No creo que resulte baladí reflexionar sobre la ejecución de los Presupuestos municipales en Granada a la vista de la difícil situación que vivimos. Pienso que al margen del vodevil que a diario nos ofrece el (des)gobierno municipal, y del que ya he hablado en varias ocasiones y me temo que habrá que insistir, si hay algo que, medianamente, pueda influir en una cierta reconstrucción de la vida social y económica de la ciudad, es una adecuada ejecución de los Presupuestos locales, el único instrumento propiamente granadino del que disponemos.

Y aunque no quiera o no sepa, tendrá que ser la línea que siga el bipartito gobernante, pues también rubricaron el Acuerdo para la realización de un presupuesto para la reconstrucción de Granada en mayo pasado. Que es la única guía de actuación, voluntariamente asumida, firmada y posteriormente votada por la inmensa mayoría de nuestro Ayuntamiento, como eficaz instrumento de futuro y también como mensaje ejemplificador a la ciudadanía

Dejando para otros análisis el impacto que las medidas protectoras del Gobierno central tienen sobre los sectores más perjudicados por esta crisis, y obviando (en esta ocasión) la lamentable conducta y censurable actitud infantiloide e irresponsable de nuestra máxima dirigencia local, considero que es momento de plantear con toda seriedad y contundencia, que todo el empeño del Ayuntamiento ha de ponerse al servicio de la ejecución de las medidas contempladas en el Presupuesto que 21 de l@s 27 concejal@s aprobaron este pasado verano. Es la línea emprendida por el PSOE, grupo mayoritario de la corporación, de proponer y construir, como hizo al aprobar el presupuesto.

Y aunque no quiera o no sepa, tendrá que ser la línea que siga el bipartito gobernante, pues también rubricaron el Acuerdo para la realización de un presupuesto para la reconstrucción de Granada en mayo pasado. Que es la única guía de actuación, voluntariamente asumida, firmada y posteriormente votada por la inmensa mayoría de nuestro Ayuntamiento, como eficaz instrumento de futuro y también como mensaje ejemplificador a la ciudadanía. 

Un documento y unos presupuestos que contienen propuestas, con todas las limitaciones, hasta ahora inéditas en la agenda municipal, entre las que cabe citar las siguientes:

• Aumento en la dotación de los Servicios sociales, como primer escudo protector ante las necesidades de la población. No parece que el bipartito gobernante haya dado pasos en este sentido, a la vista de las quejas provenientes de las propias personas profesionales del Ayuntamiento.
• Impulso de la obra pública en la ciudad, utilizando las dotaciones para obras en los barrios de los Fondos EDUSI. A la vista está que tampoco nuestro gobernante bipartito se ha dado por aludido al respecto.
• Apoyo a nuestro comercio, así como al sector turístico y cultural, como forma de promoción de la ciudad, y de incentivar y bonificar la actividad empresarial. Lamentablemente, estas medidas, para el bipartito, "como el que oye llover".
• Redacción de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que diseñe y relance la actividad promotora y el futuro de la ciudad. Algo si se ha hecho al respecto, ciertamente tímido (un acuerdo con la Junta, fiado a 3 años de trabajos previos), y desde luego, muy preocupante (pretender partir del avance del PGOU de 2007 del PP, un modelo urbanístico que tan pésimos recuerdos nos trae a la mayoría de granadinas y granadinos).
• Impulso de medidas de movilidad, peatonalización y renovación de la flota de autobuses. Aún más tímido lo realizado e igualmente preocupante a la vista del dudoso carácter no contaminante de la última adquisición de autobuses urbanos.

Además de todo lo anterior, el Acuerdo firmado por PSOE, PP y C,s contemplaba mecanismos para elaborar unas ordenanzas fiscales para el año 2021, que incluyeran bonificaciones y ayudas en los impuestos y tasas que afectan a la actividad económica, así como una actualización de los valores catastrales y una modificación del IBI para conseguir mayor justicia fiscal. Y naturalmente, incluía el desarrollo de mecanismos presupuestarios para que el gobierno ejecutara, sin dilación, los presupuestos aprobados.

Por tanto, es momento de exigencia presupuestaria, de cumplimiento de compromisos firmados y aprobados, y de que el gobierno bipartito se ponga las pilas, se deje de espectáculos circenses y de batallitas irresponsables, y se ponga a cumplir y hacer cumplir el presupuesto de la ciudad. Es lo que le toca al gobierno, que para eso se supone que lo es, y le toca sin la menor dilación y la máxima urgencia, Resulta inconcebible que no sea esa la única prioridad del gobierno en este momento. Y sígase exigiendo, con propuestas y medidas, por la oposición, por los sectores sociales afectados y por la ciudadanía en general, pues como dije al principio es el único instrumento local del que disponemos.