Campaña Inagra contenedor marrón.
En homenaje uno de los servicios más castigados por la pandemia del COVID-19

Enfermería, en primera línea de la batalla contra el coronavirus

Ciudadanía - M.A. - Sábado, 2 de Mayo de 2020
Te ofrecemos un homenaje a los profesionales de la Enfermería, dando voz a representantes del colectivo más afectado por la pandemia, para trasladarte su esfuerzo. Con toda nuestra admiración y respeto.
María Luz Flores, enfermera en el Hospital San Cecilio del PTS.
María Luz Flores, enfermera en el Hospital San Cecilio del PTS.

En este reportaje recogemos la voz de representantes del colectivo de Enfermería, en primera línea de la batalla contra la COVID-19, para rendir homenaje a sus profesionales, los más afectados por la pandemia.

Los hemos visto en duras jornadas mientras atienden a sus pacientes, con la cara marcada por los equipos de protección; también cuando han aplaudido a uno de ellos al abandonar la UCI; están en los centros de salud y en residencias. 

Reunimos sus experiencias para dar visibilidad a su esfuerzo.

La difícil labor de informar a los familiares

"Estamos agotados físicamente. Y el agotamiento emocional está dejando una huella que va a ser muy difícil que se nos vaya". Son palabras de María Luz Flores, enfermera en el Hospital San Cecilio del PTS, que forma parte del equipo encargado de informar a diario a los familiares de los pacientes ingresados por Covid-19, aislados durante la hospitalización.

Dos veces al día, de lunes a domingo. "Hemos llorado con ellos, porque ha habido situaciones muy graves. Otros han perdido los nervios. Hay quien también se ha enfadado, los menos. Y muchos nos decían que ahora tenían más información que cuando han estado acompañando a un paciente en el hospital". "Se han creado lazos muy bonitos en el sufrimiento", resume en una conversación con El Independiente de Granada

Es difícil no emocionarse al tratar de imaginar las experiencias que recuerda. Como la sugerencia de la hija de un paciente con alzhéimer, que no reaccionaba. Pidió que le pusieran música. Y fue increíble comprobar cómo respondía. El hombre ya ha recibido el alta, un momento emocionante que han grabado en vídeo. 

"Nadie se acuerda de los que estamos en casa" sin saber nada de sus familiares. Es un mensaje que ha escuchado al otro lado del teléfono en estos días de trabajo "durísimos". También el deseo expresado por muchos de esos familiares de conocer a las voces que cada día eran el contacto con la evolución de sus seres queridos, en muchas ocasiones nada favorable.

La pandemia, que nos llena de cifras a diario, tiene historias de sufrimiento detrás de cada número

Es la humanización de los cuidados. Esta pandemia, que nos llena de cifras a diario, tiene historias de sufrimiento detrás de cada número, la de cada una de las personas contagiadas, las que han logrado curarse, las que lamentablemente han perdido la vida, y quienes siguen aún tratando de superarla. Y también el día a día de quienes, como María Luz, la viven en primera línea. 

"Se ha trabajado con miedo, con presión", asegura poniendo el énfasis en los profesionales en contacto directo con los pacientes. Con los trajes integrales, "que te quitas sudando, agotado" y con marcas por las gafas y mascarillas. Y con unos primeros momentos de falta de material 

María Luz Flores es enfermera desde 1988. Es una enfermera de enlace -gestora de casos-.

"Nos vino de golpe, ni estábamos preparados ni sabíamos cómo asumirlo. Fue de un día para otro". 

"¡Ella es enfermera! Es enfermera!, exclamaban sus vecinos mientras le aplaudían"

El aplauso sanitario de cada tarde "se agradece muchísimo", porque "están pensando en ti". Es gratificante escuchar las sirenas de Bomberos o Policía Local que han acudido a las puertas del hospital, y la de tantas y tantos ciudadanos en sus casas. Ese aplauso diario le ha dejado una de las anécdotas que no olvidará. Inaugurados ya los paseos con menores de 14 años, salió con su hijo de diez. En la calle de su municipio, con algunos de los conocidos del colegio donde estudia el niño, mientras aplaudían, exclamaban: "¡Ella es enfermera! ¡Es enfermera!". "Terminé llorando", de la emoción al sentir ese cariño.

Y expresa un deseo: "Por favor, que esto no se olvide. Sé que un porcentaje lo va a recordar, que nos va a valorar. Que nos traten luego de la misma forma, haya dificultades o no". 

Sobre la etapa que ahora comenzará, la de la desescalada, pide que seamos "responsables. "Dios mío, yo no sé si aguantaríamos un repunte". Porque es ahora, cuando la presión ya no es la del momento más grave vivido durante la pandemia, cuando el agotamiento en estos profesionales se hace más visible. La distancia social, el lavado de manos, no tocar nada...Son las recomendaciones que tanto escuchamos y que nos recuerda.

La atención en la prisión

La mayor preocupación del equipo de profesionales sanitarios de la Prisión de Albolote era "evitar" que el coronavirus se transmitiera a la población de internos, entre 1.300 y 1.400. Porque la situación que se vive en el centro penitenciario es ya "muy comprometida", con otras patologías previas.  

Uno de sus profesionales, con una larga trayectoria de varias décadas como enfermero, desde los noventa en el centro penitenciario, nos cuenta cómo se está viviendo esta crisis sanitaria en la Prisión de Albolote. "Los internos están concienciados", explica mientras recuerda que se está aplicando un estricto protocolo que ha suspendido las visitas. Están aislados y el único contacto, ahora "muy de tarde en tarde", son llamadas telefónicas de diez minutos. Pero el comportamiento, "quitando alguna excepción", es bueno.

"Hasta ahora no ha ido mal", agrega este profesional que da voz, desde el anonimato y enfatizando la labor de todo el equipo -médicos, enfermería. auxiliares y farmacia-. Están ya en la campaña de serología a funcionarios y con los test rápidos para los internos. Eso permite mayor control a aquellos con movilidad, los que trabajan en cocina o jardines. Todo ello siguiendo protocolos en cuanto a la protección. "Los buzos, doble guante, mascarillas y gafas".

Pabellón de la Enfermería de la Prisión de Albolote.

La crisis sanitaria que estamos viviendo nos ha mostrado "lo frágiles que somos". Esa fragilidad unida a "la sensación de miedo". "Cómo nos ha cambiado la vida en solo dos meses", agrega este enfermero de la Prisión de Albolote donde, con independencia de los turnos, "siempre hay un médico y un enfermero de guardia".

La cercanía el Centro de Salud

La Atención Primaria es el primer escalón de acceso al sistema sanitario y Manuel Trabado conoce muy bien su funcionamiento. "La Primaria y yo echamos los dientes a la vez". Porque este servicio se puso en marcha al inicio de su carrera profesional y ha sido siempre su destino.

Manuel Trabado es profesional del Centro de Salud Gran Capitán, el mismo en el que desempeñaba su trabajo el médico José Manuel Fernández, que falleció por coronavirus hace unos días. "Es duro", exclama. "Era de Urgencias, pero te has cruzado con él muchos años. 'Qué, de guardia', nos decíamos", recuerda para subrayar la carga emocional añadida que ha supuesto. "Esta presión emocional nos va a dejar huella". 

Su trabajo como gestor de casos ha dado paso ahora al filtro de todo lo que llega al centro de salud. "Cualquier persona que vaya, antes pasa por mis manos". La tarea de quienes siguen como gestores de casos también ha cambiado radicalmente, porque ahora se encargan "principalmente de residencias". "Con todo el riesgo que conlleva, las visitas...".

"¿Me habré contagiado?", piensas al llegar a casa

"Estás todo el día enganchado al trabajo. Cuando termina la parte presencial, empieza el teletrabajo. Llamadas a residencias, conventos, pacientes...Pensábamos que esto iba a durar una semana y ahora parece que no tenga fin". El cansancio en los profesionales ya asoma. El estrés de vestirse "con un material que no es el adecuado", además de lo personal, "el miedo al contagio, tuyo y de la familia". Con esa pregunta diaria al finalizar la jornada de trabajo: "¿Me habré contagiado?". Llegar a casa, ducharse, meter la ropa en la lavadora. Una hora de descanso en la que sacas "todos tus miedos". "Te acuerdas de lo vivido durante la mañana y te preguntas: ¿cuánto tiempo puedo hacer esto?".

En su reflexión, mientras conversa con El Independiente de Granada, destaca que a muchos de los pacientes del centro de salud los conoce desde hace quince años. "Te felicitan por Navidad". "Piensas en el abuelo, en el marido, en los cuidadores y cómo están viviendo esto. No poder despedirse de alguien que muere es muy duro", como lo es no poder dar un abrazo a una compañera que ha perdido a su madre, que ha estado un mes luchando y se ha ido sin despedirla. "Este tipo de cosas nos va minando", admite.

Pero deja claro que no son "héroes". 

Como otros de sus compañeros también recuerda que la equipación es "muy escasa". Y apunta un dato de interés. Cuando se dice que se entregan EPI, equipo de protección individual, como explica, a los profesionales, puede que no sean suficiente, eso depende de la actividad. "Una bata y una mascarilla, que son EPI, puede que no sea lo que necesito para ir a una residencia. Estamos cuidados a medias, esa es la sensación".

"Nunca pensé que iba a vivir algo así. Lo estudias, te dicen que cada siglo hay una, y esto es lo que estudié en los libros", expone este enfermero que reivindica "voz" para estos profesionales en los foros en los que se toman decisiones. "Mi colectivo está en primera línea, cayendo, infectándose y ¿no tiene nada que decir?". La Enfermería, defiende, es parte de los cuidados y tiene que contar. En un momento de crisis como ésta, tiene que estar donde se toman las decisiones, "con voz y voto", reclama Manuel Trabado quien, al preguntarle cómo quiere que le presente en este reportaje, responde: "Manolo, enfermero".

 

Con nuestro agradecimiento al Colegio Oficial de Enfermería de Granada por haber facilitado este reportaje.