España, la pena negra nos amenaza

Blog - El Mirón - Juan Ferreras - Viernes, 15 de Noviembre de 2019
Fotografía de El Bananas, con el saludo militar que solía protagonizar.
Archivo Juan Ferreras
Fotografía de El Bananas, con el saludo militar que solía protagonizar.

Ninguna otra expresión como este verso de la canción de Ana Belén, "España camisa blanca de mi esperanza", define con tanto acierto el aciago panorama que ha sembrado en nuestros pueblos y ciudades la amenaza evidente de la extrema derecha, esa "pena negra" que el exceso de confianza, la falta de unidad de la izquierda y el voto cabreado de los conciudadanos han desvelado como la cruda realidad que atenaza a todos los demócratas.

No es sombra, ni el recuerdo de un mal sueño, ni la pesadilla de una mala noche que ha durado cuarenta años: Es la esencia y presencia de la carcundia fascista que no ha vuelto, porque nunca se fue, la que campea a sus anchas por las calles y plazas de nuestras ciudades. Sus proclamas integristas, insolidarias y totalitarias duelen como nunca en los oídos de los ciudadanos de bien y despiertan las amenazas, las agresiones y los insultos que, cuarenta años atrás, tuvimos que padecer quienes lo dimos todo para que estos impresentables de la negra España no impusieran su trasnochada ideología de la razón de la fuerza y del estrangulamiento del adversario.

Un manto negro, el mismo que durante mucho tiempo ha sido usado y abusado por la peor burguesía de nuestra tierra y, en concreto la de Granada, pasea en estas postreras fechas de la consulta electoral las estrofas del Cara al Sol, como en aquellos históricos años de lucha sin cuartel, cuando quienes creímos y creemos en la justicia, la libertad y la paz, exponíamos nuestra integridad física frente a tanto desaprensivo ultraderechista que acechaba por las esquinas de nuestras vidas.

Pareciera que con el nuevo escenario, cualquier día de estos nos correrán a 'cristazo' limpio, como hicieron en la Plaza Elvira los dirigentes y cachorros del fascio para enterrar la libertad de creación y representación de una obra de Els Comediants

Pareciera que con el nuevo escenario, cualquier día de estos nos correrán a "cristazo" limpio, como hicieron en la Plaza de Elvira los dirigentes y cachorros del fascio para enterrar la libertad de creación y representación de una obra de Els Comediants. O que ante el más elemental ejercicio de las libertades ciudadanas caerán cuantiosas sanciones y los guerrilleros de aquel Cristo que ellos se inventaron querrán "limpiar" los espacios urbanos de ciudadanos demócratas, entre impunes vivas a su única patria y a la muerte.

Y todo ello bajo la complicidad del silencio, de mirar para otro lado, que durante tantas décadas, desde la aniquilación de "El Defensor de Granada" con el fusilamiento de su director, Constantino Ruíz Carnero, mantuvo el diario de la Editorial Católica, cuya sagrada obligación en defensa de la libertad de expresión y, consiguientemente, de los deleznables hechos que conculcaron sucesivamente los derechos humanos, quedó muy alejada de una posición frontal y de combate como reivindicaban los ciudadanos. 

Es posible que mañana, estos nuevos novios de la muerte exhiban sus armas mortíferas frente a la sociedad que solo quiere vivir en paz y en libertad, dos valores que la extrema derecha sólo entiende tamizados por su caduco y retrógrado ideario. Quienes no han conocido las acciones de guerra de los padres de los noveles vástagos de la ultraderecha actual, tal vez crean algo exagerado este comentario, que como mero dato ilustrativo acompaña la fotografía de "El Bananas", un pobre fanático con las entendederas diezmadas que a golpe de saludo romano y militar frente a la sede de Falange, protagonizó durante muchos años los días amenazantes de la calle Reyes Católicos.

Pero aquello era una mera anécdota, lo serio y grave se fraguaba en las sedes y en los despachos de los herederos del régimen franquista, cuya semilla no ha quedado en barbecho. A la vista está, pero, por fortuna, parece que la cordura y la inteligencia de la izquierda abren las ventanas de nuestras vidas a una "España, camisa blanca de nuestra esperanza".

Imagen de Juan Ferreras

Imposible resumir a Juan Ferreras: ha trabajado en tantos medios, en tantos lugares, ha hecho tantas cosas. Y en todos ha dejado su impronta personal y profesional. Es el fotoperiodista: periodista, primero, y capturador de realidades, después. O a la inversa. Un lujo para todos los que han podido disfrutar de su trabajo y su tiempo. Un extraño guía espiritual, que siempre niega ser. Una referencia para todos en esta sociedad tan injusta y descarnada, aunque lo niegue. Puede que la palabra compromiso alguien la inventara para él. Por encima de ideologías, que la tiene muy clara, y tan clara, de partidos o de corrientes. Cuando otros, a estas alturas, repliegan banderas y compromisos, más alta la eleva. En este fotoblog nos regala imágenes de la vida. La vida real y cruda. La que muchos quisieran esconder y que trata de dignificar situándose detrás de esa cámara que ha retratado a reyes.