Esta mañana me he levantado y tanto la terraza como las ventanas, mesas exteriores, sillas…han aparecido manchadas de tierra. El motivo es la arena del desierto que ha llegado a Andalucía por el aire y que ha decidido descansar en nuestro suelo transportada por el agua de la lluvia. A este fenómeno se le conoce como “lluvia de sangre”.

Y sinceramente, tal y como está el panorama de la actualidad no me extraña en absoluto que descargue lluvia de vísceras, lluvia de sangre o lluvia de despojos humanos. De hecho, ahora que se ha descubierto un nuevo sistema solar con 7 planetas, dicen que como la Tierra, a ver si vamos avanzando en la investigación de naves espaciales para que nos podamos ir algunos hacia allá y dejemos de asistir a este cúmulo de injusticias, de actos de corrupción organizada, de experiencias surrealistas en todo el mundo. Aunque, sinceramente, no me extrañaría que para cuando pudiéramos ir a esos nuevos planetas hubiera al frente de ellos ya un grupo de poderosos corruptos que nos impusieran nuevamente sus leyes discriminatorias.

Uno se cansa de escuchar que hay que creer en la justicia. Por supuesto, creo en que existe la justicia pero siento mucho tener que reconocer que no considero que el trabajo de todos jueces sea independiente. Vamos, que llevo días escuchando hablar del caso Urdangarin y no me cuadra nada. ¿De verdad me tengo que tragarme que ese hombre hizo lo que hizo sin que su mujer supiera nada? ¿Y alguien con tanto dinero se metería en un negocio así sin que su suegro, uno de los hombres más poderosos del país, se enterase? ¿Es que en la casa real no comen nunca juntos, no se reúnen en los cumpleaños, no intercambian experiencias como ocurre en el resto de las familias? ¿Qué pasa? ¿Qué allí cada uno va a lo suyo y prefieren no preguntar por si las moscas?

Creo en que existe la justicia pero siento mucho tener que reconocer que no considero que el trabajo de todos jueces sea independiente

Resulta que al que fue jugador de balonmano antes de cuñado del rey, algo que le ha debido de servir para ejercitar su paz interior a tenor de las nulas explicaciones que ha dado nunca a la prensa y de la sonrisa que siempre le acompaña, le han condenado a 6 años y 3 meses y tiene que devolver 6 millones de euros, sólo una parte del dinero público desviado en Baleares y Valencia, y nos han hecho creer que podría entrar ya a la cárcel. Precisamente ayer conocíamos que no lo hará hasta que la sentencia sea definitiva. La verdad, estaba seguro de que eludiría la cárcel; es más, no creo que llegue a ingresar en ella nunca y si lo hace será por pocos meses y en unas condiciones en las que todos querríamos cambiarnos por él, eso es lo que pienso; sobre todo, después de ver que le permiten vivir fuera de España y ni siquiera le reclaman fianza, igualito igualito de lo que ocurriría si el condenado fuera cualquier ciudadano de a pie. Habrá que estar pendiente de si el Tribunal Supremo casualmente toma la determinación de reducir la pena actual hasta algo más de la mitad, de manera que así no tenga que entrar en prisión.

Dudo mucho que le pongan a convivir con presos como los que me encuentro en mis múltiples visitas a la penitenciaría, gente que está dentro por consumo y tráfico de pequeñas cantidades de droga, nada de millones de euros; personas como Alejandro que tienen que pagar con 7 años por sacar 80 euros con una tarjeta de crédito falsa. Es indignante que nos digan que no hay diferencias entre cómo se aplica la justicia a unos u otros.

Y sino que se lo digan al ex ministro José Manuel Soria, que tuvo que dimitir al aparecer en los papeles de Panamá, y sobre el que un juez ha desestimado su demanda sobre el periodista Carlos Sosa, el director de eldiario.es Ignacio Escolar y su empresa Diario de Prensa Digital, S.L. por informar de las lujosas vacaciones pagadas por un empresario canario en un espectacular hotel de Punta Cana. ¿Alguien cree que Soria recibió este regalo sólo por amistad con dicho industrial?

¿Y qué me dicen del milagro económico español llamado Rodrigo Rato? Durante años considerado un genio por sus amigos y conocidos, antes de descubrir que llevó a la quiebra a Bankia y que fue uno de los principales apoyos para que la crisis pudiera aflorar. Ahora ya ni los suyos se atreven a destacar en voz alta su labor pese a que durante años hemos soportado escuchar cómo prácticamente se le santificaba, especialmente después de esa condena de 4 años y medio, que también veremos a ver en qué queda,.

Luego están las declaraciones del fiscal jefe de Murcia recién destituido. De nuevo, un hombre honrado empecinado en luchar contra la corrupción al que cesan de su cargo y que denuncia presiones y coacciones continuas que le han entorpecido gravemente en su labor.

¿Y entonces por qué me repiten por todas partes como un mantra que la justicia es igual para todos? ¿No hay pruebas suficientes de lo contrario en los últimos años? ¿Quién controla a los jueces? No dudo de que la mayoría sean profesionales y traten de ser justos, pero… ¿Cómo se detecta a los que no lo son?

Me da la impresión de que sólo me entero de un 2% de la corrupción que existe en este país y eso me da rabia, impotencia y cierto temor… ¿Hasta dónde puede llegar?...

Pero cuidado, que si en España se instaló con la crisis la corrupción, en Estados Unidos acaba de instaurarse el surrealismo.

Ese hombre de pelo teñido al que llaman presidente, de 64 años, que seguramente hubiera hecho más carrera como animador en una tómbola de la feria y así nos hubiera liberado de sus absurdas ocurrencias, casado con una pipiola 29 años más joven que él que mucho dudo yo de que se hubiera fijado en su cuerpo serrano si lo hubiera conocido arrancando tomates en una finca de Almuñécar o volviendo de faenar a Motril, con el traje de pescador puesto y el intenso olor a mar, está tomando decisiones por las que en alguno de esos 7 nuevos planetas, sus habitantes deben de estar ojipláticos, sin saber si gritar o morirse de la risa.

En medio de su injusta cruzada contra los inmigrantes, en un país donde los únicos genuinos habitantes son los Apaches, los Sioux, los Cherokees y el resto de razas indias por cierto relegadas desde hace siglos, ahora ha decidido revocar una ley de Obama que permitía a los alumnos transexuales elegir baño en los colegios. ¡Ya ves tú! ¿En qué le afectará a este Trump algo así?

Uno de los daños colaterales de su prohibición de entrada a Estados Unidos por parte de ciudadanos de 7 países ha sido el director de la película iraní “El viajante” Asghar Farhadi. Después de haber sido nominado su trabajo como mejor film extranjero ha decidido que no entrará en el país de Trump aunque hagan una excepción con él para entrar en la Gala de los Oscars de este año.

Da la impresión de que estamos gobernados por niños caprichosos que toda la vida han disfrutado del mundo como si fuera su espacio de juego y que nada les importa más que pasar un rato de diversión. Saben que tienen el poder, el dinero y la posibilidad de hacer cualquier cosa porque nunca van a ser juzgados como el resto de los mortales.

Y cuando uno es testigo de un caso tras otro, día a día, no puede menos que recordar al genial humorista Groucho Marx y pedir: “Paren el mundo, que yo me bajo”.