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UNA VIEJA POLÉMICA QUE SE REACTIVA

Las coces al caballo del Ayuntamiento

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 14 de Septiembre de 2025
¿Sabías que la escultura que luce en lo alto del Ayuntamiento de Granada no se llama 'El instante preciso' ni tampoco es obra de Guillermo Pérez Villalta? Esta es la historia de la estatua ecuestre por Gabriel Pozo Felguera, quien reconstruye en este magnífico artículo, con imágenes y pasajes desconocidos, el relato de lo que sucedió durante todo el proceso de la obra de Ramiro Megías, que recurre a los tribunales para serle reconocida su autoría, ante la negativa del gobierno municipal de hacerlo.
11 de enero de 2025, el escultor procede a restaurar el parche con el que destruyeron su firma.
FOTOS DE RAMIRO MEGÍAS/TRATAMIENTO GRÁFICO DE LUIS RUIZ
11 de enero de 2025, el escultor procede a restaurar el parche con el que destruyeron su firma.
  • Ramiro Megías ─su autor en solitario─ recurre a los tribunales tras haberle negado la paternidad durante dos décadas, borrarle su firma y añadir otra compartida

  • El alcalde Torres Hurtado amagó con recolocarlo en Puerta Real, pero acabó desistiendo tras haberlo prometido reiteradamente a sus partidarios

Ni el caballo del Ayuntamiento se llama El instante preciso ni su autor fue Guillermo Pérez Villalta. Una cantinela que se viene repitiendo desde hace 23 años en la mayoría de escritos y bocas, un error que tendrán que corregir los jueces próximamente. Ramiro Megías, su escultor, lleva soportando entuertos ─seguramente malintencionados─ más de dos décadas. La gota que colmó su paciencia fue comprobar que alguien había eliminado su firma de la grupa y añadido una placa con otra autoría compartida. Una parte ya está corregida, el Ayuntamiento le ha permitido ¡al fin! que vuelva a colocar su firma en el équido, pero todavía quedan otras cuestiones por solucionar. La falta de entendimiento con la alcaldesa lo ha abocado a inscribirlo en el Registro de la Propiedad Intelectual y se dispone a entablar pleito judicial. Por cierto, el caballo se mantiene sobre la cornisa del Consistorio porque el PP no cumplió su promesa de eliminarlo: el exalcalde Torres Hurtado pensó recolocarlo en Puerta Real, pero pronto se olvidó del tema.

El verdadero autor de la obra es Ramiro Megías, desde el hocico a la punta de la cola. En solitario y sin la colaboración de absolutamente nadie. Pero está más que harto de un cuarto de siglo de negarle la paternidad, de estar atribuyéndose su autoría a Guillermo Pérez Villalta, sobre todo por instancias oficiales municipales

La Escultura Ecuestre ─que así se llama realmente─ está integrada en el paisaje urbano casi veintitrés años más tarde de su instalación. A los granadinos ya no nos llama la atención; los turistas la fotografían con cierta frecuencia. A pesar de su abandono y suciedad. El tiempo acalló las polémicas iniciales. El animal baila alegre sobre sus bolas. El jinete tiene los ojos vendados ajeno lo que está ocurriendo a su alrededor. Pero la cuadra no está tranquila, el pesebre está muy revuelto y va camino de acabar en los tribunales. El verdadero autor de la obra es Ramiro Megías, desde el hocico a la punta de la cola. En solitario y sin la colaboración de absolutamente nadie. Pero está más que harto de un cuarto de siglo de negarle la paternidad, de estar atribuyéndose su autoría a Guillermo Pérez Villalta, sobre todo por instancias oficiales municipales. Dice el artista que lo ha soportado estoicamente durante muchos años, aunque con rabia contenida. Pero desde hace dos años el asunto se ha desbordado; comprobó por casualidad que su firma había sido raspada de la obra y añadida una placa atribuyendo su autoría al pintor del cuadro que lo inspira: “Me creó Guillermo Pérez Villalta y me hizo con Ramiro Megías. Granada 2002”.

Denunció el tema a la alcaldesa, Marifrán Carazo. Se le dio satisfacción parcialmente a la reposición de la firma en la grupa, pero desde hace dos años se le ha cuestionado que sea el padre absoluto de la criatura

Denunció el tema a la alcaldesa, Marifrán Carazo. Se le dio satisfacción parcialmente a la reposición de la firma en la grupa, pero desde hace dos años se le ha cuestionado que sea el padre absoluto de la criatura. Incluso el Ayuntamiento continúa manteniendo en documentos oficiales e internet que el monumento no es absolutamente suyo. Ni los políticos ni los servicios jurídicos del Ayuntamiento parecen querer dar solución al problema de una vez. Todo quedaría en tablas con sólo pedir disculpas y sin mayores consecuencias, además de rehacer textos. Pero la cerrazón municipal ha abocado al autor a recurrir a los tribunales para dejar claro el asunto para siempre. Con el añadido de que una sentencia judicial pudiera ir acompañada de responsabilidades de otro tipo.

Alguien con mucho mando en el Ayuntamiento cometió un delito, hace unos años, borrando la firma del autor y añadiendo otra

Alguien con mucho mando en el Ayuntamiento cometió un delito, hace unos años, borrando la firma del autor y añadiendo otra. No se sabe quién ni cuándo, pero se ha abierto una investigación para llegar hasta las últimas consecuencias. Para que las coces que está recibiendo Ramiro Megías desde hace dos décadas se repartan entre todos. Hay indicios de quién dio la orden, en qué fechas y quién la materializó. La investigación llegará hasta sus últimas consecuencias.

Una obra de prestigio para la Casa Consistorial

El origen de la polémica escultura se remonta a principios del año 2002. Gobernaba la ciudad un tripartito del PSOE, IU y PSA. Era alcalde el socialista José Moratalla. La concejalía de Relaciones Institucionales la ostentaba Asunción Jódar. A iniciativa de esta pintora y profesora de Bellas Artes y de su consejero Eduardo Quesada Dorador propusieron al gobierno local el remate de la fachada consistorial con una escultura. Por entonces se estaba acabando el remozado del edificio con el pretexto del V Centenario de la constitución del Concejo (nacido en 1500 por orden de los Reyes Católicos).

Resultaba que Asunción Jódar y Eduardo Quesada deseaban que la ciudad de Granada contara con una obra del artista gaditano Guillermo Pérez Villalta. Es indiscutible su valía; estaba muy encumbrado tras haber recibido el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1985

Resultaba que Asunción Jódar y Eduardo Quesada deseaban que la ciudad de Granada contara con una obra del artista gaditano Guillermo Pérez Villalta. Es indiscutible su valía; estaba muy encumbrado tras haber recibido el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1985. Podrían haber adquirido alguno de sus cuadros, joyas u obra gráfica. Pero resultaba evidente que luciría mejor una de sus pinturas reconvertida en magna escultura: eligieron una de sus versiones de un caballo con su caballero sobre ella. Concretamente El instante preciso. Se trata de una pintura de Pérez Villalta de 1991, inspirada a su vez en las esculturas clásicas de los condotieri italianos, algunos de ellos sobre bolas. Expresan la armonía y la felicidad plena.

Pintura al temple vinílico de Pérez Villalta (1991) en el que debieron inspirarse las obras presentadas a concurso.
Tres modelos de Condotieri italianos en los que probablemente se inspiró el pintor gaditano.

Pero el problema fue que Pérez Villalta no era escultor, capaz de modelar un équido y su jinete en bolas y sobre bolas. Se les ocurrió la idea de convocar un concurso para que un escultor diera forma tridimensional a la pintura del preciso instante

Pero el problema fue que Pérez Villalta no era escultor, capaz de modelar un équido y su jinete en bolas y sobre bolas. Se les ocurrió la idea de convocar un concurso para que un escultor diera forma tridimensional a la pintura del preciso instante. El único condicionante o servidumbre para los escultores interesados era que el resultado final estuviese basado en la pintura de Pérez Villalta, es decir, una figura de caballo sobre bolas, un jinete con una bola en la mano y un tanto retrasado en la montura.

Al concurso convocado por el Ayuntamiento se presentaron tres escultores. Entre ellos se encontraba Ramiro Megías. Por entonces todavía no tenía un gran renombre en el mundo de la estatuaria y deseaba quedarse con el encargo; le apetecía por aumentar currículo. Por eso tiró el precio al mínimo y se lo adjudicó por sólo 15.500 euros. El caballo, en principio, sería de tamaño natural, menos de 2,5 metros de altura total. Pero en el proceso, sus promotores decidieron agrandarlo para que no quedara ridículo sobre la cornisa del edificio: se aumentó su tamaño hasta 3,60 que, sumando las bolas de apoyo, se plantaba en los 4 metros de altura. Con esa relación se le percibiría a tamaño natural desde abajo. El presupuesto fue elevado a 21.300 euros (más IVA).

En el expediente municipal de adjudicación consta que se pagaron 22.850 euros a Pérez Villalta y 24.880,5 a la Fundición Trinidad Jiménez de Atarfe

La adjudicación fue hecha exclusivamente al escultor Ramiro Megías, para que dibujara y modelara según su idea. En el expediente municipal de adjudicación consta que se pagaron 22.850 euros a Pérez Villalta y 24.880,5 a la Fundición Trinidad Jiménez de Atarfe. No se sabe exactamente por qué motivo se pagó aquella cantidad a Pérez Villalta, si en concepto de derechos de autor por dejarse inspirar en su dibujo o porque, supuestamente, iba a ser el director de un equipo de trabajo.

Tres de los primeros bocetos, en barro, siguiendo el modelo de cola caída del dibujo y patas traseras paralelas, pero no le gustaron al escultor. En el último ya le añadió movilidad a las patas.
Dibujando el boceto al que ya añadió una gran cola para compensar volúmenes.

El escultor entendió que había que hacerlo más estético, natural, grácil y estilizado. A pesar de la imposible postura que sostiene el jinete sobre la montura. En suma, hacer un caballo creíble

Ramiro Megías elaboró varios bocetos diferentes de caballos, de unos 50 centímetros de alto. Pintó un estudio muy similar al dibujo original, con otras proporciones y la novedosa gran cola. Los últimos bocetos los hizo a partir de una reinterpretación suya, muy particular adaptada a tres dimensiones. Estos ya para fundirlos en bronce de pequeño tamaño. No secundó ni las proporciones ni muchos detalles del dibujo de 1991. “De haberlo hecho exactamente igual que su dibujo ─precisa Megías─ me hubiese salido un caballito de cartón para niños”. Un somero cotejo de la pintura y la escultura desvela a simple vista grandes diferencias: en crines, colas, estilismo del tronco del animal, la pata doblada más corta, la ausencia de una cuarta pata, etc. El escultor entendió que había que hacerlo más estético, natural, grácil y estilizado. A pesar de la imposible postura que sostiene el jinete sobre la montura. En suma, hacer un caballo creíble.

Todo el proceso de creación de la escultura lo hizo Ramiro Megías en la más absoluta soledad de su taller

Todo el proceso de creación de la escultura lo hizo Ramiro Megías en la más absoluta soledad de su taller. Tanto, que incluso las fotografías que iba haciendo del proceso se las disparaba él mismo con una cámara sobre trípode y temporizador. A su estudio no se presentó nadie a colaborar en el rediseño del dibujo, ni a dirigir equipo alguno ni a echar una mano. Todo se lo guisó y comió él solo en el tórrido verano del año 2002.

EL MODELADO PASO A PASO. Estructura metálica y rellena de bolsas de plástico para empezar la aplicación del barro…
Las figuras empiezan a tomar cuerpo…
Las figuras en bruto…
Ya están casi completos…
Detalle de la cola…
Modelo listo para sacar el molde…
Trabajadores de la fundición sacando moldes…
Detalle de moldes de las patas traseras…
Soldado de paños de bronce al salir de la colada de la fundición…
Montando las extremidades y las bolas en la fundición…
Insertando la barra de contrapeso para la enorme cola…
Y colocación de la cola antes de aplicar la pátina.
Y el único autor de toda la obra, destruyendo los moldes para que el caballo sea copia única.

En un par de ocasiones se desplazó el alcalde José Moratalla con algunos de sus concejales

En un par de ocasiones se desplazó el alcalde José Moratalla con algunos de sus concejales. Deseaban ver cómo evolucionaba el modelado del barro blanco. Dejaron constancia en dos ocasiones fotografiándose delante del modelado. En la última visita le dieron su aprobación y satisfacción por el resultado que se iba a fundir en metal.

El alcalde y los concejales promotores de la escultura, en sus dos visitas al taller del escultor para ver la evolución de su encargo.

En cuanto los concejales de la oposición conocieron la idea ya empezaron a lanzar mensajes levantiscos; buena parte de los granadinos no entendían la eliminación de la tradicional peineta con el reloj y su sustitución por caballo y caballero

Polémica ciudadana y error del escultor

Si retrocedemos a abril de 2002 ya atisbamos que había cierto runrún en Granada y polémica a la vista a cuenta del caballo que los políticos gobernantes pensaban colocar sobre el Ayuntamiento. En cuanto los concejales de la oposición conocieron la idea ya empezaron a lanzar mensajes levantiscos; buena parte de los granadinos no entendían la eliminación de la tradicional peineta con el reloj y su sustitución por caballo y caballero. Una temática que no tenía ninguna relación con la historia de Granada ni el estilo historicista del edificio. Hasta entonces, desde que se iniciaron las obras de la Casa Consistorial, siempre se dijo que se pretendía devolverle el aspecto que tenía desde 1858, cuando dejó de ser Convento del Carmen/cuartel y pasó a ser Ayuntamiento. A lo sumo, se le darían aires del proyecto de torreta y arco sobre la calle Mariana Pineda que ya ideó Gallego Burín en los años cuarenta. Pero de pronto surgió la idea del caballo en la mente de la concejala pintora y su entorno.

Modelo de Ayuntamiento de Gallego Burín, años cuarenta, que no se llegó a construir. Era obra del arquitecto Miguel Olmedo Collantes. Varias corporaciones se han inspirado en él para reformar el edificio, pero sin tomar una decisión definitiva. AHMGR

Los asesores de la concejala buscaron la manera de argumentar la idoneidad del caballo y la supuesta estrecha relación del autor del dibujo y su obra con Granada. Se imprimieron argumentos en este sentido, a todas luces cogidos con alfilere

A las quejas y oposición de parte de los ciudadanos no eran ajenos incluso muchos militantes socialistas. No entendían la necesidad del caballo impostado y de tensar políticamente la situación; sobre todo porque en mayo de 2003 habría elecciones municipales y ese desgaste era un riesgo añadido. La concejala Asunción Jódar tuvo que acudir a alguna agrupación local de su partido a dar explicaciones. Recibió apoyo explícito e incondicional del que era portavoz del equipo de gobierno, José Antonio Aparicio. No tenía la menor duda en seguir adelante con el proyecto, costase lo que costase en imagen para su gobierno y para su partido en las elecciones venideras.

Al poeta Antonio Carvajal se le pidió una frase para circunvalar la nueva esfera del reloj. Dice desde entonces: “Sé feliz gozando cada instante preciso”. Se montó una exposición muy completa sobre la obra de Pérez Villalta, para que los granadinos la conociéramos

Los asesores de la concejala buscaron la manera de argumentar la idoneidad del caballo y la supuesta estrecha relación del autor del dibujo y su obra con Granada. Se imprimieron argumentos en este sentido, a todas luces cogidos con alfileres; a algunos especialistas en Bellas Artes les causaban incluso hilaridad, por forzadas y artificiosas.

Se recurrió a la recogida masiva de firmas para apoyar el proyecto. Al poeta Antonio Carvajal se le pidió una frase para circunvalar la nueva esfera del reloj. Dice desde entonces: “Sé feliz gozando cada instante preciso”. Se montó una exposición muy completa sobre la obra de Pérez Villalta, para que los granadinos la conociéramos.

Libros y folletos publicados por el Ayuntamiento con motivo de la inauguración del monumento atribuyen falsamente la obra a Guillermo Pérez Villalta.

El primer “mosqueo” del escultor ya surgió por culpa de aquellas publicaciones; todas incidían en que era una obra de Guillermo Pérez Villalta o, a lo sumo, con la colaboración de Ramiro Megías

El Ayuntamiento echó la casa por la ventana con aquella apuesta. Prepararon un librito del proceso de elaboración del conjunto, con tirada de 5.000 ejemplares para repartir gratuitamente, más otros 20.000 folletos más pequeños. Todo con un coste declarado de 18.000 euros. El primer “mosqueo” del escultor ya surgió por culpa de aquellas publicaciones; todas incidían en que era una obra de Guillermo Pérez Villalta o, a lo sumo, con la colaboración de Ramiro Megías. Los amigos bromeaban llamándole “el negro” de Pérez Villalta. Bautizaron la escultura con el nombre del cuadro, El Instante Precio, no Escultura Ecuestre sin nombre como la llamaba él.

El escultor envió un texto a la concejala Jódar pidiendo que se lo publicaran para corregir esos errores de los folletos municipales. Pero no le hicieron ningún caso

El escultor envió un texto a la concejala Jódar pidiendo que se lo publicaran para corregir esos errores de los folletos municipales. Pero no le hicieron ningún caso. Ramiro calló, no quería convertirse en una mosca cojonera, pero sí dejar constancia: publicó un artículo en la revista ODA (número 3, junio de 2003) donde explicaba que esa obra era enteramente suya. A lo sumo, en algunos textos de origen municipal le reconocen como coautor, junto a Pérez Villalta.

Mientras el escultor remataba en solitario su obra, por el taller no apareció nadie a echar una mano. Solamente los de la fundición para sacar el molde final.

Boceto, de 50 centímetros, que lleva la firma de función de Ramiro, para su colección.
Boceto similar al anterior, con las iniciales G. P. V. grabadas en la grupa con la intención de regalarlo a Guillermo Pérez Villalta. Hoy está en propiedad del Ayuntamiento.

Por diversas circunstancias, el regalo que iba destinado al pintor gaditano acabó en el Ayuntamiento, en cuya propiedad continúa. Aquellas iniciales se encuentran en parte del origen de este malentendido

Ramiro Megías reconoce que quizá cometió el error de fundir dos bocetos iniciales como recuerdo, los de 50 centímetros. El primero era para él y le puso su firma de fundición. Pero el segundo Iba destinado a un regalo para Pérez Villalta. A éste le grabó sus iniciales con matrices de presión; le puso en la grupa del caballo las letras G. P. V. Por diversas circunstancias, el regalo que iba destinado al pintor gaditano acabó en el Ayuntamiento, en cuya propiedad continúa. Aquellas iniciales se encuentran en parte del origen de este malentendido.

El caballo y su influencia en las elecciones

Llegamos a los primeros días de diciembre de 2002. El escultor y la fundición recibían presiones desde el gobierno municipal para que se acabara pronto la obra y poder colocarla. Se aproximaban las elecciones y quizás no diera tiempo a dejarla colocada antes de que la ley electoral lo impidiera. Por añadidura, la polémica arreciaba en la calle, espoleada por la oposición política (PP). Los rumores adjudicaban al candidato popular (José Torres Hurtado) sus intenciones de descabalgar el caballo si ganaba la alcaldía. Sus concejales proclamaban que el mejor sitio para el caballo sería una cuadra.

La tensión se palpaba en la calle. Así es que el alcalde Moratalla decidió que el caballo fuese subido la madrugada del 13 de diciembre de 2002

La tensión se palpaba en la calle. Así es que el alcalde Moratalla decidió que el caballo fuese subido la madrugada del 13 de diciembre de 2002. La prensa local calificó el asunto como “nocturnidad y alevosía”. Corrieron ríos de tinta y horas de radio. Los granadinos no entendieron aquella oscura maniobra de hacerlo por la noche. El PSOE y los partidarios cerraron filas con la obra y la apoyaron sin aparentes fisuras. Incluso la alabaron en artículos de periódico.

Fue Ramiro Megías el que se encargó incluso de diseñar la plataforma de cuatro toneladas de hormigón para el soporte en la terraza consistorial

Fue Ramiro Megías el que se encargó incluso de diseñar la plataforma de cuatro toneladas de hormigón para el soporte en la terraza consistorial. Hizo el receptáculo sobre el que encajar en pocos minutos aquel inmenso peso en bronce y metal. El caballo está un poco inclinado hacia adentro en prevención de que un terremoto lo zarandee, parta las patas y lo haga caer. En este hipotético caso se quiere que caiga hacia adentro.

Madrugada del 13 de diciembre de 2002, el caballo es izado a su destino, terraza del Ayuntamiento.
Granada se desayunaba con la noticia de que había sido colocado por sorpresa durante la noche.
El autor delante de su obra a los pocos días de ser instalado en 2002. La única firma aparece en la grupa.

Debido a su complejidad tuvo que llevarla a una fundición de Antequera, pero el resultado fue demasiado pesado y la repitieron más liviana en Atarfe. Esta cola tiene un contrapeso/prolongación que se alarga internamente hasta el pecho del animal

La escultura llevaba dos firmas, de fundición: en la grupa derecha (la que no se ve desde la plaza) el nombre del escultor y la del fundidor dentro del casco delantero derecho. Es de los poquísimos casos en que el autor ha puesto la firma de la fundición. Habían finalizado algo más de ocho meses de duros trabajos: primero con los dibujos, varios bocetos, el soldado de la estructura metálica, el rellenado, el modelado en barro blanco, el sacado de moldes, las pruebas con las crines, la fundición, su montaje, etc. Pero, sobre todo, la apuesta arriesgada por una cola tan barroca y voluminosa. El escultor la planteó así para compensar la estética del animal y equilibrar pesos y volúmenes. Debido a su complejidad tuvo que llevarla a una fundición de Antequera, pero el resultado fue demasiado pesado y la repitieron más liviana en Atarfe. Esta cola tiene un contrapeso/prolongación que se alarga internamente hasta el pecho del animal.

Ramiro Megías y Pérez Villalta, en marzo de 2003, posan delante de la escultura cuando el gaditano vino a conocerla.

Resultaba evidente el gran embuste que desvela este artículo: ni Pérez Villalta hizo jamás bocetos ni dirigió ni se presentó al taller a ver el desarrollo de modelado. Conoció la obra tres meses más tarde, cuando vino a Granada a fotografiarse junto ella y al verdadero autor

La primavera de 2003 continuó caliente en torno al caballo del Ayuntamiento. De una parte, los que lo criticaban; de otra, los defensores. Fue así porque estábamos en campaña de elecciones municipales. Se sucedieron nuevos escritos y manifiestos de apoyo; y enfrente, amenazas veladas de derribarlo. Una de las más importantes manifestaciones de apoyo la escribió el todopoderoso concejal por entonces, José Antonio Aparicio López (Q.E.D.): el 19 de marzo sacó una loa encendida a Asunción Jódar que “recibió el encargo de buscar, idear y proponer la realización de una obra de arte que dejara testimonio institucional del 500 aniversario del Ayuntamiento”. Daba gracias también a su asesor Eduardo Quesada Dorador; gracias a Guillermo Pérez Villalta “premio nacional de Artes Plásticas que puso a nuestra disposición su obra pictórica El Instante Preciso para que sirviera, con sus bocetos posteriores, de desarrollo y con su dirección precisa para crear la magnífica escultura que lleva este mismo nombre”. También daba las gracias a Ramiro Megías “por su colaboración”.
 

Ni Pérez Villalta hizo jamás bocetos ni dirigió ni se presentó al taller a ver el desarrollo de modelado

Resultaba evidente el gran embuste que desvela este artículo: ni Pérez Villalta hizo jamás bocetos ni dirigió ni se presentó al taller a ver el desarrollo de modelado. Conoció la obra tres meses más tarde, cuando vino a Granada a fotografiarse junto ella y al verdadero autor.

El concejal de Cultura era Reynaldo F. Manzano. Fue el más cauto en aquella polémica. Opinaba que la escultura tenía un carácter reversible, no tenía por qué ser permanente si no gustaba a una mayoría de ciudadanos. Se podría desatornillar y llevárselo a otro sitio si no encajaba en el tejado.

Las elecciones de mayo de 2003 las ganó el Partido Popular con mayoría absoluta. La primera pregunta que formularon los periodistas para el alcalde perdedor, José Moratalla, era si consideraba que la polémica del caballo se había convertido en una coz

Las elecciones de mayo de 2003 las ganó el Partido Popular con mayoría absoluta. La primera pregunta que formularon los periodistas para el alcalde perdedor, José Moratalla, era si consideraba que la polémica del caballo se había convertido en una coz. En absoluto ─respondía─ descartaba la colocación del caballo/monumento como causa directa de su derrota electoral. ¿Y por qué la colocó de noche? Puntualizaba: “Si llegamos a avisar, habría habido problemas de orden público. Di la orden de que el caballo se colocara esa noche porque al día siguiente iba a haber una manifestación de protesta; quise que no protestaran contra el aire, sino contra el caballo mismo que ya estaría colocado. No fue un gesto de prepotencia. En absoluto”.

Es evidente que aquella polémica influyó en los resultados electorales

Es evidente que aquella polémica influyó en los resultados electorales. De Moratalla se comentaba por aquellos meses en los mentideros políticos que era víctima del manejo de algunos de sus concejales. El PSOE nacional se resignó, dejó hacer y apoyó a los promotores del proyecto caballo, pero sólo de puertas afuera. Los concejales Aparicio y Jódar fueron sentenciados a no repetir en la siguiente candidatura.

En cuanto al PP, que había alentado las protestas contra el caballo y prometido bajarlo cuando llegara al gobierno local, lo primero que hizo fue mirar para otro lado cuando estuvo en el poder

En cuanto al PP, que había alentado las protestas contra el caballo y prometido bajarlo cuando llegara al gobierno local, lo primero que hizo fue mirar para otro lado cuando estuvo en el poder. Desde el PP provincial se quiso desmontarlo y recolocarlo en otro espacio para cumplir con su promesa. No obstante, a los pocos días de las elecciones el alcalde in péctore ya no sostenía lo que decían él ni sus correligionarios semanas atrás: “El mejor sitio del caballo es una cuadra”. José Torres Hurtado se pronunció por crear una comisión, encargar un estudio para decidir si se quitaba o se dejaba: “No es algo que esté pensado de antemano”, precisó.

El flamante alcalde y varios de sus concejales llamaron al escultor Ramiro Megías (no a Pérez Villalta) y se dieron una vuelta por la ciudad a ver qué plaza podría albergar el caballo descabalgado

De todas formas, el flamante alcalde y varios de sus concejales llamaron al escultor Ramiro Megías (no a Pérez Villalta) y se dieron una vuelta por la ciudad a ver qué plaza podría albergar el caballo descabalgado. Siempre lugares céntricos y acordes con la calidad del resultado de la obra. Los espacios finalistas fueron la plaza Carlos Cano, en el barrio de San Matías, y Puerta Real. Esta propuesta fue la que más gustó al autor, si es que se empeñaban en desmontarlo, aunque prefería no tocar nada. Se barajó situarlo sobre un pedestal de unos cuatro metros en el parterre que antecede el edificio del antiguo Café Suizo. No era tampoco lugar demasiado adecuado, pero se consideraba mejor que llevarlo a una rotonda de carretera como propusieron algunos. Se concluyó en recolocarlo en la terraza del Suizo.

Fotomontaje de cómo hubiese quedado el caballo en Puerta Real de haberlo descabalgado del Ayuntamiento cuando gobernaba el PP en el año 2003.

Respecto a la fachada del Ayuntamiento, la idea del PP era retomar el proyecto de Olmedo Collantes y Gallego Burín: colocar unos pináculos al estilo Real Chancillería (No se quería llegar a utilizar todo el dibujo, abrir una logia y levantar la torreta sobre el edificio Bernina). Pero sí se barajó la idea de colocar una fuente monumental en mitad de la Plaza del Carmen; de forma ovalada, en bronce, al estilo de la Piazza Nabona de Roma. Que, por supuesto, sería encargada al autor del caballo. Este incluso esbozó un dibujo a vuelapluma.

Pero otros asuntos eran más urgentes para la ciudad y el traslado del caballo quedó relegado para siempre. Las obras en el Ayuntamiento se dieron por acabadas y la fuente quedó para un ulterior mandato, cuando Sebastián Pérez fuese alcalde

Pero otros asuntos eran más urgentes para la ciudad y el traslado del caballo quedó relegado para siempre. Las obras en el Ayuntamiento se dieron por acabadas y la fuente quedó para un ulterior mandato, cuando Sebastián Pérez fuese alcalde.

En el año 2010 se barajó tímidamente la posibilidad de desmontarlo. Sólo quedó recogido en prensa. Fue durante una reforma más del Ayuntamiento. El entonces concejal de Cultura y Patrimonio, Juan García Montero, dijo: "Es una obra genial de un artista genial”. Pero ello no obstaba para trasladarla a otro sitio "emblemático" de la ciudad. En el proyecto de reforma del Consistorio se fijaba una redecoración "con elementos muy granadinos".

La malafollá granaína no podía dejar pasar la ocasión para extraer una sonrisa al tema. Los chistes en torno al caballo proliferaron por aquellas semanas

Humor en torno al caballo

La malafollá granaína no podía dejar pasar la ocasión para extraer una sonrisa al tema. Los chistes en torno al caballo proliferaron por aquellas semanas. Era evidente que el asunto centró la campaña electoral de las municipales. El responsable de estrategia del PP, Sebastián Pérez, apuntó toda su artillería al caballo. Y al PSOE es innegable que le pasó factura.

Como la campaña coincidió con la preparación del Corpus, era también previsible que el caballo tendría mucha presencia en las quintillas presentadas a concurso. Fueron mayoría las que versificaban al équido. La estrofa ganadora de aquel año; decía así:

Tres cosas tiene Granada

Que no tiene Nueva York

La movida incontrolada,

El caballo en su bolada

Y el burro del aguador.

Pero sin duda, una vez más y van muchas, fue el poeta Pepe Ladrón de Guevara ─el quintillero mayor del reino─ quien dio en el centro de la diana con su quintilla:

En el instante preciso

Subió el caballo al tejado

Y al alcalde que lo hizo

Lo echaron del paraíso

En el instante apropiado.

También hubo una anécdota muy graciosa a cuenta del caballo protagonizada por el exalcalde Gabriel Díaz Berbel, durante la representación de la obra 'La venganza de Don Mendo'

También hubo una anécdota muy graciosa a cuenta del caballo protagonizada por el exalcalde Gabriel Díaz Berbel, durante la representación de la obra La venganza de Don Mendo. Fue una función benéfica en el Teatro Isabel la Católica con participación de políticos, empresarios y periodistas como actores. Díaz Berbel hacía el papel de rey Alfonso. En una de sus disputas se batía el acero con el alcalde José Moratalla (Don Nuño). El popular era un hombre bastante guasón y se le ocurrió meter una morcilla en el diálogo de la pelea a espada entre ambos. Dijo: “Por eso en aqueste momento os mato aquí mesmo, por subir el caballo encima del Ayuntamiento”. Aquella improvisación provocó carcajadas en el teatro. La representación fue grabada por Alhambra TV. Pero la desaparición de esta emisora ha hecho que aquel vídeo esté en paradero desconocido.

El resultado de la obra con participación de políticos también fue objeto de humor en las carocas premiadas por Corpus:

De todos es conocido

Y todos lo andan diciendo

Que el hecho más conseguido

Por nuestro alcalde haya sido

La venganza de Don Mendo.

Sorpresa de la firma eliminada

Hace años que en círculos artísticos un escultor iba diciendo que esa estatua tenía la firma borrada. Ramiro Megías no prestó mucha credibilidad. Dejó pasar el asunto. Hasta que el 25 de agosto de 2023 fue invitado por un periodista a subir juntos a la terraza del Ayuntamiento a hacerle unas fotos junto a su obra para un reportaje.

Casi le dio un soponcio al comprobar que su firma había sido borrada de la grupa derecha del caballo, de una manera un tanto burda, pero evidentemente un trabajo practicado por alguien del oficio

Casi le dio un soponcio al comprobar que su firma había sido borrada de la grupa derecha del caballo, de una manera un tanto burda, pero evidentemente un trabajo practicado por alguien del oficio, supo cómo hacerlo. Y en la rienda derecha le había sido soldada una plaquita, con letras de presión, con el siguiente texto: “ME CREO GUILLERO PEREZ VILLALTA Y ME HIZO CON RAMIRO MEGIAS. GRANADA 2002”.

Así estaba el parche donde antes se hallaba la firma del escultor.

Corrió a la Alcaldía a denunciar el delito y pedir explicaciones. Estaba de alcalde en funciones Vito Epíscopo. No tenía ni idea de lo que le estaba contando. Pero al rato le llamó la alcaldesa. Le prometió que se informaría y le buscarían una solución

Ya no hubo reportaje de prensa. Corrió a la Alcaldía a denunciar el delito y pedir explicaciones. Estaba de alcalde en funciones Vito Epíscopo. No tenía ni idea de lo que le estaba contando. Pero al rato le llamó la alcaldesa. Le prometió que se informaría y le buscarían una solución.

Ahí no habían acabado las coces en la cara del escultor. En su entrevista con la alcaldesa, ésta le cuestionó la autoría. Se basaba en informes municipales en los que no constaba que sea el autor. Le exigieron que demostrara que el caballo tuvo firma alguna vez. Ramiro Megías tuvo que desempolvar su colección de fotografías para demostrar que era suya, que se la encargó y pagó el Ayuntamiento y que vino firmada de la fundición. El concejal de Cultura y Patrimonio, Juan Ramón Ferreira, prometió abrir una investigación sobre cómo y quién había cometido tal fechoría; hace ya más de un año de todo esto y no se ha vuelto a saber más del asunto.

Al menos, el Ayuntamiento acabó reconociendo que, efectivamente, el caballo lo había hecho Ramiro Megías y le autorizaron a subir a la terraza a reponer su rúbrica (11 de enero de 2025)

Al menos, el Ayuntamiento acabó reconociendo que, efectivamente, el caballo lo había hecho Ramiro Megías y le autorizaron a subir a la terraza a reponer su rúbrica (11 de enero de 2025). Detectó que quien o quienes la borraron se tomaron mucho empeño; habían soldado encima con cobre y amolado después para dejar lisa la superficie. Aunque estaba bien disimulado, la distinta pátina y el óxido del tiempo habían dejado su huella. Él tuvo que cortar toda la superficie y fundir el trozo de nuevo con el mismo material; en esta ocasión hizo la firma más grande y añadió el año. Lo soldó todo y lo dejó aparentemente como estuvo en origen.

El mero permiso del Ayuntamiento para restaurar la firma es entendido por el abogado del escultor como prueba de que reconocen su autoría

En cuanto a la plaquita adosada a la rienda derecha con la autoría compartida, no se le autorizó su eliminación. Ahí sigue colocada y objeto del proceso judicial que echará a andar dentro de unos días. El mero permiso del Ayuntamiento para restaurar la firma es entendido por el abogado del escultor como prueba de que reconocen su autoría. Como único padre del monumento. Insistirá en eliminar la placa del ronzal y restituir la autoría del verdadero padre del caballo. Eso implicará la rectificación de webs, eliminación de libros y folletos de archivos y publicación de los mismos con los textos rectificados.

Todo eso lo ha comunicado al Ayuntamiento para no tener que embarcarse en un farragoso juicio y sin coste para ninguna de las partes. Sólo por mutuo acuerdo. Pero el Ayuntamiento no quiere saber nada del asunto y prefiere que sea un tribunal el que se lo ordene

El proceso ha aconsejado que Ramiro Megías inscriba su obra en el Registro de la Propiedad Intelectual de Andalucía (ya lo tiene con el número 261/2025, del pasado 21 de abril). Es el único autor y propietario de manera oficial. Todo eso lo ha comunicado al Ayuntamiento para no tener que embarcarse en un farragoso juicio y sin coste para ninguna de las partes. Sólo por mutuo acuerdo. Pero el Ayuntamiento no quiere saber nada del asunto y prefiere que sea un tribunal el que se lo ordene. Con el consiguiente coste para los ciudadanos y sin aprovecharlo en sentido contrario, es decir, hacer gala de transparencia. Se temen que estén ocultando algo turbio o al culpable del delito.

Esta actitud de oscurantismo y negatividad por parte del gobierno local está permitiendo que afloren rumores sobre autorías y consecuencias. Las primeras investigaciones que se tienen ya muestran que el borrado de la firma ocurrió durante los últimos años del mandato de José Torres Hurtado

Esta actitud de oscurantismo y negatividad por parte del gobierno local está permitiendo que afloren rumores sobre autorías y consecuencias. Las primeras investigaciones que se tienen ya muestran que el borrado de la firma ocurrió durante los últimos años del mandato de José Torres Hurtado. Trabajadores municipales han informado que a esa terraza no puede acceder cualquiera, ya que tiene dos puertas blindadas y las llaves están bajo control del regente de la Casa Consistorial. La responsabilidad de ese patrimonio está adjudicado a una concejalía en concreto. Informaciones recabadas entre varios concejales del penúltimo equipo de gobierno de Torres Hurtado han desvelado incluso el nombre de un compañero suyo de la junta de gobierno que dio la supuesta orden del borrado de la firma. Incluso también el del especialista que hizo el trabajo (hoy ya fallecido).

En el juicio que se avecina, el escultor va a solicitar que preste declaración Guillermo Pérez Villalta y que la Academia de Bellas Artes de Granada presente un informe al respecto.

Empieza el proceso de reposición de la firma. Se le echó la noche encima cuando soldaba la pieza…
Parte que hubo que cortar a la escultura para reparar el parche provocado por el borrado de la firma original.
Posando delante de la firma repuesta…
Detalle del lugar donde figura su firma…
Comparación de la firma original y la añadida este año.
En el ronzal todavía queda la placa chapucera, añadida por alguien en fecha desconocida.
El caballo hace unos días, cubierto de roña.

El PP encumbró a Ramiro Megías

La cornisa del Ayuntamiento no es el lugar más adecuado para contemplar esta fabulosa escultura. Se la ve desde mucha distancia y no se la puede valorar en todos sus detalles. Al menos, ha contribuido a aumentar el valor arquitectónico de la Casa Consistorial y a que los turistas miren hacia arriba y hagan fotos. Aunque estaría mucho mejor en el centro de una plaza y sobre un pedestal de cuatro o cinco metros.

A su autor le supuso un importante espaldarazo para consolidar su carrera como escultor de primera línea. Ya tenía bastante obra hace un cuarto de siglo, pero a partir de entonces su carrera se vio relanzada

A su autor le supuso un importante espaldarazo para consolidar su carrera como escultor de primera línea. Ya tenía bastante obra hace un cuarto de siglo, pero a partir de entonces su carrera se vio relanzada. Fundamentalmente por encargos del propio Ayuntamiento de la capital.

Ramiro Megías tiene el busto-mural de Alonso Cano dentro de la Catedral de Granada; la Fuente de las Granadas en el Salón; los Viajeros en el Violón; las figuras de Manuel de Falla y Frascuelo en el Bulevar de la Constitución; el Juan Pablo II en el patio de la Escuela de Magisterio. En su web se puede ver el resto de su obra repartida por otras localidades.

Esbozo de la fuente de bronce que se pensó para la Plaza del Carmen.
Océanos en los que se empezó a trabajar para la entrada al museo de CajaGranada.

Entre los muchos proyectos frustrados de su cartera hay dos que destacan: la fuente no nata de la Plaza del Carmen y los Océanos del Museo CajaGranada. El primero estaba planificado iniciarlo en el mandato en el que Sebastián Pérez iba a ser alcalde de la ciudad (2019); pero la frustración del gobierno compartido y fallido con Ciudadanos también dio al traste con esta idea.

Entre los muchos proyectos frustrados de su cartera hay dos que destacan: la fuente no nata de la Plaza del Carmen y los Océanos del Museo CajaGranada. El primero estaba planificado iniciarlo en el mandato en el que Sebastián Pérez iba a ser alcalde de la ciudad (2019); pero la frustración del gobierno compartido y fallido con Ciudadanos también dio al traste con esta idea. Se quería devolver a la plaza la fuente que tuvo hasta principios del siglo XX, originaria del claustro del convento del Carmen que hubo allí.

El proyecto Océanos estaba más avanzado en el año 2008. Se trataba de dos enormes figuras humanas que representaban al Atlántico y al Mediterráneo. Irían en el patio del Museo CajaGranada. Pero cuando estaban negociando los contratos sobrevino la crisis hipotecaria de Lehman Brother, la Caja sufrió severas pérdidas y las esculturas quedaron sólo en papel. Por cierto, mañana se cumplirán 17 años de aquel descalabro financiero y el desecho de los Océanos.

El tratamiento y mejora gráfica de las fotografías es obra de Luis Ruiz Rodríguez. La mayoría de imágenes pertenecen al archivo de Ramiro Megías.