Un nuevo municipalismo para el siglo XXI
En las pasadas elecciones locales de 2015, Atarfe, como sucedió en otros muchos municipios, votó mayoritariamente a un proyecto político a partidario (no anti partidista) local y democrático, bajo la denominación de Por Atarfe Sí (PASI).
En esa herramienta radicalmente innovadora participaron personas afiliadas a partidos y asociaciones de diversa índole a título individual, pero también, en su inmensa mayoría, ciudadanos que se comprometieron por primera vez en una experiencia política. A su vez, todos coincidieron en el propósito común de restablecer la primacía de la ley y de la democracia municipal, en declive desde 1986.
'Afrontar más de 25 años de corrupción institucionalizada y de ausencia de reglas no es una tarea fácil'
Afrontar más de 25 años de corrupción institucionalizada y de ausencia de reglas no es una tarea fácil. Más cuando se gobierna en minoría (6, PASI, 5, PSOE, 2, Ganemos, 2, PP y 2, Cs), por lo cual el apoyo puntual de Ganemos es fundamental.
La localización estratégica de Atarfe en el Área Metropolitana de Granada fue determinante para fomentar un urbanismo a la medida de intereses corporativos y mafiosos, que asoló grandes extensiones de la Vega granadina y degradó de forma irreversible espacios paisajísticos de indudable interés medioambiental.
Miles de viviendas vacías, urbanizaciones y polígonos industriales a medio hacer, ciudades fantasma como Medina Elvira, ideada para 30.000 residentes, incrustada en un lugar de excepcional valor ecológico del río Cubillas, Los Llanos de Silva… Y como colofón, una deuda exorbitante de más de 70 millones de euros.
Atarfe se quedó sin “alma” y se convirtió en una sociedad desvertebrada, sin rumbo ni objetivos, a merced del monocultivo de la construcción
El estallido de la burbuja financiera e inmobiliaria puso al descubierto el saqueo al que fue sometido un municipio refundado sobre bases ilegales.
Frente a ello, fue necesario:
a) una profunda regeneración democrática como seña de identidad de los nuevos representantes públicos.
b) una nueva pedagogía social que facilitara la recomposición del sistema de derechos fundamentales, sociales y cívicos.
c) un esfuerzo programático, basado en la defensa de los servicios públicos y las prioridades sociales, condicionados por el pago forzoso de la descomunal deuda contraída por las corporaciones pasadas.
En términos generales es posible afirmar que el ámbito local, por su singularidad y su especificidad en la organización general del Estado, reúne las condiciones idóneas para desarrollar nuevas formas de democracia directa y participativa, acordes con las nuevas exigencias ciudadanas del mundo moderno.
De ahí que sea indispensable, ahora, cuestionar viejos hábitos y antiguas tradiciones incontestadas y debatir sin prejuicios los posibles modelos de gobierno municipal ante la urgencia de las próximas elecciones municipales.
En resumen, el dilema sería: 1) optar por la fórmula convencional de coalición de partidos de izquierda, con cuotas pactadas, para constituir gobiernos locales; o 2) construir herramientas emanadas del ejercicio de democracia directa, que expresen la voluntad de los ciudadanos, a título individual, sin mediación expresa de los partidos.
Parece evidente, que el éxito de la segunda opción en grandes ciudades, pero también en pequeños municipios como Atarfe, Peligros o La Zubia, en Granada, como alternativa a la primera, la supera ampliamente, y por una razón fundamental:
Responde mejor a las reclamaciones y aspiraciones de la gente a convertirse en sujetos colectivos activos sobre los asuntos que directamente le conciernen, que delegar a terceros la responsabilidad de gestionarlos en el ámbito local.
La fórmula de coalición de partidos de izquierda tiene a constreñir la iniciativa de los ciudadanos al transferir su soberanía a élites políticas
Y esto es así, puesto que la fórmula de coalición de partidos de izquierda, sobre todo en su versión actual (sea cual sea su denominación), tiende a constreñir la iniciativa de los ciudadanos al transferir su soberanía a élites políticas, que suelen reproducirse indefinidamente gracias al déficit democrático generalizado de sus organizaciones.
Quizá sea este uno de los principales retos del municipalismo del Siglo XXI: La expansión del sentido de lo público, de los derechos y de los controles democráticos, a través de formas inéditas concretas y directas de participación social.
Y por ello, es indispensable impulsar nuevas alianzas de progreso municipalistas, un nuevo consenso democrático con metas y objetivos en red, como la mejor respuesta a todo tipo de corporativismos y al ascenso de las derechas y el fascismo en los ámbitos locales.
Rosa Félix es la portavoz del gobierno municipal de Atarfe, teniente de alcalde y concejala de Urbanismo y Bienestar Social.