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UN RECORRIDO POR EL PATRIMONIO Y LA HISTORIA DE GRANADA IX

De la Córdoba califal a las Casas del Chapiz de Granada, la pila de mármol llena de historia del Museo Arqueológico

Cultura - M.A. - Domingo, 23 de Agosto de 2020
Seguimos la serie dedicada a conocer los fondos del museo granadino con esta extraordinaria pieza ornamental del siglo X.
Imagen de la pila de Al-Hakam II.
Inmaculada de la Torre Castellano Museo Arqueológico
Imagen de la pila de Al-Hakam II.

Datada en el siglo X, como certifica la inscripción cúfica que presenta y que la contextualiza, no se conoce la forma en la que esta pila de mármol llegó a Granada. Pero, según explica la guía del Museo Arqueológico, de cuya colección forma parte, "sabemos que muchas piezas marmóreas de Córdoba y sus ciudades palatinas asociadas se dispersaron en la época de la fitna o guerra civil en Al-Ándalus y también durante la inmediata época de los reyes taifas".

Fueron saqueadas y, en algunos casos, llevadas a Granada, como ocurrió con la pila procedente de uno de los palacios de Almanzor, que trajo en el siglo XI el rey zirí Badis ibn Habbus al-Sinhayi, seguramente -detalla el texto- a la Alcazaba Cadima. Por este mismo camino pudo llegar a Granada la pila que protagoniza una nueva entrega de la serie dedicada a los fondos del Museo Arqueológico de Granada. 

Al museo granadino fue incorporada el 3 de enero de 1880, donada por el catedrático de la UGR Leopoldo Eguílaz Yanguas.

El prestigioso arabista Darío Cabanelas (1916-1992) ya descartó que hubiera sido "expresamente labrada para algún palacio árabe granadino del siglo X".

"Mientras no aparezcan nuevos datos, yo me inclinaría a pensar que, tras el derrumbamiento del califato, pudo venir entre los preciados materiales y otros elementos decorativos de los palacios cordobeses, vendidos en pública subasta o subrepticialmente dilapidados, que se desparramaron por todas las regiones de al-Andalus al ser adquiridos por los nuevos mecenas provincianos de los reinos de taifas".

Lo explica Cabanelas en un escrito titulado "La pila árabe del Museo Arqueológico de Granada y la Casa del Chapiz", en el que da el resto de claves de esta "taza de fuente".

"Al redactar estas páginas, no puedo menos de pensar que, si la entrañable Joaquina Eguaras hubiera sabido que la taza de fuente conservada en el Museo que ella dirigió por espacio de treinta y siete años procedía de la Casa del Chapiz -noticia que ahora descubro-, hubiera experimentado una gran satisfacción, dada su vinculación profesional y afectiva con ambos Centros, a los que consagró la mayor parte de su vida".

Su vinculación al Chapiz la constató el arabista en un manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional que, en sus palabras, era como "una especie de diario de trabajo del morisco Alonso Castillo" y que recoge lo siguiente: "En la pila del Alberca q'está en casa de mi amigo Lorenzo, hijo, del Chapiz, está este epígrafe del autor q[ue] la mandó hazer, q[ue] dice...".

"La pila, de mármol blanco y forma agallonada, es del siglo X y aparece bajo el nombre de al-Hakam al-Mustansir bi-llah (al Hakam II) y la fecha del año 360 de la héjira [970-971 de nuestra era]".

Estas son sus dimensiones: altura, 25 centímetros; diámetro, 65 centímetros; borde anchura: 3,5 centímetro.

La inscripción esculpida en caracteres propios del cúfico simple, de tiempos de Al-Hakam II, ocupa la orla de 250 mm. de anchura que discurre en torno al borde superior octogonal y siguiendo la curva de los ocho gallones que forman el perímetro de la taza. Precisamente el trabajo de Alonso Castillo al transcribir esa inscripción a caracteres latinos, permitió después conocer su traducción a pesar del deterioro de parte de la pieza. 

"Bendición perfecta, favor cumplido, exaltación constante, poder excelso, bienestar continuo, liberalidad gozosa, beneficios placenteros ... , exquisitos, gracia, permanencia y duración para el califa, el imam, el servidor de Allah, al-Hakam al-Mustansir bi-llah, rey glorioso, emir de los creyentes (¡Allah prolongue sus días!), por lo que ordenó hacer a su oficial (fata) y Hayib Ya  Far· en el año 360 [970 .. 971]".

Esta es la traducción que aporta Cabanelas, que utiliza las que previamente hicieron Amador de los Ríos, Lèvi-Provençal y la propia Joaquina Eguaras.

Una disposición similar a la de la Fuente de los Leones de la Alhambra

"Está provista de cuatro orificios, que dividen su perímetro en cuatro partes iguales y se hallan situados a 15 mm. bajo la orla que alberga la aludida inscripción, mientras por la parte interior aparecen a la distancia media de 35 mm. del borde superior.

En la parte inferior de dicha pila, y a 40 mm. de la abertura central, tiene otro orificio, indudablemente para vaciar la taza por motivos de limpieza, mientras los cuatro orificios superiores estaban destinados a mantener el agua al mismo nivel -como aún se advierte en la señal que aquélla ha dejado-, y evitar que se desbordara y produjera el deterioro de la inscripción esculpida en la orla.

El diámetro medio de todos los orificios es de 20 mm.
Esta disposición es similar, en parte, a la de la Fuente de de los Leones de la Alhambra, salvo que en esta última los orificios son 16 y se hallan, no en la gran taza de la fuente, sino en el cilindro central, también de mármol, y situados en dos ruedas de ocho cada una; los de la rueda levemente inferior estaban destinados a la alimentación de la fuente y los de la superior al desagüe, de tal modo que el agua nunca llegase a rebosar, evitando así el posible deterioro del poema esculpido en la orla de la fuente; este original mecanismo se halla hoy parcialmente mutilado. En la parte inferior de la taza se encuentra asimismo un orificio en posición similar al que ofrece la pila del Museo Arqueológico y destinado igualmente al vaciado y limpieza de la misma".

Las obras firmadas como ésta, que eran "bastante corrientes", como refiere la publicación oficial del Museo Arqueológico, son "la prueba palpable" de la alta consideración social que alcanzaron los talladores del taller de marmolistas que hubo en Madinat al-Zahra bajo el reinado de al-Hakam II (961-977).

El encargado de tallar esta pila de mármol conservada en el Museo Arqueológico fue el liberto Yafar, que gozó de gran prestigio y al que al-Hakam II confió la dirección de las obras de la gran mezquita de Córdoba.

Según el apunte de Castillo antes citado, la inscripción examinada se hallaba en la pila de la alberca existente en la casa de su amigo Lorenzo el Chapiz, hijo. La casa estaba formada -según refiere el arabista Cabanelas- por dos edificios construidos a principios del siglo XVI y comunicados entre sí -a veces llamados "Las Casas del Chapiz"-, que pertenecieron a los moriscos Hernán López el Feri y a su cuñado Lorenzo el Chapiz. Su sobrenombre sirvió para denominar al conjunto.

"Como secuela de la rebelión de los moriscos (1568-1571), Felipe II confiscó dicha casa a sus propietarios y la cedió, en 1583, a don Juan Vázquez de Salazar, juntamente con su huerta y las aguas que le pertenecían. Obviamente, la nota de Castillo fue escrita antes de esta última fecha y cuando aún la casa pertenecía a su amigo Lorenzo el Chapiz, pero ya el hijo, que llevaba el mismo nombre de su padre. Esto cuadra perfectamente con las fechas en que Alonso del Castillo ejercía ya su quehacer de traductor de documentos árabes, hasta que, a principios de 1582, es nombrado intérprete real por Felipe II". 

Es probable, agrega el trabajo sobre la pila de al-Hakam y la Casa del Chapiz, que en el solar donde luego se edificaron estas casas existiera anteriormente un palacio árabe con el nombre de ad-Dar al-Bayda "La Casa blanca". En la nueva construcción se aprovecharon, "despojos de un palacio árabe del siglo XIV". La edificación, apunta, "tanto en su estructura general como en su obra de carpintería refleja claramente una mezcla de elementos musulmanes y cristianos, y es, en opinión de Gómez Moreno, la casa morisca más célebre y extensa que se conoce".

El inmueble fue adquirido por el Estado y restaurado en 1932 por Leopoldo Torres Balbás, allí se instaló la Escuela de Estudios Árabes, creada por Ley de 27 de enero de ese año.

En la alberca de la Casa del Chapiz habría estado esta pila como fuente

Es en la alberca, que habría tenido "fuentes y setos en sus orillas", donde habría estado la pila. "A una de esas pequeñas fuentes tal vez perteneciera la taza ahora conservada en el Museo de la Casa de Castril", agrega Cabanelas en su trabajo para precisar que no siempre debió estar exenta. En algún momento estaría enterrada o empotrada hasta cerca de su orla superior donde aparece la inscripción. Y recuerda que el mecanismo similar a la de los Leones de la Alhambra tenía como objetivo que el agua nunca llegara a rebosar y deteriorara la inscripción. Llegó también a ser utilizada, en el siglo XVI como pila bautismal.

La publicación del museo recuerda por su parte el papel de estas fuentes y del agua. "Todo en la corte califal de Abd al-Rahman II (821-852) remite a un fastuoso protocolo cortesano y a un boato en el que se procuraba siempre potenciar los sentidos: perfumes, ungüentos, desodorantes; moda en el vestir, etiqueta en la mesa con orden riguroso de los platos; delicados objetos de marfil; joyas de oro y plata; tejidos de primera calidad y ricas sedas; muebles trabajadísimos y animales de pura raza; cristales de roca, vidrios tallados...conformaban un plan cuidadoso en este sentido que acentuaba la magnificencia de la corte haciéndola rivalizar con las cortes orientales pasadas y presentes".

Puedes conocer otras piezas singulares que forman parte de los fondos del Museo Arqueológico de Granada en los siguientes enlaces: