Segundo aniversario del vuelco político en Andalucía

2D: Las derechas se consolidan mientras las izquierdas se debilitan

Política - Juan I. Pérez - Miércoles, 2 de Diciembre de 2020
Análisis crítico que no contentará a nadie en el segundo aniversario de las elecciones autonómicas que propiciaron el vuelco histórico en Andalucía.
El consejo de Gobierno posa el 23 de junio de pasado, cuando se reunió en la Alhambra.
Junta de Andalucía
El consejo de Gobierno posa el 23 de junio de pasado, cuando se reunió en la Alhambra.

Dos años después de las elecciones autonómicas que acabaron con el poder socialista en Andalucía durante 36 años, las derechas en el Gobierno andaluz se han afianzado, ante unas izquierdas debilitadas.

En el caso del PSOE, por las dudas internas, que se extienden en sus votantes tradicionales, sobre la idoneidad de que continúe el liderazgo de Susana Díaz, y más a la izquierda, por la abrupta ruptura de Teresa Rodríguez con Podemos, que fulminó Adelante Andalucía, y que ahora pretende refundar, sin las fuerzas de la formación morada ni IU, que sigue su hoja de ruta en común, conscientes de la desunión evidente en el ala izquierda de los socialistas.

Susana Díaz saluda a Juan Manuel Moreno, el día en que el popular fue elegido presidente de la Junta.

No se libra Andalucía de los tiempos de polaridad en el panorama político del país. Es más, lo alimenta, inevitablemente, puesto que la acción del Gobierno andaluz está marcada por la ultraderecha que le dicta gran parte de la agenda, aunque PP-Cs, lo traten de disimular en un momento en que tanto Pablo Casado como Inés Arrimadas quieren distanciarse de Vox

Así, frente el rodillo de las derechas en el Parlamento andaluz, no hay opción para el control de la Junta, ni para que prosperen por la aritmética las iniciativas de PSOE y Adelante Andalucía. Salvo cuando Vox retira su apoyo o no vota, como ocurrió tras el bochornoso espectáculo de su portavoz que acabó con insultos a la presidenta del Parlamento. 

No se libra Andalucía de los tiempos de polaridad en el panorama político del país. Es más, lo alimenta, inevitablemente, puesto que la acción del Gobierno andaluz está marcada por la ultraderecha que le dicta gran parte de la agenda, aunque PP-Cs, lo traten de disimular en un momento en que tanto Pablo Casado como Inés Arrimadas quieren distanciarse de Vox.

Tras dos años de gobierno de las derechas, el PP andaluz se ha extremado y Cs se ha convertido en una formación irrelevante, absorbido por los populares en la Junta, pese a la insistencia de Juan Marín en tratar de acaparar espacio, con su verborrea, y adelantando anuncios que no le correspondían.

El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, y el portavoz de Vox, Alejandro Hernández. Portavoz del Gobierno de la Junta

Moreno ocupa el centro, pese al PP

Y si acaso sigue vigente aún que el centro político es el que da o quita el poder, la principal virtud del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, es la de ocupar él solo esa centralidad, distanciándose de su partido en Andalucía, que más que Loles López, la secretaria general, lo representa Elías Bendodo, el poderoso consejero de Presidencia, principal hostigador contra el Gobierno de la nación, con el altavoz de sus comparecencias en los consejos de gobierno.

Marín y Moreno, tras el último Consejo de Gobierno. Junta Andalucía

Quién lo iba a vaticinar: Moreno ha pasado de ser un candidato débil -con su chaleco y susurrando a las vacas- a un presidente reforzado, que se esfuerza en aparentar moderación, aunque no ha logrado como quisiera su espacio nacional, eclipsado por otros presidentes autonómicos de su partido, con más fuerza y brío, como el gallego Alberto Núñez Feijóo.

Quién lo iba a vaticinar: Moreno ha pasado de ser un candidato débil -con su chaleco y susurrando a las vacas- a un presidente reforzado, que se esfuerza en aparentar moderación, aunque no ha logrado como quisiera su espacio nacional, eclipsado por otros presidentes autonómicos de su partido, con más fuerza y brío, como el gallego Alberto Núñez Feijóo

Todo ello con el mayor aparato de propaganda que nunca antes la Junta activó y un apoyo mediático desconocido hasta la fecha, con un Canal Sur, con sus nuevas estrellas, donde ha desaparecido la mínima crítica al poder andaluz, distrayendo a andaluzas y andaluces con programas de brocha gorda, que cuestan lo suyo, como el de Bertín Osborne.

Donde dije digo, digo Diego

El Gobierno del cambio se ha esmerado en borrar en estos dos años -comenzado por el logo institucional, que costó 300.00 euros- la gestión socialista, que con sus evidentes errores, centrados en los casos de corrupción, permitió, en solitario la mayor parte del camino, con el PA, IU o Ciudadanos, en la última etapa, el progreso de una Andalucía ignorada. Sobre la velocidad de esos avances, las urnas le han apoyado con insistencia. Hasta en las últimas elecciones.

Moreno en una comparecencia sobre la evolución de la pandemia. Alex Zea/Europa Press

Porque no hay que olvidar que el PSOE, pese a todo, ganó esos comicios, aunque la inercia no le fue suficiente, y el PP cosechó los peores resultados de su historia. El vuelco político solo fue posible por la anunciada muleta que le brindaba Cs a los populares, tras romper el pacto de gobierno con los socialistas en la última legislatura andaluza, y la irrupción de Vox.

Poco ha cambiado, sin embargo, en Andalucía en este tiempo. Muchas de las promesas de las derechas se han quedado olvidadas o negadas porque el poder cambia y lo que se decía en la oposición adquiere un nuevo barniz desde la Junta

Poco ha cambiado, sin embargo, en Andalucía en este tiempo. Muchas de las promesas de las derechas se han quedado olvidadas o negadas porque el poder cambia y lo que se decía en la oposición adquiere un nuevo barniz desde la Junta.

Es el caso, como ejemplo paradigmático, de la administración paralela contra la que luchó con ahínco y se comprometió a eliminar. Ahora, tras cerrar apenas unos pocos de esos llamados por los populares, chiringuitos, no solo saben que la mayoría de esas empresas instrumentales cubren servicios, sino que también son un buen lugar para colocar a los suyos. Por eso, el presupuesto de lo que llamó administración paralela subirá en el año 2021, olvidando por completo el despectivo nombre.

Ocurrió lo mismo con los alquileres que la Junta paga a los altos cargos que tienen residir en Sevilla, que han aumentado o con los nombramientos partidistas de los responsables de las consejerías y sus departamentos, a lo que se unirá en breve otra de sus rectificaciones -donde dije digo, digo Diego-, como la ampliación del número de delegados provinciales.

Moreno, junto a Marín, y el consejero de de Hacienda y Financiación Europea, Juan Bravo. Junta de Andalucía

En su haber ha sido capaz de aprobar tres presupuestos en dos años, si bien con algunas concesiones a la ultraderecha, esperpénticas, que deja su huella en la persistencia de violencia intrafamiliar o el cierre del segundo canal de Canal Sur, cuyo nombre se mantendrá.

Salud y Educación, cuestionadas

La pandemia ha eclipsado casi por completo el segundo año en el poder, pero precisamente en los tiempos complicados cuando se demuestra liderazgo y decisión.

El consejero de Salud y Familias, Jesus Aguirre, y el de Educación y Deporte, Javier Imbroda, con Bendodo en el centro. María José López/Europa Press

La Junta se sumó a la ruptura del consenso en la primera ola, que lideró Pablo Casado, y no dejó de repetir que quería la gestión de la crisis sanitaria y social. Al fin la asumió después del confinamiento el 21 de junio, con la vista puesta en favorecer la economía en detrimento de la salud. Y así se abrió para el disfrute el verano.

Ninguna ciudad o provincia andaluza como Granada para evaluar la gestión de las derechas en la pandemia, que encabezó la peor tasa de contagio del país, mientras la Junta miraba hacia otro lado e irresponsablemente dejó pasar el Puente del 12 de octubre, para aplicar medidas solo en la UGR, que resultaron fallidas

Ninguna ciudad o provincia andaluza como Granada para evaluar la gestión de las derechas en la pandemia, que encabezó la peor tasa de contagio del país, mientras la Junta miraba hacia otro lado e irresponsablemente dejó pasar el Puente del 12 de octubre, para aplicar medidas solo en la UGR.

Pocos dudan ahora que el Gobierno andaluz de las derechas tardó en actuar, siempre en la línea de respaldar a los lobbies de hostelería, y en menor medida, al comercio. Cuando la situación era ya insostenible rectificó y aplicó, primero, el cierre perimetral de Granada y el amplio distrito Metropolitano, que extendió luego a cada uno de los 174 municipios de la provincia.

Las tasas descendieron y vuelve Granada, a las puertas de Navidad, a aliviar las medidas, como el resto de Andalucía.

Si en el primer año de gestión, el gobierno del cambio no pudo frenar el aumento de las listas de espera, de especialidades y quirúrgicas, con la pandemia se han disparado. Y lo que es peor, la Atención Primaria se ha colapsado, sin atisbo de mejoría, con el perjuicio a la ciudadanía, no solo pendiente del coronavirus, sino de las patologías crónicas, a la que a duras penas se da respuesta. La falta de rastreadores es notoria y sin cribados en la capital granadina, aunque en Sevilla, sí. Y todo ello, sin disimular el apoyo, también económico, a la sanidad privada.

Educación, el estandarte de Ciudadanos, es otro ejemplo de lo bien que se vive en la oposición sin responsabilidades. Es notoria la apuesta por la concertada, mientras los problemas sin solventar se le acumulan: no han disminuido las ratios, supresión de unidades, empecinamiento en cargarse la escuela rural y el fallido intento de eliminar institutos, iniciativas estas últimas contestadas en la calle y que costaron el puesto al delegado territorial de Granada, los comedores escolares, aún sin funcionar en muchos colegios a estas alturas del curso…Y cargó toda la responsabilidad en la gestión del Covid a los centros educativos, que de momento han sabido contener la pandemia, con la gratitud de madres y padres por mantener abiertos los colegios e institutos, tras la dura experiencia del confinamiento.

Menos autonomía en Granada

Poco ha aportado el Gobierno del cambio en Granada, con unos delegados grises a remolque de los consejeros, sin apenas autonomía. Como tampoco la han ganado, pese al mantra de la campaña electoral de los populares, la Alhambra y Cetursa. Es más, ata en corto Sevilla al Patronato y a la empresa pública que gestiona la estación de esquí, como también intervino en el Parque de las Ciencias, que se hizo menos granadina. Del Parque Tecnológico de la Salud, salvo la inyección que impidió la quiebra, poco se sabe.

Carazo ante los delegados de la Junta en Granada. Junta de Andalucía

Tan solo destaca la consejera Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio, Marifrán Carazo, con una demostrada capacidad de vender proyectos ya iniciados

Tan solo destaca la consejera Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio, Marifrán Carazo, con una demostrada capacidad de vender proyectos ya iniciados.

Mucho debe mejorar en transparencia informativa, para que al menos se aproxime a las etapas anteriores.

Un futuro derechas, si la izquierda no resuelve sus dudas

Todas las encuestas hasta ahora, más o menos fiables, marcan la tendencia de que el PP ya alcanza al PSOE en intención de voto y hasta le adelanta. También coinciden en el hundimiento de Ciudadanos, la subida de la ultraderecha y la incógnita de qué pasará con la división en el ala más a la izquierda.

Pero la política ya es abierta y el poder, salvo raras excepciones, depende de pactos. Las derechas se han garantizado con el último presupuesto acabar la legislatura, lo que reforzará al PP.

Debe el PSOE andaluz solventar su liderazgo, con el congreso en 2021, que se prevé a tumba abierta, ya sí, entre pedristas y susanistas, con el gran interrogante de quién dará al paso al frente para enfrentarse a la líder de la oposición. Si el acalde de Sevilla, Juan Espadas, o la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, dada la negativa, de momento, del diputado por Jaén Felipe Sicilia de encabezar el cambio, aunque ha abierto el melón.

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