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'Polarización'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 4 de Enero de 2024
IndeGranada

La Fundación del Español Urgente (Fundéu), promovida por la Real Academia de la Lengua y la Agencia EFE, ha elegido  ‘polarización’ como la palabra del año 2023 entre las doce propuestas que incluían términos como amnistía, macroincendio, seísmo o fentanilo. Todas ellas han tenido una gran presencia en los medios de comunicación y la opinión pública en distintos momentos del año coincidiendo con hechos que han propiciado su uso.

La polarización se ha quedado ya pequeña para el tratamiento del Feminismo en los medios

El caso de la palabra polarización presenta algunas diferencias. A pesar de que se encuentra en el Diccionario de la Real Academia desde 1884 su escueta definición dirige al verbo polarizar sobre el que ya se ofrece más información. Esta forma presenta cinco acepciones, tres de ellas relacionadas con la Física, pero, sin duda, es la usada con desparpajo por representantes de la política la que ha llevado a la Fundéu a considerarla como un término relevante en el año que acabamos de despedir.  Polarizar es orientar en dos direcciones contrapuestas.

Daniel C. Hallin y Paolo Mancini publicaron en 2004 el estudio Sistemas mediáticos comparados: tres modelos de relación entre los medios de comunicación y la política en el que abordaban, por primera vez en el campo de la investigación internacional, las relaciones entre la representación política al frente de los países, sus medios de comunicación y la profesión periodística a partir del análisis de distintas variables en dieciocho democracias occidentales. La investigación de Hallin y Mancini situó a nuestro país en el denominado modelo mediterráneo o pluralista polarizado caracterizado por periódicos de baja circulación, periodismo orientado al comentario y una profesionalización débil que favorece su instrumentalización. Ahí es nada.

En vez de este intercambio de ideas, el insulto, el señalamiento e, incluso, la amenaza se han adueñado de los espacios de discusión del que forman parte también las mismas fuerzas políticas que denuncian la polarización de la sociedad.

La polarización se ha quedado ya pequeña para el tratamiento del Feminismo en los medios. Lo que se ha ido observando durante todo el 2023 ha sido un intento de aniquilación de la teoría feminista, una necesidad imperiosa por parte del posmodernismo de borrar del mapa su agenda para usurpar este espacio y llenarlo con postulados vacíos y extremadamente individualistas que apelan a unos derechos inexistentes sustentados en deseos inalcanzables que sólo provocan frustración. A esta fiesta se han sumado algunos medios de comunicación cuyas líneas editoriales sobrepasan el análisis de Hallin y Mancini para situarse al margen de la realidad que debe formar parte de su cometido como parte del compromiso social con la  ciudadanía.

Colocarse en los extremos no significa obviar el debate y debe favorecer la exposición de argumentos, por ambas partes, para defender el punto en el que cada persona ha elegido situarse. En vez de este intercambio de ideas, el insulto, el señalamiento e, incluso, la amenaza se han adueñado de los espacios de discusión del que forman parte también las mismas fuerzas políticas que denuncian la polarización de la sociedad.

Algunos mensajes se acompañaron del insulto más recurrente –tránsfoba- mientras que otras se decantaban directamente por la amenaza

Un ejemplo de ello se vivió en la red social X (antes Twitter) el pasado 29 de diciembre cuando se hizo público el nombramiento de la socialista Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres. Sus opiniones vertidas en esta plataforma algunos meses atrás, mientras se tramitaba la controvertida Ley Trans, fueron el pistoletazo de salida para que las hordas de la ‘furia trans’ fijaran su objetivo. Dirigentes de varias formaciones políticas como Más Madrid, Sumar e, incluso, algunas cuentas de organizaciones de juventudes socialistas junto a varias asociaciones LGTBI pidieron su revocación o cese inmediato al frente del Instituto. Algunos mensajes se acompañaron del insulto más recurrente –tránsfoba- mientras que otras se decantaban directamente por la amenaza.

Estos partidos y las organizaciones transactivistas que se sitúan en su órbita son, curiosamente, los que más denuncian la polarización en la vida pública

Estos partidos y las organizaciones transactivistas que se sitúan en su órbita son, curiosamente, los que más denuncian la polarización en la vida pública. Alguno de ellos, como la plataforma Sumar, dio un paso más y quien se sitúa al frente de la portavocía de Feminismo, Igualdad y Libertades LGBTI+, Elizabeth Duval, no dudó en calificar el nombramiento de “una vergüenza”. La reacción de esta formación no puede más que sorprender ya que se sientan en el Consejo de Ministros donde se aprueban los nombramientos. 

Algunos medios se sumaron también al linchamiento con informaciones en sus páginas en las que daban voz a quienes en redes sociales exigían que Isabel García fuera apartada de su reciente responsabilidad por haber cometido la mayor de las ofensas al posmodernismo: defender a las mujeres y saber definir, con nitidez, quiénes son. Estos medios también se lamentan de la denostada polarización.

Acaba de empezar una nueva legislatura y las feministas están expectantes ante las políticas que se diseñarán tanto desde el Ministerio de Igualdad como desde el Instituto de las Mujeres que podría empezar por recuperar su anterior denominación y olvidar el ridículo plural por aquello de la inclusividad mal entendida. Es sólo una idea.  

 

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.