'Calidad democrática y sentido común'
Se ha cerrado (parece) en España un largo, muy largo, ciclo electoral. Elecciones municipales y autonómicas, generales, nuevamente autonómicas en Galicia, Euskadi y Cataluña, y europeas. No ha faltado de nada. No creo que quede un solo español o española que no tenga, más o menos claro, que piensa y propone, de modo genérico, cada fuerza política. Cuales son las líneas maestras de la propuesta política y electoral de cada partido político. A favor y en contra de qué están todos los actores políticos en liza. De qué maneras defiende cada cual sus postulados y sus propuestas, y de qué maneras critica cada cual las ideas del oponente. Qué estrategias se han seguido para captar el voto o para desincentivas el mismo. En definitiva, parece sensato afirmar que el ciclo que se cierra debería dejar paso a un nuevo ciclo, en el que cada cual asumiera el papel que la ciudadanía y el parlamentarismo le han asignado.
A quienes gobiernan en ayuntamientos y comunidades autónomas, desde hace un año, que se quiten el traje electoral y se dediquen a gobernar, en base a sus respectivos programas políticos
A quienes gobiernan en ayuntamientos y comunidades autónomas, desde hace un año, que se quiten el traje electoral y se dediquen a gobernar, en base a sus respectivos programas políticos. Que impulsen proyectos y propuestas que beneficien a sus colectividades. Que reivindiquen, con educación, aunque con firmeza, ante quien tengan que reivindicar, y dialoguen con quien tengan que dialogar, pero que gobiernen en sus ámbitos, pues para eso fueron votados y votadas y posteriormente elegidos y elegidas por los correspondientes plenos o cámaras. A quienes están en la oposición que cumplan con su papel, que fiscalicen al gobierno, que propongan alternativas y que planteen las críticas que tengan que plantear. Que unos y otras asuman sus obligaciones de la mejor manera posible durante los 3 próximos años, que es lo que les queda de mandato.
A quienes nos van a representar en el Parlamento y las instituciones europeas que lo hagan con la dignidad y responsabilidad que conlleva tal encargo, que es para 5 años, 5. Que sepan incardinarse en las grandes corrientes o tendencias políticas que imperan en Europa y que, desde ellas, impulsen el proyecto de cohesión, solidaridad e integración cada vez más necesario. Que, sin olvidar, el país al que pertenecen, tampoco olviden que pertenecen a una gran comunidad supranacional que conviene cuidar. Que quienes están llamados a cumplir un papel negociador en la configuración del nuevo poder europeo, lo hagan con inteligencia y altura de miras. Y quienes no (sin duda, por no haber querido), que sepan asumir el resultado de aquellas negociaciones. Será lo mejor para el proyecto europeo.
Y a quienes les ha tocado, mas que les pese, estar en la oposición, que procuren (igual es mucho pedir) ejercerla de la mejor manera, aportando alternativas y propuestas, que sinceramente, se echan de menos, en esta legislatura
Y, por supuesto, que quienes, por mandato popular y parlamentario, ejerecen el Gobierno del país que prosigan las actuaciones políticas, sociales y económicas que den cumplimiento al programa de investidura, sabiendo, como creo que es bien sabido, la complejidad del momento y los grandes retos que se deben afrontar, no exentos de dificultades. Pero es a ellos y ellas a quienes corresponde esa tarea. Y a quienes les ha tocado, mas que les pese, estar en la oposición, que procuren (igual es mucho pedir) ejercerla de la mejor manera, aportando alternativas y propuestas, que sinceramente, se echan de menos, en esta legislatura.
Creo que todo lo dicho, hasta aquí, es de bastante sentido común, además de profundamente constitucional y legítimo, por no hablar de su extrema obviedad. Lo llamativo es tener que resaltar, a estas alturas de la película, que es lo obvio y que no, que es lo democrático y que no lo es. En fin.
De abandonar la furibunda y repetitiva cantinela de la ilegitimidad del gobierno en la que se han instalado y que tiene el eco (y el resultado electoral) que tiene, y no más. Y es constitucional, parlamentaria y numéricamente insuficiente, por más vueltas que se le quieran dar
Pero parece que las derechas no comparten ese natural desarrollo de las cosas. Para ellas, el ciclo electoral sólo terminará cuando ellas gobiernen o no terminará nunca. No creo que sea buena estrategia, pero no me corresponde a mi establecerlo. Es cierto que el nivel de crispación y de tensión alcanzado no es de fácil retorno. Como tampoco lo es el hecho de la absoluta carencia de propuestas que deberían constituir el eje de la tarea de oposición. La suma de ambos componentes conforma una evidente dificultad de variar el rumbo de la oposición. De convertir ésta en un ejercicio de crítica a las políticas (las que fueran criticables, que esa es otra), y de ofrecer alternativas a las mismas (caso de existir). De abandonar la furibunda y repetitiva cantinela de la ilegitimidad del gobierno en la que se han instalado y que tiene el eco (y el resultado electoral) que tiene, y no más. Y es constitucional, parlamentaria y numéricamente insuficiente, por más vueltas que se le quieran dar.