El pintor Pedro Garciarias ha donado a la ciudad de Granada doce cuadros de la serie Acordes I, II y III ahora expuestos en la sala del centro cultural Gran Capitán junto a otras treinta obras del conjunto titulado Cada 20 minutos. La exposición, abierta el 13 de enero, puede visitarse hasta el 12 de febrero, de martes a sábado, entre 17 y 21.30 horas, y los domingos, de 10 a 14.

 

El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, tras agradecer el generoso gesto del artista hispanocubano, durante la inauguración de la muestra, ha afirmado que esta donación enriquece el patrimonio municipal, integrado por obras de notable calidad, lo diversifica y lo abre hacia el arte contemporáneo. El alcalde ha subrayado que "el imaginario pictórico y la paleta de colores" de Garciarias son una consecuencia de los escenarios en los que ha desenvuelto su vida: Cuba donde nació y Granada a la que ha convertido en "su segunda patria". Francisco Cuenca ha evocado a los músicos que inspiran la obra de Garciarias para concluir que "sus colores son un reflejo de armonías musicales".

 

Según ha informado el Ayuntamiento, los tres polípticos donados, de gran formato, lo integran cinco, cuatro y tres cuadros compuestos sobre papel y lienzo siguiendo técnicas diversas, desde la acuarela al collage. El creador ofrece a través de los tres polípticos su personal reflexión plástica sobre la música, constituyendo una suite de pentacordes inspirada en los Sept Haïkai del músico francés Olivier Messiaen y en el poema Minera define el mar del poeta cubano Lezama Lima. Pues música y literatura protagonizan el universo creador de Garciarias.

 

"Estos doce cuadros encuentran en Granada el lugar soñado por el pintor. Desde aquel 1973 en que llego a Granada, ella se convirtió en el corazón de mi imaginario, en el lugar de todos mis sueños", ha declarado Pedro Garciarias al explicar su aplaudida decisión.

 

El resto de la muestra 'Acordes...cada 20 minutos', integrada por treinta piezas de tamaño medio y grande en línea con la producción de Garciarias, guarda similitud con el cosmos musical del artista. Esta parte de la muestra la componen bocetos, obras preparatorias de las definitivas que desembocaron en Acordes y en las que las luces de las sucesivas horas del día flanquean las telas a modo de iris, en palabras del propio autor.