La gran cantante y actriz María Dolores Pradera, que murió esta madrugada a los 93 años en Madrid, estuvo íntimamente ligada a Granada, donde no solo residió, sino que trabó profundamente amistad con Carlos Cano y recibió el Pozo de Plata de Fuente Vaqueros en el 103 aniversario del nacimiento de Federico, a quien admiró profundamente, de cuya hermana Isabel fue amiga.

La gran dama de la canción residió gran parte de su juventud en Granada, junto a su hermano, uno de los ingenieros que participó en la construcción del pantano de Cubillas.

Y a Granada volvía cada vez que podía. Se ha ido sin poder cumplir uno de sus sueños; poder grabar un disco con canciones de Federico García Lorca, las que de niña aprendió en un colegio de la Escuela Libre de Enseñanza.

Siempre presente Federico en su vida. En 1967 cosechó un gran éxito teatral al protagonizar Mariana Pineda, del inmortal autor de Fuente Vaqueros, al que con todos los honores regresó en 2001, para recibir el Pozo de Plata con el que el Patronato Federico García Lorca de la Diputación de Granada honra en el aniversario del nacimiento del poeta.

En aquel 5 a las 5, en 103 aniversario del natalicio de Federico, María Dolores Pradera deslumbró al recitar el fragmento final de Mariana Pineda, de Lorca, una obra que ya hizo en 1967. Luego, acompañada por un cuarteto de cuerda, regaló una versión de María la Portuguesa, en recuerdo de Carlos Cano, con quien entabló una estrecha amistad.

La actriz, muy amiga de la hermana menor de Federico, Isabel García Lorca, mostró de esa forma su profundo agradecimiento a Fuente Vaqueros.

Una gira inolvidable con Carlos Cano

Fruto de la amistad con Carlos Cano surgió una gira, Amarraditos, que llenó durante dos años teatros de todo el país.

De aquel majestuoso encuentro artístico surgió el proyecto de hacer un disco.

Como homenaje a su amigo, la gran dama grabó a Carlos Cano, un álbum que recoge canciones del cantautor y una canción inédita que le regaló a su amiga.

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Cartel de la triunfal gira 'Amarraditos'.

A las cinco de un cinco de junio, creada por Carlos Cano en 1972, lleva una nota autógrafa y está grabada en una pequeña casete. Fue un regalo que Carlos Cano le hizo a la cantante madrileña en 1998. Era uno de los temas que iban a entrar en el disco que tenían proyectado grabar juntos en enero de 2001. Pero dos semanas antes el cantautor fallecía a causa de un aneurisma que se le reprodujo después de luchar durante semanas entre la vida y la muerte.

El disco recogía la atmósfera y la esencia de la gira Amarraditos que realizaron juntos los años 1997 y 1998.

La mutua admiración entre estos artistas nació mucho tiempo atrás, cuando María Dolores Pradera acudía a los colegios mayores y a locales insólitos para escuchar al joven granadino.

Con los años él confesó que la veía allí sentada entre el público y le impresionaba mucho. Para colmo, ella, de natural tímido, no iba luego a saludarle y él se quedaba preocupado pensando si le habría gustado. Pero ella volvía de nuevo, hasta que un día fue él quien acudió a un recital de la cantante y la saludó en camerinos.

El disco que María Dolores Pradera tituló A Carlos Cano incluyen doce canciones. Diez de las más populares del cantautor, entre ellas Habaneras de Cádiz o María la portuguesa. Está también Rocío, una copla de León y Quiroga que le entusiasmaba cantar a Cano.

El disco, por el contrario, no incluye Habaneras de Sevilla, porque ésa siempre la cantó con Carlos Cano.