RETRATO EN SEPIA (y desenfocado) DE GRANADA HACE MEDIO SIGLO

Mayo del 68 en Granada, ni fu ni fa

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 20 de Mayo de 2018
Un excepcional relato de aquella Granada en blanco y negro de hace medio siglo, en la que pasó casi desapercibido el grito de libertad que lanzaron desde París al mundo una gigantesca movilización social, impulsado por los estudiantes en mayo de 1968, donde al fin se pudo hablar en la ciudad, por primera, vez de Federico García Lorca y su obra, gracias a unos valientes comprometidos. Un sensacional reportaje de Gabriel Pozo Felguera, que disfrutarás.
Foto aérea de Granada en 1968. Se aprecia la parte exterior del Camino de Ronda y de la Ribera del Genil todavía sin construir.
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Foto aérea de Granada en 1968. Se aprecia la parte exterior del Camino de Ronda y de la Ribera del Genil todavía sin construir.
Hace medio siglo, la revolución parisina apenas se conoció aquí en su exacta dimensión; no tuvo repercusiones relevantes en una provincia que intentaba crear polígonos industriales, hacer su Aeropuerto y divertirse en cines. Al menos sirvió para que, por vez primera, se hablara de la poesía de Federico García Lorca.

París estaba lejísimos de Granada en el año 1968. Todos hablaban de ella pero casi nadie sabía dónde estaba. Eran pocos quienes la habían visitado. Eso sí, venían muchos franceses y francesas a ver la Alhambra y a darse un garbeo por los tablaos del Sacromonte, porque el turismo empezaba a despegar. Pero no teníamos aeropuerto; y por tren y carretera se tardaba tres días en hacer el trayecto. Por eso nos cogían muy lejanas las pocas noticias que nos llegaban del lío que estaban montando los estudiantes, una verdadera revolución para el futuro. La prensa local y nacional publicaba bastante, pero bajo censura del régimen franquista; sólo quienes conseguían contactar con Radio Pirenaica podían estar al tanto, además de quienes entendían francés y captaban Radio París. Mayo del 68 pasó por Granada de puntillas, los estudiantes estaban en otras cuestiones y los ciudadanos en general, preocupados por otros menesteres. Mayo del 68 llegó a Granada en el 70, 72, 73…

Granada era en 1968 una provincia adormecida, intentaba desperezarse de tres décadas de dictadura. Había tímidos intentos por reclamar sólo libertad. Con eso ya era bastante. Aquí no aspirábamos a levantar los adoquines buscando arena de la playa ni derribar a los poderes constituidos. Tampoco se manejaban conceptos como feminismo, antimilitarismo, anticapitalismo, ecologismo… 

Granada era en 1968 una provincia adormecida, intentaba desperezarse de tres décadas de dictadura. Había tímidos intentos por reclamar sólo libertad. Con eso ya era bastante. Aquí no aspirábamos a levantar los adoquines buscando arena de la playa ni derribar a los poderes constituidos. Tampoco se manejaban conceptos como feminismo, antimilitarismo, anticapitalismo, ecologismo… aunque se pusieron las bases para importarlos más tarde. En Granada el problema era de hambre. Se estaba experimentando una fuerte emigración hacia Cataluña, País Vasco y Madrid. Por eso, la preocupación de quienes tenían algo de poder por aquí era reclamar polos de desarrollo industrial para atraer empresas y crear empleo. Había que construir un aeropuerto y hacer polígonos industriales. También explotar las potencialidades de una Sierra Nevada que estaba reducida a un juguete de ricos.

Mayo de 1968 fue la primera vez que, tras treinta años de silencio, comenzó a hablarse de un poeta asesinado en 1936. No se podía hablar de su vida, pero sí de su obra. Por vez primera también se permitió insertar fotografías suyas en la prensa local; una francesa llamada Marcelle Auclair había publicado un libro sobre Federico García Lorca y siguiendo sus pasos ya deambulaba por aquí un joven irlandés, llamado Ian Gibson, que quería saberlo todo, todo y todo.

Vamos a hacer un somero repaso a cómo era la vida en Granada en mayo del 68 a través de una selección de prensa y fotografías:

Una Universidad en busca de espacio. La Universidad de Granada había comenzado a crecer en el extrarradio de la ciudad empezando por la Facultad de Ciencias, en una zona muy cercana a donde se encontraba el mercado central de abastos (el antecedente de Mercagranada). Pero la mayoría de edificios estudiantiles se mantenían encajados en el casco viejo de la ciudad. Ya en 1944 se abrió la nueva Facultad de Medicina en la Carretera de Jaén; y cercana a ella surgieron el Hospital Clínico Universitario San Cecilio y la Ciudad Sanitaria Virgen de las Nieves, rodeados de descampados. Para 1968 se planificó el nuevo Campus de Cartuja, que sería realidad a parir de 1971 (fecha de esta foto).

Mayo de 1968 fue la primera vez que, tras treinta años de silencio, comenzó a hablarse de un poeta asesinado en 1936. No se podía hablar de su vida, pero sí de su obra. Por vez primera también se permitió insertar fotografías suyas en la prensa local; una francesa llamada Marcelle Auclair había publicado un libro sobre Federico García Lorca y siguiendo sus pasos ya deambulaba por aquí un joven irlandés, llamado Ian Gibson, que quería saberlo todo, todo y todo

Entre los estudiantes se intentaba leer a Sartre y unos cuantos libros prohibidos que algunos libreros conseguían traer de Suramérica y Europa. La crítica estudiantil se encerraba en los cineclubs y poco más. Algún estudiante se atrevió a repartir octavillas y pegar carteles callejeros reclamando libertad –caso de Bernabé López García y Francisco Rubio-, que pagaron con unos días en el calabozo. No había excesiva agitación en las aulas. Acababa de llegar Federico Mayor Zaragoza al Rectorado de la Universidad (todavía ubicado en el Colegio de San Pablo) y se le percibió como un soplo de libertad; el hombre hablaba otro lenguaje y, sobre todo, sabía escuchar. En el Gobierno Civil estaba de titular Antonio Gómez Jiménez de Cisneros, quien respetaba la autonomía universitaria, siempre que no se desmadrase.

A los estudiantes universitarios parecía preocuparles más la grave cuestión del la, la lá, es decir, si era más legítimo Serrat o Massiel. Serrat había renunciado a participar por empeñarse en acudir a Eurovisión interpretándola en catalán, pero Massiel caía más simpática, tenía un vestido atrevido y, además, aseguró el triunfo frente a Congratulacions. Y por si esto fuese poco, entró en escena una nueva polémica acusando al Dúo Dinámico –compositores de la canción- de haber plagiado una sintonía del gallego Abelardo Bretón.

Federico García Lorca, a escena. Al menos, los alumnos universitarios se atrevieron a organizar el primer homenaje público que se hacía a García Lorca en su ciudad. Los jóvenes llenaron el Colegio Mayor San Bartolomé. El pretexto fue una reunión de jóvenes poetas granadinos, “posteriores a Federico”. Participaron Miguel Ruiz del Castillo, Pepe G. Ladrón de Guevara, Rafael Guillén, Gutiérrez Padial, Trina Mercader, Antonio Carvajal, Elena Martín Vivaldi, José Fernández Castro, etc.

Allí estaba el joven periodista de Ideal Juan José Ruiz Molinero, que por entonces se encargaba de una crónica universitaria. Se las ingenió para convencer al ya casi anciano director Santiago Lozano para insertar tres crónica seguidas de aquellos actos, incluida la primera fotografía que se publicaba en este periódico granadino de Federico García Lorca. Además, reprodujo una maqueta de monumento al poeta que había distribuido López Burgos entre los medios nacionales. Toda una proeza para entonces.

Granada se divertía. A pesar de la emigración y la falta de trabajo, Granada era una ciudad y una provincia que se divertía. La gente era feliz con poco. Había casi dos centenares de salas de cine repartidas por toda la provincia, donde se proyectaban miles de películas cada año, especialmente las del Oeste –muchas de ellas rodadas en Almería y Guadix-.

Juanita Reina inauguró por aquellos días el Tablao de los Jardines del Rey Chico. Para contrarrestar su programación, la Piscina y complejo de espectáculos Piscina Neptuno trajo a Antonio Machín y varios grupos musicales con mucho tirón en el momento. Sus maracas resonaron en las cabezas de nuestros padres durante una semana.

Aquel mes de mayo de 1968 la película con mayores colas fue Quién teme a Virginia Wolf, con cuatro sesiones diarias en el Cine Madrigal y tres semanas de llenazos continuos para ver, sobre todo, a la bellísima Elisabeth Taylor. En otros cines se proyectaban Jack de diamantes (Regio), En el calor de la noche (Granada), El recluta (Apolo), La ley de los sin ley (Astoria), Los tres invencibles (Gran Vía), Sola en la oscuridad (Aliatar)… y Los Corrompidos (Coliseo Olympia), con el que cerró para siempre esta emblemática sala de fachada greco-romana de la Gran Vía (20 de mayo). 

 

Se bebía y se comía bien. Cervezas Alhambra había conseguido dominar el mercado de Granada y su entorno. Era una buena cerveza que daba ya empleo a más de 400 personas. La marca estaba atravesando su momento dulce; sus propietarios catalanes y vascos tenían recién ampliada la fábrica del antiguo mercado de Cerdos (Avenida de Murcia). Presidía la compañía por entonces la viuda del fundador Carlos Bouvard, llamada María Virginia Burgeois Chaber (1966-73) y la dirigía con mano diestra Francisco Morales Linares. Este ejecutivo, además, resultó nombrado presidente de la Cámara de Comercio unas semanas antes del mayo.

Sin embargo, la empresa que ya se estaba convirtiendo en santo y seña de la industria granadina era UNIASA. Su Central Lechera del Camino de Ronda  (en la foto superior) cumplía exactamente 10 años desde su construcción; sus productos bajo la marca Puleva eran ya un referente de calidad en toda España. Y lo iban a ser mucho más en las siguientes décadas. Puleva recogía toda la leche de la provincia (más de 9.000 vacas por entonces y 15.000 cabras), más centros productores de Sevilla, Córdoba, Jerez y Santander.

En total se trataba una media diaria de 80.000 litros de leche en la Central Lechera de Granada. En 1968 se multiplicó por tres la capacidad diaria de envasado, hasta tratar 6.000 litros/hora. En la central lechera de Puleva se vio por vez primera en España el envase actual de Tetra-Brik. Fue toda una revolución silenciosa en el mercado de leches de larga duración. Ya no habría que devolver las pesadas botellas de cristal. Esta empresa empleaba a más de 250 personas de manera directa y a otros dos millares de manera indirecta. Por aquellos años no paraba de incluir nuevas maquinarias en la planta del Camino de Ronda para fabricar nuevos productos; en tan sólo diez años desde su fundación, la factoría empezaba a quedarse pequeña, el Camino de Ronda se estaba llenando de enormes edificios.

Aeropuerto y polígonos industriales. De la imperiosa necesidad de contar con un aeropuerto en Granada se venía hablando desde veinte años atrás, cuando el alcalde Manuel Sola fue director general de Administración Local y ya lo planteó a Franco. Ahora, mayo de 1968, por fin llegaba la primera noticia esperanzadora para conseguirlo. La Diputación incluyó 15 millones de pesetas en su presupuesto de aquel año como aportación provincial. Las obras, no obstante, tardarían todavía dos años más en comenzar y otros dos más en estar acabado. De las tres ubicaciones barajadas, finalmente se decantaron por los terrenos de Chauchina.

De la imperiosa necesidad de contar con un aeropuerto en Granada se venía hablando desde veinte años atrás, cuando el alcalde Manuel Sola fue director general de Administración Local y ya lo planteó a Franco. Ahora, mayo de 1968, por fin llegaba la primera noticia esperanzadora para conseguirlo. La Diputación incluyó 15 millones de pesetas en su presupuesto de aquel año como aportación provincial. Las obras, no obstante, tardarían todavía dos años más en comenzar y otros dos más en estar acabado

El Polo de Desarrollo Industrial tenía claro que había que preparar suelo para atraer a las industrias y almacenes; hasta entonces las industrias se establecían donde buenamente podían, sin una planificación urbanística global. Los primeros que comenzaron a organizarse fueron los empresarios de La Unidad, en la zona de Peligros. Su presidente-promotor fue Nicolás García Oliveros, quien todo el año 1968 estuvo tramitando el farragoso expediente administrativo para preparar los 500.000 metros cuadrados en los que, un año después, empezaron las obras.

El frontero Polígono de Juncaril (Albolote-Peligros) fue promovido muy pocos meses después por iniciativa del Instituto Nacional de Urbanización (posterior SEPES). Estaba atravesado por la línea de ferrocarril a Madrid, en inmejorable ubicación. Pero, desgraciadamente, los años demostraron que su enorme extensión (2,5 millones de metros) no se llenó de actividad fabril de procedencia nacional e internacional, sino de almacenes y actividades que precisan menor mano de obra.

El otro polo de desarrollo futuro de Granada –la Estación de Esquí Sierra Nevada- estaba todavía en mantillas. Centros Turísticos (Cetursa) estaba recién constituida; el esquí y el turismo añadido de nieve era una iniciativa privada. En 1966 ya había acogido competiciones deportivas, pero para 1968 todavía se encontraba en estado potencial.

Renovación urbana y piqueta. En mayo de 1968 echó a andar el proyecto de nueva casa sindical en el Paseo de Calvo Solelo (posterior edificio de Sindicatos en Avenida de la Constitución y actual hotel ABBA). El solar formaba parte de un antiguo almacén de maderas, próximo al descargadero de la estación de ferrocarril; fue diseñado por Carlos Pfeifer de Fórmica y Miguel Castillo Moreno.

En aquel mismo mayo de 1968 empezó a hablarse de la necesidad de demoler las casas del Rastro (situadas por encima de la Virgen de las Angustias) para dignificar el Paseo. Su construcción databa de comienzos del siglo XVII (aparece en la Plataforma de Vico) y durante el siglo XX estaba convertido en una especie de corrala de vecinos

En aquel mismo mayo de 1968 empezó a hablarse de la necesidad de demoler las casas del Rastro (situadas por encima de la Virgen de las Angustias) para dignificar el Paseo. Su construcción databa de comienzos del siglo XVII (aparece en la Plataforma de Vico) y durante el siglo XX estaba convertido en una especie de corrala de vecinos. El proyecto de demolición es de 1968, aunque todavía subsistió unos años más. El solar fue vendido a los grandes almacenes Galerías Preciados, de Madrid; posteriormente, pasaron a ser propiedad de El Corte Inglés.

Gran Vía de Granada estaba completa en 1968, aunque le faltaban pocos años –solamente dos- para que la piqueta empezara a cebarse con los edificios originales de principios del siglo XX y se llevara por delante unas cuantas casas de estilo modernista/ecléctico. El primero fue el situado en el número 40; durante los veinte años siguientes cayeron otros diez más.

En mayo de 1968 ocupaba la alcaldía de Granada Manuel Sola Rodríguez-Bolívar.

La banca, bien, gracias. El sistema financiero provincial estaba dominado por la Caja de Ahorros de Granada, que ya rozaba el 30% de cuota de mercado. Estaba presidida por Joaquín Bosque Marell, superaba los 2.339 millones de activos totales, daba empleo a 441 trabajadores y tenía 141 oficinas. Se encontraban establecidos en Granada la mayor parte de bancos comerciales españoles.

A pesar de la cierta atonía empresarial y emprendedora, los niveles de ahorro debían ser importantes porque los bancos nacionales que no tenían sede todavía en la ciudad se aprestaron a abrir. La apertura más sonada de una entidad en Granada por aquel mes fue la del Banco Coca

Por primera vez se celebró aquel mayo de 1968 la Junta General de Accionistas del Banco de Granada. Era el sucesor de la histórica Banca Rodríguez Acosta (por absorción del Banco Central). La pilotaban los hermanos Rodríguez-Acosta, pero en su consejo se sentaban representantes de la burguesía granadina más acaudalada. También vocales procedentes de las grandes empresas del momento (azucareras, alcoholeras, constructoras, UNIASA, Abonos Carrillo, etc.)  Era el banco industrial por excelencia.

El crédito rural era muy constreñido. Algunas cooperativas agrarias solían tener secciones de crédito, la más potente de ellas la Caja Rural de la Cooperativa Agroganadera San José.

A pesar de la cierta atonía empresarial y emprendedora, los niveles de ahorro debían ser importantes porque los bancos nacionales que no tenían sede todavía en la ciudad se aprestaron a abrir. La apertura más sonada de una entidad en Granada por aquel mes fue la del Banco Coca, que lo hizo en los bajos del edificio número 26 de la Gran Vía (que perteneció al Círculo de Obreros Católicos).

El Granada C. F. regresa a Primera. El mes de mayo de 1968 comenzó con una buena noticia para los aficionados al fútbol granadino: su equipo había vuelto a ascender a Primera división varias jornadas antes de acabar la liga. Iniciaba así la que, quizás, haya sido la etapa más brillante del equipo provincial en la liga de honor, donde quedó clasificado en el top teen de entonces en un par de ocasiones. En los bares se hablaba de proyectos para el siguiente campeonato de liga, del entrenador y de la plantilla. De París sólo se acordaban para referirse a la cigüeña.

Los lectores no conseguían entender bien los motivos que movieron Mayo del 68 en París porque la prensa amordazada no incluía artículos de opinión ni análisis. Hoy podemos ver las firmas de quienes se encargaban de la censura estampadas sobre las cabeceras de los diarios provinciales

Los lectores de periódicos iban directamente a las páginas deportivas, que eran las que mayores satisfacciones les proporcionaban. No obstante, en la primera página de Ideal y Patria no se ocultaban los problemas que estaba teniendo el general De Gaulle en Francia. A Franco le interesaba que se supiera que en todos los gobiernos cocían hablas; peor aún en aquellos que presumían de liberales y abiertos al comunismo. Por tanto, el mensaje subliminal del Ministerio de Prensa y Propaganda era comparar lo mal que iba Francia con tanta libertad y lo bien que se vivía por aquí, sin huelgas ni protestas callejeras.

Lo que nadie sabía es que los periódicos que tenían en sus manos habían sido convenientemente censurados por un potente departamento que trabajaba en el Gobierno Civil. Los lectores no conseguían entender bien los motivos que movieron Mayo del 68 en París porque la prensa amordazada no incluía artículos de opinión ni análisis. Hoy podemos ver las firmas de quienes se encargaban de la censura estampadas sobre las cabeceras de los diarios provinciales.

Ante tales horrores, que escandalizaban a los granadinos de bien pastoreados por Monseñor Rafael García y García de Castro, siempre nos quedaba el recurso de encerrarnos a ver la tele. La caja tonta empezaba a proyectar buenos espacios dramáticos (Estudio 1, telenovelas) que competían con las radionovelas de Sautier Casaseca. Se había descubierto la manera de adoctrinar a las masas, de entontecer a las mentes a través de una ventana al mundo… y eso que todavía no habían hecho su aparición estelar el Canalillo de Andalucía ni María Teresa Campos and Cía.

Y todo ellos sólo por 7.000 pesetas que costaba una tele en Mayo de 1968. Sin duda, lo que más llamaba la atención del común de los mortales de estas tierras.

Los estudiantes granadinos no podían fumar el tabaco de moda entre los universitarios parisinos, Gitanes, pero podían dejar su homólogo español (Ideales) y pasarse a los Celtas largos, recién llegados a los estancos por sólo 8 pesetas el paquete.