NOVEDADES/CURIOSIDADES EN EL 81º ASESINATO DE FEDERICO

El bisabuelo 'bandolero' de Lorca, encarcelado por la Guardia Civil

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 13 de Agosto de 2017
El periodista y escritor Gabriel Pozo Felguera inicia con este reportaje sobre el bisabuelo de Federico García Loca, una serie de tres artículos en el que nos descubre y aporta curiosidades en tono al poeta y dramaturgo de Fuente Vaqueros, en la semana en que se conmemora el 81 aniversario de su asesinato. No te lo pierdas.
Vicenta con Federico. Vicenta Lorca y su hijo Federico, en la Huerta de San Vicente, en la década de los años treinta. El poeta viste el mono característico de los componentes de La Barraca. Vicenta sobrepasaba los sesenta años.
Vicenta con Federico. Vicenta Lorca y su hijo Federico, en la Huerta de San Vicente, en la década de los años treinta. El poeta viste el mono característico de los componentes de La Barraca. Vicenta sobrepasaba los sesenta años.
  • Bernardo Lorca y Alcón, carabinero jubilado, fue recluido por la Guardia Civil, acusado falsamente de robar a comerciantes de Granada

  • La prensa local y de Madrid se hicieron eco de la detención y arbitrariedad de un guardia, que no le permitió demostrar su inocencia

  • Vicenta Lorca (madre de Federico), nacida huérfana en la calle Solarillo de Santo Domingo, fue criada en casa de su abuelo, donde repetían aquella historia

Federico García Lorca heredó de su familia paterna el dinero y el buen oído musical; de la de su madre, la sensibilidad, el anticlericalismo y su rechazo a la Guardia Civil. Estos dos últimos aspectos se los trasmitió su madre, Vicenta Lorca Romero, pues desde muy pequeña los llevó como un estigma genético. Vicenta Lorca tenía motivos para recelar de los guardias civiles y de cierto clero: la había criado su abuelo paterno, quien corría a esconderse cada vez que veía a un guardia. Tenía buenos motivos para ello. Y el anticlericalismo le venía de lo sufrido en el Colegio Calderón para niñas pobres, donde permaneció interna durante su adolescencia.

En 1928 salió a las librerías el Romancero gitano. Contiene dos poemas en los que la Guardia Civil no queda muy bien retratada: Prendimiento de Antoñito el Camborio y Romance de la Guardia Civil española. Incluso un guardia civil retirado llegó a presentar una denuncia contra él en un juzgado de Tarragona. Algún que otro escritor interesado por el tema cree ver en estos poemas el motivo por el que fue detenido y asesinado en agosto de 1936; recordemos que el día que le enviaron a fusilar a Víznar estaba de gobernador civil sustituto el teniente coronel Nicolás Velasco Simarro, un viejo guardia civil reenganchado al Alzamiento.

No obstante, es bastante probable que el desapego de Federico hacia la Guardia Civil tenga su origen en el rechazo familiar arrastrado desde tiempos de su bisabuelo materno, Bernardo León y Alcón. Aquel hombre fue quien trajo a Granada el famoso apellido Lorca desde la vecina Murcia.

Bernardo Lorca y Alcón, el murciano

Bernardo Lorca y Alcón había nacido el 20 de agosto de 1803 en Totana (Murcia), hijo de Pedro Lorca y e Isabel Alcón. Hemos seguido el origen a las dos familias y estaban asentadas en Totana desde mediados del siglo XVIII (los abuelos paternos de Bernardo fueron Pedro de Lorca y Ginesa Madrid; los maternos, Lázaro Alcón y María de Cánovas). La rama del apellido Lorca apunta su origen a la Sierra de Espuña y, anteriormente, a la zona de Ricote. En el Valle de Ricote quedaron miles de moriscos que se camuflaron durante la expulsión de 1614; muchos de ellos adoptaron apellidos de los pueblos donde quedaron protegidos por señoríos, concejos o sacerdotes. También había pequeñas comunidades de judíos pseudoconversos desde finales del XV. Los ancestros del poeta, en su cristianización, tomaron como apellido el de la ciudad más importante de la comarca: Lorca.

El hecho es que para 1827, Bernardo Lorca y Alcón, el bisabuelo del literato Federico, ya debía encontrarse destinado en Granada, pues en los padrones municipales declara que estaba en la capital por ese año. Según sus declaraciones, llegó con unos 24 años en calidad de guardia del Cuerpo de Carabineros de la Real Hacienda. Por aquel primer tercio del siglo XIX, el Cuerpo de Carabineros ejercía funciones de vigilancia de puertos, costas y portazgos. Debió ser algo así como un agente inspector de impuestos. Hasta que perdió el carácter militar y sus guardias pasaron a ser empleados del Ministerio de Hacienda en 1833; de nuevo fue militarizado en 1837 y para 1848 los Carabineros fueron integrados en el Ejército. Pero una parte de aquellos funcionarios continuaron prestando servicio de vigilancia de puertas, mercados e impuestos. Quizás éste debió ser el caso de Bernardo Lorca.

En uno de los padrones municipales el bisabuelo materno de Federico figura como trabajador de campo (rellenado por alguien que firmó en su nombre), pero en los siguientes (firmados por Bernardo) ya aparece como trabajador “de la pluma”. En Granada conoció a Antonia González Martín, unos doce-catorce años menor que él, con quien contrajo matrimonio hacia 1840. El murciano y la granadina asentaron su hogar en una casa de vecinos situada en la calle Solarillo Bajo de Santo Domingo, número 4. Parte de esta casona todavía sigue en pie, aunque sin ocupantes y muy deteriorada.



Los Lorca proceden de Murcia. Inscripción de bautismo (arriba, izda.) de Bernardo Lorca y Alcón, en la parroquia de Santiago de Totana (Murcia). Sus ancestros tomaron como apellido Lorca quizás a comienzos del XVII. Bernardo fue carabinero y se trasladó a Granada en su juventud; después fue funcionario de Hacienda y cobrador de deudas. Crió a su nuera y a su  nieta Vicenta (madre de Federico), ya que ésta nació después de morir su padre. Bernardo falleció en 1882.

Del matrimonio de Bernardo y Antonia sobrevivieron al menos cuatro hijos: Vicente, Antonio, Isabel y Francisca. El mayor, Vicente Lorca González, ya nos aparece casado en 1868 con Concepción Romero Lucena, natural de Santa Fe; se dedicaba a fabricar alpargatas en un local situado justo enfrente de la casa donde vivía toda la familia, por debajo del Cuarto Real de Santo Domingo, parroquia de Santa Escolástica. Éste sería el abuelo materno de Federico García Lorca.



Abuelos de Federico. En el padrón de Granada de 1868 aparecen, recién casados, los abuelos de Federico García Lorca. Tenían 26 años, vivían frente a sus padres y él trabajaba de  alpargatero. Vicente Lorca murió antes de cumplir los 28 años. 

Vicente Lorca falleció sin cumplir los 28 años, dejando embarazada a Concepción Romero de la futura madre de Federico: Vicenta Lorca Romero. Nuera viuda y nieta, recién nacida en esta casa, quedaron al cuidado de los abuelos en aquel bloque número 4 de la calle Solarillo, a caballo entre el Realejo y barriada de las Angustias. Cuando Vicenta Lorca nació -25 de julio de 1870- su abuelo tenía ya 68 años. Es decir, la niña convivió con su abuelo ya anciano, de quien oiría todas sus batallitas de carabineros y sus angustias por intentar allegar recursos a una casa en la que vivía él con otras seis mujeres (según consta en el padrón de 1879).



Viuda y nieta, con los abuelos. En este padrón de 1879 aparece Bernardo Lorca y Alcón como cabeza de familia. Entre las seis mujeres de la casa se encontraban la viuda Concepción Romero (35 años) y la nieta huérfana de su hijo (Vicenta Lorca Romero), de 9 años. Como profesión de Bernardo figura “de la pluma” (administración).

¡Alto a la Guardia Civil!

La historia que más le impactaría a la pequeña Vicenta Lorca Romero de la boca de su abuelo seguro que fue el gran escándalo y afrenta que sufrió Bernardo en septiembre de 1864. Lo que le ocurrió con la Guardia Civil fue un bombazo, máxime en una pequeña ciudad de provincias que apenas superaba los 68.000 habitantes y todo el mundo se conocía. Para empeorar las cosas, la noticia se había publicado en todos los periódicos de la ciudad, que eran varios (El Triunfo, El Eco Granadino, El Paraíso…) Pero no hacía falta, las noticias entonces casi se pregonaban en las esquinas.

 La noticia causó un tremendo revuelo en la ciudad; el cobrador tenía una amplísima relación con comerciantes. La primera reacción de la ciudadanía fue demonizar al supuesto ladrón. Su familia también sufrió las consecuencias del grave delito que se le imputaba

Cuando ocurrieron los hechos, Bernardo Lorca tenía 61 años y se dedicaba a la administración y cobro deudas y rentas de comerciantes. Un día de primeros de septiembre de 1864 se hallaba en el juzgado de paz cuando se presentaron tres guardias civiles requiriéndole para que les acompañase; el pretexto fue aclarar algún extremo de su licenciatura del Cuerpo de Carabineros, ya que figuraba como prófugo. Una vez en la calle, fue esposado y llevado al cuartel. Entonces le explicaron que el verdadero motivo de su detención era porque había sido acusado, de manera anónima, de sustracción de caudales públicos. La noticia causó un tremendo revuelo en la ciudad; el cobrador tenía una amplísima relación con comerciantes. La primera reacción de la ciudadanía fue demonizar al supuesto ladrón. Su familia también sufrió las consecuencias del grave delito que se le imputaba.

La intervención de un abogado consiguió que la Guardia Civil flaqueara en su imputación, sobre todo porque basaba la acusación en una denuncia anónima. Y no querían dar a conocer el nombre de la persona denunciante. Durante aquel tira y afloja, Bernardo estuvo dos semanas preso en el calabozo. Hasta que finalmente se aclaró un tanto el turbio asunto y fue liberado provisionalmente. La prensa comentó que todo se había debido una venganza de algún desconocido, que contó con la colaboración necesaria de la Guardia Civil. Entonces la opinión pública y los medios granadinos se posicionaron a favor de Bernardo Lorca y criticaron  duramente la actitud del guardia civil.





Calle Solarillo, 4. En esta casa de vecinos habitaron los Lorca la mayor parte del siglo XIX. Aquí debió nacer la madre de Federico en 1870. Es el único inmueble antiguo, y viejo, que queda de la manzana. Está deshabitado y en mal estado de conservación. Está por debajo del Cuarto Real de Santo Domingo, en el actual barrio de las Angustias (antes dependió de la parroquia de Santa Escolástica).

El asunto llegó a Madrid

La repercusión de la metedura de pata de aquellos guardias civiles llegó a la prensa madrileña, que se hizo eco de la noticia y pidió responsabilidad a los agentes. Por ejemplo, el periódico La Nación de Madrid recogía esta noticia de El Triunfo granadino en su edición del 26 de octubre de 1864: “Tenemos hoy el disgusto de denunciar un hecho que por ser muy grave, y porque se ha cometido por un individuo de una institución, a la cual queremos, nos llena más de amargura –comenzaba la noticia- (…) Pero estimamos más que a esa institución (la Guardia Civil) la libertad del ciudadano, la inviolabilidad, y los fueros de justicia, más y más dignos de respeto por todo aquel a quien la sociedad paga para protegerle. Bernardo Lorca y Alcón, modesto y honrado ciudadano que merece la confianza de un gran número de comerciantes para que les haga sus cobranzas, fue reducido a prisión por un guardia civil de primera, asistido por otros dos, en la misma casa de un juez de paz, donde desempeñaba el cometido de uno de sus poderdantes…” La noticia continúa recordando el paso de Bernardo por los Carabineros, hasta 1854: “Hoy es anciano, padre de familia, que sólo se mantiene de su trabajo. Y el guardia civil, sin más datos que una confidencia, interesada tal vez, detiene al ciudadano, no le escucha, declina el pasar a su casa a revisar sus papeles, y le reduce a prisión”. El periódico criticaba tamaño atentado, “prisión vejatoria, que reducía a la miseria a su familia”.



Detención por la Guardia Civil. Esta es la noticia que publicó La Nación de Madrid (26 de octubre de 1864), donde se narra el hecho y se critica la actuación de los guardias. Recoge noticias previas del periódico El Triunfo de Granada. 

Aquel altercado con los guardias civiles marcó, y mucho, a la familia para el futuro. Nunca fue sobreseído su caso, solamente archivado

Tras aquellos quince días en prisión, se instruyó la causa, el afectado recurrió al capitán general de la provincia. Pero nunca consiguió saber de quién había partido la falsa denuncia anónima. Granada criticó la impunidad en que quedó el denunciante anónimo y oscuro papel jugado por un guardia civil que se excedió, en mucho, de sus funciones: “Que la prisión arbitraria y la detención sin delito conocido, ni presumido legalmente, indica que todo español está a merced de un guardia civil, quien puede prenderlo bajo el supuesto de una confidencia que no está obligado a decir”.

La Nación acababa su comentario poniendo el caso en manos de los políticos para que tomasen nota: “Llamamos la atención de nuestros colegas de la corte para que tomen acta del atropello hecho a Lorca, y pidan con nosotros justicia para él y remedio para lo sucesivo”.

Aquel altercado con los guardias civiles marcó, y mucho, a la familia para el futuro. Nunca fue sobreseído su caso, solamente archivado.

Vicenta Lorca en manos de monjas francesas

La pequeña Vicenta Lorca Romero pasó su infancia y primera adolescencia marcada por el estigma del abuelo encarcelado por supuesto ladrón y rodeada de mujeres seis de negro. Poco después (hacia 1882) Su abuelo había muerto; en su casa malvivían su abuela, su madre viuda, sus tías Isabel  y Francisca, solteras, y otra nieta más pequeña llamada Encarna. La situación familiar era bastante precaria. Hasta el punto que tuvieron que cambiar varias veces de domicilio por no poder pagar la renta (también vivieron en Callejón de las Campanas y Tundidores).

Hacia 1881 había sido fundado el Colegio Calderón para la formación de niñas pobres, en la calle Recogidas. Era una institución de enseñanza por iniciativa de la rica Josefa Vasco de Calderón (futura Marquesa de la Caridad). Esta familia originaria de Granada había hecho fortuna en el primer tercio de siglo XIX especulando con las desamortizaciones. Josefa y su hijo Carlos Calderón y Vasco se alinearon con el bando carlista; con sus ingentes riquezas construyeron el Carmen de los Mártires e hicieron obras pías; pero también contribuyeron a sufragar la última guerra carlista en la zona de Navarra. Carlos Calderón se desplazó a París y Venecia siguiendo al pretendiente Carlista; allí hizo carrera de bragueta y acabó fulminado de un infarto a edad temprana. Era conocido como el Don Juan de Granada o el general del  Marqués de Bradomín, de Valle Inclán.



Colegio Calderón. Estuvo situado en la calle Recogidas, esquina a Solarillo de Gracia. Fue fundado hacia 1881 por la adinerada familia carlista de los Calderón para formar a niñas pobres. Después se llamó Purísima Concepción y más tarde dio origen al Regina Mundi. El edificio fue demolido en la década de los setenta y dio origen al actual edificio Castro. Aquí estudió Vicenta Lorca, para después pasar a hacer Magisterio en la Escuela Normal (1888-1892).

El Colegio Calderón de niñas pobres que llevaba el apellido de esa familia (antecedente del actual Regina Mundi) fue el destino de Vicenta Lorca Romero

El Colegio Calderón de niñas pobres que llevaba el apellido de esa familia (antecedente del actual Regina Mundi) fue el destino de Vicenta Lorca Romero. La madre de Federico quedó marcada profundamente por los rígidos métodos empleados por la comunidad de monjas francesas. Entró por su puerta con 13 años (en 1883) y salió cinco años después para diplomarse magisterio en la Escuela Normal del Profesorado. Algo bueno había sacado de aquella desagradable permanencia en la calderona.

En los cuatro años siguientes consiguió diplomarse como educadora de niñas y ya para 1893 obtuvo plaza de maestra en Fuente Vaqueros. Su madre viuda se fue a vivir con ella a su destino, donde falleció a los pocos meses de llegar, muy joven todavía. Quizás tantos años de sufrimiento y necesidades causaron mella en su salud. El resto de la historia es sobradamente conocida: el viudo y rico Federico García Rodríguez se encaprichó de la joven maestra y acabaron casándose. El 5 de junio de 1898 nacería su primer hijo, Federico García Lorca, personaje al fin y al cabo protagonista de fondo de esta historia.

Los malos recuerdos de cinco años en el Colegio Calderón seguramente estuvieron en el origen del anticlericalismo inculcado por Vicenta Lorca a sus hijos. Siempre evitó formarlos en instituciones regidas por órdenes religiosas. No obstante, su hija Concha también asistió al Colegio Calderón de las rígidas monjas francesas, incluso la pequeña Isabel fue un día. Pero el final de la estancia de las dos hermanas García Lorca en el Colegio Calderón acabó malamente; lo cuenta Isabel en Recuerdos míos en dos ocasiones: “Aquella era una burguesía dominada por los curas y las órdenes religiosas; y nosotros estábamos al margen…” (pág. 33); “No tendría más de cinco años el primer día que fui con Concha al Colegio Calderón (…) En clase todo fue bien, aunque la monja profesora no me hizo el menor caso. Ahora se lo agradezco…” Recuerda que castigaron a su hermana y a ella le hicieron llorar injustamente. Las monjas ni siquiera se acercaron a consolarla”. El resultado fue que los García Lorca se indignaron profundamente y las dos hijas abandonaron el colegio de monjas para siempre (págs. 89-91).

El Colegio Calderón estuvo situado en la esquina de Solarillo de Gracia, actual edificio Castro, hasta que fue vendido en 1969.

Dedicatoria: A mi amigo Gabriel Medina Vílchez, colaborador y ferviente seguidor de estos artículos de curiosidades históricas.

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