'Algo nuestro se ha quemado'

Blog - Sacando punta - Ignacio Henares - Domingo, 25 de Septiembre de 2022
Efectos devastadores del incendio de Los Guájares.
IndeGranada
Efectos devastadores del incendio de Los Guájares.

Ahora que ya, afortunadamente, se ha apagado el incendio de Los Guájares (bautizado así por el dispositivo INFOCA por el lugar en el que se inició), y antes de que los focos mediáticos se alejen del escenario, conviene que la sociedad granadina que hemos sufrido esta catástrofe, conozcamos más sobre las causas, cómo se gestionó la extinción y las actuaciones que deben ponerse en marcha para paliar los daños producidos. 

Lo primero que me viene es solidarizarme con los habitantes de los pueblos afectados que han estado viendo durante varios días, con preocupación, rabia, impotencia y hasta miedo, cómo iban perdiendo un patrimonio natural y un paisaje de gran valor, que además son elementos de su identidad y memoria

Lo primero que me viene es solidarizarme con los habitantes de los pueblos afectados que han estado viendo durante varios días, con preocupación, rabia, impotencia y hasta miedo, cómo iban perdiendo un patrimonio natural y un paisaje de gran valor, que además son elementos de su identidad y memoria; algunas personas además han visto desaparecer, pasto de las llamas, sus propiedades particulares.

Lo segundo, al mismo nivel, es mostrar mi respaldo y apoyo a los trabajadores del INFOCA y a los agentes de medio ambiente, (el mejor dispositivo en todo el Estado para la prevención y extinción de incendios forestales), a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, a los voluntarios de protección civil y a todos aquellos que han luchado de alguna manera contra este incendio. Los conozco, a muchos personalmente, y he ‘sufrido’ con ellos en otras ocasiones y situaciones similares. Me hace gracia ver a algunos dirigentes actuales de la Junta que hasta hace poco ‘rajaban’ de estos profesionales y los calificaban de nido de ‘enchufados’, y al mismo INFOCA lo tachaban de ‘chiringuito’, ponerse ahora a sacar pecho y parecer que lo han inventado ellos. ¡Cómo ha cambiado el cuento!

Este incendio ha tenido una especial trascendencia social ya que muchos granadinos hemos visto en directo cómo avanzaban las llamas, hemos seguido, a gran distancia, el humo, e incluso hemos podido ‘oler’ a quemado a muchos kilómetros del siniestro, en la misma capital

Estamos ante el incendio más importante en la provincia de Granada en lo que va de siglo. Han quedado calcinadas más de 5.100 hectáreas (unos 10.200 campos de fútbol para que nos hagamos una idea de la magnitud) que han afectado a los municipios de Los Guájares, Albuñuelas, El Pinar, El Valle y Vélez de Benaudalla. Además de por sus dimensiones y daños causados, este incendio ha tenido una especial trascendencia social ya que muchos granadinos hemos visto en directo cómo avanzaban las llamas, hemos seguido, a gran distancia, el humo, e incluso hemos podido ‘oler’ a quemado a muchos kilómetros del siniestro, en la misma capital.

La ciudadanía merece ser informada y en mi opinión debemos convertir esta tragedia en una experiencia de la que extraer conclusiones sobre el antes, el durante y el después de los incendios forestales

Por todo ello la ciudadanía merece ser informada y en mi opinión debemos convertir esta tragedia en una experiencia de la que extraer conclusiones sobre el antes, el durante y el después de los incendios forestales. En este sentido, todo el proceso de restauración debe ser participativo y convertido en una campaña de educación ambiental que nos permita sensibilizar sobre nuestra conducta en el medio natural y sobre cómo debemos invertir en una buena gestión forestal sostenible que incremente la resiliencia y resistencia de nuestros montes y haga compatibles los usos y aprovechamientos de nuestros montes con la conservación de nuestro patrimonio natural.

Ahora es el momento de investigar a fondo el origen del incendio que no parece que fuera ‘por causas naturales’ y con gran probabilidad obedece a una negligencia o intencionalidad. Por ahora lo que ha trascendido es que el incendió arranca en una curva de la carretera por lo que nos lleva a pensar que la mano del hombre está detrás, también, de este incendio, sea de manera intencionada, sea de manera imprudente. Es difícil esclarecer las circunstancias concretas, pero hay que hacer un esfuerzo y dedicar recursos a esta tarea.

No debemos de cansarnos de hacer llamadas a toda la sociedad a una conducta responsable ya que los efectos de una imprudencia pueden ser devastadores, especialmente en esta época y en entornos muy sensibles y especialmente vulnerables. Aunque acaba de irse el verano ‘oficial’, en los primeros días de otoño se mantiene el riesgo elevado de incendios, no en vano en estas fechas hemos sufrido los peores incendios en nuestra provincia. 

Sobre la gestión del incendio, y a la espera de las explicaciones oportunas en sede parlamentaria, tras hablar con testigos directos de las zonas afectadas, cabe decir que parece que se tardó mucho en reaccionar y no se midió bien el riesgo, habiéndose perdido un tiempo precioso en declarar el nivel I y en solicitar la colaboración de la UME

Sobre la gestión del incendio, y a la espera de las explicaciones oportunas en sede parlamentaria, tras hablar con testigos directos de las zonas afectadas, cabe decir que parece que se tardó mucho en reaccionar y no se midió bien el riesgo, habiéndose perdido un tiempo precioso en declarar el nivel I y en solicitar la colaboración de la UME. Si eran necesarios más medios de este tipo debieron solicitarse con anterioridad y no esperar a que ardieran más de 4.000 ha, ¡cinco días!, una decisión que dependía directa y exclusivamente del delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Granada.

No parecen tampoco justificadas las declaraciones del director general de Política Forestal y Biodiversidad de la Junta de Andalucía señalando que se habían utilizado todos los medios necesarios y en las que decía que “más medios terrestres podían estorbarse”; he escuchado a él mismo y a responsables del dispositivo de extinción decir que se habían priorizado los medios en uno de los flancos, dejando al descubierto el más oriental, por el que luego el fuego progresó con rapidez. No es comprensible que en un incendio de más de 60 kilómetros de perímetro se estorben 200 personas. Como decía mi padre “eso se lo cuentas al pichi y te pela de balde”. Más censurable aún me parece querer “echarle la responsabilidad” al director de extinción. Lo que está claro es que los medios aéreos ni terrestres han sido los suficientes y no se han empleado en el momento adecuado. 

Es desmoralizador escuchar al presidente de la Junta decir poco menos que estábamos en manos del cielo y le faltó implorar al ‘Cristo del Zapato’. Desde luego dejó en mal lugar al operativo del INFOCA cuando afirmó que no se podía hacer nada más

Moreno Bonilla vino de paso, tarde, y no estuvo tampoco muy afortunado en sus declaraciones al indicar que el viento era el enemigo (hasta ese momento el viento, de manera inusual en el Valle de Lecrín, no había soplado con fuerza, en esos primeros días del incendio). Es desmoralizador escuchar al presidente de la Junta decir poco menos que estábamos en manos del cielo y le faltó implorar al ‘Cristo del Zapato’. Desde luego dejó en mal lugar al operativo del INFOCA cuando afirmó que no se podía hacer nada más. Los andaluces invertimos mucho en este dispositivo (175 millones de euros y más de 4.700 efectivos, según los datos para este año del propio gobierno andaluz) como para resignarnos a que la respuesta es que estamos a merced del viento o de la lluvia. Los medios desplegados no merecen que su trabajo quede reducido a estas eventualidades por mucho que sean elementos decisivos a la hora de abordar un incendio.

Para muchos vecinos el problema ha estribado en que la manta dispuesta para la extinción del incendio, no se sabe bien por qué, era pequeña, y se tiró hacia un lado dejando descubierto el otro

Para muchos vecinos el problema ha estribado en que la manta dispuesta para la extinción del incendio, no se sabe bien por qué, era pequeña, y se tiró hacia un lado dejando descubierto el otro. Y ahora toca ‘tirar de la manta’, en otro sentido, para averiguar si fue un error de cálculo, si se sacrificó intencionadamente una zona o qué ocurrió. Porque lo único que sobraba en este incendio, (me lo han contado los propios habitantes de los municipios afectados), eran ‘políticos’ en el puesto de mando, alguno de los cuales se ha ganado el apodo de ‘cometortillas’, y sobre todo sobraban los que no tenían nada que ver con el fuego, como la consejera de Fomento sin competencias en la materia y que como ‘presunta’ candidata a la alcaldía de la capital fue a chupar cámara.  

Alguno de los alcaldes incluso llegó a convocar a voluntarios, quejándose de que habían dejado tirado a su pueblo, aunque luego escondió la mano y se la pasó por el lomo a sus compañeros del PP en la Junta

Alguno de los alcaldes incluso llegó a convocar a voluntarios, quejándose de que habían dejado tirado a su pueblo, aunque luego escondió la mano y se la pasó por el lomo a sus compañeros del PP en la Junta. Es fácil imaginar como este regidor municipal se hubiera lanzado al cuello del gobierno andaluz si hubiera sido de otro color político. 

Habría que reclamarles ahora que fueran tan prestos para presentarse aprobando una batería de medidas urgentes dirigidas a prevenir la erosión y los efectos perjudiciales de las cenizas, así como para restaurar las infraestructuras y equipamientos que hayan sido dañados. Ahora alguna y algunos mirarán para otro lado diciendo que son asuntos de su competencia. 

Se requiere la puesta en marcha por parte de la Junta de Andalucía de un ambicioso Plan de Inversiones Forestales para gestionar nuestros montes

Esta catástrofe debe servirnos para aprender unas cuantas lecciones. La primera es que se necesita una actualización de las políticas forestales para adecuarlas a la necesaria mitigación y adaptación del cambio climático, mediante medidas de gestión adaptativa y para orientar la gestión forestal hacia ecosistemas más resilientes y resistentes a diferentes agentes agresivos causados o favorecidos por el cambio climático: decaimiento forestal, incendios, plagas, sequías extremas, pérdida de biodiversidad… Esta reorientación de la política forestal debe servir además para frenar la despoblación y para la creación de empleo en el medio rural, así como para dinamizar un tejido económico asociado a estas actividades.

Se requiere la puesta en marcha por parte de la Junta de Andalucía de un ambicioso Plan de Inversiones Forestales para gestionar nuestros montes

Se requiere la puesta en marcha por parte de la Junta de Andalucía de un ambicioso Plan de Inversiones Forestales para gestionar nuestros montes. La conservación, en nuestro entorno mediterráneo, requiere de una gestión activa y adaptativa, no puede ser una política de brazos caídos, ni de pintar rayas, sino que se necesita una gestión forestal sostenible, que combine el aprovechamiento de los recursos de una forma compatible con la conservación de la biodiversidad.

En ese sentido hay que cambiar de mentalidad y dejar de pensar que los montes son los protegidos, para considerar que son los protectores

La Revolución Verde hoy día más importante y urgente contra el cambio climático, lo más eficaz y rápido que debemos hacer es, mantener los bosques, gestionar los montes actuales bien. En ese sentido hay que cambiar de mentalidad y dejar de pensar que los montes son los protegidos, para considerar que son los protectores, los que garantizan que podamos seguir disfrutando de los múltiples bienes y servicios ecosistémicos que nos aportan (de aprovisionamiento, de regulación y culturales).

El modelo tiene que ser el del monte mediterráneo del siglo XXI, un monte con discontinuidades, heterogéneo, multifuncional

Y deberíamos aprender, de una puñetera vez, que, como indican los científicos y gestores del medio natural, el objetivo de la restauración no puede ser volver a recrear el tipo de monte que ha ardido. El modelo tiene que ser el del monte mediterráneo del siglo XXI, un monte con discontinuidades, heterogéneo, multifuncional. Y para ello hay que hacer un seguimiento de la evolución de la regeneración natural, que sirva de soporte al proyecto de restauración, y tener en cuenta todas las variables físicas y ambientales, climáticas, características orográficas y topográficas de las zonas dañadas. 

Yo me contentaría con que el debate, oportuno y necesario, sobre gestión forestal y sobre cómo afrontamos la restauración de la zona incendiada, ayudara a desterrar el concepto de que el ‘monte está sucio, lleno de matojos y maleza’. La biodiversidad hace a los montes más ricos y más resilientes y no es sostenible mantener los bosques como si fueran un parque urbano. 

 

 

 

 

 
Imagen de Ignacio Henares

Ignacio Henares Civantos es biólogo de bata, de bota, y de gabinete. Máster (de los de verdad) en Gestión del Medio Ambiente y del Agua por la Universidad de Granada. Desde 1989 es funcionario, técnico del cuerpo superior facultativo de la Junta de Andalucía donde ha desempeñado varias tareas en las Consejerías de Agricultura y Pesca y de Medio Ambiente. Durante quince años ha sido el conservador del parque nacional y natural de Sierra Nevada. En la actualidad trabaja como asesor técnico en el departamento de Sanidad Vegetal.

Escritor de numerosos artículos sobre medio ambiente y conferenciante incansable, en los últimos años ha concentrado su tarea de divulgador en Sierra Nevada, siendo coautor de tres interesantes libros divulgativos sobre Sierra Nevada: “Sierra Nevada, una gran montaña, un pequeño continente”, “Las Aves de Sierra Nevada” y “Mariposas diurnas de Sierra Nevada”. Fue colaborador de “La Voz de Granada” con un programa semanal titulado “El hombre y la Sierra” y lo has sido del periódico Granada Hoy desde el año 2014 con más de 150 reportajes dedicado a Sierra Nevada agrupados en diferentes series: “Sierra Nevada, Paraíso de Biodiversidad”, “La Huella del Cambio Global” , “Sierra Nevada, Montaña de Oportunidades” y la última que estuvo dedicada a “Sierra Nevada, Paisaje y Paisanaje”, una aproximación al parque nacional y natural de Sierra Nevada a través de ‘nombres propios’.