La historia de Cervezas Alhambra, una de las señas de identidad de Granada

El catalán y el vasco que vinieron a Granada a hacer la mejor cerveza de España

E+I+D+i - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 22 de Julio de 2018
Esta es la historia de una de las señas de identidad de Granada: Cervezas Alhambra, tan nuestra como la Alhambra o Sierra Nevada, relatada por el periodista y escritor Gabriel Pozo Felguera, en un nuevo capítulo que nos descubre el pasado de nuestra historia poco conocida o que permanece oculta. No te pierdas este fascinante reportaje que te ayudará a conocer una marca ligada a nuestras vidas.
Primera etiqueta de Cervezas Alhambra, con Sierra Nevada al fondo y en primer plano el recinto monumental, tan característico de las primeras épocas.
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Primera etiqueta de Cervezas Alhambra, con Sierra Nevada al fondo y en primer plano el recinto monumental, tan característico de las primeras épocas.
  • Ya en 1884 existió una primera cerveza con el nombre de Alhambra y cuatro especialidades en su carta; estaba en la calle Jardines, pero desapareció a los pocos años

  • Hasta octubre de 1926 no volvió a surgir otra empresa con el mismo nombre, de la mano de Carlos Bouvard Dürr y Antonio Knorr y Ortiz de Urbina

  • La primera Cerveza Alhambra se hacía con agua de un manantial medicinal y de la Acequia Aynadamar; la fábrica ocupa la parcela del antiguo mercado de cerdos

¿Sabían que ya en 1884 hubo una fábrica de cerveza en Granada que llevó el nombre de Alhambra? Y que otra con el mismo nombre no volvió a aparecer hasta 1926 por iniciativa de un francés/catalán y de un vasco. Y que la fabricaban, al principio, con agua medicinal de un manantial de agua y de la acequia Aynadamar. Tuvo su época dorada entre 1960 y 1980. Pero hace veinte años se le dio la extremaunción: resucitó por el invento de dos cervezas de las mejores de España: la Especial y la 1925… Cervezas Alhambra está próxima a cumplir un siglo, con el futuro asegurado a la sombra del Grupo Mahou-San Miguel. (Éste no es un artículo publicitario, es la historia de una de las pocas empresas granadinas que van a cumplir el siglo de vida. ¡Milagro!).

La cerveza Alhambra no nació en 1925 como la inmensa mayoría piensa. Granada había sido pionera en la fabricación de cerveza ya para el año 1884; pero, extrañamente, a los pocos años la fábrica primigenia dejó de existir y no volvió a resurgir hasta 1925

La cerveza Alhambra no nació en 1925 como la inmensa mayoría piensa. Granada había sido pionera en la fabricación de cerveza ya para el año 1884; pero, extrañamente, a los pocos años la fábrica primigenia dejó de existir y no volvió a resurgir con fuerza hasta 1925, esta vez de la mano de inversores foráneos. Es la fábrica que, tras varios altibajos, pervive fortalecida en la actualidad dentro del grupo Mahou-San Miguel, primer grupo cervecero de España.

Vayamos por partes. En 1884 se reunieron unos cuantos amigos y decidieron constituir una fábrica de cerveza: se llamó José Cos Mermería y Cía. La cerveza era una bebida antiquísima que hacía furor en Centroeuropa, Inglaterra y Estados Unidos, pero casi desconocida en España. El dominio de la fabricación del hielo en el último tercio del siglo XIX comenzó a extender la producción y consumo de cerveza a los países mediterráneos. Y Granada fue de las primeras zonas en engancharse a esta nueva moda.

Fábrica en calle Jardines, mediados de 1884

Conocemos por El Defensor de Granada de 16 de agosto de 1884 los pormenores de la entrada en funcionamiento de la primera Cerveza Alhambra. Un día antes, en la calle Jardines, 26, había tenido lugar su presentación en sociedad. Sólo Málaga contaba con una pequeña fábrica de cerveza, pero no la tenían Córdoba, Jaén ni Almería. La noticia periodística explicaba el extraño proceso de fabricación que utilizaban los “hijos de la Germania”, y que ahora se copiaba por estas tierras. Aquí lo más que se conocía era el vino aguado y algunos licores de la familia de la uva.

La capacidad de producción de la fábrica de la calle Jardines era de 1.000 litros por proceso, el volumen de su única caldera de cocción. Sus promotores anunciaban que estaban en disposición de suministrar a Granada y sus alrededores con los stocks acumulados en semanas precedentes. Tenían cuatro variedades de cerveza: española de mesa, Baviera, inglesa pale ale y alemana. Su publicidad aseguraba que la cerveza granadina era de primerísima calidad, capaz de competir con cualquier otra de Alemania. El precio no era demasiado elevado con relación al vino: 3 pesetas la caja de doce botellas de medio litro de la clase española de mesa; 4,25 para las otras especialidades. Se devolvían 0,25 céntimos por cada casco retornado (Suponemos que es un error de imprenta, ya que en este caso la cerveza de clase española saldría regalada).

Esta primera empresa de cerveza granadina con la marca Alhambra debió tener muy poco recorrido; no había rastro de ella a los pocos años de su inauguración.

Las auténticas Cervezas Alhambra

Carlos Bouvard Dürr y Antonio Knorr contactaron con empresarios granadinos, de los que obtuvieron frialdad y apatía (¿A qué les suena esta actitud?). Y decidieron constituir, el 2 de febrero de 1926, la sociedad cervecera

No sabemos el recuerdo empresarial, ni el sabor, que dejó aquella primera cervecera de 1884. No debieron ser muy buenos cuando hubieron de transcurrir nada menos que 41 años para que surgiese una iniciativa similar, pero esta vez más en serio.

A partir de 1890 y hasta 1905 se registró un boom de fábricas de cerveza en España. La poca cerveza que se bebía en Granada, casi como un producto de lujo, provenía de Madrid (El Águila, 1900; Hijos de Casimiro Mahou, 1890); Málaga (Enrique Heindel, 1890); Almería (había tres pequeñas fábricas desde 1905); y Sevilla (donde surgieron nada menos que diez factorías entre 1890 y 1904, la principal de ellas La Cruz del Campo, 1904). En Granada existía una gran laguna cervecera que era preciso llenar.

De ése y otros desiertos cerveceros se había percatado un francés afincado en Barcelona. Se trataba de Carlos Bouvard Dürr (1884-1954). Se había formado en el negocio de las maltas en Centroeuropa; muy joven se afincó en Barcelona, donde fundó cervezas La Moravia (1910). Como proveedor de maltas, tenía relaciones con el vitoriano Antonio Knorr y Ortiz de Urbina (Cervezas Knor o La Esperanza, de Vitoria). Ambos decidieron crear diversas empresas de cerveza: Turia en Valencia, Estrella de Levante en Murcia, Estrella de África en Ceuta, Industrial Cervecera Sevillana y Cerveza Granada. Pero comprobaron que la marca Cerveza Alhambra estaba libre por no renovación de licencia de sus antiguos propietarios. Y la adoptaron como marca.



El fundador. Carlos Bouvard Dürr (1884-1954) fue uno de los dos fundadores y principal capitalista de S. A. Cervezas Alhambra. De origen francés y también fundador de La Moravia en Barcelona. Se alió con Antonio Knorr, un vitoriano que ocupó la dirección de la empresa hasta 1958. En 1925 invirtieron 2.500.000 pesetas en construir la fábrica y crear la empresa.

Eso ocurrió en el año 1925. Contactaron con empresarios granadinos, de los que obtuvieron frialdad y apatía (¿A qué les suena esta actitud?). Y decidieron constituir, el 2 de febrero de 1926, la sociedad cervecera, con prácticamente todo el capital foráneo. En la escritura constituyente de Cervezas Alhambra se comprueba que Carlos Bouvard y La Moravia suscribieron la mayoría de acciones del capital social de 500.001 pesetas; el segundo accionista era Antonio Knorr, a mucha distancia.



Escritura fundacional. (De 2. 2. 1926, ante notario de Granada), donde se ve que eran nueve socios, con la mayoría de capital de Carlos Bouvard y su cervecera catalana. El capital social inicial fue de 500.001 pesetas, repartidas en 879 acciones. Los inversores granadinos apenas apostaron por esta iniciativa empresarial.

Agua de Aynadamar y de pozo

Previo a la constitución de la sociedad, habían adquirido terrenos para la fábrica. La condición era estar a las afueras de la ciudad, pero con acceso a agua abundante. El lugar elegido fue el solar del mercado de cerdos, situado en la subida del Camino del Fargue o Cuesta de los Cerdos. Era una parcela que tenía 16.382 metros cuadrados, regada por un ramal de la Acequia Aynadamar que daba agua a los pagos del Armengol y Eras de Cristo. Justo enfrente, por debajo, la Universidad había comprado terrenos para construir la Facultad de Medicina y un hospital. Además, existía el manantial San Vicente, famosa fuente por sus aguas medicinales. El lugar era perfecto.

En sólo nueve meses, S. A. Cervezas Alhambra invirtió poco más de 2 millones de pesetas para levantar un complejo industrial formado por: 5.000 metros de fábrica; tres naves de 1.632 metros cada una para almacenes-talleres; tres graneros para maltas, de 350, 219 y 56 metros cada uno; más administración y viviendas para el director y maestro cervecero.

La pieza principal del proceso era el maestro cervecero, que fue traído directamente de Baviera

Por supuesto, la pieza principal del proceso era el maestro cervecero, que fue traído directamente de Baviera. Decían que toda la maquinaria era de lo más moderno, importada  directamente de Centroeuropa; pero en realidad procedía del mercado de segunda mano. La prensa granadina del momento criticaba la poca iniciativa del capital local para sumarse a este interesante proyecto, que por su elevada inversión iba en serio. Se le auguraba futuro para varios centenares de empleados y para agricultores que cultivasen cebada cervecera. La situación de la fábrica, en una ladera en alto, con buenos aires, fue alabada por médicos y farmacéuticos, como también lo saludable que era el consumo de cerveza para el organismo humano, tan raquítico por aquellos años (no sólo por falta de cerveza, sino por otras carencias más vitales).









Instalaciones. Entre enero y septiembre de 1926 estuvieron trabajando en la construcción de la fábrica. Estas fotos corresponden al patio de distribución de la fábrica, situada en el Camino de El Fargue (o Cuesta de los Cerdos), donde no había verja; eran 5.000 metros de edificios. A la izquierda se ve un carro con el que distribuían a bares y tiendas. También vemos el cocedero y la máquina de llenado de barriles. Finalmente, uno de los enormes almacenes de más de 1.600 metros cuadrados.

Primera cosecha en botella y barril



Primera plantilla. Esta fue la primera plantilla de trabajadores del taller de S. A. Cervezas Alhambra, en 1926, cuando todavía no habían empezado a distribuir. En el centro aparece el primer maestro cervecero que trajeron de Alemania.

Para septiembre de 1926 se daban los últimos apretones de tuercas. En octubre comenzaron a verse los primeros anuncios de las cervezas Alhambra en revistas y carteles publicitarios. “Tenemos cerveza, señores”, escribían los periodistas. La cerveza se podía consumir de dos formas: en botellas de 75 cl. o de barril; se recomendaba servir fría. La producción de aquel único trimestre de 1926 fue realmente escasa. Pero dos años después, en 1928, Cervezas Alhambra ya se había ganado un lugarcito en el ranking nacional de productores de cerveza. Su nacimiento coincidió con una elevada demanda de la población nacional.







Primeros anuncios. Esta era la publicidad con que se dio a conocer Cervezas Alhambra a partir de octubre de 1926, cuando salió a la calle su cerveza. También existió la modalidad de “publirreportaje”.

Antonio Kknor explicaba a los periodistas cómo era el proceso de fabricación de la cerveza a partir de tres ingredientes básicos: agua, malta y lúpulo. Se trituraba la malta en el molino; después pasaba a un depósito de molienda; después a una cuba de mezclas para sacarificación del mosto; se cocía en las calderas de cobre, con posterior hervido con lúpulo; se pasaba a la cuba retenedora de lúpulo; después a un enfriador (recordemos que también contaban con una enorme fábrica de hielo); se centrifugaba; se pasaba por un aparato refrigerante y acababa en los tanques de fermentación (un primer fermentado general y otro secundario); pasaba a la bodega de conservación de temperatura próxima a cero grados; se filtraba y, en cuatro semanas, se envasaba para la venta. “Se hace sola”, valoraba el maestro cervecero alemán.





Inauguración. Comida inaugural de la empresa (arriba); se ven cajas de cervezas apiladas tras la mesa presidencial. Debajo, un grupo de invitados posaron el patio de acceso y brindaron con la primera cerveza por el futuro de la empresa.

Aquella primera botella verde, fabricada en Inglaterra, sin etiqueta de papel, era prácticamente similar a las actuales 1925 y Roja (de hecho, ambas la han tomado como modelo). Más tarde llegarían las etiquetas de papel; las primeras las hacía la imprenta de Ventura Traveset de la calle Mesones, que eran pegadas a mano. No existía una embotelladora, sino todo un proceso manual de llenado. El reparto local se hacía con carros de mulas. La primera delegación distribuidora para la baja Andalucía se estableció en un bar de Loja. En 1929, cerveza Alhambra era la segunda más consumida en Córdoba. La cuota de mercado nacional era del 1,4% (14ª en el ranking nacional).



Primera botella. Esta fue la primera botella de cristal, fabricada en Inglaterra. Su contenido era de 75 cl.; existió en las modalidades Pilsen y Munich. Las primerísimas no llevaban etiqueta de papel como la que aparece en la foto, sino un altorrelieve parecido a la actual 1925. 


Primeras etiquetas. Las primeras etiquetas. como esta y la de la portada de este reportaje, tuvieron una vocación muy granadina (que se sigue manteniendo en la actualidad): se ve la Alhambra de fondo, con la Sierra llena de nieve. Estaban impresas en la máquina de Ventura Traveset de la calle Mesones; fueron pegadas a mano durante muchísimos años. A veces incluyeron el fruto de la granada o el escudo de la ciudad.

La guerra civil (1936-39) no afectó en prácticamente nada a la producción y consumo de cerveza Alhambra. Más bien al contrario, 1939 fue el de mayor consumo desde su fundación. Pero nada más acabar la guerra, la escasez de materia prima, de combustible, las malas cosechas, el bajísimo poder adquisitivo… acarrearon la primera crisis al consumo de cerveza. La empresa hubo de acometer reformas, la principal de ellas adquirir motores diesel para producir energía. En años anteriores había fabricado hielo para consumo propio y para la venta exterior, pero la falta de petróleo por aislamiento al franquismo complicaba la situación.

1960-1980: época dorada

De todas formas, Cervezas Alhambra estaba consolidada como empresa cervecera,  fuertemente implantada y dominando Granada y zonas limítrofes. En pocos años volvió a estabilizarse, e incluso crecer, su producción y consumo. En los años cincuenta ya se hablaba de modernizar instalaciones; la plantilla no paraba de crecer; los distribuidores aumentaban. La red de agua potable había llegado a la fábrica y se dejó de utilizar el agua de la Acequia Aynadamar y del manantial San Vicente. En buena parte, debido a que el manantial cada vez arrojaba más cal y la acequia se iba perdiendo. La cerveza ganó en calidad, ahora utilizaba el agua pública recogida de las vertientes de Sierra Nevada, menos calcáreas.

Para 1954, coincidiendo con la muerte del fundador Calos Bouvard, se hizo patente que la maquinaria estaba obsoleta. Además, Cervezas Damm se había hecho cargo de la mayoría de acciones de La Moravia, lo que significaba que también tenía casi todas las acciones de Alhambra. Había que cometer reformas. Fueron construidos los nuevos edificios que dan a la Avenida de Murcia y renovado el proceso de fabricación.



En el mejor momento. Este es un anuncio del 50 aniversario de la empresa (1975), publicado en el diario Patria. La maquinaria había sido renovada por la cabecera Damm, el edificio nuevo se había acercado hasta la Avenida de Murcia. La empresa fabricaba en Granada, pero también distribuía las marcas del grupo. Era la época dorada de la empresa, entre 1960 y 1980 se registró su mayor expansión, hasta colocarse 5º entre las sociedades cerveceras: había multiplicado por cinco las ventas desde su fundación.

El resultado de las inversiones de Damm permitió multiplicar la producción de Alhambra por cuatro (de 75.000 hl. en 1961 consiguió crecer hasta 290.000 hl. en 1980). Esas dos décadas, las de los sesenta y setenta, supuso la época dorada de Cervezas Alhambra. Fue el momento aprovechado por La Cruz del Campo, de Sevilla, para entrar en el accionariado. Pero Damm comenzó a dar muestras de desidia por su pequeña fábrica de Granada y Cruzcampo tampoco tuvo clara su presencia en Granada. En 1985, el consumo de cerveza y las ventas de Alhambra empezaron a dar muestras de flaqueza; la plantilla estaba envejecida y sobrecargada. Cervezas Alhambra empezaba a ver negro el horizonte.



Empresa Modelo. Corría el 18 de julio de 1961. Franco estrechaba la mano al director general de Cervezas Alhambra en El Pardo al entregarle el título de Empresa Modelo. Justo detrás aparece un jovencísimo ingeniero químico Miguel Hernáiz, quien muchos años después capitaneó, como maestro cervecero, el equipo que creó la 1925.

1994: Crisis y anuncio de cierre

Los diez años siguientes  (1985-95) no hacían nada más que presagiar crisis. El comité de empresa se dirigió a Damm y a la dirección mostrando su inquietud por el futuro, además de su preocupación por la drástica caída de ventas. Comenzaron los conflictos laborales; los litigios; las cartas de despido; las quejas sindicales y, finalmente, en 1995 se anunció el cierre inminente de la factoría. Damm y Cruzcampo abandonaron el barco de manera precipitada.

En febrero de 1995 fue presentada suspensión de pagos (que tardó diez años en ser levantada). La falta de liquidez era acuciante, aunque los activos también eran muy importantes. En el equipo directivo emergió la fuerte figura de Antonio Perera Cantero. Con un consejo de administración de brazos casi caídos, él y un pequeño grupo de trabajadores no se dejaron vencer. Se agarraban a un clavo ardiendo antes de darse por finiquitados. La deuda superaba los 114 millones de pesetas. Encontraron en el gerente provincial de Instituto de Fomento de Andalucía (IFA), Miguel Ángel Serrano Aguilar, una ayuda inestimable: les gestionó un préstamo de garantía hipotecaria y ayudas del 25% para nuevas inversiones. El Estado no ayudó en nada. Se hizo un plan de empresa y un plan de jubilaciones, para el cual la Junta de Andalucía aportó 127 millones.

Por vez primera, a comienzos de 1996 surgía la esperanza. Todos arrimaron el hombro, pero Cervezas Alhambra seguía cogida con alfileres.

Aparece Grupo Penta

En aquel momento de angustia financiera, en que casi nadie daba un duro por Cervezas Alhambra, se presentó José María Ruiz Mateos haciendo una de sus extravagantes ofertas. Se constató que lo que pretendía era especular con los valiosos terrenos; el Ayuntamiento le dejó claro que esa parcela nunca sería recalificada para viviendas; la empresa parecía importarle poco. La entrevista de Antonio Perera con Ruiz Mateos en el Nevada no había tenido resultado positivo alguno.

En medio de toda esta crisis y desde un tiempo atrás, un equipo de químicos comandados por el maestro cervecero Miguel Hernáiz y Bermúdez de Castro venía trabajando de manera callada  en la elaboración de un nuevo producto. 

Por esos mismos días llamó una persona en nombre de un grupo de inversores extranjeros, asociados en torno al Grupo Penta (Iberian Breving Investments); detrás estaba el empresario Demetrio Martínez Juguera, en compañía de un estadounidense y un noruego. Demetrio era de origen español, pero su familia había hecho fortuna en Australia y Suráfrica; finalmente se estableció con una constructora en la Costa del Sol. Su sociedad, Penta, adquirió el 99% de las acciones de Cervezas Alhambra, con sólo un desembolso del 10%, tras la huida de los dos grandes grupos cerveceros. El capital estaba fijado en 550 millones de pesetas, con lo cual se hicieron con la cervecera granadina por sólo 55 millones. El director general, Antonio Perera, hacía encaje de bolillos para mantener viva la empresa. Al poco tiempo, incluso la situación se complicó porque los otros dos socios abandonaron de Demetrio y hubo que pedir un préstamo para comprarle las acciones. Todo un lío financiero siempre en el filo de la navaja.

Surge la salvación: 1925

En medio de toda esta crisis y desde un tiempo atrás, un equipo de químicos comandados por el maestro cervecero Miguel Hernáiz y Bermúdez de Castro venía trabajando de manera callada  en la elaboración de un nuevo producto. Ya habían conseguido la Especial, de grandísima calidad. Pero querían más. Ese año de la crisis llegaron a la conclusión de que su experimento debería ser probado por el público.



El “padre” de la Reserva 1925. Miguel Hernáiz y Bermúdez de Castro, en una foto de hace tres años. Se encontraba dando una charla para aficionados a la fabricación de cerveza artesana. El curso estuvo promovido por la Diputación; de este seminario (celebrado en Huétor Santillán) han cuajado varias iniciativas de fábricas de cerveza artesanal en pueblos de Granada.

En 1995 pusieron a la venta toda la producción de cerveza Alhambra 1925. Habían recurrido a la fábrica de vidrio inglesa que hizo el primer envase, si bien en este caso botellas de 33 cl. (hay también una versión de 50 cl.) Se trataba de una cerveza especial, de fuerte graduación (mínimo 7,2 vol.), que tuvo una excelente aceptación por el público, contrariamente a lo que sus promotores habían pensado al principio. Primero fue en Granada, después ya llegaría más lejos.

La 1925 se agotó al instante. La empresa, asombrada, sacó un anuncio en prensa diciendo que se les había agotado; no obstante, en pocas semanas habría más. Todo el mundo pensó entonces que era una estrategia publicitaria ideada por Miguel Ángel Ropero, entonces director de marketing. Pero no, no era una estrategia, es que se la habían quitado de las manos. Ahí empezó el éxito de una cerveza especial, quizás la mejor cerveza de España y parte del extranjero. Yo la he visto en las mejores tiendas de Londres y de París. Y qué decir de España.


Primer anuncio de 1925. Este fue el primer anuncio, dentro del patrocinio del Festival de Música y Danza, de la primera tirada de la Reserva 1925. La empresa ha estado, y está, apoyando infinidad de eventos culturales, deportivos y sociales de Granada.

No sé si la 1925 de Alhambra salvó a la empresa o no. Pero entre la Especial y la 1925 comenzaron a arrastrar al resto de productos de la marca Cervezas Alhambra; la empresa empezaba a ver la luz. Amplió su objeto social a otros productos alimenticios (aguas Sierras de Jaén), registró las marcas en otros países. Compró Águila de Córdoba al grupo colombiano y empezó a fabricar la rubia Mezquita; adquirió la marca Cerveza de Gijón, etc. Empezaba a llegar el equilibrio. En el año 2000, el grupo Cervezas Alhambra se situó como 5º productor nacional, con el 2,6% de cuota de mercado (por encima sólo estaban los grandes: Heineken, Mahou, Damm y Cervecera de Canarias).



Cartel firmado por los varios astronautas americanos y por el español Pedro Duque en una visita a Granada, tras degustar y alabar a la Alhambra 1925

Hasta que en 2007, el grupo Mahou-San Miguel, una de las grandes cerveceras españolas, clavó sus ojos en Granada. Todo el mundo pensó que no buscaba la marca, sino quedarse con la cuota de mercado. Cervezas Alhambra iba a dejar su sitio a las cervezas envasadas en Madrid, ya que la envasadora de Granada era una minucia comparada con las megaenvasadoras. Pero no. Todos nos equivocamos. Mahou fue sensible con Granada y su histórica marca. No sólo han mantenido el nombre y el logo del monumento en su cerveza, sino que la ha potenciado al ponerla a su cobijo.

Hay mucha gente en Granada que, cuando quiere quedar bien con una visita, sólo tiene que hacer dos cosas: llevarla de recorrido nocturno a la Alhambra y meterle un paquete de Alhambra 1925 en el equipaje. Son los dos mejores embajadores de esta ciudad.

Algunos datos sobre Cervezas Alhambra

Creación de la sociedad: 2 de febrero de 1926

Construcción de Fábrica: Enero-septiembre de 1926

Inversión: 2.000.000 pesetas

Primera campaña: otoño 1926

Capital social inicial: 500.001 pesetas

Fundador: Carlos Bouvard Dürr

Presidentes: Agustín Riehle Falk (1926-30); Carlos Bouvard Dürr (1930-54); Ignacio Coll Castell (1954-66) y (1973-94); María Virginia Bourgeois Chabert (viuda de Bouvard), 1966-73; Ramón Armadas Bosch (1994-95; Demetrio Martínez Juguera (1995-2007). Desde entonces, el presidente del grupo Mahou.

Directores: Antonio Knörr y Ortiz de Urbina (1925-58); José Diví Gres (1954-63); Francisco Morales Linares (1958-73); Jorge Sabater Sais (1983-92); Antonio Perera Cantero (1992-2007).

Plantilla actual: Alrededor de 380 trabajadores (sin contar empleos indirectos).
Dedicatoria: Este artículo lo dedico a Concha Cuéllar (secretaria del consejo entre 1964 y 2006) y Antonio Perera, por los apuntes y documentos que me facilitaron de Cervezas Alhambra, hace ya muchos años, cuando yo preparaba un libro sobre las empresas granadinas que cumplían 75 años (Quedó inédito debido a que la mayoría de aquellas sociedades desaparecieron antes de cumplirlos).

Para aportar información sobre este reportaje u otros de Gabriel Pozo Felguera: redaccion@elindependientedegranada.es