Esta ciudad se amolda a todo. Sobre todo cuando gobierna la derecha. Las fuerzas vivas, siempre tan pegadas a los suyos, con sus intereses ramplones, parecen tener como única aspiración que sean los de su equipo los que gobiernen aunque la gestión de aquellos en los que han depositado su confianza vaya a la deriva, sea un caos o directamente una vergüenza. Tal y como está pasando en este mandato en Granada. Las fuerzas vivas progresistas, cuando gobierna esa derecha, por lo general, se centran en una crítica, que es más que nada un quejío lastimero, porque los suyos nunca están a la altura o sentencian en una terraza de bar un no tenemos remedio con mascarilla. 

'Ciertamente, las generalizaciones son siempre equivocadas porque en ellas te pierdes el buen hacer y la impronta de gente y grupos que pelean por una Granada mejor'

Ciertamente, las generalizaciones son siempre equivocadas porque en ellas te pierdes el buen hacer y la impronta de gente y grupos que pelean por una Granada mejor. Pero las fuerzas vivas más ruidosas han sabido imponer su visión y nos han enseñado a soslayar el resto y al resto, lo bueno, lo mejor de nosotros mismos. Decía un buen profesor mío que Granada tenía un cogollo donde se producía una pugna espúrea mientras una inmensa mayoría hacía las cosas lo mejor que podía y tiraba de esta pequeña ciudad de provincias que vive con anhelo y temor a partes iguales. Que anhela su grandeza y que teme su presente, siempre expectante en un futuro siempre frustrado.

'Y así vamos. Aquí tenemos un gobierno que no es gobierno. Que por tal de estar en el poder es capaz de herir al supuesto compañero, pero nunca de muerte. La idea es debilitarlo, evitar que pueda apuntarse un tanto. Ciertamente, así perdemos todos'

Y así vamos. Aquí tenemos un gobierno que no es gobierno. Que por tal de estar en el poder es capaz de herir al supuesto compañero, pero nunca de muerte. La idea es debilitarlo, evitar que pueda apuntarse un tanto. Ciertamente, así perdemos todos. Pero la teoría de juegos del poder también tiene sus propias peculiaridades. Si Luis Salvador se equivoca, que suele equivocarse cada vez que habla, siempre a la defensiva, siempre negando cualquier crítica, los del PP se frotan las manos. Tampoco pueden destacar mucho porque andan entre ellos pensando en lo inmediato, el 2 más 2, Sebastián no, pero tal vez yo sí, ahora el movimiento de Madrid que quita de en medio al Delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Granada, y así un no parar que nos lleva directamente a la deriva. 

'Un camino, insisto, en el que lo más importante es hacer lo mínimo (así nunca te equivocas) para poder salvarme de la quema de Bonilla o de Casado. Y todos, al mismo tiempo, esperando un golpe de última hora de Sebastián Pérez'

Porque la ciudad carece de un proyecto nítido con este gobierno. Arrasado además por la situación que ha generado el COVID19, el gobierno local, deja en manos de los funcionarios la gestión ordinaria, el día a día, pero las decisiones estructurales: la movilidad y la contaminación, el cambio climático, los grandes contratos, el plan general de ordenación urbana, los equipamientos culturales, el fomento de la cultura con mayúscula y otros tantos temas, pues ahí están, en la nevera, esperando tiempos mejores, aguardando que los acontecimientos políticos marquen el camino a seguir. Un camino, insisto, en el que lo más importante es hacer lo mínimo (así nunca te equivocas) para poder salvarme de la quema de Bonilla o de Casado. Y todos, al mismo tiempo, esperando un golpe de última hora de Sebastián Pérez. Alguna carta debe tener. Pero no existe esa carta. Lo que existe es una barca a la deriva. Y no importaría si de lo que habláramos es de su empresa donde ellos son los únicos trabajadores. Pero resulta que la empresa es nuestra ciudad y su principal institución, y el conjunto de la ciudadanía sus administrados. Ya sé que esto usted lo sabe, pero yo se lo recuerdo porque verdaderamente esto es así. Y también asao.

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Miguel Ángel Fernández Madrid es concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Granada.