Campaña Inagra contenedor marrón.

'James Blake recupera la chispa'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 20 de Septiembre de 2023
James Blake – 'Playing Robots into Heaven'.
Portada de 'Playing Robots into Heaven', de James Blake.
Indegranada
Portada de 'Playing Robots into Heaven', de James Blake.

James Blake ocupa un lugar muy peculiar y privilegiado en la música actual. Se trata de un productor estrella que al mismo tiempo tiene millones de oyentes mensuales en solitario. Lo adoran los fans del R&B, del pop y del hip hop, así como sus compañeros músicos, y en general es difícil encontrar una mala palabra sobre él en la prensa. Su exquisita voz sin duda ha contribuido a su éxito, del mismo modo que lo ha hecho su versatilidad como artista: lo mismo se acerca al rap que versiona a Billie Eilish, lo mismo compone para la banda sonora de películas de moda que canta a dúo con Rosalía. Pero, de hecho, sus raíces artísticas están en la electrónica: sus primeros trabajos nacieron de la escena post-dubstep británica y destacaban por colorear con las tonalidades cálidas del R&B el gris y gélido mundo emocional que había descubierto gente como Burial. A lo largo de los años, sin embargo, su música en solitario se fue inclinando más hacia la balada con protagonismo del piano, culminando en sus dos últimos discos, el meramente correcto Assume Form (2019) y el aburrido y deslavazado Friends That Break Your Heart (2021), que para mí fue una importante decepción.

Por eso su retorno a la electrónica en su nuevo LP me parece todo un acierto

Por eso su retorno a la electrónica en su nuevo LP me parece todo un acierto. Ya vimos en el EP Before (2020) que introducir elementos de la música de baile le sienta como anillo al dedo a su estilo, dándole un dinamismo que a veces pierde en sus devaneos por el pop y el hip hop. Pero es que este Playing Robots into Heaven puede ser su mejor disco desde Overgrown (2013). Creado a partir de sus jugueteos con los sintes modulares y con una fuerte impronta del sonido future garage, el disco sigue, según Blake, la estructura sonora y emocional de una rave, empezando fuerte y guiándonos después en una suave bajada. Lo que mejor funciona en el disco es justamente ese potente inicio: las cuatro primeras pistas, “Asking to Break”, “Loading”, “Tell Me” y “Fall Back”, son una gozada, con ritmos sencillos pero adictivos, texturas de lo más interesantes y drops que conducen al puro éxtasis. Esta tétrada inicial tiene todo el nervio y la meticulosidad compositiva que la música de Blake parecía estar perdiendo, por lo que constituye la mejor demostración de que el británico aún tiene mucho que ofrecer.

No es la primera vez que el inglés lanza una canción que claramente necesita aún mucho trabajo antes de estar terminada, y le suele ocurrir con temas que van en esta misma línea de trap minimalista

A partir de ese momento, empiezan a intercalarse diversos tipos de experimentos que no siempre funcionan. “He's Been Wonderful”, por ejemplo, satura un poco al oyente con su cruce de samples, ritmos y sintetizadores; “Night Sky”, por su parte, no termina de montar una base coherente con sus elementos sonoros dispares. Estos temas contienen momentos de genialidad, pero también otros más bien desconcertantes que rompen el flujo de las composiciones. Más grave es el retorno a los errores del último disco en canciones como “If You Can Hear Me”, una balada al piano algo esquemática, y sobre todo “Big Hammer”, donde Blake parece conformarse con crear una base de trap de lo más simplona y ponerle unos sintes y efectos más bien molestos. Ni siquiera el sample de los legendarios Ragga Twins le sirve para salvar los muebles. No es la primera vez que el inglés lanza una canción que claramente necesita aún mucho trabajo antes de estar terminada, y le suele ocurrir con temas que van en esta misma línea de trap minimalista.

Esta necesidad de mantener la frescura y de hacer lo que a él le apetece en lugar de lo que se espera de él quizás le lleve a veces a componer música que solo funciona en su cabeza

Pero otros cortes sí que recuperan el nivel de los primeros compases del disco, y algunos de ellos quizás expliquen esa falta de minuciosidad que afecta a su música por momentos. Me estoy refiriendo a “Fire the Editor”, una preciosa canción en la que Blake se enfrenta a su “editor” interior: esa voz que le inhibe por miedo al fracaso y le lleva a no seguir sus propios instintos musicales. Ante este enemigo interior, el cantante se planta, confiado y hasta chulesco: “I'm not afraid/I've already failed so many times”; “And if I see him again/Best believe me/We'll be having words”. Esta necesidad de mantener la frescura y de hacer lo que a él le apetece en lugar de lo que se espera de él quizás le lleve a veces a componer música que solo funciona en su cabeza, pero también es la que lo conduce a genialidades como esta, donde las exquisitas melodías vocales se abrazan con los arepegios de sintetizador y con una percusión de trap que, en este contexto, sí que realza el conjunto. O a momentos tan efectivos y únicos como “I Want You to Know”, donde los sintes modulares, la base future garage, su voz y los samples vocales se entrelazan a la perfección de una manera que pocas personas podrían imitar.

El disco culmina con la canción titular, una composición ambient de belleza arrebatadora y algo escalofriante

El disco culmina con la canción titular, una composición ambient de belleza arrebatadora y algo escalofriante. Un final extraño, voluntariamente anticlimático, que quizás constituya el final perfecto para un disco que no busca la perfección. Playing Robots into Heaven es algo irregular, sí, pero esa es parte de la apuesta de Blake, y le sale mejor que la mayoría de sus proyectos más recientes. Esta vuelta a las raíces como forma de seguir avanzando en su carrera ha resultado ser todo un acierto. Aunque no aparecerá en muchas listas de mejores discos del año, creo que de hecho ha conseguido abrir caminos de cara al futuro que parecían estar cerrándose. En cualquier caso, como mínimo, “Fall Back” y “Tell Me” pasarán a formar parte de muchas playlists de electrónica eufórica y oscura.

Puntuación: 7.5/10

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com