El autobús del odio

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 3 de Marzo de 2017
El provocador autobús de Hazteoir.
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El provocador autobús de Hazteoir.

“Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si naces mujer, seguirás siéndolo”. Este horrendo mensaje que lleva a la segregación sexual más radical llega desde una asociación llamada HazteOír que asegura que pretende “denunciar las leyes de adoctrinamiento sexual que se han aprobado en varias comunidades autónomas para promover la diversidad sexual entre los menores, vulnerando la libertad de educación y el derecho fundamental de los padres a educar a sus hijos”. Y para ello ha llevado a la puerta de varios colegios de Madrid un autobús con esas frases. Afortunadamente, el fiscal superior de Madrid ha abierto diligencias y la policía local lo ha inmovilizado por incumplir las ordenanzas municipales. De cualquier manera, sólo la intención ya pone los pelos de punta.

Y es que los mensajes llegan desde los miembros de esta asociación nacida en 2001 como paladín de causas que atufan a discriminación. Está compuesta de educadores, médicos, y otros profesionales ultracatólicos que no ocultan sus extremas ideas. Pese a que se les ha vinculado reiteradamente con agrupaciones paramilitares, homófobos, xenófobos…sus integrantes se defienden diciendo en su web que son independientes, lo cual, por otra parte, no implica que no sean todo eso.

Señores retrógrados, sólo existe una clase de AMOR: el amor incondicional, con mayúsculas, ese que no cuestiona, que se da sin esperar nada a cambio, que ama sin matices, sin peros ni expectativas

Como la asociación se llama HazteOír considero que me están invitando a dar mi opinión, así que ahí va:

Toda libertad acaba donde empieza la de mi vecino, eso es lo que  he escuchado siempre y la libertad de educación no es una excepción. No se puede consentir que unos padres eduquen a sus hijos contra los míos ni que les enseñen a no aceptar lo que no les parece bien.

Señores de HazteOír: los niños y las niñas tienen pene, vulva o lo que ellos decidan; si naces hombre eres hombre sólo si eso es lo que tú quieres y si naces mujer únicamente continuarás siéndolo en base a tu elección. Faltaría más, que unas señoras y señores tan obsesionados con el sexo que tienen el pene y la vulva en la cabeza, nos vayan a decir lo que tenemos que sentir, hacer o vivir. Faltaría más que quieran seguir aleccionándonos con sentimientos de culpabilidad por no hacer lo que ellos quieren, por no amar de la forma que a ellos les parece, por no vivir del modo que ellos esperan. ¿Me van a pagar las facturas del mes? ¿Me van a dar el trabajo que quiero? ¿Acaso me quieren reducir las obligaciones que tengo con el Estado? Y si no es así… ¿Por qué pretenden restar mis derechos o los de cualquier otro ciudadano?

Lo único que me dan es asco, por acometer una lucha con el único fin de expandir una ideología de restricciones, utilizando para ello a unos niños inocentes, entre los que también hay transexuales atormentados a los que les puede afectar el mensaje, cuando ya nos olvidábamos de una dictadura que ayudada por la iglesia sirvió para torturar sicológica y físicamente a muchas personas por el hecho de no amar cómo ellos pretendían.

Señores retrógrados, sólo existe una clase de AMOR: el amor incondicional, con mayúsculas, ese que no cuestiona, que se da sin esperar nada a cambio, que ama sin matices, sin peros ni expectativas, el que está dispuesto a entregarse a cambio de nada, el que acepta hasta lo inaceptable, el que ama por el simple gusto de amar, sin preguntas, sin buscar respuestas; el amor del padre por el hijo, de la madre por la hija, del hombre hacia la mujer o hacia otro hombre, de la mujer hacia su esposa o su marido; el amor al mar, a la naturaleza, a los animales, al más vulnerable, al débil, al que sufre.

Entérense: no hay 1.000 tipos de amor, sólo hay una forma y es siempre la misma. Y aquel que es capaz de poner límites, condiciones y trabas al amor que se procesan los demás es porque no sabe lo que es amar.

Me da pavor pensar en los hijos de esas familias que tratan de adoctrinar a nuestros niños con mensajes tan siniestros e innecesarios. Seguro que entre los suyos habrá también muchos transexuales abocados a una vida encorsetada, con padres homófobos que en muchas ocasiones esconden a gays en el armario, que sienten repulsión hacia sí mismos por no poder cambiar sus sentimientos e intentan extender ese odio al resto de diferentes del mundo cómo fórmula para tratar sin éxito de sentirse mejor.

No les odio como ustedes a mí, ni les juzgo, como hacen cada día ustedes: hoy con transexuales, mañana con negros o inmigrantes; ni siquiera me importa lo que les suceda

Realmente no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Es verdad que deberíamos de callarnos todos y dejar pasar una noticia tan absurda sin pena ni gloria. Pero tal vez de ese modo dejaríamos una puerta abierta a la propagación de esta ideología juzgadora que decide cómo debe sentir cada uno, lo que debe hacer para no molestar a una parte de la sociedad que sigue empecinada en doblegar al resto y obligarle a amar bajo sus absurdas normas. Y no podemos permitir que ocurra algo así en un momento en el que todavía hay países que condenan a la pena de muerte por ello.

Así que esta vez he decidido que no me puedo callar, que ya estoy harto de quienes me quieren imponer lo que debo hacer, a quién tengo que querer o cuál es la forma más adecuada de vestirme. Porque a mí también me gustaría limpiar con jabón esas bocas llenas de mierda y no lo hago por respeto a los dueños de esas bocas, no a sus ideas.

Y que conste que yo no les odio como ustedes a mí, ni les juzgo, como hacen cada día ustedes: hoy con transexuales, mañana con negros o inmigrantes; ni siquiera me importa lo que les suceda. Lo único que les pido es que dejen de meterse en la vida de los demás, que empiecen a mirarse a ustedes mismos al espejo y acaben con su propia suciedad, que es la única que realmente pueden limpiar. Y, por cierto, el que no quiera que no mire.

 

 

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).