'El futuro que aguarda'

El robot será el centro de nuestra vida en los próximos años. En la industria sustituirán a los trabajadores, constituyendo elementos laborales de gran precisión, incansables, y con mayor calidad en sus acabados. Esta suplantación en la fábrica, despachos, asistencia y recepciones, eliminará especialidades hasta ahora vigentes, desapareciendo la mano de obra bruta, siendo necesarios más técnicos relacionados con su mantenimiento, diseño y desarrollo, como también menos licenciados universitarios, siendo éstos últimos los cerebros que dirigirán inicialmente el camino a seguir, sobre la estructura de las mentes artificiales, las cuales, tarde o temprano, irán tomando mayor protagonismo en su autogestión. Conlleva esta conclusión que la realización de una carrera universitaria para acceder a un puesto de trabajo, depende del campo de conocimiento abordado, siendo el ratio menor de las matrículas ofertadas, pues si no es así, se generará mayor número de parados. Muchas carreras universitarias verán su final. En cambio, será necesario, cada vez más, el concurso de técnicos especializados superiores en Formación Profesional.
La economía entrará en el ciclo de la gestión cibernética, superando el ciclo de los medios telemáticos. Aquellas economías basadas en manos de obra barata poseen un horizonte de final próximo.
¿Está nuestro sistema educativo preparado para afrontar este reto? Yo creo que, aunque se percibe la necesidad de un nuevo horizonte pedagógico, no se comprende la esencia del cambio que abruma el futuro
¿Está nuestro sistema educativo preparado para afrontar este reto? Yo creo que, aunque se percibe la necesidad de un nuevo horizonte pedagógico, no se comprende la esencia del cambio que abruma el futuro. Nuestro sistema educativo está dirigido fundamentalmente, en la actualidad, hacia una formación universitaria, siendo ésta la meta a la que aspiran todas las familias. Es un rasgo de distinción social, siendo su valor frente a una formación profesional muy superior. Existen factores de pensamiento social, e histórico, que fundamentan la creencia de la superioridad de una formación universitaria.
Es necesario una transformación del pensamiento social sobre el tipo de formación que necesitan los jóvenes, y sobre todo un cambio de pensamiento entre los profesores, pues su función no consiste en preparar al alumnado para acceder a la Universidad, ni ser guardianes de la academia del Saber, sino en gestionar las capacidades del alumno, saber dirigirlas hacia su total desarrollo, en un proceso de autoconocimiento y satisfacción con el propio yo, acompañado por el beneplácito de sus familias. Es imprescindible romper la diferencia entre la FP y los estudios universitarios, uniéndolos en el concepto de una sola formación centrada en el conocimiento tecnológico, basada en el aprendizaje continuo, sin dejar atrás la formación humanista. De este tronco saldrán los técnicos de servicio y mantenimiento (posibilitadores) y los técnicos desarrolladores (creativos) siendo ambas partes interdependientes, e importantes, para el futuro económico que aguarda.

























