'FKA twigs quiere bailar y que bailes con ella'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 2 de Febrero de 2022
FKA twigs – 'CAPRISONGS'
Portada de 'CAPRISONGS', de FKA twigs.
IndeGranada
Portada de 'CAPRISONGS', de FKA twigs.

Menuda carrera está fraguando la británica FKA twigs. Después de crear uno de los discos de pop experimental más extraordinarios de todos los tiempos con LP1 (2014), de profundizar en la misma línea en el estupendo EP M3LL155X (2015) y de explorar nuevas facetas en el solemne MAGDALENE (2019), Tahliah Barnett iniciaba esta década en la cima del reconocimiento crítico. Con su combinación de producción futurista, voz delicada, letras descarnadas y vulnerables y presentación visual arriesgada, la antigua bailarina se había convertido en una de las artistas musicales más originales y distintivas de este siglo. En el ámbito personal, sin embargo, la década empezó más bien regular: twigs denunció a su exnovio Shia Labeouf a finales de 2020 por abuso durante la relación. Su perfil público siempre ha sido más bien bajo, pero la cantante apareció en todo tipo de medios explicando, de forma muy didáctica, cómo funciona el abuso y por qué es tan difícil detectarlo y salir. Pero si alguien se preguntaba si esto afectaría negativamente a su carrera musical, la respuesta ha sido un “no” rotundo.

Las pistas sobre lo que sería su nuevo trabajo fueron apareciendo a lo largo de más de un año por diversos medios. Ahora que ya lo tenemos con nosotros, podemos decir que CAPRISONGS (2022) es lo contrario de un álbum triste o de duelo. Ya desde la portada, en la que una desafiante twigs muestra en sus dientes las siglas G.O.A.T. (en inglés, “Greatest Of All Time”, “la mejor de todos los tiempos”), vemos y oímos aquí a una twigs con más confianza y determinación que nunca. No solo eso: CAPRISONGS es con mucho su proyecto más divertido y bailable. La mezcla de estilos que han dado forma a esta “mixtape”, como ha decidido llamarla (pese a que todas las canciones son cien por cien originales), incluye el afrobeats nigeriano, el dancehall jamaicano, el funk brasileño y el rave británico, además del trap o el R&B. Temazos como el single “tears in the club”, “papi bones” o “jealousy” están claramente pensados para la pista de baile. No faltan tampoco esas baladas intensas y majestuosas, que evocan a Björk, sobre las cuales ha construido su carrera, pero el tono general del proyecto es animado y juguetón.

La producción vuelve a ser estelar, esta vez gracias en buena medida al canario El Guincho, productor en casi todos los cortes y co-productor ejecutivo junto a twigs

No solo se trata de la música: tanto en los interludios como al principio y al final de muchas canciones, twigs incluye diálogos entre ella y sus amigues, algunos realmente graciosos, otros en forma de discursos motivacionales, varios de ellos relacionados con la astrología (el título de la mixtape es un juego de palabras con su signo, capricornio). También hay cortes que son más esbozos rápidos que canciones del todo desarrolladas, como “which way” o “pamplemousse”. Estos detalles ayudan a que el tracklist se sienta suelto y fresco. Lo mismo ocurre con las colaboraciones: en más de la mitad de las canciones aparece otro artista, y esa diversidad enriquece el disco. Parece claro que twigs no quería volver a caer en la intensidad pura de sus otros trabajos, y el toque de ligereza le va francamente bien a su música. Al mismo tiempo, por supuesto, la producción vuelve a ser estelar, esta vez gracias en buena medida al canario El Guincho, productor en casi todos los cortes y co-productor ejecutivo junto a twigs. En temas como “ride the dragon”, “honda” o “darjeeling”, una percusión irresistible se funde a la perfección con los elementos melódicos y toques experimentales, seduciendo tanto a nuestros oídos como a nuestras caderas.

La canción que más me ha cautivado es, de nuevo, la más solemne y triste: “meta angel” es un exorcismo de sus inseguridades, donde reconoce que no cree en sí misma lo suficiente y que a veces se siente perdida y no sabe lo que quiere

Pero dicho esto, debo confesar que la canción que más me ha cautivado es, de nuevo, la más solemne y triste: “meta angel” es un exorcismo de sus inseguridades, donde reconoce que no cree en sí misma lo suficiente y que a veces se siente perdida y no sabe lo que quiere. Cuando entra el estribillo y canta “tengo voces en la cabeza que me dicen que no voy a llegar muy lejos”, le responde todo un coro de esas voces, unas atascadas en un loop, otras haciendo una melodía de fondo, en un efecto absolutamente precioso. También “lightbeamers” opta por un tempo más lento y un tono más melancólico. Pero incluso en estas canciones, twigs aparece mucho más entera y fuerte que en canciones anteriores, como la desgarradora “cellophane”. El mejor ejemplo quizás sea “oh my love”. En lugar del desolado canto de una mujer derrotada, como en “mirrored heart”, aquí encontramos a la británica exigiendo a su amante que se aclare: no quiere medias tintas, o está con ella con todas las consecuencias o se acabó, porque “podría estar con quien quisiera”. La base es relajada, pero la voz de twigs es firme. No hay ni una gota de autocompasión o abatimiento en el disco, solo la tristeza inevitable en quien vive el amor con la misma intensidad que la música (como en “careless”).

Realmente hay pocas canciones a las que se les puedan poner pegas. Sobra algún interludio. Un par de estribillos son solo correctos. Hay un efecto muy molesto en “lightbeamers”, como una voz estridente que suena en un par de ocasiones, pero no arruina la canción. “pamplemousse” merecía desarrollarse más. “minds of men” es la más mediocre: twigs abusa aquí del falsete y los efectos vocales, la mezcla de su voz no funciona y la propia estructura de la canción es un poco torpe, aunque la base instrumental tiene elementos muy sugerentes. Por lo demás, el disco es estupendo. “thank you song”, la canción de despedida cierra el círculo emocional del álbum. La cantante empieza reconociendo lo mal que se ha llegado a sentir: “I wanted to die, I'm just being honest/No longer afraid to say it out loud”. Pero esto le sirve justamente para reivindicar lo que ha superado gracias al amor y el cariño recibidos por el camino: “Love in motion seems to save me now/Love in motion, my heart's open/Thank you, thank you, I'm okay/'Cause you care, I made it through today”. Esta optimista conclusión es tremendamente satisfactoria, y me deja convencido de que la carrera de twigs seguirá su trayectoria estelar. Quizás vuelva a deleitarnos con art pop barroco o quizás continúe por esta nueva vía con más ritmo; en cualquier caso, yo estaré encantado de escuchar a una de las mejores artistas de nuestra era.

Puntuación: 8.3/10

 

 

 

 

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com