MEDIO SIGLO DE UN DESAGUISADO SIN RESOLVER

El verano que el Banco de Granada destrozó las vistas de la Catedral

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 18 de Julio de 2021
Este no es solo un monumental reportaje fruto de las investigaciones de Gabriel Pozo Felguera, es también una denuncia de un adefesio que lleva ya cincuenta años sin ser resuelto y que abrió la puerta a otros mamotretos que afean Granada. No te pierdas este excepcional reportaje que desvela con todo detalle y sin censuras uno de los asuntos turbios de la ciudad, en el que el autor, además, desmonta la atribución a Diego Velázquez de un dibujo que tiene mucho que ver con esta historia.
Vista de cómo el edificio tapa la Catedral, desde prácticamente el mismo punto donde fue dibujado el paisaje en el siglo XVII.
G.P.F.
Vista de cómo el edificio tapa la Catedral, desde prácticamente el mismo punto donde fue dibujado el paisaje en el siglo XVII.
  • El arquitecto García de Paredes pidió a los propietarios que derribaran dos plantas cuando fue consciente del daño paisajístico que habían causado

  • Villar Yebra fue apartado de IDEAL por denunciar que la obra destruía el paisaje pintado, supuestamente, por Diego Velázquez en 1648

Hace medio siglo que deberían haber derribado al menos tres plantas del Banco de Granada de la Gran Vía. Y ahí sigue el mojón. Destrozando las vistas de la Catedral de Granada desde el Albayzín. Aunque todavía se está a tiempo de solucionar el desaguisado. El detonante de aquella polémica –ruidosa en los despachos y anodina en la calle– lo protagonizó el pintor y erudito Enrique Villar Yebra. Enfrentó a los poderes económicos locales, al arquitecto municipal, al alcalde que lo permitió  y al periódico IDEAL. Al final, el único que demostró su entereza, su insobornabilidad y su amor por Granada fue el pintor denunciante. Todos los demás jugaron papeles más que cuestionables. El adefesio de edificio sirvió para abrir la espita y le siguieran otros nueve mamotretos que acabaron por destrozar la primitiva traza de la Avenida del Azúcar.

El Banco de Granada surgió en la década de los años sesenta como institución financiera industrial. En ella se concentraron los principales apellidos y capitales provinciales, y de Andalucía. Entre sus promotores se encontraban herederos de la antigua Banca Rodríguez-Acosta, a pesar de que ni el Banco de España ni el Central (comprador de la Banca R.-A.) lo vieron con buenos ojos, precisamente porque en el contrato de absorción había un capítulo de incompatibilidades sucesorias.

En junio de 1969, cuando se vio que el Banco de Granada estaba asentado como uno de los principales bancos regionales, su consejo de administración entendió que necesitaba un edificio principal de prestigio en Granada, donde tenía la sede social. Sus principales accionistas, los hermanos Rodríguez-Acosta, aportaron el bloque número 16 de la Gran Vía, en cuyos bajos estaban situados los famosos almacenes El Águila

En muy pocos años, el Banco de Granada creció como la espuma, tanto en su carácter industrial como banca tradicional que venía a recoger depósitos y clientes de la recordada Banca R.-A. Y ligado al prestigioso Banco de Granada apareció la figura de un arquitecto llamado José María García de Paredes; había hecho ya bastantes obras de prestigio en Granada. Este arquitecto fue el encargado de construir varios edificios para el Banco de Granada repartidos por toda España.

En junio de 1969, cuando se vio que el Banco de Granada estaba asentado como uno de los principales bancos regionales, su consejo de administración entendió que necesitaba un edificio principal de prestigio en Granada, donde tenía la sede social. Sus principales accionistas, los hermanos Rodríguez-Acosta, aportaron el bloque número 16 de la Gran Vía, en cuyos bajos estaban situados los famosos almacenes El Águila. Se trataba de un edificio construido a principios del siglo XX, de líneas eclécticas y toques modernistas. Muy similar a su gemelo del número 14, también obra del arquitecto Juan Montserrat Vergés y propiedad de la misma familia.

En el borde derecho aparece la esquina achaflanada donde estuvo la puerta de almacenes El Águila (actual Caixabank), hasta 1969. El edificio central era la iglesia del Ángel Custodio, posterior Banco de España y actual Fiscalía del TSJA.

Corrían los tiempos del desarrollismo: a nadie extrañaba que se derribaran palacetes nazaríes o renacentistas y sus restos se vendieran a trozos; se estaban levantando enormes bloques en la zona del Camino de Ronda y periferia. No existía una conciencia de protección del patrimonio histórico y cultural. Todo se hacía con la desidia ciudadana y al amparo de una normativa urbanística municipal tan laxa como interpretable e inoperante. Sobre todo, los encargados de aplicarla se la pasaban por la entrepierna. La normativa vigente en el momento era el Plan de Alineaciones de 1951 (de Miguel Olmedo Collantes) y un Proyecto de Ordenación de la Ciudad (1952), que no pasó de ahí. Había casos, como el de la Acera del Salón, donde se establecieron tres alturas, pero los edificios se levantaban con siete pisos sobre rasante. En la Gran Vía, la altura máxima permitida en cornisa era de 17,5 metros.

Ese enorme incremento de volumen edificatorio suponía multiplicar por cinco veces la edificabilidad original del solar de 267 metros cuadrados. El proyecto de García de Paredes tiene nada menos que 6.956 metros cuadrados construidos sobre esa relativamente pequeña planta

Por eso, a nadie llamó la atención que el Banco de Granada, a través de su Inmobiliaria Granadaban S. A. solicitase licencia de obras para demoler el edificio número 16 de Gran Vía y sustituirlo por otro moderno de 4 sótanos y 9 plantas sobre la rasante de la calle. Ese enorme incremento de volumen edificatorio suponía multiplicar por cinco veces la edificabilidad original del solar de 267 metros cuadrados. El proyecto de García de Paredes tiene nada menos que 6.956 metros cuadrados construidos sobre esa relativamente pequeña planta.

El arquitecto explicaba claramente que las dos plantas superiores irían destinadas a oficinas de alquiler a otras empresas no bancarias.

De la memoria del proyecto extraña el modo en que se hinchó la superficie del solar (hasta 550 metros) y se justificó subir la rasante de la cornisa a la calle hasta los 24,50 metros. Que en la parte retranqueada supondrían una planta y media más. El presupuesto total firmado por el arquitecto y el gerente de Granadaban S. A. (Ernesto García-Trevijano Turatti ) fue de 34,6 millones de pesetas. No obstante, la Delegación provincial del Ministerio de la Vivienda debió ver algo extraño y solicitó (1 de septiembre de 1969) estudiar a fondo el proyecto; acabó preguntando al alcalde si aquel proyecto de edificio cumplía las normas del Plan General de Ordenación Urbana. Finalmente, una semana después, la comisión municipal de urbanismo, con el arquitecto municipal al frente (Miguel Olmedo Collantes) concedió licencia de construcción.

Se dio la anécdota de que al perforar los anclajes para asegurarlo al terreno, la perforadora se metió en las cajas fuertes del sótano del Banco de España. Se armó un revuelo policial al pensar que se trataba de unos butroneros

El proyecto pasó su tramitación administrativa con todos los parabienes del Ayuntamiento. Las obras se desarrollaron entre 1970 y mediados de 1971. Fue el primer sótano de Granada en el que construyeron muro-pantalla para contener las humedades del Darro Turbio que discurría por la calle de la Cárcel. Se dio la anécdota de que al perforar los anclajes para asegurarlo al terreno, la perforadora se metió en las cajas fuertes del sótano del Banco de España. Se armó un revuelo policial al pensar que se trataba de unos butroneros.

Denuncia, polémica y cese

El cargo de consejero provincial de Bellas Artes era por entonces de tipo simbólico, sin poder ejecutivo, una especie de asesor del Gobierno Civil. Lo ostentaba el catedrático José Manuel Pita Andrade (1922-2009). No debió percatarse hasta el verano de 1971 de la ligereza con que había actuado al no oponerse al derribo del edificio histórico, primero, y aprobar el levantamiento de la nueva torre del Banco. La Comisión Provincial de Patrimonio Histórico Artístico la presidía por entonces el delegado provincial de Educación y Ciencia, pero durante el verano estaba inoperativa.

Fue el momento en que algunos granadinos se percataron de la felonía que se estaba cometiendo: la Catedral iba a ser tapada con una enorme pantalla si se la contemplaba desde el Albayzín

Para julio de 1971, la estructura del edificio de nueve plantas ya había sido levantada y comenzaban los cerramientos de ladrillo. Fue el momento en que algunos granadinos se percataron de la felonía que se estaba cometiendo: la Catedral iba a ser tapada con una enorme pantalla si se la contemplaba desde el Albayzín, sobre todo la parte oriental del Zenete.

Dibujos comparativos de Villar Yebra de cómo se veía la Catedral antes y después de levantar la estructura del Banco de Granada.

Eran unas perspectivas del monumento y de la ciudad muy dibujadas y fotografiadas desde siglos atrás. Precisamente uno de los artistas que más había dibujado el ábside catedralicia era Enrique Villar Yebra. Y ¡qué casualidad! lo tenía como empleado el consejero de Bellas Artes. Concretamente, Villar Yebra era vigilante de monumentos y erudito en temas histórico- artísticos.

Pita Andrade había enseñado a Villar Yebra el dibujo del ábside de la Catedral que habría hecho, supuestamente, Diego Velázquez en su única visita a Granada, en 1648. Aquel edificio del Banco de Granada se había cargado en pocas semanas la vista histórica de tres siglos y medio

Pita Andrade había enseñado a Villar Yebra el dibujo del ábside de la Catedral que habría hecho, supuestamente, Diego Velázquez en su única visita a Granada, en 1648. Aquel edificio del Banco de Granada se había cargado en pocas semanas la vista histórica de tres siglos y medio. Y Enrique Villar Yebra, ni corto ni perezoso, cogió el dibujo de Velázquez, hizo una foto desde un lugar aproximado, tomó dibujos suyos hechos antes de levantar la mole de García de Paredes y otro de cómo quedaría. Y escribió un duro comentario sobre aquel atentado inadmisible.

Pita Andrade había tirado una piedra al proyecto aprovechando el dibujo y el comentario de su empleado Enrique Villar Yebra. Su mano quedó escondida.

Villar Yebra venía colaborando en el periódico IDEAL desde tres décadas antes, con la publicación de dibujos de monumentos y rincones típicos, que comentaba con su letra. No había granadino de entonces que no le conociera o le recomendara determinados ángulos callejeros. El viejo director del periódico, Santiago Lozano, le publicaba todo lo que le llevaba… pero cuando se presentó con la denuncia del edificio en cuestión, le quedaban pocos días para jubilarse. Mejor que el asunto lo negociara con un joven periodista que iba a sustituirle el 28 de julio.

El artículo era una denuncia de magnitudes escandalosas en cualquier lugar de España… menos en la Granada del momento. Pero el viejo director de toda la vida, D. Santiago Lozano, se acababa de jubilar y le había sustituido un joven de sólo 28 años llamado Melchor Sáiz-Pardo Rubio

El artículo era una denuncia de magnitudes escandalosas en cualquier lugar de España… menos en la Granada del momento. Pero el viejo director de toda la vida, D. Santiago Lozano, se acababa de jubilar y le había sustituido un joven de sólo 28 años llamado Melchor Sáiz-Pardo Rubio. Estaba recién llegado de Italia, encantado de regresar a su tierra a dirigir el primer periódico de la región. El director más joven de todos los periódicos importantes del momento.

Melchor llevaba veinte días en la dirección. Ya había comenzado a hacer cambios para modernizar la redacción y, sobre todo, el tratamiento y presentación de las noticias. Venía de la moderna democracia italiana y todavía no debía haberse aclimatado a la rancia Granada. No debía conocer la frase de que en Granada se agitaba la peor burguesía de España.

El resultado fue que el  joven e ilusionado director denunció aquella aberración urbanística en primera página y luego le dedicó más de media página en el interior, con abundante información gráfica y la dura denuncia literaria firmada por Enrique Villar Yebra

El resultado fue que el  joven e ilusionado director denunció aquella aberración urbanística en primera página y luego le dedicó más de media página en el interior, con abundante información gráfica y la dura denuncia literaria firmada por Enrique Villar Yebra. Se denunciaba que la obra del Banco de Granada había venido a cargarse la vista de la Catedral que permanecía inalterada desde casi tres siglos y medio atrás, precisamente desde que la pintara el famoso Velázquez (supuestamente). Era la mañana del 17 de agosto de 1971.

Portada de IDEAL de 17 de agosto de 1971, con las firmas de los censores. En el pie de página figura la denuncia con el título “Velázquez pintó este paisaje de la Catedral en 1648. Siete generaciones lo respetaron: la nuestra, no”.  Debajo, detalle ampliado de la noticia.
Página interior (5), en la que Villar Yebra copaba la noticia local de apertura con sus dibujos y su texto-denuncia.

En Granada se pedía la cabeza de Melchor Sáiz-Pardo tan sólo tres semanas después de su toma de posesión. Y todo por haber denunciado en su periódico la primera gran barbaridad urbanística que se cometía en la Gran Vía; en los siguientes años le iban a seguir otras nueve más, con similares protagonistas

Fue el primer bombazo periodístico del joven director. Había conseguido estremecer los cimientos de la sociedad granadina. En el Gobierno Civil rodaron cabezas de los censores de prensa por no haber sido capaces de detectar la gravedad del asunto. Empezaron a cruzarse las llamadas entre el gobernador Alberto Leiva Rey (que era de armas tomar) y el alcalde José Luis Pérez -Serrabona  y Sanz (que por aquellos días celebraba sus tres años de alcaldía, 1968-76). El consejo de administración del Banco de Granada montó en cólera; en aquellos momentos estaba formado por los miembros más destacados de familias acaudaladas de Granada, que copaban las grandes empresas de la provincia. El cerco sobre el director de IDEAL se fue cerrando con infinidad de amenazas, presiones y retirada de publicidad. El asunto salpicó hasta al presidente de la Editorial Católica, que era como decir la Conferencia Episcopal (propietaria de IDEAL). En Granada se pedía la cabeza de Melchor Sáiz-Pardo tan sólo tres semanas después de su toma de posesión. Y todo por haber denunciado en su periódico la primera gran barbaridad urbanística que se cometía en la Gran Vía; en los siguientes años le iban a seguir otras nueve más, con similares protagonistas.

En la calle y en la sociedad granadina no hubo ningún tipo de manifestación de apoyo a la denuncia publicada por IDEAL. La dictadura todavía era férrea

En la calle y en la sociedad granadina no hubo ningún tipo de manifestación de apoyo a la denuncia publicada por IDEAL. La dictadura todavía era férrea. Pero sotto voce sí. El apoyo más importante le vino, sin duda, desde el arzobispo y el cabildo catedralicio, que no soportaban el atentado paisajístico al edificio religioso más emblemático de Granada. El asunto continuó coleando en ambientes de mesa camilla, pero las partes implicadas llegaron al acuerdo de dejar el asunto como estaba con la obligación impuesta al periódico de no publicar ni una sola línea más sobre el asunto.

Enrique Villar Yebra, retratado por Juan García Pedraza en el mirador del Albayzín donde nació. En el reflejo de las gafas se ve una máquina de tren a la que tan aficionado era el pintor. Este retrato se puede ver en el Centro Artístico.

Las primeras autoridades exigían una cabeza de turco. Como no consiguieron la de Melchor Sáiz-Pardo, éste tuvo que entregar la del colaborador Enrique Villar Yebra. El dibujante y comentarista de monumentos fue expulsado de IDEAL; sólo se publicaron tres colaboraciones suyas en los meses siguientes, rezagadas de semanas anteriores. Villar Yebra desapareció definitivamente de las páginas de IDEAL unas semanas más tarde. Y todo por haber denunciado el mamotreto del Banco de Granada. A partir de aquella fecha, el director del periódico falangista PATRIA le dio acogida en sus páginas. Con Molina Fajardo como jefe  continuó colaborando durante los diez años siguientes, hasta que PATRIA desapareció en el año 1983. Para esa fecha, Franco había muerto, la transición había triunfado, la crisis financiera de 1978 se había llevado el Banco de Granada por delante. Y el edificio había pasado a ser propiedad del Banco Central.

Propuesta rechazada de García de Paredes

En los círculos universitarios y de la arquitectura continuó el runrún de fondo por culpa de este edificio. Sobre todo cuando se tuvo conocimiento que otros propietarios de edificios de la Gran Vía seguían exactamente el mismo ejemplo que el Banco de Granada, es decir, demoler uno de los edificios históricos de principios de siglo y levantar moles en sus solares con volúmenes edificados multiplicados por 300-400%. Ese era ya el caso de Seguros Santa Lucía con la casa número 10 (esquina a Almireceros), donde estuvo la empresa Singer: de las cuatro plantas iniciales, se pasó a tres sótanos y 8 plantas sobre rasante, con 6.812 metros cuadrados (el 350% más). El proyecto fue obra del fraile dominico Francisco Coello de Portugal y Acuña Goicorrotea y Gómez de la Torre (1926-2013). Parecida idea tuvieron los hermanos Masats con el Coliseo Olympia (en Gran Vía, 21, demolido en 1971 y levantado en su inmenso solar un bloque de 10.596 metros cuadrados. El melón de la piqueta estaba bien abierto.

Al final, la Comisión de Patrimonio dio por zanjado el asunto al ver que poco se podía hacer ya. Recibió presiones… o algo más, pero sus miembros nunca se atrevieron a confesarlas. Lo único que se supo es que el gobernador Leiva prohibió que se removiera la mierda que impregnaba el urbanismo local.

(Para más información al respecto, ver Los diez edificios originales derribados en la Gran Vía de Colón)

A principios de 1972, cuando las obras del Banco de Granada seguían a buen ritmo en el interior, tomó posesión del cargo el nuevo delegado de Educación, y presidente de la Comisión de Patrimonio Histórico Artístico. Se trató de Antonio Cabrera Jiménez. Era profesor del Instituto Padre Manjón. A él se acercaron tímidamente amantes del patrimonio histórico granadino. El nuevo delegado se dirigió al alcalde solicitándole toda la documentación del proyecto del Banco de Granada para estudiarla en la Comisión de Patrimonio; fueron convocadas tres sesiones monográficas durante los primeros meses de 1972 (21 de enero, 1 de marzo y 21 de abril). Al final, la Comisión de Patrimonio dio por zanjado el asunto al ver que poco se podía hacer ya. Recibió presiones… o algo más, pero sus miembros nunca se atrevieron a confesarlas. Lo único que se supo es que el gobernador Leiva prohibió que se removiera la mierda que impregnaba el urbanismo local.

Escritos dirigidos por el Delegado de Educación al Ayuntamiento informándole de las reuniones que tenía la Comisión de Patrimonio durante el estudio del proyecto de García de Paredes. AHMGR

José María García de Paredes continuó haciendo obras en Granada. La principal es el Auditorio Falla (1978). En una reunión con jóvenes arquitectos de Granada reconoció que aquel proyecto suponía un grave atentado en el aspecto paisajístico urbano, al tapar la Catedral. Nunca hasta la denuncia de Villar Yebra había reparado en ello. Y que trató de convencer al consejo de administración del Banco de Granada de la conveniencia de demoler las dos plantas superiores, más la de instalaciones. El padre del edificio se arrepintió de su obra en lo referido al perjuicio paisajístico; en otro lugar de las afueras hubiese sido magnífico, pero no ahí. Se trataba precisamente de eliminar las oficinas superiores de alquiler. Pero no obtuvo resultados, ya que arguyeron que precisamente esas dos plantas se iban a convertir en una especie de despachos-apartamentos para el presidente y director general del Banco. Y así fue: dos grandes ventanales, uno hacia el Este y otro al Oeste, enmarcan las vistas del Albayzín y de la Catedral.  Sólo para la vista de sus opulentos propietarios.

Me gustaría que este escrito llegara a  manos del señor José Ignacio Goirigolzarri (Presidente de Caixabank) e hiciera el favor de cumplir con el deseo expresado hace casi medio siglo por García de Paredes

Tras la quiebra del Banco de Granada, el edificio pasó a propiedad del Banco Central. Después cayó en manos de La Caixa (actualmente Caixabank). Me gustaría que este escrito llegara a  manos del señor José Ignacio Goirigolzarri (Presidente de Caixabank) e hiciera el favor de cumplir con el deseo expresado hace casi medio siglo por García de Paredes. Aspiración a la que nos sumamos actualmente todos los granadinos y miles de turistas que soportamos esa aberración urbanística a diario.

El dibujo que no hizo Diego Velázquez

Este es el famoso dibujo del caserío granadino en torno a la Catedral. El que fue utilizado para la polémica de hace medio siglo por culpa del Banco de Granada. Durante el siglo XIX fue adjudicada su autoría al pintor sevillano Diego Velázquez. Supuestamente, el pintor de cámara de Felipe IV habría recalado en Granada en los meses de diciembre de 1648 y enero de 1649

Este es el famoso dibujo del caserío granadino en torno a la Catedral. El que fue utilizado para la polémica de hace medio siglo por culpa del Banco de Granada. Durante el siglo XIX fue adjudicada su autoría al pintor sevillano Diego Velázquez. Supuestamente, el pintor de cámara de Felipe IV habría recalado en Granada en los meses de diciembre de 1648 y enero de 1649; esperaba embarcar en Málaga camino de Génova y Trento a recoger a la nueva esposa del rey, Mariana de Austria. Habría hecho el rápido esbozo sobre un papel verjurado, de 183x303 milímetros, con tinta sepia y una pluma de caña basta.

El dibujo perteneció a la colección del crítico Valentín Carderera. El erudito Cea Bermúdez lo adjudicó a la mano de Diego Velázquez. La obra fue adquirida por la Biblioteca Nacional en 1867. Desde entonces, ha habido varios defensores de la autoría de Velázquez (Francisco Sánchez Cantón, Alfonso E. Pérez Sánchez, ambos directores de El Prado) y muchos más que lo han cuestionado. La falta de argumentos sólidos ha llevado a la Biblioteca Nacional a catalogarlo como una obra de autor desconocido del siglo XVII. La inscripción o supuesta firma en el ángulo izquierdo se ha demostrado que fue añadida a lápiz a principios del XIX, así como una leyenda que figuró al pie del papel como “Catedral de Granada”.

Uno de los últimos en estudiar el dibujo fue el catedrático granadino Antonio Pérez Pineda. En su discurso de apertura del curso académico 1991-92 habló de la huella de Diego Velázquez en Granada. Comentó las características que contiene la obra que podrían acercarla a otros dibujos de Velázquez, pero se mostró más bien contrario. Ubicó el punto de mira del dibujante en el Callejón del Gato, en el Bajo Albayzín. No en la Casa del Almirante como lo han ubicado otros estudiosos. Pérez Pineda incluso cuestiona la presencia de Diego Velázquez en Granada.

Yo voy a ir más allá para demostrar que este dibujo no salió de la mano de Diego Velázquez

Yo voy a ir más allá para demostrar que este dibujo no salió de la mano de Diego Velázquez. Coincido plenamente con el profesor Pérez Pineda en que el punto desde donde fue pintado se situaba en el actual Callejón del Gato o en el solar que actualmente ocupa la casa número 5 de la Cuesta Marañas, a escasos metros. Un teodolito así lo ha demostrado.

Línea donde se ubicó el desconocido dibujante para pintar la famosa vista de la Catedral.

No entro en tintas, destreza de las líneas ni captación de luces. Hay dos detalles rotundos que demuestran que ese dibujo no pudo ser obra de un pintor (Velázquez u otro) en la fecha 1648-49: las torres del reloj de la Catedral y la de la antigua iglesia del Ángel Custodio. La torre del reloj que aparece en el dibujo es la nueva, la actual, ya que la tosca anterior fue demolida en mayo de 1681 y reconstruida cinco meses después. Y para esa fecha Velázquez llevaba muerto dos décadas. Tampoco podría haber hecho el dibujo Alonso Cano, por la misma razón.

El segundo detalle es la presencia destacada de una torreta apuntada que se eleva desde el caserío, a la derecha del dibujo. Se trataba de la torre de la primera iglesia del Ángel Custodio, levantada con diseño de Alonso Cano entre 1653 y 1661 (en el actual lateral del Banco de España, en el número 18). Así pues, en caso de que Velázquez hubiese estado en Granada en 1648-9, difícilmente hubiese plasmado una torre que todavía no estaba construida (esta torre del Ángel Custodio fue demolida en sus cuerpos superiores por los franceses en 1810, debido a que presentaba riesgo; dejaron los dos cuerpos inferiores, que pervivieron hasta el primer tercio del siglo XX).

Conclusión: este dibujo de la Catedral tuvo que hacerlo algún pintor después de septiembre de 1681 en que fue acabada la torre del reloj de la Catedral

Conclusión: este dibujo de la Catedral tuvo que hacerlo algún pintor después de septiembre de 1681 en que fue acabada la torre del reloj de la Catedral.

En el dibujo aparece delante del centro de la girola una torreta cuadrada que debió ser la del Palacio de los Infantes o Cetti Meriem, ocupando precisamente el solar del actual edificio de Caixabank. Al fondo, izquierda, se ve la torre cuadrada de la que fue primitiva iglesia de la Magdalena, en la calle Mesones. Obsérvese que en primer plano aparece una especie de terraplén que hubo por encima del Aljibe de la Manchega. La línea de horizonte está evidentemente falsificada y demasiado cerca de la ciudad. Se echa en falta el cimborrio del Sagrario, que era visible desde esa perspectiva; esto da una pista de que el dibujo tuvo que hacerse antes de 1745 en que se acabó el tejado del Sagrario.

Un caserío recrecido en el último siglo y medio

Desde la Placeta de la Miga, finales del  XIX.

El caserío de Granada comenzó a elevarse hacia mediados del siglo XIX y no ha dejado de hacerlo desde entonces. Lo habitual era que los edificios tuviesen tres-cuatro plantas de alzada, con lo cual la Catedral y resto de iglesias aparecen muy destacadas en dibujos, grabados y primeras fotografías. A medida que ha crecido la línea de edificaciones han ido empequeñeciendo los monumentos.

Hoy es imposible repetir imágenes como la de arriba, tomada desde la Placeta de la Miga. Como se puede comprobar por la foto siguiente, las construcciones, tapias y vegetación surgidas en la zona de Cuesta Gomérez han anulado la vieja perspectiva de finales del XIX

La Catedral ya empezó a menguar a partir de 1902 en que subían los edificios de la Gran Vía. De las tres plantas habituales se pasó a 6-7 alturas (19 metros). La Catedral era visible prácticamente desde todos los puntos altos de la ciudad. Hoy es imposible repetir imágenes como la de arriba, tomada desde la Placeta de la Miga. Como se puede comprobar por la foto siguiente, las construcciones, tapias y vegetación surgidas en la zona de Cuesta Gomérez han anulado la vieja perspectiva de finales del XIX. Hace más de un siglo era posible ver desde este punto la cúpula de San Justo y Pastor y San Jerónimo (todavía con la torre sin reconstruir).

Desde la Plaza de la Miga en la actualidad.

Si recorremos la zona del bajo Albayzín, ya resulta imposible hacer una fotografía a la Catedral  sin que algún mamotreto moderno y sus feas traseras no nos lo impidan. En las fotos que siguen, tomadas desde principios del Zenete y desde la Casa del Almirante se aprecian las aberraciones en toda su magnitud.

Desde Calle Zenete, 8-10.
Desde Casa del Almirante.
Desde la torre de la iglesia de los Hospitalicos, en calle Elvira.

Lo que Villar Yebra dibujó y la actualidad

Enrique Villar Yebra (1921-2001) realizó varios miles de dibujos de rincones de Granada para ilustrar sus comentarios sobre patrimonio, publicados en la prensa local desde la década de los años cuarenta hasta casi el final de sus días. También ilustró muchos libros y trabajó para el Gabinete Pedagógico de Bellas Artes.

He recuperado algunos de ellos y he intentado fotografiar la zona desde el mismo punto donde se situó el pintor

A las vistas de la Catedral desde varios puntos del Albayzín dedicó alrededor de medio centenar de dibujos. Por supuesto, en ninguno de ellos aparecían ni el Banco de Granada ni los posteriores edificios altos que afean las perspectivas en la actualidad. He recuperado algunos de ellos y he intentado fotografiar la zona desde el mismo punto donde se situó el pintor. En algunos casos se aprecian cambios notables debido a las construcciones o a la vegetación que crece descuidada en solares abandonados.

Subiendo hacia Cruz de Quirós.
La Casa del Aire permanece milagrosamente en su lugar. La vegetación ha crecido.
Desde Cuesta del Perro Alta.
Desde Cuesta del Perro Alta, ya con el Banco de Granada incorporado.
MÁS INFORMACIÓN. Enrique Villar Yebra se refirió a esta polémica en su libro “Recuerdos granadinos”. También la reprodujo Francisco Gil Craviotto en “Enrique Villar Yebra: su vida, su obra (2007)”. No obstante, en ambos textos se adjudica a Santiago Lozano el protagonismo y la retirada de confianza en el pintor, cuando hacía ya tres semanas que había dejado de ser director del diario.

Prácticamente todo el legado de Villar Yebra se encuentra depositado en la Biblioteca Municipal del Salón de Granada.

Si no has tenido la oportunidad de leerlos o quieres volver a disfrutarlos, te ofrecemos algunos reportajes de Gabriel Pozo Felguera relacionados: