Campaña Inagra contenedor marrón.

'James Blake hace su disco más aburrido y contradictorio'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 20 de Octubre de 2021
James Blake – 'Friends That Break Your Heart'
Portada de 'Friends That Break Your Heart' de James Blake .
Indegranada
Portada de 'Friends That Break Your Heart' de James Blake .

Ha pasado ya una década desde que James Blake debutara con un disco homónimo que dejó a medio mundo alucinado. El cruce entre la fantasmal producción electrónica del dubstep y las melodías del soul de repente pareció obvio, pero hacía falta una voz muy particular, angelical y a la vez profundamente sensible, para que el experimento realmente funcionara más allá de la anécdota. Blake tenía esa voz y además un oído exquisito para las texturas, los efectos y las mezclas; jugaba con su propia voz como instrumento sin miedo, recordando por momentos al Bon Iver más exmperimental. Dos años después, con Overgrown (2013), el inglés mostró su versatilidad, componiendo auténticas joyas en una diversidad de registros, desde la inmortal balada que es “Retrograde” hasta la bailable e infecciosa “Voyeur” pasando por sus primeros escarceos con el hip hop en “Take a Fall for Me”. Reivindicado por sus pares como uno de los grandes innovadores de la década pasada, Blake se ha convertido en un fijo en los créditos de producción de los artistas más importantes del mundo, desde Beyoncé a Kendrick Lamar pasando por Frank Ocean.

No comulgo con la idea de que el mejor arte es el que nace del sufrimiento ni con el mito del genio torturado, pero Blake había construido su sonido e identidad artística en torno a un imaginario melancólico y espectral; se requería algo más que un mero cambio de temática en las letras para que la cosa funcionara

Mientras tanto, su carrera en solitario parece haber llegado a una meseta cómoda y eficiente. Después del monumental y algo caótico The Colour in Anything (2016), se produjo un giro hacia el clasicismo con Assume Form (2019), un disco bastante correcto aunque no demasiado emocionante sobre el amor de James por su novia Jameela Jamil y su estado de relativa satisfacción con su vida. No comulgo con la idea de que el mejor arte es el que nace del sufrimiento ni con el mito del genio torturado, pero Blake había construido su sonido e identidad artística en torno a un imaginario melancólico y espectral; se requería algo más que un mero cambio de temática en las letras para que la cosa funcionara, y los resultados rondaron la medianía más que la excelencia (con meritorias excepciones como “Barefoot in the Park”, con Rosalía). Pero ni mucho menos parecía inevitable que Blake se estancase. El sublime single “You're Too Precious”, del año pasado, parecía exactamente el tipo de camino a seguir para que funcionase este nuevo estilo embelesado y enamoradizo. Sus dos EPs de finales de 2020 estaban bastante bien. Before era pura música de baile, divertida pero inconfundiblemente agridulce, mientras que Covers recopilaba sencillas versiones al piano de canciones de otros artistas, algunas preciosas. Había ganas de un nuevo LP para ver por dónde tiraba.

Pero la realidad es que Friends That Break Your Heart es su peor disco: el más contenido, el más aburrido, el que peores ideas reúne. A pesar de esto, no es un completo desastre, y de hecho empieza francamente bien: “Famous Last Words” y “Life Is Not the Same” son una gran introducción. Son dinámicas en su producción y composición, cuentan con grandes estribillos y emocionan con sus letras (“Ooh, you're the last/Ooh, you're the last of my old things/Ooh, the cast from my broken limbs”, dice la primera de ellas) y con las espectaculares interpretaciones de Blake (ese grito bañado en eco antes del estribillo de la segunda es escalofriante). Con ellas establece el tema: el dolor que acompaña a la pérdida, no ya del amor romántico, sino de las amistades; una cuestión intrigante, pero que no se desarrolla demasiado bien. El disco prosigue con “Coming Back”, con SZA, que está bien pero no termina de decidirse en cuanto a la dirección en la que quiere ir (¿balada o hitazo?) y acaba siendo algo olvidable.

Es justo después cuando se produce un desconcertante bajón. “Funeral” es, siendo sincero, un peñazo. Su nula progresión hace que el mensaje típicamente dramático (“I know this feeling too well/of being alive at your own funeral”) resulte impostado y egocéntrico en lugar de desgarrador, como pretende

Es justo después cuando se produce un desconcertante bajón. “Funeral” es, siendo sincero, un peñazo. Su nula progresión hace que el mensaje típicamente dramático (“I know this feeling too well/of being alive at your own funeral”) resulte impostado y egocéntrico en lugar de desgarrador, como pretende. El bache se prolonga con “Frozen”, con los raperos JID y SwaVay, que en principio se compuso para un disco de JID, y se nota, porque no pega demasiado. Blake ocupa un papel muy secundario y ambos raperos tienen tanto líneas brillantes como momentos un poco ridículos. En concreto, el momento en que SwaVay describe con detalle su asesinato y el de JID a manos de un empleado de gasolinera para después decir que no, que se lo ha inventado porque está loco, da bastante vergüencita ajena. El cambio de la producción que se da justo en ese momento también es desagradable e insulso. La cosa empeora aún más con “I'm So Blessed You're Mine”, probablemente la peor canción que ha hecho nunca Blake: ¿qué demonios es ese estribillo? ¿Y el irritante sonido, como de una trompeta modificada electrónicamente, que suena justo antes? De un principio notable hemos pasado a un punto intermedio horroroso.

Desde aquí, el disco encuentra algo así como un punto intermedio en canciones como “Foot Forward”, un bienvenido momento de entusiasmo que Blake y Metro Boomin' articulan en torno a un extático sample de piano, o “Lost Angel Nights”, que pese a tener un estribillo aburrido cuenta con una buena melodía en las estrofas y algunos detalles de producción interesantes. Pero también hay canciones en los dos extremos: horrores como la canción titular, que parece un pobre y plano intento de imitar las baladas de guitarra del reciente álbum de Billie Eilish, pero también canciones tan bien construidas como “Say What You Will”, con otra excepcional interpretación de James, o la final “If I'm Insecure”, que sobrecoge con su espectacular uso del órgano. En cualquier caso, el problema va más allá de lo desigual de la calidad de las canciones. El disco en su conjunto es más bien lento y plomizo. Y sobre todo, tiene en su núcleo una contradicción que dificulta mucho el disfrute profundo: la sensación que transmite el disco es que James Blake tiene un importante cacao emocional.

Lo que quiero decir es que, si bien por un lado quiere transmitir que está más tranquilo que nunca con su lugar en la industria (de eso se supone que va “Say What You Will”), la propia forma de hablar del tema indica que no lo está en absoluto

Lo que quiero decir es que, si bien por un lado quiere transmitir que está más tranquilo que nunca con su lugar en la industria (de eso se supone que va “Say What You Will”), la propia forma de hablar del tema indica que no lo está en absoluto. Lo mismo parece indicar ese “And I been losing my place/and in my place a thousand imitations rose up” en “Lost Angel Nights”. Mientras tanto, sus baladas siguen denotando una profunda inseguridad en las relaciones interpersonales, en este caso las amistades, como muestran “Show Me”, “Funeral” o la canción titular. La falta de maduración profunda que se percibe en las letras, unida a la máscara de satisfacción que despliega ostentosamente, transmiten una inautenticidad molesta e irritante. Es más complicado que nunca empatizar con James, y es una pena. Que el disco concluya con una canción llamada “If I'm Insecure” casi parece un acto fallido.

Aun así, hablamos de un artista de gran talento que solo tiene 33 años y que hace apenas un año lanzó alguna de la mejor música de su carrera. Blake tiene que aclararse un poco y recuperar la chispa. Tratándose de él, un trabajador incansable que siempre está liado, sea produciendo para otras personas o en su propio material, es fácil imaginar una vuelta por todo lo alto dentro de no tanto tiempo. Esperemos que así sea, porque no creo que Friends That Break Your Heart satisfaga a demasiados fans.

Puntuación: 5.9/10

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com