El secreto del éxito

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 15 de Marzo de 2019
Tormenta eléctrica.
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Tormenta eléctrica.

Si hiciéramos una encuesta entre la población sobre el éxito, no hay duda de que los resultados aludirían a dinero, poder, capacidad de recibir admiración, carisma social… vamos, que once de cada diez personas considerarían que Justin Bieber es el prototipo de un joven de éxito: guapo, mega estrella internacional, admirado por millones de chavales, rico desde que era un niño y con el poder de obtener cada capricho insólito que desee en cada momento. Pues, resulta, que el chico acaba de reconocer ante sus fans que padece de depresión desde hace años y que se siente «súper desconectado y raro». Parece que el muchacho ha empezado a echar la vista atrás y se ha horrorizado con lo que ha contemplado: «Me volví muy arrogante», «me encontré haciendo cosas de las que me avergüenzo», «superé el hecho de que mi madre estuvo deprimida gran parte de mi vida y mi padre tiene problemas de ira. Cosas que pasaron y con las que estoy enfadado», lo cual indica que realmente no lo ha superado pese a que crea que sí.

No es un caso único. El cantante Michael Jackson, cuya memoria está siendo ahora arrastrada por los suelos por unos abusos sexuales a menores que seguramente nunca llegaremos a saber si existieron realmente, la artista Whitney Houston o Chester Bennington, cantante de mítica banda de rock Linkin Park, perdieron su vida, inmersos en los excesos de las drogas, como única salida al sinsentido que experimentaban

No es un caso único. El cantante Michael Jackson, cuya memoria está siendo ahora arrastrada por los suelos por unos abusos sexuales a menores que seguramente nunca llegaremos a saber si existieron realmente, la artista Whitney Houston o Chester Bennington, cantante de mítica banda de rock Linkin Park, perdieron su vida, inmersos en los excesos de las drogas, como única salida al sinsentido que experimentaban.

Por su parte, Françoise Bettencourt, la mujer más rica del mundo, huye de fiestas y de la jet set y se oculta en el anonimato cada vez que puede, se pasea en chándal por el parque y abandona su rol de super millonaria, harta de convencionalismos y sutilezas.

También ocurre en España, los cantantes que despuntan, como Alejandro Sanz o David Bisbal, dejan de vivir en nuestro país y se marchan a Miami para recobrar la libertad de sentirse desconocidos cada vez que salen a la calle, para volver a ser como fueron antes de la fama.

Todos buscamos aquello que no tenemos, podemos aparentar felicidad ante el mundo, pero solo nosotros sabemos si realmente la experimentamos. Y cuando el mundo te etiqueta como persona de éxito, entonces te sientes aún con menos derecho a quejarte, pese a que interiormente tengas un vacío imposible de llenar.

Llegados a este punto, es lógico preguntarse ¿qué es el éxito? ¿Tienen que ver los demás en ese éxito? ¿Son ellos los que deciden si tienes o no éxito? ¿O sólo cuenta tu criterio?

Todos buscamos aquello que no tenemos, podemos aparentar felicidad ante el mundo, pero solo nosotros sabemos si realmente la experimentamos. Y cuando el mundo te etiqueta como persona de éxito, entonces te sientes aún con menos derecho a quejarte, pese a que interiormente tengas un vacío imposible de llenar.

 
Mi posición es clara al respecto: uno es el único que determina su nivel de éxito en la vida, ni los amigos, ni la familia, ni el entorno, ni las veces que firma un autógrafo o se saca fotografías a petición de los fans, ni los aplausos que recibe de sus colegas de profesión. Y es que cumplir un objetivo te trae alegría, pero siempre abrirá la puerta a que busques otro y, como seas autoexigente y autoritario contigo, no dejarás de vivir la desgracia de no obtener todo lo que luchas por conseguir, siempre estarás a la caza de algo mayor, descontento con lo que te rodea.

 Lo que llamamos éxito social más que a la felicidad conduce a más lucha por mantenerlo, por no decaer, por no decepcionar a nuestro entorno, más sacrificio, más sufrimiento, menos disfrute; sin embargo, la paz interior, el saberte completo en este momento, el disfrutar de cada partícula de aire que respiras, el no estar condicionado por los acontecimientos del día a día, el dar sin esperar recibir nada a cambio o el amor ilimitado te llevan a un puerto diferente, a reírte más, a emocionarte sin temor y a degustar cada manjar que la experiencia vital te coloca delante.

 Y para eso no es necesario cubrir unos objetivos, ni tener un mínimo de dinero, ni ser influyente; basta con aprender a sentirlo, con liberarse de la basura de pensamientos que nos mantienen atados al pasado o a las expectativas, con elegir lo más amable para cada uno de nosotros. ¿O es que nunca has cerrado los ojos, has imaginado que retozas en la arena de una playa paradisíaca y lo has sentido hasta un punto que tus labios han esbozado una sonrisa inconsciente?

Existe otro éxito, el individual, el de saber valorar lo que cada uno tiene, dejar de lamentarse por lo que no, gozar de lo que se puede, evitar enfadarse por lo que no, dejar de auto fustigarse por lo que pudo ser y empezar a aceptar lo que es

Infravaloramos el poder de la sugestión propia, pero no hay una verdad mayor que el hecho de que si nunca pensamos en un acontecimiento que creímos desagradable en nuestro pasado, no lo experimentaremos jamás.

¿Cuál es el secreto del éxito? Quizás el dinero, el poder y el respeto que despertamos en los demás pueda conducir a un éxito social, esquivo y solo deseable en algunos momentos, pero existe otro éxito, el individual, el de saber valorar lo que cada uno tiene, dejar de lamentarse por lo que no, gozar de lo que se puede, evitar enfadarse por lo que no, dejar de auto fustigarse por lo que pudo ser y empezar a aceptar lo que es.

He conocido a muchos agricultores, muy sabios, cuya felicidad interior estaba tan colmada que se consideraban personas de éxito y también a artistas famosos, moralmente destrozados, tan amargados que ni siquiera son capaces de ver los sentimientos de admiración que provocan a su alrededor. Yo quiero ser como los primeros.

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).