CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA O NO

Periodismo, a pesar de las escrituras

Opinión - Juan I. Pérez - Domingo, 17 de Noviembre de 2019
Un retrato descarnado de la profesión periodística y del periodismo, con autocrítica, que parte de un hecho histórico que conoces, pero no del todo. Cualquier parecido con la realidad es coincidencia, o no.

Cuentan las Escrituras que Moisés al frente de su pueblo huyó de Egipto y que en el tortuoso camino, perseguido por las tropas del faraón, se topó con el Mar Rojo, dio un golpe en el suelo con su bastón y se abrieron las aguas. Pero lo que no cuentan es la intrahistoria de lo que realmente pasó.

Y sucedió así:

Al verse rodeado del Mar Rojo, y con el ejército del faraón pisándole los talones, Moisés, -como todo buen dirigente-, llamó a su jefa de prensa, que dejó todo y acudió con rapidez. Tras observar minuciosamente la complicada situación, la jefa de prensa le dijo con todo el respeto:

—“Mira Moisés, debes dar un golpe en el suelo con la vara y luego álzala al cielo. Se abrirán las aguas, dejará un pasadizo por el que llegaremos a la otra orilla. Una vez allí, vuelve a dar un golpe con la vara y la alzas al cielo y el mar se cerrará y ahogará a las tropas del faraón”.

—Moisés, dubitativo, le espetó: “Pero tú crees que si hago eso, ¿se abrirán las aguas?”

—“Sinceramente, no lo sé, pero si acaso sucede, te asegurarás unas páginas destacada en la Biblia”, contestó su jefa de prensa.

Y así fue como Moisés, atendiendo a su directora de Comunicación, procedió como se sabe, y quedó recogido en el Éxodo, capítulos 12 a 15.

Tampoco detalla la historia que Moisés, -como todo buen dirigente-, eligió como jefa de prensa, en este caso, a una excelente profesional, periodista, licenciada en Periodismo, y no a un político, advenedizo o aprendiz de juntaletras, con diploma en a saber qué escuela

Tampoco detalla la historia que Moisés, -como todo buen dirigente-, eligió como jefa de prensa, en este caso, a una excelente profesional, periodista, licenciada en Periodismo, y no a un político, advenedizo o aprendiz de juntaletras, con diploma en a saber qué escuela.

Y que, -como todo buen dirigente-, a su jefe de gabinete, le dejó claro, desde el primer día, como al resto de asesores y palmeros, -como todo buen dirigente-, que la comunicación dependía exclusivamente de su jefa de prensa, porque era la experta.

Evidentemente, disponer de la mejor jefa de prensa, como en el caso de Moisés, no garantiza siempre un resultado óptimo, pero no hay que ser muy listo para saber que las posibilidades de garantizar la mejor comunicación es contar con las y los mejores, como en cualquier desempeño profesional.

La prensa que acompañaba a Moisés

Pegados a Moisés y a su pueblo en la huida, un grupo de periodistas. Cada uno de su madre y de su padre, lógicamente. Moisés no vetó a medio alguno. Cada cual informaba en sus crónicas según su particular criterio o del medio para que el trabajaba. Había quien desde el primer día auguraba el fracaso de la partida, más afín al poder que representaba el faraón, mientras la mayoría, se limitaba a informar con honradez del asunto, con su respetable y particular visión.

En la comitiva, cómo no, también va algún medio que va de inmaculado, como dando lecciones, avalado por su veteranía, sin reparar que le quedan pocos para incumplir los diez mandamientos.

Generalmente, los primeros que suelen dar noticias como estas son las agencias (mi profunda admiración a ellas y ellos), pero como la comitiva de periodistas estaba pegada a Moisés, porque la jefa de prensa era una profesional y hasta tenía preparada una impecable nota de prensa, la mayoría lo dio al momento

Un despistado operador de cámara pidió a Moisés repetir lo de la vara y el mar porque llegó tarde. Generalmente, los primeros que suelen dar noticias como estas son las agencias (mi profunda admiración a ellas y ellos), pero como la comitiva de periodistas estaba pegada a Moisés, porque la jefa de prensa era una profesional y hasta tenía preparada una impecable nota de prensa, la mayoría lo dio al momento, empezando por los medios digitales. Aunque uno de ellos centró la información con un supuesto vídeo jocoso de un pobre burro con las alforjas llenas de muebles, tropezando, otro dio el teletipo pero con su nombre y apellidos. No se sabe lo que publicó otro digital, porque es de pago y lo cierra, si bien ya acostumbrada la responsable de prensa comunicó a un grupo que era la nota oficial.

Los periodistas más aventajados firmaron informaciones con el relato completo y hasta análisis. El operador de cámara despistado sí que filmó esta vez el cierre de las aguas. Y el digital del vídeo del burro amplió la noticia con otro vídeo con la opinión de algunas mujeres de la caravana sobre la práctica del sexo en carretas, que le dio, según pavoneaba uno del medio, muchos `likes´

Las radios también interrumpieron la programación. En una de las emisoras, un informador relataba la hazaña como si de un partido de fútbol pareciese. Más o menos se repitió lo mismo al llegar a la otra orilla. Los periodistas más aventajados firmaron informaciones con el relato completo y hasta análisis. El operador de cámara despistado sí que filmó esta vez el cierre de las aguas. Y el digital del vídeo del burro amplió la noticia con otro vídeo con la opinión de algunas mujeres de la caravana sobre la práctica del sexo en carretas, que le dio, según pavoneaba uno del medio, muchos likes.

Y en la prensa escrita, lo mejor, sin duda, las magníficas fotografías de las compañeras y compañeros gráficos (Mi admiración y máximo respeto).

La prensa que acompañaba al faraón

El faraón acreditó también a todos los medios que lo pidieron. Y si no vetó a algunos a los que despreciaba no fue por falta de ganas. De hecho, hasta poco antes del inicio de la persecución no había firmado todas las acreditaciones, pero al final se dijo que su poder era demasiado absoluto para ser cuestionado por medios radicales y el relato de lo que sucediera lo tenía bien atado, dado el reparto de buenas sumas de publicidad en los medios de siempre, y sus excelentes relaciones con directores y directoras, a los que le daba igual a quien apoyar con tal de seguir ingresando.

Como se habían celebrado hace poco unas elecciones cerradas entre faraones y ganó, aunque por muy poco, había cambiado al jefe de prensa, de más que acreditada profesionalidad e impecable trayectoria, por una prima segunda de la esposa del líder regional de los faraones. El relevo extrañó hasta a los suyos. No porque no tuviera todo el derecho de colocar a quien quisiera, sino por no valorar suficiente el perfil de la recomendada y que se impusiera, incluso, a periodistas magníficos que habían trabajado en otros ámbitos de su poder.

Los desterrados asumieron el relevo, y ni siquiera se quejaron de las pésimas formas, como suelen acompañar algunos cambios. Dado que los periodistas son escasamente corporativos y propensos a criticar a los compañerosno presentes, pero por supuesto sin maldad, casi nadie alzó la voz, como tampoco si hubieran vetado a algún medio. Tampoco, cuando el faraón colocó por la cara en el gabinete de comunicación durante cuatro meses a un señor, cuya única relación con la prensa era leer el Marca de la época, y que dejó el carguillo cuando se presentó de faralcalde

Los desterrados asumieron el relevo, y ni siquiera se quejaron de las pésimas formas, como suelen acompañar algunos cambios. Dado que los periodistas son escasamente corporativos y propensos a criticar a los compeñeros no presentes, pero por supuesto sin maldad, casi nadie alzó la voz, como tampoco si hubieran vetado a algún medio. Tampoco, cuando el faraón colocó por la cara en el gabinete de comunicación durante cuatro meses a un señor, cuya única relación con la prensa era leer el Marca de la época, y que dejó el carguillo cuando se presentó de faralcalde -como así llamaba entonces a los regidores municipales- en un pueblo del Cinturón, bajo las siglas del partido del faraón.

Como toda acción acarrea alguna consecuencia, una de las actuaciones de la nueva responsable de comunicación sonrojó a las redacciones que antes de publicar notas de prensa leen previamente los comunicados. Por el fondo y la forma. Faltas de ortografía y de sintaxis, de esas que duelen, como separar sujeto y predicado con coma, en una réplica vacua desde una institución que debe representar a todas y a todos a no sé qué político. En fin. No pasa nada.

La caravana del faraón incluyó, junto a periodistas, a todo palmero de la corte, de esos que doblan más el espinazo que un japonés agradecido. También a presuntos informadores, que han vivido sin pudor de la profesión, aunque no se les recuerde una noticia ni en blanco y negro. Advenedizos que se creen que por mantener un blog con sus memeces o escribir columnas contemplativas han adquirido la sublime categoría de periodistas. Ya saben.

Cuando el ejército partió, a ningún periodista extrañó el comportamiento adulador de algunos compañeros. No hubo preguntas, como de costumbre, en un círculo en el que se sumaron algunos jefecillos de prensa de otras áreas que, sin cuestionar la profesionalidad, pasaron tras las elecciones de llorar por las esquinas a la supervivencia, criticando con saña a sus antiguos jefes

Cuando el ejército partió, a ningún periodista extrañó el comportamiento adulador de algunos compañeros. No hubo preguntas, como de costumbre, en un círculo en el que se sumaron algunos jefecillos de prensa de otras áreas que, sin cuestionar la profesionalidad, pasaron tras las elecciones de llorar por las esquinas a la supervivencia, criticando con saña a sus antiguos jefes. Es de destacar lo exagerado del cambio experimentado por uno de ellos, experto en esconder la cabeza y echar balones fuera, que asentía a cada frase del faraón.

Un poco más apartado, otro jefecillo de comunicación, tan experto en materias de números, como profano en periodismo, afamado por una genial contestación a un profesional en el que le exigía que tal información no se diera porque era secreta. Se suponía, apreciaban los entendidos, que debía congeniar con esos otros informadores que ya sabían esa, esta y aquella noticia, aunque nunca la publicaron, sí después, cuando ya tuvo repercusión. También estaban los que, digamos, se les olvida citar, como si lectoras y lectores, y  hasta sus jefes, no supieran quién la publicó.

En otros departamentos, muy pocos, a la periferia del faraón, se respetaron a otros excelentes directores de comunicación, no sin antes tratar sin éxito de moverlos.

De todo hubo en las primeras crónicas, como siempre. Si bien sobresalió por lo comentado el tratamiento de las televisiones públicas comarcales que, con otro protagonista, repetían el triunfalismo hiperbólico al que acostumbraban a la audiencia en la anterior época faraónica

De todo hubo en las primeras crónicas, como siempre. Si bien sobresalió por lo comentado, el tratamiento de las televisiones públicas comarcales que, con otro protagonista, repetían el triunfalismo hiperbólico al que acostumbraban a la audiencia en la anterior época faraónica.

En esta caravana, con buen wifi, unos cuantos periodistas dirigían mensajes de twitter a políticos de la corte, en un raro colegueo que rozaba lo grotesco cuando el destinatario era de la facción de los ultra-Alfas. Es necesario mencionar en este punto que el faraón, como ganó por muy poco, necesitó aliarse con una facción que apoyó a la anterior faraona suprema y con otra facción, la citada de extrema-Alfa. Así que la prensa optó por blanquear esta facción, salvo, creo recordar, tres medios mal contados, a los que crucificaban en sus redes.

Eso sí, sin pudor el faraón, y sus acólitos, llamaban peyorativamente a otra facción contraria,0mega radical, término empleado para los escasos medios críticos. En fin.

Lo del twitter merecería una reflexión aparte por las respuestas de políticos a esos mensajes, en un intercambio de peloteo edulcorado, como si trataran sin conseguirlo de suplantar la Política con la red social.

Carguitos de la corte, pese a representar a todas y a todos desde la institución enviaban lamentables mensajes criticando alguna información, eso sí a título personal, pero desde el móvil pagado por toda la ciudadanía

Carguitos de la corte, pese a representar a todas y a todos desde la institución enviaban lamentables mensajes criticando alguna información, eso sí a título personal, pero desde el móvil pagado por toda la ciudadanía.

Mal aconsejado por un equipo de hooligans, cuando el faraón llegó al Mar Rojo, con un pasadizo abierto por las aguas, en el que al final se apreciaba la cola de la caravana de Moisés, mandó al galope.

Y allí pereció ahogado, con su ejército, la corte de aduladores…

Como la jefa de prensa solo avisó a unos pocos periodistas que se acercaban al Mar Rojo y no previó lo que podía pasar porque ni leyó las noticias de la caravana de Moisés, los que no fueron llamados se salvaron y pudieron mandar las crónicas del suceso.

3.000 años después, la prensa subsiste, a pesar de todo.

Tú eliges.