Disfruta Sierra Nevada en verano
Artículo de opinión por Agustín Martínez

'Fuego cruzado: el PP y su estrategia de cenizas'

Política - Agustín Martínez - Jueves, 21 de Agosto de 2025
Un artículo de Agustín Martínez sobre la gestión de los gobiernos autonómicos del PP en la lucha contra los incendios. No dejes de leerlo.
Llamas del fuego de Quiroga, a 20 de agosto de 2025, en Bendollo, Quiroga, Lugo.
Carlos Castro/EP
Llamas del fuego de Quiroga, a 20 de agosto de 2025, en Bendollo, Quiroga, Lugo.

En verano, España arde. A veces es el monte, otras veces son las redes, pero siempre, sin falta, las llamas encuentran combustible en la política. Este 2025, Galicia, Castilla y León y Extremadura vuelven a estar en llamas -literal y metafóricamente-, y la gestión del fuego por parte de sus gobiernos autonómicos del PP ha demostrado ser tan deficiente como predecible. Lo que no ha faltado, en cambio, es una calculada pirotecnia mediática para intentar echar las cenizas sobre el Gobierno central. Aunque las competencias en la lucha contra incendios son autonómicas, los barones populares han hecho de la hipocresía un arte, exigiendo al Ejecutivo que resuelva lo que ellos mismos han dejado sin resolver durante años.

No es la primera vez que el Partido Popular recurre a esta maniobra de manual: provocar una crisis o amplificarla con el único fin de erosionar al Gobierno, aunque para ello tengan que manipular los hechos, obviar sus propias competencias o, peor aún, poner en riesgo la seguridad de miles de ciudadanos. Lo vimos con la DANA en la Comunidad Valenciana, cuando Carlos Mazón convirtió la incompetencia de su Gobierno autonómico en munición contra Pedro Sánchez. Ahora repiten la fórmula con el drama de los incendios, sin importarles que el bosque se queme si el humo nubla la credibilidad del Ejecutivo central.

En Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco ha dado una clase magistral de cómo retorcer la realidad hasta que parezca que los culpables del caos son otros

En Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco ha dado una clase magistral de cómo retorcer la realidad hasta que parezca que los culpables del caos son otros. En mitad de una emergencia forestal, tardó una semana en pedir a los efectivos del dispositivo antiincendios que estaban de vacaciones que se reincorporaran al servicio, mientras exigía públicamente más medios al Estado, mantenía sin activar los recursos que el Gobierno ya había puesto a su disposición. Una especie de sabotaje institucional que, de no ser trágico, sería cómico. Porque ¿qué sentido tiene reclamar ayuda si luego no se utiliza? ¿Quién gana con eso? ¿El monte? ¿Los vecinos evacuados? ¿Los profesionales que luchan contra las llamas? No. Solo gana Mañueco intentando disimular su incompetencia y que algunos ciudadanos compren la versión manipulada y grosera de los hechos.

Y si en Castilla y León no se usaban los medios, en Galicia directamente se retiraban. En plena emergencia, con el fuego fuera de control, el Gobierno de Alfonso Rueda decidió reducir la dotación de bomberos forestales. Ni la peor de las pesadillas climáticas justificaría semejante decisión. Pero no, esto no es una novela distópica. Es la Galicia del PP, donde los fuegos se combaten con Excel, y donde los recortes no se detienen ni cuando las llamas cercan aldeas enteras. La consigna parece clara: ahorrar hoy, aunque mañana no quede monte que quemar.

En Extremadura, la situación es similar. Mientras el territorio se asfixia bajo las llamas, la respuesta institucional ha sido titubeante, tardía y completamente subordinada al argumentario nacional del PP: “la culpa es de Sánchez”. Lo importante no es apagar el fuego, sino encender otro en los medios. El foco no está en las brigadas forestales, sino en las declaraciones grandilocuentes, en la creación de titulares que inoculen la idea de que el Gobierno está ausente. Poco importa que no sea verdad. Lo fundamental es que lo parezca... y "resucitar" a Checoslovaquia.

Lo relevante es lograr que la ciudadanía crea que Pedro Sánchez está ausente, cuando lo que realmente brilla por su ausencia es la responsabilidad política de quienes gobiernan las comunidades afectadas

El relato que pretende imponer el PP es tan simple como tramposo: hay incendios, hay sufrimiento, y hay un Gobierno central que no actúa. Que las competencias sean autonómicas es, en esta narración, un detalle menor. Que se hayan mantenido recursos estatales sin activar o que se hayan hecho recortes estratégicos justo cuando no tocaba, tampoco importa. Lo relevante es lograr que la ciudadanía crea que Pedro Sánchez está ausente, cuando lo que realmente brilla por su ausencia es la responsabilidad política de quienes gobiernan las comunidades afectadas.

Ni los montes ni las personas parecen importar cuando lo que está en juego es un titular en prime time. En lugar de sumar esfuerzos, coordinar dispositivos y asumir responsabilidades, el PP ha optado por el oportunismo más burdo. Y lo ha hecho con una frialdad calculadora que hiela más que cualquier invierno. Porque jugar con el miedo de la gente en plena crisis es un acto de mala fe intolerable. No solo porque degrada la política, sino porque convierte una tragedia en un arma arrojadiza.

Si algo ha demostrado este verano negro es que hay un incendio más peligroso que el forestal: el que arrasa la decencia política

Si algo ha demostrado este verano negro es que hay un incendio más peligroso que el forestal: el que arrasa la decencia política. El que convierte las instituciones en platós de campaña permanente. El que hace que algunos presidentes autonómicos prefieran dejar sin activar medios de emergencia antes que permitir que el Gobierno central pueda aparecer como parte de la solución. Y eso, más que una negligencia, es una perversión institucional.

Porque sí, el fuego puede apagarse. Pero el cinismo, cuando prende, es casi imposible de extinguir.