rusowsky brilla como productor más que como compositor

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 30 de Julio de 2025
Portada de DAISY, de rusowsky.
Portada de DAISY, de rusowsky.

No me parece exagerado afirmar que la emergencia del colectivo Rusia-IDK ha sido el acontecimiento más interesante de la música urbana española en los últimos años. Hace casi dos años de la salida al mercado de SUPERNOVA (2023), el álbum debut de Ralphie Choo, uno de los miembros más destacados del colectivo. El disco llegó al número 1 en la lista de ventas y supuso la presentación en sociedad oficial de su ecléctica y elegante propuesta sonora. Los madrileños, con sus singulares combinaciones de sonidos donde caben por igual el R&B, la bossa nova, los ritmos latinos, el flamenco, los arreglos orquestales y los 808s, entre otras muchas cosas, han resultado ser los productores perfectos para esta era del pop post-Motomami. En un contexto donde la música española lleva cerca de una década obsesionada con explorar sus raíces para así poder mirar hacia delante, lo que hacen desde Rusia-IDK es algo más cosmopolita, coherente con los hábitos de escucha de una generación que creció con el streaming y su acceso ilimitado a toda la música de todas las épocas y todos los lugares.

No hay mejor prueba de la potencia de esta propuesta que la nómina de artistas que han buscado trabajar con ellos. Dellafuente contó con Choo y con rusowsky para producir y colaborar en su mejor disco hasta la fecha, Lágrimas pa otro día (2023)

No hay mejor prueba de la potencia de esta propuesta que la nómina de artistas que han buscado trabajar con ellos. Dellafuente contó con Choo y con rusowsky para producir y colaborar en su mejor disco hasta la fecha, Lágrimas pa otro día (2023). Tanto ellos dos como DRUMMIE tuvieron mano en el estupendo debut de la jerezana Judeline, Bodhiria (2024), uno de los discos esenciales de la música urbana española más reciente. Y la mismísima Rosalía colaboró el año pasado con Ralphie Choo en el para mí algo decepcionante single “Omega”. Después de participar en tantos proyectos de otros artistas, este mayo le ha tocado a rusowsky, el productor estrella del grupo, entregar su primer LP en solitario, DAISY. Los resultados comerciales han sido buenos: el disco llegó al top 10 de ventas en España, la canción “malibU” se ha convertido en un grower que no deja de subir en popularidad e incluso se ha producido ese bautismo de fuego contemporáneo, el concierto en Tiny Desk, que en el momento de escribir estas líneas llevaba más de 750.000 visualizaciones en menos de seis días.

No es difícil entender este éxito: las virtudes ya mencionadas brillan también en DAISY, especialmente en una primera mitad en la que los cambios de tono y las fusiones de sonidos llegan a ser mareantes

No es difícil entender este éxito: las virtudes ya mencionadas brillan también en DAISY, especialmente en una primera mitad en la que los cambios de tono y las fusiones de sonidos llegan a ser mareantes. Ya la intro, “KINKI FÍGARO”, pasa repentinamente de un pasaje luminoso de pop orquestal, todo piano y cuerdas, a componer un tapiz post-trap con diversos samples vocales y una potente percusión electrónica. Nada más terminar esto llegan los ritmos latinos de “Johnny Glamour”, con piano, sintes, flauta y un delicioso entramado de palmas, percusión orgánica y cajas de ritmos, todo ello coronado por un sample de nada menos que Las Ketchup. “SOPHIA” atrapa con sus sintes de ensueño, que suenan como una cítara alienígena, hasta que en el estribillo entra una potente caja de ritmos que le da aún más fuerza a la anhelante voz de rusowsky (“Lo que me encantaría poder pedirte un beso/Que estés conmigo ahora”). Después, Ralphie Choo hace su aparición en “BBY ROMEO”, una balada guiada por dos guitarras acústicas en diálogo, con otro gancho vocal pegajoso que parece flotar por encima de la música (“¿Esa niña qué es lo que tiene?/Porque mira cómo me tiene/No lo olvido nunca, nunca, nunca”).

A continuación, “pink + pink” (¿referencia a “Pink + White” de Frank Ocean?) vuelve a traer la música a un plano más físico, con una combinación de castañuelas, palmas y un bombo potentísimo q1ue sostiene la fantástica contribución vocal de Ravyn Lenae, que a ratos recita casi con dicción de rap y a ratos canta con voz aterciopelada. Por su parte, “ALTAGAMA” es más discreta y contenida: la recorren unos sintes flotantes, un bajo sintético pulsante y una discreta caja a contratiempo, además de unos breves samples vocales, todo ello mínimo, mientras rusowsky canta con la suavidad vaporosa de un cantautor de bedroom pop – y de hecho, en los compases finales, toda esa instrumentación desaparece y solo queda una guitarra brillante que lo acompaña en un último estribillo. Así pues, hasta este punto del tracklist la creatividad de los arreglos y la calidad de los ganchos vocales me tienen hipnotizado. Sin embargo, a partir de este momento, las sensaciones cambian.

De los siete cortes restantes, tres son baladas extremadamente minimalistas, sin percusión alguna, y además son las canciones más largas del álbum

De los siete cortes restantes, tres son baladas extremadamente minimalistas, sin percusión alguna, y además son las canciones más largas del álbum. Para mí, es aquí donde se evidencia que rusowsky no es, en realidad, un gran compositor: estas canciones me resultan de lo más planas y aburridas. Así, “4 Daisy” y “(ecco)” son tan pausadas que, aunque tienen cierto aura cuando empiezan, acaban perdiendo por completo su atractivo. Como composiciones, no van a ningún sitio, no adquieren fuerza, no progresan emocionalmente, sino que simplemente repiten una y otra vez las mismas melodías, que se vuelven menos efectivas por momentos. Tampoco ayuda que las letras estén en un Spanglish donde el inglés es bastante limitado (“Will be we sometime,/will be we sometime together?”). “project tu culo” es aún más fallida: quizás simplemente por aparecer después que las otras, no llega ni siquiera a generar la ilusión de que puede funcionar. Y “LIAR?”, con Kevin Abstract, aunque es más animada, no tiene nada de la magia de los primeros temas, sino que su superposición de texturas suena a pastiche. Para colmo, la voz de rusowsky aquí me parece algo ridícula, lo que me hace ver que, en realidad, sus interpretaciones solo me emocionan cuando canta en falsete.

Es verdad que no todo es malo en la segunda mitad del álbum: por un lado, está el curioso experimento de “sukkKK!!”, con La Zowi

Es verdad que no todo es malo en la segunda mitad del álbum: por un lado, está el curioso experimento de “sukkKK!!”, con La Zowi. Su agresiva interpretación vocal, junto al contundente uso del bajo sintético, me recuerdan a una de mis canciones favoritas de Motomami, “CUUUUuuuuuute”, y desde luego le da algo de ritmo a la última parte del tracklist. La despedida con “99%” recupera el dinamismo instrumental de los primeros cortes, además de contener una de las pocas letras que me parece que tienen chispa y cierta originalidad. Y la mencionada “malibU” merece el éxito que está teniendo: rusowsky juega a la perfección con su piano de merengue, su sorprendente acordeón sintético y su fantástica percusión latina, de modo que la canción no para de evolucionar de maneras interesantes y pegadizas. El problema es que, al escucharla, me doy cuenta de que esos primeros temas del álbum en realidad no terminan de estar tan bien estructurados. La brillantez de la producción atrapa, pero como canciones en sí mismas dejan un poco que desear, de modo que me gustan mientras suenan, pero no me dejan demasiada huella.

De tal modo que, a fin de cuentas, llego a una conclusión similar a la que saqué tras escuchar SUPERNOVA: estos chicos son unos magos del sonido, pero pocas de sus composiciones me parecen redondas, y no me terminan de convencer como cantantes ni como letristas. Con todo, es de agradecer que estén triunfando con una propuesta sonora tan cuidadosa y refinada, y desde luego su presencia en proyectos ajenos seguirá siendo, para mí, motivo de interés. Y además, como demuestran “malibU” o “GATA”, son perfectamente capaces de hacer hits totales, por lo que no es imposible que acaben haciendo un gran disco en el futuro. Tengo la sensación de que la era de Rusia-IDK apenas está empezando.

Puntuación: 6.7/10

Pincha aquí para escuchar el disco

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com