud (CRES) y vocal del Consejo de Gobierno del CRES, que él mismo cofundó. Para entender lo que está sucediendo.
Vicente Ortún y Joan Carles March, durante la conversación.
J.C.M
Vicente Ortún y Joan Carles March, durante la conversación.
Vicente Ortún, con el que conversé en mayo, es Profesor Emérito y exdecano del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra. Es investigador principal del Centro de Investigación en Economía y Salud (CRES) y vocal del Consejo de Gobierno del CRES, centro que él mismo cofundó juntamente con Guillem López Casasnovas. Sus principales líneas de investigación incluyen la economía de la salud, la gestión clínica y sanitaria, la evaluación económica y la gestión pública. Es el director de la colección de libros sobre Economía de la Salud y Gestión Sanitaria.

Hablar con Vicente Ortún es un placer. Siempre hemos tenido una magnífica relación que proviene de antes de que yo presentara, hace ya muchos años, mi tesis doctoral en Barcelona, en cuyo tribunal él estuvo.

Y en esta ocasión hablamos sobre la liberación de patentes, alrededor de un informe que planteó la Asociación de Economistas de la Salud a Voro Peiró, Beatriz González y Vicente Ortún.

Para ellos, liberar las patentes de las vacunas no es la mejor solución, con argumentos éticos y de solidaridad egoísta. Hay, por tanto, dos rotundos argumentos, inapelables, para acelerar la disponibilidad de vacunas en el mundo:

        1.- Éticos porque un derecho a la salud tiene que estar por encima de un derecho mercantil. Ningún derecho de protección de la propiedad intelectual debería prevalecer sobre el derecho humano universal a la salud y a la vida.

        2.- El de solidaridad egoísta: los riesgos de la covid-19, incluso para los países ricos, persistirán mientras se mantenga la epidemia en los países pobres. No estaremos libre de pandemia hasta que estemos todos libres.

Y hay mucha gente que en el mundo va a seguir muriendo por lo que es necesario seguir vacunando rápido en el 2021.

La mejor alternativa no es liberar las patentes.

La propuesta es la donación inmediata de las vacunas sobrantes de los países ricos a los países más pobres. Canadá tiene vacunas para vacunar 13 veces a su población. Reino Unido tiene vacunas para vacunar 9 veces a su población. Es necesario reforzar el COVACS. Porque no priorizamos a los profesionales sanitarios y sociosanitarios y la población más vulnerable de los países pobres, frente a vacunar a los jóvenes de los países ricos?

En la conversación habla Vicente Ortún de democracia amenazada de Estados Unidos y que él que apoya a Biden cree que en este tema de su propuesta es porque hay un problema de diplomacia vacunal. Él cree que es bien intencionada su idea, pero ineficaz porque llega tarde, porque las vacunas son principalmente necesarias en el año 2021, ya que en 2022 habrá suficientes para todos. Biden se encuentra que países como Chile, Argentina, Marruecos, …. reciben las vacunas de China. Estados Unidos está perdiendo la batalla de la diplomacia vacunal. Y ante ello, y ante la imagen de acopio que se le da a Occidente, Biden plantea un giro importante pero que será inefectivo, porque requiere de la Organización Mundial de Comercio que se va a reunir en diciembre y eso es tarde. En España, la liberación de patentes debería estar enmarcado en Europa con apoyo de todos los países en sus parlamentos, lo cual es muy difícil.

La liberación no aceleraría el proceso de vacunación. Y hay varias preguntas que hacerse ¿Qué es más eficaz en estos momentos para garantizar el suministro mundial de vacunas:

          A.- Incentivar las licencias voluntarias, sobre una base cooperativa, o

          B.- Eliminar temporalmente las patentes, apostando por las licencias coercitivas?

Probablemente, la suspensión por sí misma no consiga en el corto plazo la expansión necesaria de la producción de vacunas. Por las siguientes razones:

     1.- Las limitaciones de suministro lo que nos dice es que que hay cuellos de botella en la fabricación. El mayor problema no es de incentivos a la innovación, sino de escasez de materias primas y de asegurar la calidad de la producción. Muchas de estas materias son difíciles de producir y están sujetas a sus propias patentes.

     2.- Las vacunas no son solo productos, sino también procesos. Hay trasferencia de tecnología que es necesaria y que se hace mejor con licencias voluntarias y mecanismos de compensación adecuados.

     3.- La producción de vacunas tiene economías de aprendizaje, sobre todo en las vacunas ARN mensajero, que son las que se van a quedar en los países ricos. La producción de vacunas, por tanto, además de considerables economías de escala, tiene una curva de aprendizaje. Las vacunas más innovadoras requieren recursos especializados que no tienen las fábricas tradicionales.

     4.- La licencia obligatoria ha de volverse operativa. En el caso de que todo esto se estableciera en la OMC, los países deberán cambiar a continuación sus leyes de propiedad intelectual. LLevaría muchos meses, probablemente años.

     5.- Asimismo serán necesarios acuerdos de financiación pública para el pago de las licencias obligatorias y de las vacunas que salgan de las fábricas de genéricos. Y también para el pago del resto de licencias necesarias para la producción de las vacunas.

Por razones éticas y de solidaridad interesada hay que hacer donación, aunque la licencia obligatoria no es la mejor solución.

No se ha inventado nada mejor que las patentes para estimular la innovación. Pero las patentes también imponen barreras a la difusión del conocimiento, dificultan y retrasan nuevos descubrimientos. En muchos casos, incluso suponen un doble coste para la población

La liberación temporal de patentes podría no ser un mecanismo útil. Y podría tener efectos negativos sobre la innovación, incluso distraernos del objetivo esencial y demorar el acceso a las vacunas. Las patentes se crearon para incentivar la innovación y fomentar su rápida difusión. A cambio de este privilegio, los que pueden pagar disponen de un producto que probablemente no existiría sin este potente incentivo y que, a veces, como en el caso de las vacunas, tienen un valor muy superior a su precio.

No se ha inventado nada mejor que las patentes para estimular la innovación. Pero las patentes también imponen barreras a la difusión del conocimiento, dificultan y retrasan nuevos descubrimientos. En muchos casos, incluso suponen un doble coste para la población.

La Organización Mundial del Comercio regula las reglas del juego y protege internacionalmente los derechos de patente. Se han propuesto varias alternativas para compaginar el estímulo a la innovación y la accesibilidad en el caso de medicamentos y vacunas:

        1.- Las subastas. Una subasta permite cómprese patentes por encima del valor privado pero por debajo del valor social.

        2.- Los mecanismos de acuerdo anticipado de compra. Lo más habitual, lo que más se está empleando es lo que hacen fundaciones u organizaciones que si un laboratorio encuentra una vacuna para una nueva epidemia, se le comprará una cantidad de vacunas. Acuerdos de compra anticipada en forma de compromisos ex ante para financiar el nuevo producto cuando todavía está en fase de investigación. Los acuerdos de compra anticipada de vacunas COVID en 2020 han sido la solución de los países ricos para priorizar el suministro de vacunas a sus poblaciones. Compartiendo riesgos con el descubridor durante la fase de desarrollo de la vacuna, aseguraron la financiación al innovador, y que su población recibiera suficientes dosis en plazo y precio.

Además se pueden utilizar:

        1.- Adquisición de la patente por los gobiernos para su trasferencia al dominio público, que requeriría una gran coordinación entre gobiernos.

        2.- Otorgar premios al innovador, en lugar de patentes. Además, desincentiva los costes de publicidad y los comportamientos anticompetitivos diseñados para aumentar los beneficios del monopolio.

Sin una transferencia tecnológica decidida para enseñar cómo hacerlo, la suspensión de patentes tiene mucho de brindis al sol. Y después se precisará una inversión masiva en capacidad productiva. Ni la transferencia de tecnología ni la instalación de nueva capacidad se podrán realizar con la velocidad necesaria. Y, quizás, sin comprometer la calidad.

Una alternativa inmediata para vacunar al mundo pasa por que los países ricos incentiven la cooperación de los fabricantes para que otorguen licencias voluntarias a nuevos fabricantes, compartan con ellos los conocimientos técnicos asociados a su patente y les asistan para producir y vender en mercados específicos

Una alternativa inmediata para vacunar al mundo pasa por que los países ricos incentiven la cooperación de los fabricantes para que otorguen licencias voluntarias a nuevos fabricantes, compartan con ellos los conocimientos técnicos asociados a su patente y les asistan para producir y vender en mercados específicos.

A cambio, el titular de la patente debe garantizar la calidad del nuevo producto. Las licencias voluntarias, además, proporcionan buena imagen a las grandes compañías farmacéuticas. Los acuerdos de licencias voluntarias de AstraZeneca y Novavax ya están facilitando la producción a gran escala en India, por ejemplo. Muchas de las vacunas resultantes están destinadas a países de bajos ingresos a través de Covax. A medio-largo plazo, conviene asegurar la innovación en vacunas eficaces frente a las potenciales nuevas variantes. Y no sólo para COVID porque las otras vacunas también importan.

Habla también Vicente Ortún que es necesario innovar con la política científica. En sanidad no se puede considerar innovación porque algo es nuevo sino porque es algo que contribuye con valor a lo que se está haciendo. El conocimiento es un bien público y hay que procurar que ese valor público llegue. Y es verdad que el mecanismo de patentes impide que el conocimiento llegue.

Con estas claves, Vicente Ortún nos ha dado sus ideas sobre la necesidad de un mejor reparto de vacunas, que no se resolvería con solo una liberación de patentes.

Gracias Vicente por tu lucidez.

Puedes ver la conversación entre Vicente y yo en este enlace de la revista científica Gaceta Sanitaria:


Si no tuviste oportunidad de leer la entrevista de Joan Carles March con el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, o quieres volver a leerla: