Entrevista en profundidad con ‘el maestro’, que prepara sin prisas su próximo disco y puede que una sorpresa literaria

Lapido, por amor al rock and roll

Cultura - Juan I. Pérez - Domingo, 26 de Julio de 2015
No hay nada que diga José Ignacio Lapido que no invite a la reflexión. Hasta el silencio o la pausa. En tiempos de prisas, la calma con la que se expresa, para que quede muy claro lo piensa, parece una loa al pensamiento profundo. Salvo una pregunta obligada, que responde con arte, no rehúye debate alguno. Sobre el arte de crear, la inspiración y el trabajo, los beneficios y perjuicios de las nuevas tecnologías a la música, el (nulo) apoyo institucional al rock y el pop, el convencimiento de que esa música es ‘marca Granada’, la evolución de su relación con el público…Tómese su tiempo para disfrutarla. Es palabra de Lapido.
José Ignacio Lapido retratado por Patri Díez para El Independiente de Granada.
Patri Díez
José Ignacio Lapido retratado por Patri Díez para El Independiente de Granada.

El IVA del 21 por ciento que os penaliza tan injustamente, la piratería, sin solución por el cinismo de todos, la escasas contrataciones a caché, el nulo apoyo institucional… Seguir, pese a todo y contra todo en la música, en tiempos tan hostiles. ¿Una heroicidad? Cuánto amor debo presuponer que profesas al rock para darlo todo sin obtener una recompensa material merecida.

Desde muy al principio de mi carrera fui consciente de que muchas de las fantasías que se creaban en torno al rock, eran sólo eso, fantasías. Fue relativamente fácil darse cuenta de que para tocar en una banda de rock en España había que estar dispuesto a picar piedra. Y lo acepté. No hay que ver heroicidades impostadas en esto, sólo trabajo continuado: trabajo vocacional. Momentos fugaces de gloria y travesías del desierto. Así son casi todas las carreras de los músicos de rock en España. Y no me quejo, nadie me puso una pistola para que me dedicara a tocar la guitarra. Dedicarse profesionalmente al r’n’r da ciertas recompensas inmateriales que yo valoro por encima de cualquier circunstancia. Llámalo amor al arte o cabezonería. 
 

Las nuevas tecnologías, ¿han aportado más perjuicios a la industria musical que beneficios?

Un dato cierto es que conforme el acceso a las nuevas tecnologías se ha ido extendiendo globalmente, la industria musical ha ido hundiéndose en la miseria, hasta la situación actual, próxima a la liquidación por derribo. Pero ellos -la industria- son en parte culpables de esta situación. Remontémonos a los tiempos en los que los grandes sellos reeditaron sus catálogos antiguos en formato CD con una calidad de sonido pésima, y los vendieron a precios exorbitados. Ahí, con ese fraude monumental, fue donde empezaron a cavar su tumba. Aparte, no olvidemos que esas mismas empresas, en sus divisiones de hi-fi, vendían aparatos capaces de duplicar los cedés, y luego se quejaban de la piratería. Una gran hipocresía a mayor gloria del negocio. Decían los Beatles que el amor que das es el amor que recibes, en este caso la industria discográfica ha recibido la dosis proporcional del latrocinio que ellos practicaron, con los artistas y con el público. Lo cierto, volviendo a la pregunta, es que se trata de un debate que está ahí. Es innegable que las nuevas tecnologías aportan beneficios, como son el acercamiento entre el músico y el oyente; posibilidades para autogestionar tu carrera sin depender de grandes empresas discográficas; capacidad -remota- de dar a conocer tu música sin pasar por el filtro de los grandes medios... Todo esto con matices, y sería un poco largo de detallar aquí. La parte negativa, no sé si es achacable a la tecnología en sí o al uso que se hace de ella. Se ha instalado la falsa creencia de que todo lo que circula por la red debe ser gratis, como si manaran del cielo las canciones, las películas y los libros. Como si fuera un derecho inalienable del consumidor acceder a esos contenidos sin pagar nada por ellos. Como si los autores fuésemos seres arcangélicos que no necesitáramos comer. Como si para hacer un disco no hubiera un proceso industrial en el que están implicados profesionales de la música, del diseño, de la fotografía, del sonido etc. que deben recibir un salario por su trabajo. Se trata de una fraudulenta concepción de la cultura libre que tiene como grandes beneficiarias a las grandes corporaciones de telecomunicaciones. Sus usuarios, que somos todos, pagamos religiosamente la cuota mensual y ellos ofrecen la posibilidad de disfrutar contenidos culturales por los que nadie paga. Es un negocio redondo, para ellos.
 

Lapido y honestidad van unidos. ¿No cansa a veces ser honesto?

Vamos a ver… no exageremos. Yo no pretendo ser el abanderado de la honestidad en la música. Todos los que nos dedicamos a esto, antes o después, hemos tenido que ceder, de una forma u otra. La pureza al 100% en una actividad donde se compra y se vende algo no existe. Dicho lo cual,  es cierto que intento mantener una ética en mi trabajo. Una ética que parte de unos principios aplicables a la música y a todas las circunstancias de la vida. 
 

Abrió este medio un debate sobre qué debe ser la ‘marca’ Granada, lo que distingue y hay que preservar.  La proliferación y calidad de músicos, los grupos.., estoy convencido de que es una seña de identidad que habría que cuidar y potenciar. Pero, ¿no sientes que os dan la espalda las instituciones? ¿Que en esa llamada Cultura de la que tanto habla la clase política solo se utilizan a las bandas como decoración, sin una apuesta decidida por apoyarla?

El rock en Granada lleva funcionando 40 años de espaldas a las instituciones. Hubo un espejismo en los años 80, cuando tanto el Ayuntamiento como la Diputación parecieron mostrar cierto interés en darle salida a distintas formas de cultura… llamémosla juvenil, pero se quedó en eso. Por su parte, la Junta de Andalucía jamás ha hecho nada mencionable por ninguna música popular que no sea el flamenco, es el plato único, para ellos los demás no existimos. Lo cierto es que pese a ese desdén secular, el rock y el pop en nuestra ciudad han seguido gozando de una mala salud de hierro; la cantidad de bandas que han surgido durante este tiempo y que han desarrollado una carrera a nivel nacional e internacional así lo demuestra. Se podría decir, a la vista de esto, que los músicos de rock no necesitamos del apoyo institucional para salir adelante, y es verdad, nadie nos podrá nunca acusar de paniaguados ya que salvo excepciones no hemos visto un euro de dinero público jamás, pero me surge una pregunta: si hay presupuestos públicos para el cine, para el teatro, para la música clásica… ¿por qué no para el rock, el jazz o el blues? Granada es conocida en todo el país por ser la ciudad de origen de un montón de bandas y artistas de referencia ¿eso es marca Granada? Evidentemente, y de calidad. Pero a nuestro ayuntamiento eso le es indiferente, prefiere que esta ciudad sea mundialmente conocida como abrevadero de estudiantes, meca de las despedidas de soltero y circuito procesional de cofradías.  
 

Patri Díez
 

Releo el acuerdo programático de 50 medidas, suscrito entre el PP y Ciudadanos para garantizar la gobernabilidad en el Ayuntamiento de Granada. En el apartado de Cultura, como punto 34, figura “favorecer la música en vivo en locales habilitados”, Y en el 33, “favorecer la cultura urbana en plazas y espacios públicos, así como la cultura descentralizada”. Como para tirar cohetes.

 
El cinismo de algunos políticos no tiene límites. El acuerdo programático en sí es como para ponerlo en forma de escultura en una de esas rotondas con las que nuestro bien amado alcalde nos ha hecho la vida más llevadera durante la última década. Que Pepe Torres haya firmado eso de “favorecer la música en vivo en locales habilitados” tiene hasta su gracia. Después de ignorarla o maltratarla durante doce años, ahora quiere favorecerla. Es como la caída del caballo camino de Damasco. Por otro lado la expresión “Cultura descentralizada” tiene su punto, cualquiera que sea su significado.
 

Uno de los firmantes de ese acuerdo es Ciudadanos. Uno de los partidos emergentes junto con Podemos que deliberadamente mantienen una ambigüedad ideológica se supone para atraer el mayor número de votos ¿Crees que aún es necesaria la ideología, para tratar de arreglar las cosas o ya es tiempo de tecnócratas? ¿El rock tiene ideología? ¿Puede ayudar a cambiar el mundo?

Me hace usted preguntas muy complejas. Esto en el mes de noviembre se lo hubiera contestado de corrido, pero ahora con más de 40 grados, mi mente se vuelve perezosa con los temas profundos. Pero vaya… Ciudadanos ya se ha retratado dándole la alcaldía a Pepe Torres, se ve que no les parecieron suficientes los doce años que lleva en el poder. Ellos podrían haber favorecido un cambio que oxigenara la ciudad y han preferido el incienso y la naftalina. Allá ellos. Por lo que respecta a la ideología del rock... no creo que tenga una ideología estructurada más allá de unos cuantos eslóganes brillantes. El rock nació como música de baile pero con el paso del tiempo se le fueron añadiendo características meta-musicales que procedían de otros ámbitos como la literatura beat, las movilizaciones antinucleares y pacifistas, la agitación de los campus universitarios norteamericanos etc... El rock actuó como aglutinante de ese “estado mental” y sirvió para dar voz a muchas inquietudes. Ello hizo que desde mediados de los 60 que se creara una especie de espejismo, aquello que se llamó “la nación Woodstock”, que no tardó en diluirse en sus propias contradicciones. No cabe duda de que muchos artistas de rock, con sus canciones y sus propias vidas ayudaron al cambio de paradigma generacional que había venido siendo habitual durante siglos y al cambio radical de costumbres que se produjo, pero la verdad es que después del punk, a finales de los 70, se cerró cualquier posibilidad de que el rock fuese tomado seriamente como soporte ideológico de nada que no fuera la propia forma de pensar de una banda concreta.
 

En este largo contexto de crisis general, también de valores ¿Crees necesaria una mayor implicación social de pensadores o de los llamados intelectuales?

Creo que cualquier creador debe serle fiel única y exclusivamente a su conciencia y a su particular forma de ver el mundo. Hacen falta más librepensadores, no gente ilustrada que se mueva por consignas lanzadas desde instancias superiores. Entiendo al intelectual como persona crítica con su entorno, no como un repetidor de eslóganes partidarios. Eso sólo conduce al sectarismo. Hay que abominar de la figura del intelectual de partido, que nos dejó ejemplos aberrantes en tiempos pretéritos, recordemos los poetas que elogiaban la figura de Stalin o las loas literarias a Mussolini. Yo, por mi parte, que no soy un intelectual sino un simple escritor de canciones, intento plasmar en mis letras una visión personal del mundo que me rodea, una visión que incluye elementos de la realidad y de la inconsciencia, del mundo real y del soñado. Cuando a mediados de los 90, escribía cosas como “Las monjas reparten comida a los que no han cobrado el paro / Otros se conforman vendiendo pañuelos en los semáforos”, era porque esas escenas se veían por la calle,  no era, como ahora, una tendencia significarse escribiendo sobre realidades sociales hirientes, es más, te llamaban poco menos que cenizo, que es lo mismo que Pablo Iglesias llama ahora a los “viejos izquierdistas”. En fin… que cada uno haga lo que buenamente vea oportuno.
 

Colaboraste recientemente con Stop Desahucios con tu participación desinteresada en un concierto para recaudar fondos. ¿Son tiempos de implicarse?

Lo hice porque creo que son gente que se moviliza por una causa justa.  Eso no me hace mejor ni peor persona ni mejor ni peor artista. Como he dicho antes, cada uno debe actuar según su propia conciencia. 
 

¿Componer, escribir las letras, es para ti una necesidad vital? ¿Cuál es tu proceso creativo?

Debe serlo porque llevo escribiendo canciones desde hace más de treinta años. Mi proceso es bien sencillo, es como el pescador que echa el anzuelo a ver qué pica. Yo cojo la guitarra todos los días a ver qué canción sale. La mayoría de los días no sale nada reseñable. Cuando creo que tengo algo bueno entre manos lo dejo reposar, y si al cabo de unas semanas sigue llamándome la atención, lo estructuro y me pongo a escribir las palabras, que es como conferirle el alma a la canción. 
 

¿La inspiración solo llega trabajando y duro?

En mi caso sí. Suelo rehacer muchas veces una canción para que al final esté satisfecho con ella. A veces, muy pocas, sucede que te sale a la primera, pero no lo achaco a la inspiración sino al azar. El movimiento accidental de un dedo en una cuerda que te lleva al acorde necesario, o una rima fortuita que te hace escribir la frase entera. Sin meditarlo demasiado, das con los acordes, la melodía y las palabras adecuadas y ahí está, una nueva canción resplandeciendo en la penumbra. Y ante eso sólo cabe decir: Bendito sea el Señor.
 

¿Buscando aún la canción perfecta, si es que acaso existe?

Es como la búsqueda del vellocino de oro, que como bien sabe usted era la piel de un carnero volador. ¿Alguien lo encontró alguna vez? Lo único que puedo decirle es que creo que nunca llegaré a sentirme como Jasón. Esa búsqueda perpetua es lo mejor de este oficio. Siempre hay una puerta abierta a escribir una canción mejor que todas las que has escrito antes. 
 

Patri Díez

¿Para cuándo poder celebrar un nuevo disco de Lapido?

Estoy en ello, se lo prometo. Llegados a este punto, siempre me pregunto si el mundo necesita otro disco mío, pero lo cierto es que no espero a saber la respuesta. Me pongo y lo acabo. Unas veces antes y otras después. En cuanto tenga las canciones perfectamente arregladas y me decida a entrar en el estudio para registrarlas. No hay prisa, pero ya queda menos.
 

La gira ‘Soltad a los perros’, con Quique González, deja recuerdos inolvidables. ¿Hay planes para convertirlo en disco e, incluso, con vídeo? Pocas giras como esa parece que lo pide el propio concepto de encuentro sobre el escenario que creasteis.

Esa gira con Quique fue un regalo que nos hicimos ambos. Surgió de la admiración mutua y de nuestra similar forma de entender la música. Ni en nuestras previsiones más optimistas pensábamos que la cosa fuera a ir artísticamente tan bien como fue. Los músicos y los técnicos que nos acompañaron ayudaron mucho a que eso ocurriera así. Fueron sólo 10 conciertos pero logramos crear un ambiente de camaradería increíble. Y la banda sonaba de miedo. No le puedo decir si saldrá alguna grabación o no, el caso es que ambos disfrutamos de aquella experiencia como auténticos perros.
 

En alguna ocasión has comentado la posibilidad de publicar. Incluso, se generó cierta expectativa con un posible poemario. ¿Entra en tus planes? ¿Con qué contenido?

Fue una tentación de juventud. Algunos editores bienintencionados me lo propusieron y yo casi les tomé la palabra. Luego me lo pensé mejor y abandoné la idea porque no me sentía totalmente a gusto con lo que había escrito. Y ahora no lo contemplo, me refiero a un libro de poemas. Otra clase de publicación… bueno, no quiero adelantar nada porque me conozco y puede que cambie de opinión, pero algo hay en marcha. Sin plazos.   
 

En estos años, ¿ha cambiado la relación con tu público, con tus seguidores y admiradores?

No sabría decirle… antes, en el siglo pasado, la gente que iba a los conciertos se dividía en dos, los que iban a ver al grupo y a escuchar la música y los que se quedaban en la barra soplando y oían la música a lo lejos. Ahora, a las dos categorías anteriores se le ha sumado otra, la de los que van a grabar el concierto con el móvil. Por lo demás, la gente que compra mis discos y que va a mis conciertos suele ser gente amable y educada a la que le estoy eternamente agradecido por estar ahí durante tanto tiempo. 
 

Si para muchos, es una referencia, por no emplear la palabra ídolo, ¿Quién o quiénes son los tuyos? ¿Alguien ‘nuevo’ al que recomendar?

Hay muchas bandas que están haciendo cosas muy buenas. En EEUU hay un motón de bandas nuevas increíbles. Por ejemplo, Alabama Shakes y Vintage Trouble. Gente con buen gusto y que saben lo que es tocar con pasión y talento. Aquí en Granada está surgiendo otra oleada de jóvenes -y no tan jóvenes- talentosos que nos van a hacer pasar buenos momentos… Dolorosa,  Víctor Sánchez, que va a sacar un gran disco en breve, El Hombre Garabato, Telephants, Eter, Los Térmicos, Los Esclavos, Pájaro Jack, Aurora…   
 

Supongo que estás un poco harto de que te pregunten sobre 091 ¿Alguna reflexión nueva sobre lo que fue, supuso, y en la (¿utópica?) posibilidad de reunir, de nuevo, a la banda, aunque sea para un propósito puntual o reeditar discos?

Me encanta que me haga esta pregunta. 

 
Las imágenes que complementan la entrevista son obra de Patri Díez, quien trabajó con un paciente José Ignacio Lapido en un estudio de la Facultad de Bellas Artes. Patri Díez es una artista multidisciplinar. Sus obras se caracterizan por esa búsqueda permanente del asombro, mezcla de sensibilidad, belleza y reflexión, mostrada en varias exposiciones. Trabajó como fotoperiodista, promueve talleres especializados de fotografía y, desde hace poco, se encarga de la promoción de la galería de arte Asociación cultural y Galería de arte Arrabal & Cía.