Opinión por Gabriel Pozo

¿Un túnel bajo Sierra Nevada? "Pues concedido lo tenéis"

Política - Gabriel Pozo - Lunes, 28 de Julio de 2025
Gabriel Pozo nos deleita en este artículo de opinión con su memoria y maestría periodística.
Esquema publicado en un periódico de Almería, en 1914, con el supuesto ferrocarril que recorrería La Alpujarra de Este a Oeste.
Esquema publicado en un periódico de Almería, en 1914, con el supuesto ferrocarril que recorrería La Alpujarra de Este a Oeste.

De las pocas noticias que me llaman la atención casi a diario entresaco las que firma el amigo Rafael Vílchez desde su corresponsalía volante de La Alpujarra. Este cristalero de origen, reconvertido en fotoperiodista y cronista de prensa, radio y televisión, es el tío más ingenioso, simpático y vendedor de historias que me he tropezado en la vida. Y me lo tropecé durante muchos años.

Muestra mejor ojo periodístico que entre la mitad de los asociados al gremio en Granada. 

Rafael consigue colocar en su tabloide un día sí y otro también las noticias más inverosímiles emanadas de su comarca. Es capaz de sacar petróleo informativo de entre las piedras. Su colección de rarezas periodísticas da para llenar una enciclopedia. Muestra mejor ojo periodístico que entre la mitad de los asociados al gremio en Granada. Las huele, levanta y caza al vuelo. Aunque también te vende alguna burra vieja como si fuera nueva.

Enhorabuena, Rafael. Consigues con tus news de interés humano mantener viva la vida de una comarca cada vez más muerta. Das jarilla a lo interesante por delante de lo importante. Eres fiel seguidor de quienes te antecedieron en la promoción de La Alpujarra: Natalio Rivas, Rafael Gómez Montero y Antonio Álvarez Antoñico Pampaneira. Te vas mereciendo un monumento. En serio.

Las noticias de La Alpujarra le reconcilian a uno con el periodismo de antaño, arañan una sonrisa y bajan las pulsaciones: “La fuente de agua termal que sanó a Julio César…”, “El ritual del trigo en el pueblo con menos habitantes…” Así hasta 34 historias humanas encajadas entre los fotocoles de políticos, sólo en los días que llevamos del mes de julio. 

Esta vez no has tenido que forzar la imaginación, ni retorcer titulares ni impedir que la tozuda realidad te fastidie un reportaje

Aunque hoy (por ayer) me has llenado de inquietud con la crónica que has mandado: Tus vecinos de la Alpujarra piden al Gobierno de Pedro Sánchez que les abra un túnel. Nada menos que atravesando toda Sierra Nevada, desde los llanos de La Calahorra hasta Ugíjar. Sí, le han escrito desde la Mancomunidad de Municipios que preside José Antonio Gómez. Esta vez no has tenido que forzar la imaginación, ni retorcer titulares ni impedir que la tozuda realidad te fastidie un reportaje. Te lo han dado ya titulado. Tú mismo, que sabes de sicología, ya has metido la muletilla de que es un “gigantesco” proyecto. 

Esta ocurrencia sólo es posible que nazca de una mente alpujarreña. Tan criada al socaire del trovo, del realismo mágico, el retruécano y la exageración. Imagino que el padre o padres de la idea ya tendrán hechos cálculos, a ojo de buen cubero, de la utilidad del proyecto, las dificultades técnicas y el coste presupuestario a salvar. Habrán pensado que Sierra Nevada es como los Pirineos o los Alpes, horadados por túneles exagerados pero que sirven para unir países y tráficos milmillonarios anuales. Por ahora, La Alpujarra es una comarca recoleta, atractiva y mal comunicada. Ahí radica precisamente su esencia. Nunca llegó a ser el Reino de Boabdil y sus moriscos en el rincón bajo de la Península, como lo es el de Puigdemont y amigos en el otro córner.

Imaginemos que se abre el túnel. ¿Servirá para facilitar más la despoblación? ¿O para que acudan más guiris a zascandilear en paratas y poblados abandonados? Mejor dejar la comarca como está. Recortando curvas, mejorando accesos y construyendo el hospital que hace falta. Poco más. 

Esa idea que ha pasado tan desapercibida es una boutade más, o quizás gracieta, propia de los culebrones de verano

Esa idea que ha pasado tan desapercibida es una boutade más, o quizás gracieta, propia de los culebrones de verano. No se han parado a pensar que el supuesto túnel sería de al menos 32 kilómetros, con el considerable desnivel de 628 metros (1.192 metros de entrada por La Calahorra, a 564 metros de salida en Ugíjar), se tardaría lo mismo en hacerlo que el de San Gotardo (varias décadas) y costaría la mitad del inexistente presupuesto español de un año. 

Ocurrencias de alpujarreños con ganas de llamar la atención y entretener. Como aquellos a quienes ya en 1887 se les ocurrió proponer el primer ferrocarril atravesando la comarca; al menos entonces había una potencia vinícola que la filoxera se llevó por delante unos años más tarde. Y 20.000 emigrantes alpujarreños a América. De todas formas, en 1908 y 1923 todavía volvieron a insistir en llevar el tren por una zona orográfica tan complicada. 

Esta iniciativa tuneladora de ahora creo que el Gobierno de España la va a estudiar en el mismo departamento que recibió la propuesta, durante los años de la II República, de habilitar una estación para de repostaje del Zeppelin que hacía la ruta entre Buenos Aires y Barcelona. También ocurrencia de un alpujarreño que lo veía pasar frente a la Costa.

Quizás el ministro Óscar Puente, titular de Fomento, viaje pronto a Ugíjar a reunirse con su clase política y empezar a negociar. Seguro que se repite la historia del conseguidor y paisano Natalio Rivas Santiago. Aquella que, en una campaña electoral, se acercó a Pitres a prometer el oro y el moro. Los avispados vecinos, conocedores de las mentiras políticas y de promesas que nunca se cumplían, respondieron a su pregunta: 

─Bárbaros de Pitres ¿Qué queréis?

─Un puerto de mar y dos cosechas al año ─respondieron a voces─.

─Pues concedido lo tenéis.

La promesa de Don Natalio se cumplió con el tiempo: Pitres se hermanó con el Varadero de Motril y cayeron en la cuenta de que sus higueras daban dos cosechas anuales, la primera de brevas y la segunda de higos. 

No obstante, creo que han hecho mal en puentear a la Diputación. Le sale el dinero por las orejas, cuentan que está regalando castillos, palacios, museos, bancos de España y algunas cosas más a los amigos. Y alguna exclusiva que nos está preparando el paisano de Picio.

Con estos antecedentes, la Mancomunidad de Municipios de la Alpujarra ya sabe la respuesta del Ministerio. No hará falta que se la mande por escrito. Si no gusta lo que diga, lo mejor es ir preparando las pancartas para organizar una manifestación por la Castellana. Eso sí, mientras tanto habrá que seguir serpenteando unos años más por el Puerto de la Ragua.