Ciencia y ética, ¿un matrimonio imposible?
'La ciencia se suicida cuando adopta un credo'. Thomas Henry Huxley
Carta a los Reyes Magos o cómo dejar de comportarnos como imbéciles en 2019
'He hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo
Maquiavelo y las redes sociales
'Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres'. Nicolás Maquiavelo
El arrepentimiento
'Es menester un gran idealismo para arrepentirse de verdad; singularmente para arrepentirse pronto'. Soren Kierkegaard
Pascal y los abismos del corazón humano
'El corazón tiene razones que la razón desconoce'. Blaise Pascal
La máquina de contar mentiras
'Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti'. Friedrich Nietzsche
El oficio de la política
'Un político piensa en la próxima elección, un estadista en la próxima generación'. James Clarke
Enemigos íntimos: liberalismo versus comunitarismo
El hombre no puede, por sí solo, sino muy poca cosa; es un Robinson abandonado; solo en comunidad con los demás es poderoso.
Ética para ecologistas
'Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza'. Jean Jacques Rousseau
De virtudes y vicios
La única diferencia entre el santo y el pecador es que el santo tiene un pasado y el pecador un futuro. Oscar Wilde
Páginas
Francis Fernández
Nací en Córdoba, hace ya alguna que otra década, esa antigua ciudad cuna de algún que otro filósofo recordado por combinar enseñanzas estoicas con el interés por los asuntos públicos. Quién sabe si su recuerdo influiría en las decisiones que terminarían por acotar mi libre albedrío. Compromiso por las causas públicas que consideré justas mezclado con un sano estoicismo, alimentado por la eterna sonrisa de la duda. Córdoba, esa ciudad donde aún resuenan los ecos de ése crisol de ortodoxia y heterodoxia que forjaría su carácter a lo largo de los siglos. Tras itinerar por diferentes tierras terminé por aposentarme en Granada, ciudad hermana en ese curioso mestizaje cultural e histórico. Granada, donde emprendería mis estudios de filosofía y aprendería que el filosofar no es tan sólo una vocación o un modo de ganarse la vida, sino la pérdida de una inocencia que nunca te será devuelta. Después de comprender que no terminaba de estar hecho para lo académico completé mis estudios con un Master de gestión cultural, comprendiendo que si las circunstancias me lo permitirían podría combinar el criticado sueño sofista de ganarme la vida filosofando, a la vez que disfrutando del placer de trabajar en algo que no sólo me resultaba placentero, sino que esperaba que se lo resultase a los demás, eso que llamamos cultura. Y ahí sigo en ese empeño, con mis altos y mis bajos, a la vez que intento cumplir otro sueño, y dedico las horas a trabajar en un pequeño libro de aforismos que nunca termina de estar listo. Pero ¿acaso no es lo maravilloso de filosofar o de vivir? Tal y como nos señala Louis Althusser en su atormentado libro de memorias “Incluso si la historia debe acabar. Si, el porvenir es largo.”