50 días desde que le estalló a Moreno el escándalo del cribado, sin que aún se conozca la causa
Moreno y Sanz en la apertura del Centro de Salud Ricardo Soriano en Marbella. Junta de Andalucía.
Cabalgaba con relativa placidez el Gobierno andaluz de mayoría absoluta del PP que preside Juan Manuel Moreno hasta que le estalló en la cara el escándalo del cribado del cáncer de mama, nada acostumbrado a que con razón le tachen de negligente
Cabalgaba con relativa placidez el Gobierno andaluz de mayoría absoluta del PP que preside Juan Manuel Moreno hasta que le estalló en la cara el escándalo del cribado del cáncer de mama, nada acostumbrado a que con razón le tachen de negligente y que trascienda a medios nacionales, que no puede controlar, por el mayor error de la sanidad pública de Andalucía. Así, el paseo triunfal y relajado que pretendía Moreno con la presentación de su libro Manual de convivencia, para, -dice él-, diferenciarse del Manual de resistencia de Pedro Sánchez, más se parecía, en plena crisis sanitaria, por los cambios de agenda y el rictus al título del libro del presidente del Gobierno, pero sin restar aforo a la gira, con la conservadora claqué habitual al rescate.
Cincuenta días después desde que la periodista Mercedes Díaz en Radio Sevilla destapara la crisis con el testimonio de las primeras afectadas, agrupadas por la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama de Sevilla (Amama), la derecha -con el sellito de andaluza- ha vuelto a demostrar su impericia en la gestión, con mayor acento en los servicios públicos, víctimas de su voracidad privatizadora, con la sanidad como paradigma.
Una pancarta en la multitudinaria manifestación del domingo pasado en Granada, en defensa de la sanidad pública andaluza de calidad. IndeGranada.
Hasta qué punto la sanidad pública andaluza está en descomposición para que Moreno no haya encontrado a ningún profesional sanitario en su partido, ni en su sindicato médico afín, ni siquiera a un afiliado o simpatizante sin carné
Hasta qué punto la sanidad pública andaluza está en descomposición para que Moreno no haya encontrado a ningún profesional sanitario en su partido, ni en su sindicato médico afín, ni siquiera a un afiliado o simpatizante sin carné, para verse obligado a recurrir a Antonio Sanz, su mano derecha, que acumula en el Gobierno andaluz Sanidad, Presidencia y Emergencias, tras la dimisión de Rocío Hernández.
Aunque no lo parezca, es una imagen de un acto como consejero de Sanidad, distribuida por la propia Junta. Antonio, en la que Sanz participa en la bendición de la capilla del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, oficiada por el arzobispo de Sevilla.
En su penúltima salida de tono tan frecuente, empleó expresiones machistas en la comisión parlamentaria de Sanidad, acorralado por la portavoz de la materia del PSOE-A, María Ángeles Prieto. Similar tono y fondo que el presidente Moreno utilizó recientemente en el Cámara andaluza para replicar a la portavoz del grupo socialista, María Márquez. Ni el presidente del Parlamento, ni el de la comisión, lógicamente, les llamaron la atención.
En la propaganda del régimen absolutista del PP andaluz, Antonio Sanz, que reparte la publicidad intitucional. -el BOJA publicó esta semana dos nuevos contratos que suman otros 13 millones para medios- con más de tres décadas en el PP en diferentes puestos y cargos, entre ellos, delegado del Gobierno en Andalucía, y hombre fuerte de Javier Arenas, lo presentan como un hombre de diálogo, sereno y efectivo. Tan lejos de la realidad que la oposición padece desde hace siete años en el Parlamento andaluz con su tono agresivo y hosco, antes, como primer viceconsejero de la Presidencia, Administración Pública e Interior del primer Gobierno andaluz de derechas, y, tras la mayoría absoluta del PP, como consejero de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa, previo a su nombramiento de urgencia al frente de Sanidad -nuevo nombre que sustituye al clásico Salud-.
En su penúltima salida de tono tan frecuente, empleó expresiones machistas en la comisión parlamentaria de Sanidad, acorralado por la portavoz de la materia del PSOE-A, María Ángeles Prieto. Similar tono y fondo que el presidente Moreno utilizó recientemente en el Cámara andaluza para replicar a la portavoz del grupo socialista, María Márquez. Ni el presidente del Parlamento, ni el de la comisión, lógicamente, les llamaron la atención.
Lo del #machismo d Juanma Moreno con la portavoz @psoedeandalucia @MariaMarquez_R es LA TÓNICA en su gobierno
Su escudero Sanz no se queda atrás.
VERGÜENZA da oírlo intentando desprestigiarme en Parlamento
Retrógrados, machistas y casposos
Aunque os pese, ESTAMOS AQUÍ pic.twitter.com/OhPfclONyV— Maria Angeles Prieto (@mangelesprieto) November 15, 2025
Directivo de la privada, voto por Franco y desprecio a la Memoria. El motrileño Nicolás Navarro García, elegido por Moreno como viceconsejero de Sanidad, cuenta con un pasado reciente que, sin duda, reúne para el PP todos los requisitos para ser el número dos de la sanidad pública andaluza:
La designación de Nicolás Navarro fue acordada en el Consejo de Gobierno del lunes, con lo que Moreno respondía de esta forma al clamor de las movilizaciones del domingo, con el polémico nombramiento como número dos de la Consejería de Sanidad, el granadino Nicolás Navarro, procedente de la sanidad privada donde ejercía de directivo como jefe de Urgencias del HLA La Inmaculada de Granada, gestionado por la empresa Asisa.El puesto lo compatibilizaba con el de teniente de alcalde del Ayuntamiento de Motril, gobernado por el PP, y vicepresidente primero de la Diputación de Granada, que gobierna con mayoría absoluta el PP. En el último año declaró ingresos por estos tres puestos de 132.195,16 euros, según el Ayuntamiento de Motril.
También es vicesecretario General en Partido Popular de Motril y vicesecretario Provincial de Salud en Partido Popular de Granada. La dirección provincial valoró el nombramiento de quien ha ocupado distintos cargos en los últimos 19 años por su "capacidad de gestión y vocación de servicio público".
El nombramiento de un profesional que trabaja en la sanidad privada como segundo de la Consejería de Sanidad fue anunciado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno por la portavoz y consejera de Hacienda, Carolina España, quien en diferentes puntos de su intervención tachó "bulo" las acusaciones a la Junta por la privatización sanitaria.
Ahora la pregunta es qué va a hacer el nuevo viceconsejero cuando se decidan más privatizaciones, ¿Se abstendrá?
Pero, además, para cuadrar su currículo en 2020 votó en pleno, junto al grupo municipal del PP, que gobernada la ciudad, y sus socios de Pmás, Ciudadnos y Vox, en contra de que Motril retirase la medalla de oro al dictador Francisco Franco, en respuesta a la iniciativa del grupo municipal IU-Equo para que se cumpliera la Ley de Memoria. Tras ello, IU-Equo de Motril presentó una denuncia ante la Fiscalía. Cuatro años más tarde, en mayo de 2024, el pleno finalmente, con los votos, entonces sí, del PP, acordó retirar la medalla a Franco.
Hace un año, Nicolás Navarro realizó un comentario en su cuenta de Facebook ofensivos hacia la Memoria Democrática, que desató la polémica.
Fue tras emitir TVE un documental sobre La Desbandá, considerado como el Gernika andaluz. El ahora viceconsejero escribió: “Como entiendo que el documental no es casualidad y será un publirreportaje para que la población actual que no vivió la guerra la entienda espero el próximo sábado otro en el que nos expliquen quien incendió el Cerro de la Virgen de la Cabeza, destruyendo el patrimonio histórico y artístico, quien incendió el polvorín de la Iglesia Mayor o quien asesinó a los mártires agustinos y chapuchinos entre otras atrocidades. Esto es solo para que la Memoria Histórica sea realmente reparadora”. El típico argumento de la extrema derecha y herederos del franquismo. En la imagen del PP, a la izquierda Nicolás Navarro, en una diretiva provincial, junto a la senadora Inmaculada Hernández, la alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo y el presidente provincial, Francisco Rodríguez.
El requerimiento formal a la asociación para que entregue los datos sobre mujeres afectadas que la entidad eleva a 4.000 puso de manifiesto su pronta pérdida de nervios y de compostura, en el anuncio a los medios de una medida que, inevitablemente recuerda, a tiempos en sepia o blanco y negro, cuando precisamente se conmemora por el Gobierno los 50 años de España en libertad
Pero desde que es consejero de Sanidad su desprecio lo ha dirigido a Amama, a la que trata de amedrentar, en acoso continuo. El requerimiento formal a la asociación para que entregue los datos sobre mujeres afectadas que la entidad eleva a 4.000, -frente a las 2.317 oficiales de la Junta, eso sí, ya de la totalidad de provincias andaluzas, menos Córdoba, incluida Granada, como adelantó este diario- puso de manifiesto su pronta pérdida de nervios y de compostura, en el anuncio a los medios de una medida que, inevitablemente recuerda, a tiempos en sepia o blanco y negro, cuando precisamente se conmemora por el Gobierno los 50 años de España en libertad, que el PP no apoya.
Antonio Saz, ni por supuesto Moreno, ni el PP-A, con su portavoz, Toni Martínez, han reparado la absoluta deshumanización en el fallido proceso del cribado de cáncer de mama, con retrasos incomprensibles y en el posterior tratamiento, por un error, del que cincuenta días después aún no sabemos por qué ocurrió, quienes fueron sus responsables, la razón por la que no se advirtió de inmediato, o con posterioridad. Solo vagas explicaciones deslavazadas, que incluyeron culpar a los profesionales sanitarios, sin la menor autocrítica.
Por ello, por muchas promesas, sin conocer el motivo es difícil atajarlo de raíz y las promesas del Gobierno andaluz de mayoría absoluta solo pueden parecer parches, para salir del paso, y que pase el tiempo y se olvide. Pero no, las mujeres afectadas y asociaciones tan valientes como Amama, como en Granada, acompañadas siempre por la Plataforma 25N/8M, no lo permitirán.
Como los sindicatos de referencia, los partidos de izquierda de la oposición y los medios, como este, libre e independiente y la ciudadanía que las arropa.



























