Carta abierta a Jomi y Shaday

Blog - Espectantes - Lucía Torres - Domingo, 31 de Mayo de 2015
'La máquina de la soledad', de Oligor y Microscopía.
 'La máquina de la soledad', de Oligor y Microscopía.
'La máquina de la soledad', de Oligor y Microscopía.

Oligor y Microscopia

C/ La Estación, 3 bloque  3 3ºC

31.500 Tudela (Navarra)

Granada, 27 de mayo de 2015

Ficha artística y técnica:

Vista el: 26 de mayo de 2015 en Teatro Alhambra.

Creación, realización e interpretación: Shaday Larios y Jomi Oligor.

Coproducción: Oligor y Microscopía, Iberescena y TNT 2014, con la colaboración de La máquina de teatro.

Queridos Jomi y Shaday,

Anoche estuve en el teatro viendo una coproducción de Oligor y Microscopia, Iberescena y TNT 2014, y no pude evitar acordarme de vosotros. ¡Cómo hubierais disfrutado de este “viaje íntimo para 46 espectadores”! De seguro, os habríais sentido reconocidos en alguna de sus historias, narradas con el más delicado tacto. El único posible con el que poder empujar los objetos en miniatura que componían la puesta en escena, donde una linterna podía ser un cañón de luz, donde los tantos detalles solo se podían apreciar metiéndoles el zoom de una cámara.

Ahora que estáis de otro lado del mundo, La máquina de la soledad me hizo sentiros cerca. A ustedes, y a las sensaciones que añoraba de mi infancia, de mis viajes, de la casa de los abuelos, del arte, de lugares a los que nunca fui y vidas que nunca experimenté. Me hizo sentir, en definitiva, así que lo mismo me da que los recuerdos no fueran del todo propios o del todo reales. Uno andaba todo el espectáculo devanándose la cabeza por separar la ficción de la realidad, por descubrir dónde acababa la creación y empezaban los hechos. La forma en que estas historias estaban entretejidas, y lo fino que hilaban sus narradores para pasar de una a otra o confundirlas contribuía a esa maravillosa confusión. Sin embargo,  a destiempo pienso: y qué si ellos solo eran actores cuya relación se desvanecía al cruzar el escenario, y qué si Elisa y Manuel nunca existieron o nunca se escribieron esas cartas que dan pie a esta obra. Incluso resultaría más magnífico aún que todas sus historias fueran imaginadas, porque sería maravilloso poder ir fabricándolas en la mente, e ir correspondiéndolas con pruebas físicas de objetos verosímiles con los que engañar al espectador.

En cualquier caso, y, sin que sirva de precedente, aquí la verdad no importa. La de las historias, digo, que eran fantásticas (en las dos acepciones del término) independientemente de su veracidad. Lo que realmente importaba era la verdad de lo que estaba ocurriendo durante ochenta minutos, y la verdad de los actores. La que lanzaba ella, con su mirada limpia y su dulce voz. Más narradora que actriz, cronista comprometida en su labor de acercar las palabras de quienes no pueden traerlas. Y él, con su gesto de obseso entrañable, su voz quebrada de embeleso, su rigor con la sugestión, equilibraba su realismo mágico con el realismo de su compañera. Te hubiera gustado él, Shaday; tal vez, al principio, su desmesura te habría provocado cierta grima. Te habría disgustado que interrumpiera la sesión para llamarle la atención a una chica con el móvil: “Tú tienes que estar a lo tuyo. No incomodes al resto. No los saques tan bruscamente de la historia”, le dirías. Pero pronto empatizarías con aquel que tanto se  entrega  a su pasión, y lo disfruta sin ocultarse.

Solo una última cosa: a mí sí que me parecía un final apoteósico el del cohete postal cubano surcando el cielo del teatro. Con él hubiera acabado, y con él finalizo esta misiva. Espero volver a veros pronto en los teatros, o en la historia de alguien que, como ahora yo, os cuente.

Afectuosamente,

Lucía.

 

 

Imagen de Lucía Torres
Lucía Torres es Licenciada en Periodismo y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Le gustan las Artes Escénicas y la Literatura desde que tiene conciencia (si es que eso existe, tal y como creemos conocerla), inquietudes que la han mantenido relacionada con estos ámbitos en su vida personal y profesional desde diversas facetas.
Ha trabajado como camarera, correctora editorial, cuidadora de discapacitados y periodista. Actualmente es profesora de Lengua Castellana y Literatura en ESO y Bachillerato.