Tribuna de Opinión, por Gabriel Pozo

Granexit

Ciudadanía - Gabriel Pozo - Jueves, 13 de Julio de 2017
El periodista y escritor Gabriel Pozo analiza en este artículo de opinión la realidad de Granada, el fondo y el trasfondo.
P.V.M.

Dicen que Granada está insoportable e insosteniblemente aislada por el camino de hierro. Protestan. No coger teléfono a Granjefe en el Fuerte Magerit para saber cuánto retraso traer expreso de medianoche. No le pasaría esto si hubiese hecho señales de humo, como toda la vida. Los indios se entretendrán levantando chozas en la estación mientras llega caballo de hierro.

Los buenos médicos se han perdido en los laberintos de la sanidad granadina. El colectivo se está despedazando entre sí. Mientras, los sufridores esperamos respuestas y soluciones a nuestras muchas pupas. Estamos más perdidos aún en este vericueto sanitario en que nos han metido. Náufragos somos a la deriva.

¡Alto ahí! Llega el transatlántico financiero. Fuera los salvavidas. Aquí está la salvación a la provincia más mísera. Traigo dinero a espuertas. El capitán grita ¡todos a bordo! Atraca el  buque Mindundi, viene de surcar mares de sarblazos, simas blacks y puertos preferentes. ¡Qué verde era mi valle encajado! Ya sólo quedan unos brotecillos rurales por la pradera.

No nos importa que Granada esté aislada por Tiesja y Tren. ¡Qué se jodan!, los que están aislados son ellos, los demás. Y todavía no lo saben. Granada vive ensimismada en su splendid insolation, como el imperio británico. Somos la Balsa de Piedra de Saramago, a la deriva

No nos importa que Granada esté aislada por Tiesja y Tren. ¡Qué se jodan!, los que están aislados son ellos, los demás. Y todavía no lo saben. Granada vive ensimismada en su splendid insolation, como el imperio británico. Somos la Balsa de Piedra de Saramago, a la deriva. Nos vamos de España, como Picodemonte el de Catalonia. Aprobemos el Granexit por coj…, estilo Motril. Embarquemos todos en el Mindundi, atracado en el puerto de los bárbaros de Pitres. Comerciemos con las repúblicas vecinas, sobre todo las ricas de enfrente, las de África. Se van a enterar estos.

Suban todas las plataformas ciudadanas, las mesas, las sillas, la asamblea polivalente y los perroflautas de Plaza Nueva en corro permanente. El pueblo habla, quiere gobernar desde el puente. El timón es de la calle. Ya no le sirven los mindundis del Mindundi. Que se queden los 7 en las Cortes, los 4 en el Senado y los 13 en San Telmo, que el Caliente sabe darle solo al timón. Al fin y al cabo, Granada está infinitamente mejor que hace un año, más rica y más fuerte (sic). Eso dicen los segovianos.

Queremos cantón independiente, como en la I República. Declaremos la guerra a las potencias vecinas, si hace falta. Y enviemos a los mindundis a mindundear, ya que prefieren transatlánticos fantasmas perlanegra a honra. O hagámosles cofrades de la hermandad de los fosores, que eso de enterrar ilusiones lo tienen bien aprendido (y cobrado). Aunque ya no quedan cajas para más entierros.

Pero cuidado con ellos, los mindundis todavía pueden meter a Granada aún más hondo en la fosa.