Una soledad que acompaña

Blog - La buena vida - Ana Vega - Sábado, 17 de Febrero de 2018
'La Isla', de Lidó Rico.
Indegranada
'La Isla', de Lidó Rico.

“Quien halla placer en estar solo es o una bestia salvaje o un dios”. Francis Bacon

La mayoría de las personas sienten un vacío casi insoportable cuando están solas y mayor es el pánico si estamos solos y además no tenemos nada específico que hacer. Ya sentenció Aristóteles cuando refirió que el hombre es un animal social; a poco que nos observemos, parece que estuviéramos programados genéticamente para relacionarnos con los demás. Pero también es evidente que no todas las formas de establecer estas relaciones aportan calidad a nuestra experiencia de vida

Así, la forma en la que establezcamos contacto social con el otro podrá reportarnos el apoyo emocional tan necesario para sentirnos bien, ser más felices o simplemente nos aportará la compañía del otro.

Aprender a estar con nosotros mismos será fundamental para poder estar con los demás de una forma más satisfactoria

Con frecuencia, cuando rememoramos algún episodio agradable, hacemos referencia a situaciones y momentos en los que estábamos en compañía de amigos o familia. Pero debemos reconocer que los momentos más amargos o conflictivos también se dan con mayor frecuencia con las personas que más nos importan. Ser flexibles a la hora de interpretar las situaciones que se provocan cuando interactuamos con los demás sería una buena forma de facilitar las cosas e incluso poder convertir una circunstancia desagradable en algo agradable o, por lo menos, que nos aporte algo y aprender de ella.

Aprender a estar con nosotros mismos será fundamental para poder estar con los demás de una forma más satisfactoria. Podemos empezar preguntándonos qué hacemos cuando estamos solos y no hay nada del exterior que reclame nuestra atención. Observar cómo gestionamos nuestra soledad. Y no me refiero a ir solos a pasear, al cine o al teatro o si trabajamos desde casa porque estas situaciones son muy fáciles de sobrellevar ya que nuestra mente estaría ocupada. Me refiero a estar solos sin tener nada que hacer….

Emplear esos ratos de soledad para realizar actividades que nos reporten aprendizaje, desarrollo de nuevas habilidades y crecimiento personal será mucho más gratificante que huir de ellos y sentarnos delante del televisor o buscar nuestra dosis diaria de conversación y contactos superficiales.

Hay individuos incapaces de tolerar la soledad, entendida como carencia de compañía, que se vuelcan en mostrar todo lo que hacen en las redes o que cuentan sus amigos en ellas por cientos

Hay individuos incapaces de tolerar la soledad, entendida como carencia de compañía, que se vuelcan en mostrar todo lo que hacen en las redes o que cuentan sus amigos en ellas por cientos. Catherine Millot, profesora de psicología y psicoterapeuta, en su libro ¡ Oh, Soledad!, aclara que la mala fama de la soledad deriva de asociarla al abandono, al rechazo, al no formar parte del grupo. Un error porque más de uno habrá experimentado que se puede estar solo rodeado de gente.

Esta soledad, se entiende como algo que debe ser evitado a toda costa. Pero hay una necesidad de ratos de estar solos con nuestros pensamientos, nuestros proyectos, nuestros objetivos; esta soledad bien entendida no nos hace sufrir, es necesaria cuando queremos conocernos y crecer. Esta soledad es entendida como oportunidad para realizarnos, para alcanzar nuestras metas individuales, las que no compartimos con el grupo.

Tener necesidad de soledad, no significa ser una persona solitaria; se puede ser muy capaz de interactuar con los demás de forma satisfactoria y tener experiencias gratificantes respetando, al mismo tiempo, nuestro espacio propio y nuestro tiempo, Como nos recomienda a las mujeres Virginia Wolf en una Habitación Propia. Sería esta una visión más positiva de la soledad; cómo decidamos enfrentarnos a ella lo cambia todo.

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Y la recomendación musical de esta semana:

Núria Graham - Cloud Fifteen

Imagen de Ana Vega

Licenciada en Filosofía. Experta en Género e Igualdad de Oportunidades y especializada en temas de Inteligencia Emocional. Con su blog, La buena vida, no pretende revelarnos nada extraordinario. Tan solo, abrirnos los ojos un poquito más y mostrarnos que la vida puede ser más llevadera.