Granada Abierta condena en el acto 'Arde la Memoria' el bombardeo de la Biblioteca de Gaza

Granada Abierta empezó el 'Arde la Memoria' con un minuto de silencio para condenar el genocidio palestino y el bombardeo de la Biblioteca de Gaza, por parte Israel. El recital poético musical se desarrolló, un año más, en la Plaza de Bib Rambla, donde la Inquisición redujo a cenizas 5.000 libros de la Madraza, quemó vivo a un joven de 19 años y ejecutó con el brutal garrote vil a cinco procesados más, durante un terrible Auto de Fe que se celebró en 1672. Por todo ello, Granada Abierta ha pedido al Ayuntamiento que ponga en Bib Rambla una placa-memorial, en homenaje a los libros quemados y a las víctimas de la Inquisición.
Nadia Hindi recordó las palabras del poeta alemán Heinrich Heine: "Quien empieza quemando libros, acaba quemando hombres"
Durante el acto, la profesora Nadia Hindi leyó la larga lista de hogueras, en las que distintos regímenes totalitarios quemaron miles de libros, a lo largo de la historia, para destruir la memoria escrita de los vencidos. Destacó la dictadura franquista, que siguiendo el ejemplo de los nazis, arrojó a las llamas los libros marxistas y republicanos para celebrar la Feria del Libro en 1939. Nadia Hindi recordó las palabras del poeta alemán Heinrich Heine: "Quien empieza quemando libros, acaba quemando hombres".
Asimismo, el alumnado de Estudios Árabes e Islámicos de la UGR, dirigido por las profesora Desirée López, realizó una emotiva lectura poética. Los estudiantes Mariam Abdelkader Mohamed, Yago Brotons Miró, Pablo Ariel Hernández Ramírez y Valentina Pérez Casado recitaron, en árabe, castellano y valenciano, versos escritos por poetas andalusíes de Valencia, que dedicaron a las víctimas de la DANA.
Cerró el acto, un concierto del músico andalusí Suhail Serguini, acompañado a la guitarra por Juan Antonio Cortés, en solidaridad con el pueblo palestino.
ARDE LA MEMORIA 2025
Granada, a 10 de mayo de 2025
La plataforma Granada Abierta denuncia todas las hogueras de la intolerancia que se han producido a lo largo de la historia para destruir la memoria escrita de los pueblos. Este año, volvemos a denunciar el genocidio palestino por parte de Israel, que ha asesinado ya a más de 52.000 víctimas civiles, entre las que han perdido la vida 15.000 niños gazatíes. Granada Abierta ha incluido en la lista el bombardeo de las Universidades y Bibliotecas de Gaza por parte del régimen genocida de Netanyahu, en un intento de acabar con la cultura del pueblo palestino. Por tanto, condenamos las siguientes hogueras de la intolerancia.
Quin Shí Huangdi, el emperador que unificó China hace 2200 años, ordenó quemar todos los libros antiguos, con el fin de eliminar cualquier rastro de pensamiento anterior a él.
A finales del siglo X, el visir Almanzor ordenó purgar y quemar en Córdoba la famosa biblioteca del califa Al-Hakam II, una de las más valiosas del mundo, presionado por los fundamentalistas religiosos que exigían eliminar los libros considerados herejes.
La biblioteca de Bagdad, conocida como la Casa de la Sabiduría, fue saqueada durante la invasión de los mongoles en 1258. Cuentan los cronistas que las aguas del Tigris se tiñeron de negro con la tinta de los manuscritos arrojados al río.
En la Plaza de Bib-Rambla de Granada tuvo lugar, en el año 1499, una quema pública de libros andalusíes, suceso ordenado por el cardenal Cisneros, con el visto bueno de los Reyes Católicos. Pretendía con ello reducir a cenizas la memoria escrita de la cultura de Al-Ándalus.
Tras la conquista de América y con la finalidad de borrar la historia la cultura indígena, fray Diego de Landa arrojó al fuego los códices de la cultura maya, también conocidos como libros de pinturas. La quema tuvo lugar en el año 1562, en Maní de Yucatán.
En 1888, en Río de Janeiro, el emperador Pedro II arrojó a las llamas la documentación sobre la práctica de la esclavitud en Brasil, para reducir a cenizas siglos de historia escrita de la infamia cometida contra la población afroamericana.
En 1913, el coronel francés Mouret incendió la biblioteca histórica de la ciudad Santa de Smara, fundada por el gran místico Malainin.
En mayo de 1933, los nazis quemaron en la Plaza de la Ópera de Berlín los libros de los escritores sospechosos de tener ideas políticas de izquierdas o escritores judíos. El partido nazi quería demostrar así la supremacía del Tercer Reich y la raza aria.
La dictadura franquista celebró la Feria del Libro de 1939 con una quema de libros republicanos. El diario falangista Arriba decía: “Condenamos al fuego a los libros liberales, marxistas a los de la leyenda negra, anticatólicos, a los del romanticismo enfermizo, a los pesimistas, a los del modernismo extravagante, a los cursis, a los cobardes pseudocientíficos y a los periódicos chabacanos”.
Quema de libros el 11 de septiembre de 1973 en Chile, durante el golpe militar de Pinochet. Editoriales, librerías y universidades fueron saqueadas para borrar cualquier idea contraria al régimen.
Los militares argentinos quemaron en 1983 la documentación que probaba los crímenes cometidos durante ocho años de dictadura. Una vez más, el fuego servía para ocultar la memoria de las víctimas.
En 1992, durante la guerra de Bosnia, los ultranacionalistas serbios incendiaron la célebre Biblioteca de Sarajevo, destruyendo un patrimonio arquitectónico único en el mundo, arruinando el símbolo máximo de la cultura plural y poniendo fin a la convivencia pacífica en los Balcanes.
La Biblioteca de Bagdad fue destruida por un incendio durante la invasión de Irak, en 2003, y expoliada por Estados Unidos y sus aliados.
Integristas de al Qaeda destruyen en 2012 centenares de manuscritos de la Biblioteca de Tombuctú en Malí (África occidental).
El régimen genocida de Israel bombardea las Universidades y Bibliotecas de Gaza, en un intento de acabar con la memoria escrita del pueblo palestino.
Vídeo: Antonio Lara
Fotos: Granada Abierta