Cerca de cumplirse el 128 aniversario de los tremendos vientos que súbitamente dejaron su paso devastador en Granada

El ciclón que se llevó la plaza de toros y las crecidas del peligroso río Darro

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 2 de Julio de 2017
El escritor y periodista Gabriel Pozo Felguera dedica esta nueva entrega sobre pasajes de la historia de Granada desconocida o que se mantienen casi ocultas al ciclón que en 1889 causó destrucción en la capital. No dejes de leer este excepcional reportaje.
Plaza de toros destrozada. Así quedó la plaza de toros del Triunfo el 17 de agosto de 1889 tras el paso del ciclón. Todas las gradas del costado del lado Este las retorció y derrumbó hacia adentro. Al fondo se ve la muralla de la Cuesta Alhacaba y la zona del Carril de la Lona. Aparece la columna de la Virgen del Triunfo en su lugar primitivo, delante del cuartel de la Merced.
Foto de García Ayola.
Plaza de toros destrozada. Así quedó la plaza de toros del Triunfo el 17 de agosto de 1889 tras el paso del ciclón. Todas las gradas del costado del lado Este las retorció y derrumbó hacia adentro. Al fondo se ve la muralla de la Cuesta Alhacaba y la zona del Carril de la Lona. Aparece la columna de la Virgen del Triunfo en su lugar primitivo, delante del cuartel de la Merced.
  • Un enorme tornado destrozó los jardines de Granada, arrancó tejados y arruinó la flamante plaza de toros del Triunfo en el verano de 1889

  • En 1835, una crecida del Darro se llevó por delante la manzana de casas y la fuente monumental que separaba las plazas de Santa Ana y Nueva

  • El tajo de San Pedro ha duplicado su tamaño en los últimos cinco siglos, a razón de entre 78 y 185 milímetros anuales; hoy está a sólo 23 metros de la Alhambra

Siempre han venido del Este y casi siempre en veranos muy calurosos. Me refiero a las catástrofes naturales que se han llevado por delante instalaciones y monumentos históricos de Granada capital. Con este artículo quiero evocar el gran ciclón de 1889 que derrumbó la plaza de toros del Triunfo; las crecidas del Darro que agrandaron el tajo de San Pedro; y se llevaron por delante una manzana de casas y la fuente de Santa Ana.

El ojo de aquel terrible tornado había tardado menos de medio minuto en devastar tejados, árboles y la endeble plaza de toros del Triunfo. No dejó ni una sola gota de agua, solo vendaval

El sábado 17 de agosto de 1889 amaneció muy caluroso; una tormenta mañanera refrescó el ambiente. A eso de las 11,15 ya se había formado una especie de tolvanera en la ladera norte de Sierra Nevada, quizás en los llanos de Diezma, porque en Guadix no se vio nada. La gente de campo decía que vino de muy lejos, quizás de los desiertos almerienses o de los llanos de La Calahorra. Lo cierto es que a esa hora se formó un terrible ciclón o quizás un tornado de enorme ojo. Parece que se deslizó hacia Granada siguiendo la cuenca del río Darro, porque entró por el Sacromonte y la Alhambra.

Conocemos los detalles por las descripciones de la prensa de la época. La furia de sus vientos fue tan grande que tumbó o arrancó de cuajo un tercio del bosque de la Alhambra, (sin embargo, los palacios no sufrieron daño alguno); derribó tapias de cármenes y casas; cambió chimeneas de lugar; se llevó coches con sus caballos; rompió las cristaleras de media ciudad; arrancó árboles en todos los jardines; echó abajo cornisas a mansalva, incluso del Monasterio de San Jerónimo; rompió vidrieras en la Capilla Real; cristaleras en todas las balconadas... hasta que llegó a la zona del Triunfo.

Allí se topó con la plaza de toros. Estaba prácticamente recién construida (del año 1880). Tenía gradas de piedra sobre las que montaron estructuras de hierro y madera, mucha madera. Ya para 1885 habían tenido que remodelarla porque los días de tormenta se cimbraba su estructura. El ciclón acometió la plaza por su lateral Este; el resultado fue que todas las andanadas de ese lado las volcó hacia adentro; el lateral Oeste lo derribó hacia la explanada colindante, llegando a los edificios del Convento de Capuchinos. No quedó hierro sobre hierro ni tabla sobre tabla.



Reconstrucción. Fue desmontada la parte metálica y de madera. Los trabajos para reconstruir la plaza del Triunfo duraron menos de un año. Esta plaza perduró hasta 1960 en que fue suprimida; en su lugar se urbanizaron los jardines del Triunfo, adonde fue trasladado el monumento a la Inmaculada.

Los días siguientes se recibieron telegramas desde los pueblos contando los daños que había causado en los campos, pero ninguno comparable con los causados en edificios de la capital

El ojo de aquel terrible tornado había tardado menos de medio minuto en devastar tejados, árboles y la endeble plaza de toros del Triunfo. No dejó ni una sola gota de agua, solo vendaval. Se alejó en dirección a la Vega, derribando carros, arrastrando animales y causando daños en la zona de Gabias, Alhendín y comarca del Temple. Por ahí debió disolverse, ya que a la zona de la Costa malagueña no llegó.

Los días siguientes se recibieron telegramas desde los pueblos contando los daños que había causado en los campos, pero ninguno comparable con los causados en edificios de la capital. El Defensor de Granada dedicó dos páginas a contar con detalle los daños. Afortunadamente, no encontramos relatos de muertes entre los vecinos de la capital. La plaza de toros fue rehecha en menos de un año, achatada en su parte alta para evitar que se repitiera de nuevo.



La Chata, más chata. Panorámica del lado Este. Se ve la zona alta destrozada. Esta plaza era conocida como la Chata por haberle rebajado las andanadas altas en 1885, tan sólo cinco años después de su construcción. Todos los materiales cayeron hacia el albero.

Desprendimientos del Tajo de San Pedro

El río Darro ha supuesto históricamente uno de los mayares peligros para la ciudad de Granada. Y lo sigue siendo. La urbe está situada en el ángulo inferior del cono de la cuenca fluvial de un aprendiz de río. Hasta que, con una periodicidad de 30-40 años, el aprendiz se convierte el río de verdad y pone a temblar la ciudad. Son infinidad las referencias a inundaciones graves que ha protagonizado el Darro a lo largo de la historia. Se ha llevado puentes y ha roto el embovedado cuando le ha dado la gana.

El Darro baja muy encajonado desde la Sierra de Huétor. Ha ido horadando las laderas de tierra en las curvas contra las que impacta en su corta trayectoria. El cauce ha cortado varios tajos desde que existe. El más famoso de todos sus tajos es sin duda el de San Pedro, por estar situado frente a la iglesia del mismo nombre. Quizás este tajo existiera ya hace varios milenios, desde mucho antes de que los romanos decidieran levantar sus primeras defensas en lo que hoy llamamos Alhambra. Existen grabados del siglo XVI en los que se aprecia la Alhambra construida cerca del tajo.



Granada en 1564. Este grabado de Hoefnagle nos muestra una imagen bastante fiel de cómo era Granada en aquel año. Se ve todavía en pie el alminar de la mezquita de la Alhambra y una grúa para construir el Palacio de Carlos V, además de vestimentas de moriscos y la Catedral sin torre. Lo más importante para este artículo es el tajo de San Pedro, todavía de dimensiones “abarcables” y la muralla de la Alhambra que lo coronaba.

En el siglo XVI fueron reforzadas las defensas de la plataforma donde levantaron la iglesia de San Pedro. La consecuencia fue forzar al cauce del Darro para que estampe su furia contra la ladera contraria, es decir, el llamado tajo de San Pedro

En el siglo XVI fueron reforzadas las defensas de la plataforma donde levantaron la iglesia de San Pedro. La consecuencia fue forzar al cauce del Darro para que estampe su furia contra la ladera contraria, es decir, el llamado tajo de San Pedro. Entre las embestidas del río y los recalos de la acequia de Santa Ana que discurre por esa ladera, la consecuencia fue que el 5 de marzo de 1600 se provocó un enorme desprendimiento que taponó el río y sus aguas acabaron inundando las partes bajas del barrio de San Pedro y Plaza Nueva. En aquella ocasión, el tajo de San Pedro aumentó varios metros y se acercó peligrosamente a la Alcazaba alhambreña.

En la actualidad, el Instituto Andaluz del Patrimonio (IAPH) y el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) están muy pendientes del crecimiento de este tajo, por las fatales consecuencias que podría acarrear para la Alhambra si continúa creciendo al ritmo de los últimos siglos. Los especialistas han calculado que, desde la etapa nazarí, el tajo ha venido avanzando a una media de entre 78 y 185 milímetros/año. Es decir, que de no ponerle freno, a la Alcazaba no le quedarían muchos siglos de existencia. Hace ya muchos años que se construyó un muro de refuerzo en la parte baja para evitar la erosión del Darro; al tajo se le colocó un tipo de malla metálica adherida a la pared, de un color similar a la tierra. Este remedio parece que está dando resultado.

Hoy el tajo de San Pedro se ha estabilizado a unos 23 metros de la muralla y presenta una altura hasta su corona de 66 metros. Pero esta estabilidad está muy relacionada con las bruscas crecidas del Darro. Los últimos años apenas se han registrado riadas y la erosión ha sido pequeña. Los mayores peligros fueron (además del ya mencionado de 1600) el incendio registrado en la ladera, en 1524, que acabó hasta con las raíces de los árboles y aceleró la erosión; y la crecida de abril de 1701, que provocó desprendimientos y rompió el puente de la Gallinería.



Actual tajo de San Pedro. El desprendimiento se ha duplicado en los últimos 500 años, de manera que actualmente se encuentra a sólo 23 metros de la Alcazaba; es algo más del doble de ancho que en 1564. El avance medio anual ha estado entre 78 y 185 mm. Actualmente está sometido a un tratamiento de control con malla para evitar que siga avanzando.

Fuente monumental de Santa Ana

Las crecidas primaverales y las tormentas de verano del Darro causaron importantes daños en la tenerías y curtidurías de época islámica y han inundado los barrios cercanos, incluida la Catedral. Pero sin duda uno de los mayores desastres fue el causado por la riada de 1835 (28 de junio). La consecuencia más notable fue que se llevó un conjunto de casas y una enorme fuente monumental que separaban las plazas de Santa Ana y Plaza Nueva, hoy confundidas en un mismo espacio.

Conocemos la disposición de esa zona urbana por varios grabados del siglo XVIII, incluso por un dibujo realizado justo unas semanas antes de que ocurriera la catástrofe. El río Darro ya estaba embovedado desde muchos años atrás a su paso por Plaza Nueva. El hospital de Santa Ana acababa haciendo rincón con la fuente del mismo nombre, que estaba adosada a una manzana de casas que coincidentes con lo que hoy es la plaza de Santa Ana y el Pilar del Toro. La antigua placetilla de Santa Ana se limitaba a menos espacio de lo que hoy ocupa la verja de la iglesia.



Plataforma de Ambrosio de Vico. En esta ampliación se aprecia la separación que había entre la Plaza Nueva y la Plaza de Santa Ana, con viviendas y la fuente separándolas claramente. Esta plataforma fue dibujada en 1590 por Ambrosio de Vico (grabada por Heylan en 1612); es un excepcional documento gráfico puesto que todavía no se había producido el deslizamiento del Tajo de San Pedro, que el autor dibujó como una ladera arbolada.

La enorme crecida del río Darro, con sus troncos y arbustos, taponó el ojo del embovedado. La consecuencia fue que hizo saltar toda la manzana de casas que se hallaba encima, con la fuente incluida. Las aguas, el barro y las piedras saltaron hasta volver a encontrar su cauce en el tramo que después se llamó calle Méndez Núñez (actual Reyes Católicos).

La fuente era de tipo monumental como se puede apreciar en los grabados históricos.







Tres grabados de la fuente de Santa Ana. Arriba, grabado de Van der A. A. de Plaza Nueva (siglo XVIII), en que se ve al fondo la fuente monumental pegada a los edificios. A la izquierda, la Chancillería (con la torreta en una esquina);  la derecha, el Hospital de Santa Ana. En el medio, Plaza Nueva, siglo XVIII, grabada por Meunier. Personas, animales y carrozas las pintó empequeñecidas y da sensación de mayor amplitud de la que hay realmente. Detrás aparece la torre de la iglesia de Santa Ana. La campana de la Torre de la Vela, situada en una esquina. Este es el último grabado hecho a la fuente, justo unas semanas antes de desaparecer en 1835. Lo realizó el romántico Gerault de Prangey. Nótese que la torre de la Chancillería ya ha desaparecido de la esquina.