LINA ODENA GARCIA (1911-1936)

El grave error que condujo a la muerte a la ahijada de 'Pasionaria' en el Cubillas

Ciudadanía - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 1 de Abril de 2018
Recuperamos del olvido la figura de Lina Odena, feminista, encargada por el Partido Comunista de ser la asistente de Dolores Ibarruri en sus mítines y viajes y que comandó la columna que intentó conquistar Granada tras el Golpe Militar, en un excepcional reportaje del escritor y periodista Gabriel Pozo Felguera. No te lo pierdas.
Dos de las últimas fotos de Lina hechas en el frente de Granada entre el 24 de julio y 14 de septiembre de 1936. Lucía el emblema de los aviadores huidos de la Base de Armilla.
Indegranada
Dos de las últimas fotos de Lina hechas en el frente de Granada entre el 24 de julio y 14 de septiembre de 1936. Lucía el emblema de los aviadores huidos de la Base de Armilla.
  • Esta joven feminista y comunista catalana fue jefa de la columna republicana que intentó conquistar Granada en julio de 1936 y no pasó de Huétor Santillán

  • Se suicidó para no ser apresada por falangistas tras un grave error de orientación que le condujo a un control en la Cuesta de las Cabezas

  • Su cadáver estuvo sepultado en el cementerio de Granada, hasta que hace pocos años fue llevado al osario común por falta de pago

Paulina (Lina) Odena García fue una joven feminista, comunista y miliciana que empuñó las armas en la guerra civil de 1936. Organizó una columna con la que reprimió el Alzamiento en Almería, Motril y Guadix. Quiso tomar la fábrica de Pólvoras de El Fargue y Granada, entrando por la carretera de Murcia. Se batió contra los falangistas del capitán Nestares en Huétor Santillán. Era catalana, pero la guerra la sorprendió en Andalucía; Dolores Ibarruri la consideraba su ahijada, por tenerla de ayudante en sus viajes por España. Tenía sólo 25 años cuando se metió en la boca del lobo por el embalse del Cubillas; se suicidó ante un control de falangistas. Sus huesos han ido a parar al osario del cementerio municipal de Granada; nadie los ha rescatado del olvido.

Lina Odena fue una de las pocas mujeres que al principio de la pasada guerra civil no dudó en enfundarse en un mono, coger un revólver y ponerse a pegar tiros como cualquier soldado o miliciano. Ya tenía experiencia en las barricadas; en la revolución de octubre de 1934 y proclamación del estado de Cataluña fue de las escasísimas mujeres que acudieron a los frentes de lucha próximos a la capital condal. No debían darle miedo los silbidos de las balas.

El día 23 apareció en escena la joven miliciana Lina Odena, que llevaba varios días escondida en Almería; lo hizo al frente de un batallón formado por todo tipo de gentes leales a la República y, sobre todo, por un grupo de soldados de la Base Aérea de Armilla (Granada) que habían llegado huyendo de los sublevados en esta capital

Voy a comenzar su historia por sus dos últimos meses de vida. El golpe militar del 18 julio de 1936 le sorprendió en Almería. La explosiva situación social en esta provincia era tan tensa que mucha gente de los pueblos se había desplazado hasta la capital, temiéndose un estallido revolucionario; lo mismo habían hecho campesinos y mineros en respuesta al llamamiento del diputado socialista Gabriel Pradal. Todo el mundo se olía que iba a pasar algo grave. Lo que ocurrió fue el alzamiento de los militares contra el gobierno de la II República.

Almería reaccionó tarde, los grupos levantiscos sólo se movieron cuando supieron que en Granada había triunfado el Alzamiento (20 de julio). Se alzaron el batallón de Artillería, parte de los Carabineros y la Guardia Civil. El día 23 apareció en escena la joven miliciana Lina Odena, que llevaba varios días escondida en Almería; lo hizo al frente de un batallón formado por todo tipo de gentes leales a la República y, sobre todo, por un grupo de soldados de la Base Aérea de Armilla (Granada) que habían llegado huyendo de los sublevados en esta capital.



Mitin de Pasionaria en la Plaza de Toros de Madrid (febrero de 1936). Detrás de ella, Rafael Alberti. En primer plano, de espaldas tras el del sombrero, Lina Odena.

Una vez asegurada la fidelidad de Almería al gobierno legítimo republicano, el batallón se dirigió hacia Granada con la intención de llegar antes que la columna del general Varela, que lo hacía en sentido contrario desde Sevilla. Lina, sus soldados y los milicianos de izquierdas se encontraron con Guadix fiel a la República, iniciando su proceso de colectivización de tierras. No había sido fácil, pues los enfrentamientos entre guardias civiles-falangistas-derechistas, de un lado, contra socialistas-anarquistas-mineros de Alquife habían registrado bastantes muertes (el comité de salud contabilizó 211 asesinatos la primera semana de guerra).

Lina, sus soldados y los milicianos de izquierdas se encontraron con Guadix fiel a la República, iniciando su proceso de colectivización de tierras. No había sido fácil, pues los enfrentamientos entre guardias civiles-falangistas-derechistas, de un lado, contra socialistas-anarquistas-mineros de Alquife habían registrado bastantes muertes (el comité de salud contabilizó 211 asesinatos la primera semana de guerra)

Lina Odena venía desde Almería convertida en una líder natural; su arrojo en las calles de la ciudad costera le habían hecho acreedora a llevar en el pecho las insignias de los soldados de la Base de Armilla, tal como aparece en sus últimas fotografías. Estableció su cuartel general en Guadix y organizó la toma de Granada desde el noreste. La columna que se formó estuvo compuesta por soldados de varios orígenes: sindicalistas de UGT, anarquistas de CNT, marinos del puerto de Almería, soldados llegados de Cartagena y Alicante, milicias de partidos izquierdistas, etc. La característica que les definía era la anarquía y falta de mandos con experiencia militar.

El 28 de julio decidieron emprender la marcha hacia Granada. Pero, sin que se sepa el motivo, se detuvieron en Huétor Santillán. El espionaje del bando sublevado, bajo las órdenes del general Orgaz, conoció este parón de la columna republicana. Entonces envió al capitán Nestares a intentar frenarlos en Puerto Lobo; José María Nestares mandaba una columna sublevada, mezcla de guardias de asalto y falangistas, cuya misión consistía en impedir la entrada desde tierras de Jaén, también fiel a la República. Desde Granada les enviarían apoyos para impedir que la fábrica de Pólvoras cayese en manos republicanas. Se estableció dura batalla de cañonería, morteros y fusilería a ambos lados del nacimiento del Darro; incluso llegaron a participar dos aviones por parte de cada bando.



Noticia del 1 de agosto de 1936. Huétor Santillán fue saqueado tanto por uno como por otro bando en días consecutivos (el periódico callaba los desmanes de los nacionales).

El 28 de julio decidieron emprender la marcha hacia Granada. Pero, sin que se sepa el motivo, se detuvieron en Huétor Santillán. El espionaje del bando sublevado, bajo las órdenes del general Orgaz, conoció este parón de la columna republicana. Entonces envió al capitán Nestares a intentar frenarlos en Puerto Lobo

Lina Odena, desde su puesto de mando establecido en Huétor Santillán, no tuvo más remedio que ordenar la retirada de sus milicianos hacia el Puerto de la Mora. Nunca se llegó a saber cuánta gente formó la columna republicana; todos huyeron a asegurar posiciones en las partes altas de la Sierra de Huétor, de donde apenas se movieron el resto de contienda. Los republicanos abandonaron armamento y dejaron a medio saquear las casas de Huétor Santillán; al día siguiente, los alzados procedieron a saquear a la otra mitad de la población. En el diario de guerra del capitán Nestares apuntó que su columna estuvo formada por 50 falangistas y 25 guardias de asalto, armados con fusiles y escopetas; utilizaban 7 coches y 10 camiones para moverse por el sector de cuya defensa eran responsables: la línea sur de Sierra Harana, desde Huétor Santillán, Víznar, Alfacar, Cogollos, Calicasas hasta la carretera de Jaén. A partir de aquella primera escaramuza, estableció su cuartel en Víznar (tan famoso por las grandes fosas con fusilados que esconde; entre ellas, la de Federico García Lorca).

Por el frente de Granada

Lina Odena y su columna -mezcla de milicianos y soldados de toda procedencia- se movieron durante el mes de agosto y mitad de septiembre por el frente que iba desde Güéjar Sierra a Sierra Nevada, Alpujarra y casi hasta llegar a la Costa. Hay constancia de que esta joven miliciana hizo dos viajes en compañía del diputado comunista Antonio Pretel Fernández (Gor, 1903-Moscú, 1980), uno a Madrid y otro a Barcelona, durante aquellos días, a pedir armas al gobierno republicano. Pero a mediados de agosto, las fuentes la ubican asegurando la fidelidad de Motril a la República. Allí se habría significado la catalana asesinando al cura Manuel Vázquez Alfaya; por este hecho habría sido detenida. El falangista Julio Belza, que estaba destacado en el control del frente de guerra que la detuvo, así lo asegura. Contrariamente, otras fuentes niegan que Lina descargara su cargador en la cabeza del sacerdote y que fuese detenida, ya que siguió actuando hasta un mes después.

En su faceta de conferenciante feminista, agitadora y propagandista, Odina García formaba parte de la redacción del periódico comunista Mundo Obrero. Enviaba información y fotografías a Madrid de la marcha de la guerra civil en la zona donde se encontraba. Se desplazaba con un coche Fiat Balilla que no ocultaba quién iba dentro; tenía varias pintadas indicando que era de Mundo Obrero, el nombre de su batallón y enlace con Baza (capital de la parte republicana de la provincia).



Control falangista en la Cuesta de las Cabezas, donde detuvieron a la jefa comunista (tomada un mes antes, 12 de agosto de 1936).


Coche de Lina Odena con el que fueron erróneamente a  las filas falangistas el 14 de septiembre de 1936.

La madrugada del día 14 de septiembre de 1936 salió de su cuartel general de Guadix para intentar contactar con las tropas republicanas de Iznalloz y Deifontes. Se dirigieron a la finca de la Ermita con intención de penetrar hacia el Collado del Agua (Sierra Harana); pero el conductor y Lina desistieron por el mal estado del camino, retrocedieron hasta Darro para rodear Sierra Harana por el norte. Supervisaron Iznalloz y se dirigieron a Deifontes.

El conductor no debía conocer bien la zona, ya que se equivocó de camino y llegó hasta la Cuesta de las Cabezas, zona próxima a la cola del embalse del Cubillas (por entonces paralizada su construcción). Lina se bajó del coche al ver que había un grupo de soldados controlando la carretera de Jaén. Al acercarse, pudo comprobar con toda nitidez que había cometido un terrible error: eran soldados con el escudo falangista en sus solapas

El conductor no debía conocer bien la zona, ya que se equivocó de camino y llegó hasta la Cuesta de las Cabezas, zona próxima a la cola del embalse del Cubillas (por entonces paralizada su construcción). Lina se bajó del coche al ver que había un grupo de soldados controlando la carretera de Jaén. Al acercarse, pudo comprobar con toda nitidez que había cometido un terrible error: eran soldados con el escudo falangista en sus solapas. La muchacha retrocedió, dio la vuelta a su coche mientras era perseguida por los nacionales. No tuvieron tiempo de detenerla y quitarle el arma. Se disparó su revolver en la sien y cayó muerta en el acto.

Los soldados trasladaron su cadáver a Granada, apresaron al conductor y se incautaron del coche. El juez militar ordenó que la enterraran en el cementerio de Granada, como suicidada con un arma de guerra. Al principio nadie la identificó como la jefa comunista del batallón republicano que actuaba en Guadix; no se le dio demasiada importancia a su muerte, sólo se dijo que era una periodista enviada especial del periódico Mundo Obrero.

Muerte convertida en mito

La muerte fue conocida en Madrid de inmediato. El espionaje comunista en Granada supo lo sucedido en la Cuesta de las Cabeza a través del periódico Ideal, que publicó una fotografía con unas pocas líneas. El coche había sido depositado, en principio, en el cuartel de San Jerónimo, donde lo fotografió Manuel Torres Molina.

En días sucesivos, toda la prensa de Madrid y buena parte de la de Barcelona comenzaron a publicar noticias del trágico error que había conducido a la muerte a la joven, ya por entonces considerada sucesora de Pasionaria en el Partido Comunista de España.



Reportaje sobre las mujeres del Batallón Lina Odena que se formó en Madrid a partir de su suicidio.

El periódico El Sol la calificaba de heroína, inteligente y gran organizadora, así se lo reconocían los campesinos de Granada, los marineros del buque Libertad, los aviadores y todas las fuerzas que formaban la columna de la que ella era jefa. Publicaron que había sido reconocida y los falangistas la pasearon como un trofeo por las calles de Granada. No fue así, sólo una exageración periodística.

El 22 de octubre de 1936, los periódicos de Madrid comenzaron a publicar noticias de la inminente formación del Batallón Lina Odena. Estaría formada por mujeres de 20 a 35 años; se instaba a que se presentaran voluntarias. Durante el tiempo que estuvo formándose este batallón, se especificó que no sería para enviarlo a los frentes de guerra, sino para colaborar en la defensa de Madrid. El batallón quedó formado y participó en tareas de apoyo logístico

El 22 de octubre de 1936, los periódicos de Madrid comenzaron a publicar noticias de la inminente formación del Batallón Lina Odena. Estaría formada por mujeres de 20 a 35 años; se instaba a que se presentaran voluntarias. Durante el tiempo que estuvo formándose este batallón, se especificó que no sería para enviarlo a los frentes de guerra, sino para colaborar en la defensa de Madrid. El batallón quedó formado y participó en tareas de apoyo logístico. La prensa comunista le dedicó grandes alardes en sus diarios, especialmente Juventud, Mundo Obrero y Crónica. También a Lina le hicieron varios homenajes, le dedicaron composiciones poéticas, un calendario, un sello y, finalmente, una plaza en su Barcelona natal.

Por esa fecha ya se tenía en Madrid la absoluta certeza de que también Federico García Lorca había sido asesinado por la misma zona donde se suicidó Lina Odena. El alcalde de Madrid propuso bautizar con sus nombres –además de Mariana Pineda- a centros escolares de la capital de España.



Noticia de Mundo Obrero, 22 de octubre de 1936.

Lina Odena se suicidó donde unos meses después simuló pasarse al bando nacional la Matahari andaluza, más conocida como la Tía del Abanico. Alicia Herrero Vaquero fue enviada a Granada como espía por El Campesino (Valentín González González). Pero Mariano Pelayo, jefe de los servicios de espionaje de la Guardia Civil, consiguió convertirla en contraespía a su servicio. Por culpa de ella y de un atentado sufrido por el capitán Pelayo fusilaron a más de doscientas personas en Granada durante la guerra.







Poemas, calendario y sello que le dedicaron los años siguientes a su muerte.

Joven luchadora comunista

Paulina Odena García fue precoz para todo. Nació el 22 de enero de 1911 en Barcelona, en el pasaje Lluis Pellicer, en el seno de una familia modesta de sastres (José María y Dolores). Muy pequeña comenzó a ayudar en el negocio familiar. Pero antes de cumplir los 18 años ya se había afiliado al Partido Comunista, con la oposición de sus padres. Se emancipó sin su permiso y se fue de casa. Con veinte años fue enviada por el PCE a la Unión Soviética; era el tiempo en que se proclamó la II República española. En Rusia permaneció, junto a un grupo de jóvenes comunistas españoles, formándose en el Escuela Marxista-Leninista de Moscú. Allí entró en contacto con los grandes nombres del comunismo español de la década de los años treinta del siglo pasado.

Tras fracasar la proclamación del estado catalán dentro de la República Española, Lina no tuvo más remedio que pasar a la clandestinidad durante casi un año. Fue protegida por los camaradas y por gentes de Socorro Rojo Internacional. Hasta que fue localizada, fichada y encarcelada

De regreso en Barcelona, se encuadró en las Juventudes Comunistas de Barcelona. Fue ascendiendo en el partido desde secretaria en Cataluña hasta llegar a la Federación Nacional de Juventudes. En las elecciones de 1933 su nombre figuró en la candidatura del Partido Comunista al Parlamento. Durante la sublevación de octubre de 1934, Lina cogió su fusil y se fue a pegar tiros a San Cugat y a las barricadas de la Rabassada.

Tras fracasar la proclamación del estado catalán dentro de la República Española, Lina no tuvo más remedio que pasar a la clandestinidad durante casi un año. Fue protegida por los camaradas y por gentes de Socorro Rojo Internacional. Hasta que fue localizada, fichada y encarcelada. Corría agosto de 1935. Retomó su vida política pública asistiendo al IV Congreso la Internacional Juvenil Comunista (en Copenhague). A partir de aquella reunión se produjo la unificación con otras juventudes revolucionarias. Lina Odena pasó a residir en Madrid.



Ficha policial de Lina por participar en la revolución de octubre de 1934.

Se dedicó a defender sus posiciones comunistas, pero también desde un punto de vista feminista e igualitario en cuanto a géneros. Su nombre aparece de manera abundante en la prensa de aquellos años. En febrero de 1936, con la convocatoria de nuevas elecciones generales, fue encargada por el Partido Comunista de ser la asistente de Dolores Ibarruri en sus mítines y viajes por Asturias, Andalucía y Madrid. De ella decía que era algo más que su asistente y secretaria, era su ahijada.

En el frente de Granada encontró la muerte de una manera un tanto estúpida. Estuvo enterrada en el cementerio municipal de Granada hasta hace pocos años, cuando Emucesa comenzó a revisar la vigencia de los nichos y desalojar restos que no estuviesen el corriente de pago. Su tumba fue la número 122 del patio de la Ermita. Hoy está perdida en el osario común

Pasionaria salió elegida diputada por Oviedo. Lina Odena se dedicó a partir de entonces a preparar el Congreso Nacional de Unificación de juventudes marxistas de España. Pero previamente había que constituir congresos de ámbito provincial. Esa fue la causa de que los primeros días de julio de 1936 se encontrara en Almería, allí intentaba componer las juventudes del Partido Comunista. Cuando estalló la guerra, recibió órdenes de luchar contra el fascismo en tierras almerienses.

En el frente de Granada encontró la muerte de una manera un tanto estúpida. Estuvo enterrada en el cementerio municipal de Granada hasta hace pocos años, cuando Emucesa comenzó a revisar la vigencia de los nichos y desalojar restos que no estuviesen el corriente de pago. Su tumba fue la número 122 del patio de la Ermita. Hoy está perdida en el osario común.



En la ciudad de Barcelona tiene dedicada una placa y el nombre de una plaza.