En 2018, la legislación andaluza sobre consorcios públicos sufría una profunda remodelación. En ese momento, con un gobierno socialista en la Junta y el Ayuntamiento, se comenzó a trabajar para que el Parque de las Ciencias no perdiera un ápice de agilidad. La idea estaba clara: el Parque debía mutar su naturaleza jurídica, dejar de ser un consorcio y convertirse en una Fundación Pública. Se pidieron informes y se solicitaron avales técnicos. Ambas instituciones caminaban de la mano siguiendo las pautas de la dirección del Parque científico. Pero llegaron las elecciones. Primero las andaluzas, que sacaron de la agenda la prioridad de transformar a la instalación para garantizar su supervivencia, y después las municipales, que nos dejó un gobierno ausente, ignorante de los problemas de Granada y tan paralizado como sumiso a los intereses de la nueva Junta de Andalucía.

A pocos días de la entrada en vigor de la nueva normativa sobre los consorcios, con una Junta y un Ayuntamiento que no hacen los deberes, tiene que ser la sociedad civil la que enmiende la plana a los incapaces

En ese escenario, y a pocos días de la entrada en vigor de la nueva normativa sobre los consorcios, con una Junta y un Ayuntamiento que no hacen los deberes, tiene que ser la sociedad civil la que enmiende la plana a los incapaces. Abrazamos al Parque de las Ciencias por dos motivos. El primero de ellos es para decirle al Gobierno andaluz que la gestión del Parque no debe irse de Granada. Durante 25 años, ha sido modélica. Los números así lo avalan: 800.000 visitas al año; un impacto económico en Granada de más de 35 millones de euros; más de 800 puestos de trabajo, directos e indirectos… ¿por qué cambiar algo que funciona? ¿Tiene el Parque de las Ciencias que ser tratado como un Consorcio de autobuses? ¿Es acaso lo mismo?

El segundo motivo del abrazo es el de exigir una moratoria a la Junta de Andalucía, de 60 días, en la aplicación de la nueva normativa para nuestro Parque de las Ciencias, 60 días para que busquemos entre todos una solución a un problema que pone en jaque la viabilidad de un proyecto que ha servido, entre otras cosas, para aquilatar y consolidar el prestigio de esa Granada científica que es capaz de ser una de las sedes de la Agencia Espacial Europea, o albergar la cada vez más cierta posibilidad de ser la sede del acelerador de partículas, gracias, entre otras cosas, a su Parque Científico.

Granada no puede tolerar que la incapacidad de unos y la desidia de otros acabe con lo que durante tantos años hemos trabajado, construido y consolidado

Granada no puede tolerar que la incapacidad de unos y la desidia de otros acabe con lo que durante tantos años hemos trabajado, construido y consolidado. Si la ausencia de un proyecto claro de ciudad de la que hace gala el bipartito municipal, sumada a la carencia de respaldo autonómico a lo que Granada representa en el marco de la Comunidad Autónoma, trae consigo desaparición de nuestra ciudad del tablero político regional y nacional, las granadinas y los granadinos debemos elevar la voz para decir basta, tal y como ya hemos hecho en otras ocasiones. 

El Parque de las Ciencias es una señal identitaria de nuestra ciudad, es un proyecto andaluz, que permite defender el modelo científico andaluz y que luce orgulloso el nombre de Andalucía, y que si ha logrado todo ese enorme currículo de éxitos es porque detrás de ese proyecto, Granada con capital científica singular, empuja y respalda, gracias a su Universidad, a los centros del CSIC, al Parque la Salud, a las fundaciones públicas y empresas privadas con base tecnológica, científica e innovadora, han hecho de esta ciudad su casa.  No podemos permitir que quien desconoce ese hecho pretenda adelgazar el prestigio de una Granada que defiende con una voz más fuerte que muchas otras, la inquebrantable y ejemplar vinculación de una ciudad con el conocimiento, un conocimiento que encuentra en el Parque de las Ciencias, un modelo a seguir. 

Francisco Cuenca, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Granada

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