Ganzer: reserva espiritual del rock

El músico noruego Björn Ganzer tiene un Granada una banda que es de lo mejor que se puede escuchar en el rock ahora mismo en Andalucía, por no seguir ampliando el radio. Puro poder. Björn es un auténtico ‘mundano por Granada’, recorredor de mundos y países que aterrizó por aquí nada menos que desde Irak, país que le fascinó y fue su inspiración para más de una canción (‘Mohamed’ o ‘Tigris Dawn’ por ejemplo). Llegó a Granada atraído por la leyenda musical de Granada, según ha asegurado en alguna entrevista, y rápidamente encajó en la escena musical.
Junto con Ignacio Fernandévic, el bajista Ramón Castaño, y el músico mexicano León Hernández a la batería, ha montado una banda que más parece una banda armada completamente artillada
Junto con Ignacio Fernandévic (antiguo guitarra de Contrabando y antes de Pank de Alfacar), el bajista Ramón Castaño, y el músico mexicano León Hernández a la batería, ha montado una banda que más parece una banda armada completamente artillada. También aquí ha encontrado una disquera, ‘Allanamiento de Mirada’, que le ha publicado un primoroso álbum doble en formato disco-libro de nombre explicito: ‘Hard rock’. Para que no haya confusiones. En los textos impresos en ese trabajo explica la motivación de las canciones, que, por cierto, muestran su completo compromiso con la vida, sin boberías, y están redactadas con alta caligrafía poética.
Pero, como sucede en los casos importantes, es imposible prensar en un posavasos la cantidad de energía que este cuarteto desata en directo, su tronío se ratificó este fin de semana en el Plantabaja, en compañía de otro que tal, el inglés de de Sheffield Darren J. Anderson con sus Fat Cats.
Ganzer banda es una monumental experiencia, con una presencia escénica arrolladora
Ganzer banda es una monumental experiencia, con una presencia escénica arrolladora. Ya se sabe que los países nórdicos son la ‘reserva espiritual’ de la mejor historia del rock, y Björn se ajusta perfectamente a esa premisa. Y más aún cuando gusta de trabajar lejos de los tratamientos sonoros actuales, buscando siempre un sonido añejo, directo y completamente analógico. Para Björn el término ‘digital’ solo refiere a su fascinante manera de tocar, en modo ‘fingerpick’, esto es, sin púa y haciendo simultáneamente rítmica y punteos con los dedos, y a una velocidad de vértigo. Como vocalista canta con un rugido de matices negros de fondo, manejando con pericia los trucos dinámicos del micrófono. Y mención aparte está su carisma bajo los focos, subyugante y con hechuras de artista mayúsculo. Realmente impone.
Pero si algo llama la atención de su propuesta es la conjunción nanométrica del equipo y la presión brutal que generan. Con un esforzado bajista fabricando graves como bombazos, un segundo guitarra ampliando los límites del paquete, y un fantasioso y pétreo baterista, capaz de (tan solo con dos micros en su set), optar al trono de Eric Jiménez como mejor percusionista de la ciudad. Gustan de los fraseos dobles, e incluso triples, que traspasan como lanzas empaladoras, y de explayarse por los mástiles en poliédricos desarrollos guitarreros tan 60's.
Si se escribía hace nada que Terral parecían sacados del festival de Woosdtock, Ganzer pueden ser compañeros de ese viaje en el tiempo hacia los orígenes del estilo, que en este caso sería el Monterrey sanfransciscano por sus querencias Costa Oeste. El repertorio amplio que tienen, permite varias apariencias sonoras, en el Planta optaron por el rock duro, furioso, granítico y progresivo, con desparramantes desarrollos psicodélicos; en otras noches el equilibrio se ha vencido hacia la parte más caleidoscópica, eso sí, siempre con los vúmetros en la zona roja. Y no es cuestión de volumen, que también, sino es de musculación sonora, en su caso de proporciones halterofílicas. Si Hedrix cotizara en Grateful Dead, Ganzer se lo pondrían complicado en una gira conjunta. Ese es el nivel. Nivelazo.