'El ecuador de la nada'

Aunque parezca mentira, un día de éstos se cumplirán 2 años desde la llegada a la alcaldía de nuestra ciudad de Marifrán Carazo, la que eligió Granada. Difícilmente nadie sería capaz de enunciar algún logro, algún objetivo, alguna meta, algo que destacar en estos dos largos años de gestión, con una amplia mayoría absoluta, al frente del Ayuntamiento. Y creo que me quedo corto con lo de “difícilmente”, pues es una expresión que permite pensar que, tras un largo periodo de profunda reflexión, alguien podría llegar a encontrar ese “algo” que destacar, esa acción municipal que resaltar tras más de 700 días ejerciendo la máxima autoridad y representación de la ciudad.
Porque ni siquiera la limpieza integral de la ciudad, entendiendo por ésta la de todos sus barrios y calles, el arreglo y mejora de las zonas comunes y el cuidado y atención de las personas y colectivos con necesidades alcanza unos mínimos asumibles
He comentado en más de una ocasión que el ejercicio del poder municipal por parte de la derecha es cuestión que se define por sí misma, por el mero hecho de ejercer el poder, por la ostentación de llevar la vara de mando la alcaldesa y las varillas de mando el resto de concejalas y concejales del PP. Y, naturalmente, por el hecho de que eso supone que el poder no lo ejercen otros ni otras. Eso y el natural desarrollo de la gestión rutinaria diaria, esa que es obligación ineludible de cualquier Ayuntamiento y que, ciertamente, podría llevar a cabo, cualquier Servicio municipal casi por inercia. Me refiero a abrir la ventanilla, tramitar el papeleo, solicitar (y no siempre y no siempre bien) fondos y subvenciones a otras Administraciones, encender el alumbrado y permitir que el transporte urbano (y ya sabemos cómo) nos lleve y nos traiga en nuestros desplazamientos. Porque ni siquiera la limpieza integral de la ciudad, entendiendo por ésta la de todos sus barrios y calles, el arreglo y mejora de las zonas comunes y el cuidado y atención de las personas y colectivos con necesidades alcanza unos mínimos asumibles.
La nada más absoluta nos contempla, anuncio tras anuncio, foto tras foto, inauguración o reinauguración, una tras otra y, ahora también, viaje tras viaje de la alcaldesa
Y así va transcurriendo el mandato municipal, ahora ya en su ecuador. La nada más absoluta nos contempla, anuncio tras anuncio, foto tras foto, inauguración o reinauguración, una tras otra y, ahora también, viaje tras viaje de la alcaldesa. O cabría decir que escapada tras escapada, pues todos y cada uno de los viajes para no se sabe qué, de la señora Carazo equivalen a una huida de los problemas de Granada, a un no estar en contacto con la realidad diaria de granadinas y granadinos, a no querer saber nada de las verdaderas inquietudes de la ciudad. En definitiva, en demostrar que realmente ella no eligió Granada, pues acreditado está que su implicación real con la vida de la ciudad es nula. Ausente de sus barrios, salvo para anunciar noticias rutinarias más propias de algún concejal. Ausente de las reivindicaciones que la ciudadanía demanda, vaya a molestarse su jefe Bonilla y se le tuerza el gesto, más de lo que ya se le retuerce a la vista del deterioro de los servicios públicos básicos, que no hay propaganda ni sonrisa que pueda tapar. Ausente de las políticas y de las iniciativas transformadoras y de los proyectos metropolitanos. Lo dicho, estamos prestos a celebrar el ecuador de la nada, y, en efecto, nada parece enderezar el rumbo del gobierno municipal del PP.
Si acaso, un constante llamamiento a esperar la llegada del año 2031, en que, al parecer por designio divino, estamos llamados a la gloria. Cómo si el resto de ciudades aspirantes de nuestro país para ser capital cultural europea, no estuvieran preparando también su candidatura
Si acaso, un constante llamamiento a esperar la llegada del año 2031, en que, al parecer por designio divino, estamos llamados a la gloria. Cómo si el resto de ciudades aspirantes de nuestro país para ser capital cultural europea, no estuvieran preparando también su candidatura. Cómo si en ellas no anidara también el deseo de mejorar y proyectarse. Cómo si en ellas no existieran equipos, profesionales y alianzas ciudadanas trabajando con ahinco. Cómo si aquí, en Granada, valga la expresión, atáramos los perros con longanizas. Al parecer, ignorantes de que estamos ante un proceso competitivo con lo que ello implica.
Creo que el actual gobierno municipal ya ha mostrado su verdadero rostro, sus verdaderas capacidades y sus verdaderas intenciones, más bien limitadas. Nos queda por saber que enfoque van a dar a la efemérides, lo que conociendo a la señora alcaldesa no diferirá mucho de un glosario de obviedades, bien fotografiadas, y un recordatorio de intenciones. Hora es ya de que aflore una auténtica alternativa programática, ilusionante y de proyecto para Granada. Que sepa recuperar lo mejor de lo hecho anteriormente y que lo proyecte hacia un liderazgo metropolitano, sostenible y prestador de servicios, que no sea excluyente y que integre calidad de vida, oportunidades laborales, diálogo ciudadano y equidad territorial.
Por ello, sólo cabe saludar con ilusión la oportunidad que se abre para Granada con la renovada apuesta socialista para dirigir ese futuro, participado, abierto, solidario e implicado en la verdadera realidad de la ciudad.