'¡Peletillos a la mar!'
Decretos anticrisis, Ley de Amnistía y otras polémicas del pan nuestro de la confrontación política de cada día, han competido esta semana con las noticias sobre el vertido de microplásticos producido en el Atlántico frente a las costas del norte de Portugal. Tras afectar a diferentes puntos de la costa de Galicia, posteriormente ha alcanzado a Cantabria y Asturias. Algunos de estos lugares tienen un especial valor ambiental por albergar ecosistemas singulares y una gran biodiversidad que podría verse afectada. Tal es el caso por ejemplo del Parque Natural de Corrubedo en el que se encuentra la mayor población reproductora de chorlitejo patinegro, especie incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas.
Sobre esta crisis medioambiental hay hasta ahora más ruido que información, más búsqueda de responsables que la debida coordinación de esfuerzos entre las diferentes administraciones y se ha convertido desgraciadamente en una extensión de la polarización, (palabra del año 2023 que sigue cotizando al alza, con una nueva competición por el dominio del relato
Sobre esta crisis medioambiental hay hasta ahora más ruido que información, más búsqueda de responsables que la debida coordinación de esfuerzos entre las diferentes administraciones y se ha convertido desgraciadamente en una extensión de la polarización, (palabra del año 2023 que sigue cotizando al alza, con una nueva competición por el dominio del relato: ¿quién es el competente?, ¿cuándo se avisó? ¿son tóxicos los pélets? Y a la contaminación ambiental se une ahora una contaminación mental sobre la responsabilidad política y sobre los efectos en la salud y en el medio ambiente del accidente/incidente.
Como cuando el Prestige, (hace ya más de veinte años), la Xunta de Galicia, gobernada como entonces por el PP, (y ahora a las puertas de las elecciones autonómicas anticipadas unos cuantos meses por intereses partidistas), no ha estado, hasta el momento, a la altura de las circunstancias. Primero aplazando la toma de decisiones, evitando tomar medidas en plenas vacaciones navideñas que pudieran resultar ‘imPoPulares’; después intentando minimizar el impacto ecológico, otra vez como cuando Rajoy hablaba de los hilillos de plastilina (ahora el presidente gallego ha hablado de ‘bolinas’ y la consejera de Medio Ambiente ha dicho que no hay toxicidad); sólo ha faltado que salga alguien diciendo que además de que le gusta la fruta le encanta el plástico.
Como también es habitual, el gobierno gallego, está tirando balones fuera, despejando la responsabilidad bien hacia los ayuntamientos, con competencias en las playas, bien hacia la Administración Central, (cómo no al ‘malvado’ Pedro Sánchez), que las tiene en alta mar. Todo un arte esto de convertir un comportamiento político irresponsable en no asumir ninguna responsabilidad política
Además, como también es habitual, el gobierno gallego, está tirando balones fuera, despejando la responsabilidad bien hacia los ayuntamientos, con competencias en las playas, bien hacia la Administración Central, (cómo no al ‘malvado’ Pedro Sánchez), que las tiene en alta mar. Todo un arte esto de convertir un comportamiento político irresponsable en no asumir ninguna responsabilidad política.
También, como cuando el Prestige, en esta ocasión muchos gallegos están respondiendo muy por encima de las instituciones y los voluntarios están dando lecciones de comportamiento responsable y solidario, dando muestras de una sensibilidad ambiental que no se corresponde con la de las autoridades gallegas.
Como ya es habitual en estos asuntos hay mucha confusión y mucha ‘infoxicación’ en los medios de comunicación sobre este asunto y han aparecido los todólogos opinando. He encontrado tanto algunas exageraciones peligrosas del impacto ambiental producido como minimizaciones rayanas en el ridículo y que suponen un insulto a la inteligencia. El efecto anestésico que pueden ocasionar estas últimas podría resultar incluso más peligroso que la hipérbole.
Los menos densos flotan en el agua y los más densos se hunden. Por lo que sabemos los vertidos provenientes del buque Cotonao tienen una densidad inferior al agua del mar y son arrastrados por corrientes y mareas pudiendo ‘navegar’ grandes distancias
Como información apuntaré que los pélets son la materia prima para fabricar objetos de plástico. Más correcto sería hablar de granzas. Los que estos días están llegando a las costas del norte peninsular están compuestos fundamentalmente de determinados polímeros (polietileno, polipropileno, etc.), pero también pueden contener un porcentaje de aditivos como estabilizadores de radiación ultravioleta, pigmentos, antioxidantes o retardantes de llamas. La composición concreta del pélet es diferente en función de para qué industria van a ser usados y determina la densidad. Los menos densos flotan en el agua y los más densos se hunden. Por lo que sabemos los vertidos provenientes del buque Cotonao tienen una densidad inferior al agua del mar y son arrastrados por corrientes y mareas pudiendo ‘navegar’ grandes distancias. Cuando llegan a la costa se suelen mezclar con otros residuos que suelen quedar en la zona más alta que alcanza la marea. Posteriormente pueden volver al agua con la siguiente marea o ser transportados por el viento. Las olas o las pisadas de la gente pueden ayudar a que sean enterradas en la arena. Los polímeros, principales componentes, son materiales en principio inertes y de ahí su baja degradabilidad. Pero ello no obsta a que pueda tener efectos nocivos como puede ser la obstrucción del aparato digestivo de los animales que los ingieran. Por otro lado, los aditivos pueden ser más o menos nocivos en función de su composición.
Es curioso saber que se quejen de que no habían sido advertidos por el Ministerio hasta hace unos días del vertido y ya tengan información exacta y concreta del tipo de granza y ya hayan realizado las diferentes analíticas oportunas para aseverar con tal rotundidad estas afirmaciones. ¿Quieren tomarnos por gilipellets?
La Xunta de Galicia, en ese empeño en quitar hierro al asunto, no vaya a restarle votos, a través del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño, ha asegurado que se trata de un material inerte compuesto por plásticos sin aditivos y por lo tanto inocuos para la salud. Es curioso saber que se quejen de que no habían sido advertidos por el Ministerio hasta hace unos días del vertido y ya tengan información exacta y concreta del tipo de granza y ya hayan realizado las diferentes analíticas oportunas para aseverar con tal rotundidad estas afirmaciones. ¿Quieren tomarnos por gilipellets?
Para quien pueda interesarle y a falta de información más concreta y precisa (y fiable) sobre la composición concreta de las ‘bolitas blancas’ que iban en los sacos del contenedor caído al mar el pasado 8 de diciembre, diré que, a pesar de lo manifestado por algunos ¿responsables? políticos, podían tener una alta y persistente toxicidad para el medio marino y que además podrían afectar a la salud humana tanto por ingestión como por contacto con las mucosas de los ojos como ya han advertido distintos expertos. Ello obliga, por lo pronto, a que las tareas de limpieza y recogida de pélets deban ser realizadas con los equipos de protección adecuados, cosa que no he visto en muchas de las imágenes televisivas difundidas.
Colegas biólogos que han realizado análisis para las cofradías de pescadores y para colectivos de conservación de la naturaleza, han hecho público que han encontrado en varios de los sacos llegados a las playas pruebas de evidencias que demuestran la existencia de peletes que contendrían hasta un 30% de aditivos destinados a reducir la degradación del plástico por la luz ultravioleta que pueden resultar potencialmente tóxicos tanto para la salud como para el medio ambiente
Colegas biólogos que han realizado análisis para las cofradías de pescadores y para colectivos de conservación de la naturaleza, han hecho público que han encontrado en varios de los sacos llegados a las playas pruebas de evidencias que demuestran la existencia de peletes que contendrían hasta un 30% de aditivos destinados a reducir la degradación del plástico por la luz ultravioleta que pueden resultar potencialmente tóxicos tanto para la salud como para el medio ambiente.
Lo mismo puede deducirse de una de las fichas técnicas que corresponde a algunos de los sacos de pélets del barco en la que se describen riesgos para el ser humano relacionados con la "toxicidad oral", es decir por su ingesta, y "lesiones oculares graves/irritación ocular"; y para el medio marino, "toxicidad acuática aguda y crónica". ¡Que alguien le pase los datos al presidente de la Xunta y a su conselleira de Medio Ambiente para que modulen sus declaraciones!
Además, el problema de muchos aditivos, como han advertido entre otros, los portavoces de la Asociación en defensa de la Vía de Arosa, es que en muchos casos se trata de productos patentados, por lo que las empresas propietarias no están obligadas a especificar su composición química exacta, por lo que podrían estar enmascarados otros posibles efectos dañinos.
En cuestiones ambientales hay que aplicar el principio de precaución y tener en cuenta los riesgos. Por el tamaño de esos materiales que son “no solubles, no emulsionantes, no biodegradables y la mayor parte son flotantes”, es fácil que muchos organismos marinos, desde peces a aves, los ingieran confundiéndolos con alimento, ya que parecen pequeños huevos, causándoles problemas gástricos e incluso la muerte, y que acaben además integrados en la cadena alimentaria humana. También es muy probable que se vayan descomponiendo poco a poco en microplásticos aún más pequeños afectando a organismos filtradores. Para más inri se sabe que estos componentes plásticos pueden funcionar como ‘esponjas’ absorbiendo otros contaminantes marinos y haciéndose más peligrosos con el tiempo.
El plástico ha invadido el planeta y ya podemos encontrarlo en mares, bosques y ríos de todo el mundo llegando incluso a lo más alto de nuestras montañas, a los casquetes polares y a los lugares más remotos de los océanos
Lo primero que hay que hacer es ponerse a trabajar de manera coordinada, seria y rigurosa, en la valoración del impacto real del vertido y en la descontaminación ambiental, y en la mental, pero hay que aprovechar esta desgraciada ocasión para poner en evidencia la problemática de los plásticos en la naturaleza y del actual modelo de producción y consumo. El plástico ha invadido el planeta y ya podemos encontrarlo en mares, bosques y ríos de todo el mundo llegando incluso a lo más alto de nuestras montañas, a los casquetes polares y a los lugares más remotos de los océanos.
Porque a falta de evaluación del daño producido y de los efectos del actual vertido lo que sí sabemos a ciencia cierta, (y esta expresión hay que tomarla literalmente), es que en los océanos flotan ya más de 5 billones de partículas de micropásticos con unas 300.000 toneladas de peso.
Cada año se vierten a mares y océanos miles de toneladas de pélets de plástico debido a una mala gestión en su cadena de producción y transporte
Cada año se vierten a mares y océanos miles de toneladas de pélets de plástico debido a una mala gestión en su cadena de producción y transporte. El impacto de la basuraleza marina afecta a cerca de 1000 especies (aves marinas, mamíferos, tortugas, peces e invertebrados) que sufren enredos y/o ingestión. Y para los que no son sensibles a estos daños en la fauna recordaré que los científicos han encontrado ya plástico hasta en las placentas de mujeres embarazadas. Los plásticos han cruzado ya esta última frontera y han invadido ya nuestros cuerpos.
Y que conste que me pilla de buen rollo y con ánimo divulgador y constructivo que si no hubiera titulado el artículo ¡Que los voten (o los boten) los pélets y el chapapote! Y me hubiera referido a los pélets o granzas como “lágrimas de sirena” que es otro de los nombres, que reciben estas ‘bolinas’ de plástico que espero sea sólo por una cuestión de la forma y no por sus efectos.