El estudio sugiere que bajo el nivel superficial de la necrópolis hay como mínimo otros dos

Mala nutrición y trabajo físico intenso, lo que los enterramientos de la gran necrópolis de Saad Ben Malik dicen de los siglos XII al XV

Cultura - M.A. - Domingo, 24 de Mayo de 2020
Un nuevo estudio firmado por diez investigadores del CSIC y la UGR ahonda en el conocimiento de la gran necrópolis construida a las afueras de Puerta Elvira y de la población a partir de los 40 enterramientos encontrados en 2010 en un solar de la calle Agua de Cartuja.
Imagen de uno de los enterramientos.
Estudio de la necrópolis de Saad Ben Malik y evolución del paisaje
Imagen de uno de los enterramientos.

El estudio 40 enterramientos encontrados en 2010 en un solar de la calle Agua de Cartuja no sólo ahonda en el conocimiento de la gran necrópolis de Saad Ben Malik, construida a las afueras del Arco de Elvira y que pudo extenderse incluso más allá de la actual Carretera de Murcia, también habla de las dolencias que aquejaban a la población enterrada en esas tumbas entre los siglos XII y XV, del intenso trabajo que desarrollaban, de la evolución del terreno y hasta de los asentamientos en el Alto Albaicín desde la Prehistoria Reciente.

Así se recoge en las conclusiones del trabajo desarrollado por diez investigadores del CSIC y la UGR, liderados por José David García, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC y José Antonio Lozano, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra. 

Con una estatura media de 1,63 centímetros -con 6,3 cm de desviación estándar- en el caso de los hombres y de 1,57 -7,64- en el de las mujeres, las alteraciones óseas evidencian que el trabajo físico era intenso, sometidos los hombres a fuerte presión y carga en brazos y espalda. No hay otras patologías, como la osteoartrosis, que sí se evidenció a raíz de otras intervenciones, quizás, como indican los autores, porque estos enterramientos corresponden a individuos jóvenes, de entre 20 y 40 años. 

Lo que sí son muy comunes son las patologías dentales. Caries, falta de piezas y sarro. Atribuible bien a una mala nutrición o a falta de higiene. 

Los enterramientos fueron encontrados a raíz de la edificación de una vivienda particular, como explica a El Independiente de Granada José David García. "La necrópolis medieval ocupaba una gran extensión y en el solar objeto de estudio fueron localizados 40 enterramientos de esta necrópolis en distintos niveles y con diferentes estados de conservación, en algunos de ellos se pudo documentar el esqueleto completo, en otros parcialmente y en algunos unos pocos restos óseos", agrega. 

La necrópolis de Saad Ben Malik a la que están adscritos, recuerda, tuvo una gran extensión, según las distintas intervenciones realizadas y las fuentes históricas, posiblemente desde el Arco de Elvira hasta la Avenida de Murcia. Pudo extenderse aún más, como detalla García. 

Los restos documentados, que tras su estudio fueron trasladados al Museo Arqueológico, han aportado "una información valiosa". De un lado, han permitido obtener datos que ayudan a "corroborar" los límites de la necrópolis así como disponer de información para delimitar la cronología de la primera ocupación y el abandono, ademas de contribuir al estudio de los rituales funerarios.

"El sistema de enterramiento documentado en esta zona de la necrópolis corresponde plenamente al rito musulmán. Según éste, cuando un individuo de esta confesión religiosa fallecía, se lavaba el cuerpo y se le amortajaba con un lienzo blanco en su vivienda, después se le sacaba de ésta en un tablón y se conducía hasta el cementerio precedido por un imán que iba recitando versículos del Corán procurando que el cadáver no perdiera la orientación a la Meca en su traslado. Una vez en el espacio de la necrópolis, se procedía a excavar una fosa en la tierra, que, aunque en teoría debía de tener un metro de profundidad, casi nunca iba más allá de los 30 o 40 centímetros. Una vez terminada se depositaba el cuerpo del difunto en su interior, en posición decúbito lateral derecho, con las piernas ligeramente flexionadas y las manos cruzadas hacia delante, orientado hacia la Meca. No se debía incluir ningún tipo de ajuar en la tumba; aun así, en muchos de los enterramientos excavados en la zona del Triunfo aparecen aretes y pendientes, si bien no es el caso de la intervención que nos atañe", recoge el estudio sobre los restos encontrados en Agua de Cartuja publicado hace un año por los investigadores y que esta semana recogió El País.

En ese solar se encontró una excepción, al estar dos de los enterramientos boca abajo, aunque con el rostro hacia el sureste.

De otro, el estudio antropológico contribuye a definir las características físicas de la población así como avanzar en el estudio de las patologías existentes en un periodo concreto de la historia. Por último, agrega el investigador, "el estudio geológico de detalle llevado a cabo ha permitido poder realizar una representación del paisaje de esta zona de la ciudad desde la primera ocupación humana hasta el final de la Edad Media. Pudiendo determinar los procesos geológicos que han modelado dicho paisaje y donde los factores antrópicos, sobre todo relacionados con la deforestación, han sido determinantes para ello".

En este solar se encontraron tres niveles de enterramiento, con fosas simples cubiertas en algunos casos por losas, otras delimitadas por estructuras de ladrillo, una singular con cierre de mapostería y un conjunto con restos de niños delimitadas por cantos de piedra. 

Los procesos geológicos que configuraron esta zona reflejan, como indican los investigadores, episodios de riadas. Bajo el primero de los niveles se encontraron cantos de cerámica ibérico-romana rodada y otro más profundo con incluso cerámica prehistórica (Edad del Bronce Final). En todo caso, apuntan las conclusiones de esta investigación, "no se ha documentado ninguna estructura constructiva asociada a estos materiales cerámicos más antiguos. Hay que resaltar el hecho de la poca extensión de los sondeos realizados, debido a las dimensiones del solar".

Respecto a los restos cerámicos documentados, "presentan formas y decoraciones que nos remiten a época bajomedieval. Se trata de cerámicas vidriadas con decoraciones en azul sobre fondo blanco, fundamental-mente, junto con algunos fragmentos de ataifores vidriados en verde adscritos a época almohade. Es una característica general a las necrópolis musulmanas la escasez de restos cerámicos, ya que, salvo excepciones, no está dentro del ritual funerario la inclusión de ningún tipo de material cerámico considerado como ajuar funerario".

Asentamientos en el Alto Albaicín de manera casi ininterrumpida desde la Prehistoria Reciente

El estudio geológico del terreno aporta también valiosa información. El codirector de la investigación, José Antonio Lozano, responsable de este aspecto, explica a El Independiente de Granada que "el estudio estratigráfico de toda la secuencia excavada nos revela cambios en el paisaje de la ciudad durante el Holoceno tardío. Ya que el yacimiento arqueológico presenta un estrato inferior, que incluye material cerámico rodado del Bronce Final (abajo), ibérico y romano (arriba), arrastrado desde yacimientos situados a cotas superiores. Tras un marcado cambio sedimentológico aparecen tres niveles correspondientes a grandes avenidas de agua. Lo interesante, es que bajo cada uno de estos niveles de sedimentos correspondientes a avenidas, se encuentran también un nivel de tumbas del cementerio medieval de Saad Ben Malik".

Estos datos sugieren, agrega, que "la ubicación de asentamientos en el Alto Albaicín se mantiene casi ininterrumpida desde la Prehistoria Reciente (Bronce Final), e ilustran una brusca aceleración post-romana de la erosión, posiblemente debida a la deforestación de los montes aguas arriba de la ciudad".

Los datos obtenidos permiten reconstruir el paisaje general del yacimiento y su entorno, y las etapas principales de su evolución temporal, destaca Lozano. "El cementerio se encuentra sobre un abanico aluvial (materiales depositados por una corriente fluvial o torrencial), que en un momento determinado -con una lluvia intensa-, se activa inundando la necrópolis y ocultando de este modo bajo una capa de depósitos de tierra a las sepulturas. En esta investigación, hemos podido constatar este proceso en tres ocasiones. De tal manera, que en la estratigrafía podemos observar un primer nivel de tumbas y sobre este un nivel de sedimentos de inundación; otro nivel de tumbas y sobre este un segundo nivel de sedimentos de inundación y por último, otro nivel de tumbas".

Respecto a cómo ha evolucionado a lo largo de los siglos el terreno en el que fueron localizados los enterramientos, Lozano apunta que "a partir de la Edad Moderna, la urbanización del territorio interfirió cada vez más la escorrentía y la dinámica natural de erosión y depósito, al aumentar la superficie edificada y, posiblemente, al estar los barrancos cada vez más encajados, y/o mejor encauzados o drenados. Quedando la zona correspondiente a la necrópolis exenta de importantes inundaciones, creciendo la ciudad sobre la misma".

"Al tratarse esta investigación de un estudio interdisciplinar con geólogos, antropólogos, arqueólogos, etc., se ha podido realizar todas estas observaciones, en comparación con otros trabajos realizados anteriormente en la necrópolis. Por ende, pensamos que la gran mayoría de las excavaciones realizadas con anterioridad sobre el nivel de tumbas más superficial de esta necrópolis, podrían tener como mínimo otros dos niveles más de tumbas bajo niveles geológicos de inundaciones periódicas. Siendo necesario saber reconocer estos niveles geológicos como tales y no como simples sustratos “estériles” bajo las tumbas".

Los investigadores: José David García González; José Antonio Lozano Rodríguez; Agustín Martín Algarra; Abel Berdejo Arceiz; Alberto Obón Zúñiga; Zita Lafranchi; Juan Sebastián Martín Flórez; Mario Gutiérrez Rodríguez; Andrés Adroher Auroux; Elena Villafranca Sánchez.