Échate a temblar, llega el 5G

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 14 de Junio de 2019
Indegranada

Si tú eres de esos que cree que Internet no condiciona tu vida ni lo hará porque no lo permitirás, te aconsejo que sigas leyendo. Estamos entrando en el futuro, en esa época de control que vaticinaban visionarios como George Orwell en su famosa novela «1984», donde hablaba del Gran Hermano, o en «Un mundo feliz», de Aldous Huxley, en la que se programaba el futuro de cada neonato, y en todas las demás obras audiovisuales o escritas que han preconcebido una sociedad en la que la clase media acaba sometida y extorsionada por el poder en cada segundo de sus existencias.

Dentro de unos días llega el 5G, eso por lo que Donald Trump se ha peleado con los chinos, incitando a que sus compatriotas de Google abandonen su cooperación con empresas como Huawei, para evitar su ascenso en la escalada al liderazgo mundial en dicha tecnología

Algunos considerarán que exagero, probablemente aquellos que no tengan conciencia del grado al que estamos llegando con la omnipresencia de Internet en el mundo.

Cuando la Red global comenzó a asentarse en nuestras vidas llegó el primer debate por parte de quienes la controlaban: ¿cómo acercarla al gran público, a través de ordenadores o de telefonía móvil? Por sus características de accesibilidad en todo momento, manejabilidad y comodidad, los aparatos telefónicos vencieron por goleada. De esta forma, asistimos a un descenso del precio de los servicios móviles con el fin de abarcar a la sociedad en su conjunto.

Después, la tecnología 3G se transformó en 4G, es decir, más rapidez a la hora de trasmitir datos, más facilidad para ver vídeos y compartirlos hasta hacerlos virales.

Dentro de unos días llega el 5G, eso por lo que Donald Trump se ha peleado con los chinos, incitando a que sus compatriotas de Google abandonen su cooperación con empresas como Huawei, para evitar su ascenso en la escalada al liderazgo mundial en dicha tecnología.

Y uno, que solo utiliza el teléfono móvil para llamar y que le llamen y para sacar fotografías, se preguntaba a qué venía tanto jaleo con el 5G, en qué podría cambiar nuestros hábitos, nuestra forma de vida… Y entonces comencé a indagar para descubrir que a partir de ahora se podrán enviar vídeos sin almacenarlos primero, que será posible descargar películas en segundos a través de nuestro terminal, que los juegos en streaming tendrán una calidad de realidad virtual similar al de las mejores vídeo consolas, que no habrá problemas de ralentización en una aglomeración de gente. Hasta aquí, solo parecen avances destinados a aquellos que están pegados al teléfono todo el día, pero no es solo eso. La tecnología 5G abre las puertas al Internet de las cosas, es decir, que los diversos aparatos del hogar se podrán conectar sin que el hombre tenga que actuar e incluso los podrá controlar en tiempo real, algo similar  a lo que se producirá en las ciudades: el tráfico, la energía, los sistemas de riego… todo podrá ser dirigido a distancia, sin intervención humana.

Desde ahora las compañías tendrán a su disposición todos nuestros datos, sin límites, para poder utilizarlos como deseen, y por eso ambos países luchan por liderar el sector

¿Les sorprende? Pues, aún hay más. ¿Qué dirían si se subieran a un tranvía urbano, un autobús o un taxi sin conductor? La tecnología 5G está preparada para dar soporte al hecho de que los vehículos se conduzcan por control remoto con la tranquilidad de que si hay algún imprevisto será capaz de detenerse o avanzar de inmediato; la clave es la rapidez a la hora de la transmisión de gran cantidad de datos propiciada por el 5G. También será posible extraer del teléfono la imagen holográfica de tu madre, con la que estás hablando, para verla delante de ti, como si fuera un espíritu. Eso sin contar con las intervenciones quirúrgicas a distancia, los médicos personalizados, la reducción de personal en empresas mecánicas para ser sustituido por máquinas automatizadas.

Todo aparentemente destinado a mejorar y a facilitar nuestras vidas, solo gracias a una tecnología que ya está en el mercado y viene para quedarse. Entonces, ¿dónde está el pero? Que se lo pregunten a Marta Peirano, autora del libro «El enemigo conoce el sistema» de Ed. Debate, periodista y experta en redes sociales y en Internet. Según explica en una entrevista concedida al diario El Confidencial, la batalla entre EEUU y China por el 5G no es económica, porque los norteamericanos no pueden competir en precios; la clave es que la infraestructura tradicional de Internet estaba basada en protocolos diseñados en los 80 para impedir que las operadoras de telefonía pudieran controlar el tráfico de datos. Peirano señala que «el 5G deja pleno control de todo». ¿Qué quiere decir esto? Que desde ahora las compañías tendrán a su disposición todos nuestros datos, sin límites, para poder utilizarlos como deseen, y por eso ambos países luchan por liderar el sector.

Es como la zanahoria atada al palo y colocada delante del burro para que camine. La promesa que nunca llegará o solo para los más poderosos. ¿De verdad es todo eso tan necesario? ¿Comprometer nuestra libertad merece la pena a cambio de la promesa de un autobús sin conductor? 

En su libro, la autora defiende que esta infraestructura se crea para explotar la información particular de cada usuario anónimo, una red de vigilancia completa y vertiginosa que controlará uno por uno los pasos que demos cada uno de nosotros a lo largo del día. Si en este momento ya tenemos un Internet personalizado, que nos envía los anuncios en función de las páginas que visitamos, que guarda nuestro historial y que es capaz de conocer gustos, aficiones, trabajo, ocupaciones… A partir de ahora, el 5G permitirá condensar los datos de todos los usuarios para traficar con ellos, para venderlos a otras empresas que sabrán todo acerca de nosotros. Una enorme red de vigilancia mundial que se cernirá sobre todos sin que nos percatemos, esperando a que lleguen unos beneficios sociales que solo sucederán con cuentagotas y en los sectores más favorecidos.

Es como la zanahoria atada al palo y colocada delante del burro para que camine. La promesa que nunca llegará o solo para los más poderosos. ¿De verdad es todo eso tan necesario? ¿Comprometer nuestra libertad merece la pena a cambio de la promesa de un autobús sin conductor? ¿Y qué hacemos con esos chóferes que disfrutan guiando a un buen número de personas? ¿Les mandamos al paro? ¿Les ofrecemos la jubilación anticipada para que disfruten de su tiempo libre sin poder hacer aquello con lo que mejor se lo pasan? ¿No estamos caminando hacia un futuro que confunde la comodidad con la felicidad?

Seguro que no encontrarás muchos artículos que critiquen a la tecnología 5G, porque hay demasiados intereses sobre ella, demasiado en juego: el dominio de la población mundial supuestamente avanzada. Porque no hay mejor control que el que no es detectado por aquellos a quienes se vigila. Si eres de los que está ansioso por tener ese nuevo terminal con tecnología 5G, recuerda que el coste para ti no solo va a ser económico, también pagarás regalando toda la información sobre tu vida a las grandes compañías telefónicas.

 

 

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).