Una investigación de la UGR descubre el alto poder antioxidante de frutas tradicionales de la Vega de Granada

Un equipo de investigadores de la Universidad de Granada ha revelado el notable potencial para la salud de varias frutas tradicionales de la Vega de Granada, muchas de ellas actualmente olvidadas o infrautilizadas por la industria alimentaria y por la medicina moderna. La investigación, que ha sido publicada en la prestigiosa revista Journal of the Science of Food and Agriculture, destaca el alto contenido en compuestos fenólicos y antioxidantes nutricional de especies del género Sorbus –la selva o serva– y Crataegus –majoletos o espinos blancos y acerolos–, presentes en entornos naturales de Granada y otras zonas de Andalucía.
"Estas frutas, que crecen espontáneamente en nuestros montes o se cultivan en nuestros campos, y que fueron bastante aprovechadas en épocas pasadas, están pasando desapercibidas desde hace años. Nuestro análisis demuestra que tienen un perfil antioxidante comparable, e incluso superior, al de frutas ampliamente comercializadas como la manzana"
"Estas frutas, que crecen espontáneamente en nuestros montes o se cultivan en nuestros campos, y que fueron bastante aprovechadas en épocas pasadas, están pasando desapercibidas desde hace años. Nuestro análisis demuestra que tienen un perfil antioxidante comparable, e incluso superior, al de frutas ampliamente comercializadas como la manzana", señala María del Carmen Razola Díaz, del Departamento de Nutrición y Bromatología de la UGR. "Este hallazgo permite revaloriza el patrimonio vegetal autóctono, además de abrir nuevas vías para su reintroducción en la dieta mediterránea, el desarrollo de productos funcionales y el impulso de cultivos sostenibles en la región", concluye la investigadora.
La investigación se centró en cinco frutas concretas –la selva o serva y cuatro especies de majoletos y acerolos–, todas ellas con una fuerte vinculación cultural e histórica en la provincia y la región, pero escasamente aprovechadas en la actualidad por la industria alimentaria y la medicina moderna.
Utilizando técnicas de alta precisión como la cromatografía líquida y espectrometría de masas, los investigadores identificaron un total de 71 compuestos fenólicos, de los cuales 30 se describen por primera vez en estas frutas. Las especies Crataegus monogyna y Crataegus laciniata destacaron por su elevada concentración de flavonoides y flavan-3-oles, compuestos asociados a propiedades cardioprotectoras, antiinflamatorias y antienvejecimiento.