Veículo Longo: longo y ancho

Cultura - J.T.G. - Miércoles, 15 de Octubre de 2025
El sexteto granadino estrenó su disco ‘Citric’.
Veículo Longo en el escenario del Centro Lorca.
J.T.G.
Veículo Longo en el escenario del Centro Lorca.

Granada da a luz proyectos siempre muy interesantes que luego tienen dificultades para salir adelante, el espectacular planteamiento de Veículo Longo, testado esta semana en el Centro Lorca, tiene todos los argumentos para tener el alcance que otros proyectos como el del ‘Israelita espacial’, Pisqua o ‘My Way’ no tuvieron. ¡Ánimo valientes! (disculpen la licencia personal: era lo que se decía a sí mismo mi padre en los años sesenta, cuando se atrevía a adelantar a un ‘veículo longo’ a los mandos de un 600 por aquellas carreteras de entonces).

La trepidante línea de percusión es un músculo vital, casi central, de esta aventura, que como dijo el presentador (y su editor) "llega más allá de los límites"

La banda decía que son seis pero que suenan como el doble, no llegan a hacerlo como si fueran 300, que para eso está el trío de su baterista Zeke, pero arman un considerable tinglado sonoro en el que los timbres naturales se unen a los trasteados con una inmensa panoplia de modificadores de sonido. Y si hay pasajes en los que los cuatro del frente están maniobrado con pedales de efectos psidcodélicos, los hay también en que esos mismos, más los del fondo, se aplican en un surtido de elementos golpeados de todo tipo y origen, desde dos cocos a los hipnóticos qraquebs gnawas, y es que la trepidante línea de percusión es un músculo vital, casi central, de esta aventura, que como dijo el presentador (y su editor) "llega más allá de los límites". También de los horarios, pues si aquí descargaron durante dos horas, cuentan que en Almería fueron tres.  

Dice su carta de presentación que recuperan el espíritu del ‘jazz rock’, término que cayó en desuso devorado por el de ‘fusión’

Dice su carta de presentación que recuperan el espíritu del ‘jazz rock’, término que cayó en desuso devorado por el de ‘fusión’. Y sí, efectivamente revuelven el tiempo con el espacio para devolvernos a los momentos en que jazz y rock chocaron de frente, los del ‘Agharta’ de un Miles Davis en pleno trip, Colosseum o un siempre genial marciano Frank Zappa. Si a esas referencias, enmarcadas en la década de los setenta mayormente, le unimos la tropa de cueros de Irakere, al libérrimo Hermeto Pascoal o al Coleman que ya frecuentó Julián Sánchez… puede el/la lector/a hacerse una idea de lo que se nos vino encima. Una tormenta de posibilidades en un fluido continuo de enorme caudal creativo sin opción de interrupción (por ejemplo para algo tan tradicional como aplaudir los solos), puesto que son auténticas suites chamánicas evocadoras e invocadoras. ¡Xangô manifiéstate! Mareas de sugerencias articuladas (o descompuestas, como dijo el trompetista) con diversa graduación de flujo, que van desde la arrolladora tromba autoritaria a inquietantes trances selváticos para descomprimir la presión en los oídos y esperar el siguiente maremoto. Una barbaridad, y más sin dopaje.   

Sánchez ya formó un equipo grande con Brazulada, y ahora se ha rodeado de la crema de los músicos locales: Toni Molina (guitarra), Dani Levy (bajo), Zeque Olmo (batería y batás), Miguel de Gemma (saxos) y Jesús Santiago (percusión). Una tropa de lujo que tiene entre manos un proyecto expansivo capaz de llevarnos hasta el otro lado del infinito. Ánimo valientes.