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REPASO POR LOS CUADROS CEDIDOS DE UNO DE LAS PRINCIPALES PINACOTECAS DEL MUNDO

El Museo del Prado en Granada

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 5 de Agosto de 2018
¿Sabías que en Granada hay más de un centenar de cuadros del Museo del Prado? Te lo contamos en este espléndido y visual reportaje del investigador Gabriel Pozo Felguera, que te invita a que conozcas al detalle los más relevantes . ¿Te imaginas que puedan estar reunidos todo ellos en un mismo espacio en Granada, una ciudad sin museo de la ciudad? Una propuesta que lanzamos. No te lo pierdas.
'Doña Mariana de Pineda, en el momento de despedirse de las beatas de Santa María Egipciaca, en cuyo beaterio estaba presa, para ir a capilla' (1862) Isidoro Santos Lozano Sirgo
Indegranada
'Doña Mariana de Pineda, en el momento de despedirse de las beatas de Santa María Egipciaca, en cuyo beaterio estaba presa, para ir a capilla' (1862) Isidoro Santos Lozano Sirgo
  • La Pinacoteca Nacional tiene depositados/cedidos 132 cuadros a museos y edificios oficiales de Granada

  • La mayoría de las pinturas llegaron a Granada a finales del siglo XIX; algunos no se pueden ver por estar en espacios privados

Una pequeña parte de las pinturas del Museo del Prado puede verse en Granada. Son 132  obras repartidas entre varios edificios oficiales. Forman parte de lo que se llama “el Prado disperso”, es decir, préstamos o depósitos temporales que en cualquier momento pueden ser reclamados por la primera pinacoteca nacional. Algunas de las obras llegaron a Granada hace casi un siglo y medio. Si se llegaran a reunir en un mismo espacio, esta ciudad podría presumir de contar con un “Pradillo”. La realidad es que la mayoría están repartidos en dependencias oficiales no accesibles para el público normal. Una de las obras más sobresalientes que el Prado tiene depositadas en Granada es la de Mariana Pineda, que preside la Alcaldía de Granada.

En los dos siglos que han transcurrido desde su fundación (1819) el Museo del Prado ha ido acumulando en sus fondos algo más de 8.000 óleos y tablas. De ellos, los que están expuestos en sus salas de Madrid rondan la cifra de 1.300. Otra parte importante está conservada en sus almacenes. Y alrededor de tres millares están repartidos por las capitales de provincia españolas. El proceso de depósito no es nuevo, ya que comenzó hacia 1870, cuando la acumulación de obras del Museo de la Pintura, del Patrimonio Nacional y de colecciones privadas desbordó la capacidad del edificio del Paseo del Prado. A partir de entonces se inició un reparto periódico de cuadros por las instituciones provinciales. Ese depósito temporal se prolongó hasta los años setenta del siglo XX. De vez en cuando, el Prado ha reclamado alguna de las obras que permanecieron en Granada durante décadas (3 en el último cuarto de siglo); ninguna de ellas ha regresado después.

La mayor cantidad se ubican en el Museo de Bellas Artes (71) y Palacio de Carlos V (45). Siguen, por número, el Hospital Real (5), la Facultad de Derecho (3), el Ayuntamiento de Granada (2)

Revisando los catálogos de pinturas del Museo del Prado, resulta que actualmente son 132 los cuadros que la pinacoteca nacional tiene depositados en Granada. La mayor cantidad se ubican en el Museo de Bellas Artes (71) y Palacio de Carlos V (45), que en realidad es el mismo contenedor expositivo. Siguen, por número, el Hospital Real (5), la Facultad de Derecho (3), el Ayuntamiento de Granada (2). Los siguientes edificios cuentan con un cuadro en cada caso: Casa de los Tiros, La Madraza, Facultad de Farmacia, Facultad de Medicina, Instituto de Enseñanza Ángel Ganivet y Museo de Arte Moderno. Al Hospital Real, el Palacio de Carlos V y el Palacio de las Columnas les ha sido retirada una obra, respectivamente, en los últimos años.

Entre los 132 cuadros que permanecen en Granada abundan las obras de pequeño y medio tamaño; no obstante, también existen unas cuantas de enorme formato, sobre todo relatos de hechos históricos tan al gusto de los autores del siglo XIX. En cuanto a estilos, abarcan tipologías variadas por empezar sus cronologías a comienzos del siglo XVI (El Calvario, de El Veronés, 1548) y extenderse hasta mediados del siglo XX.

RECORRIDO POR LAS OBRAS MÁS DESTACADAS DEL “PRADO GRANADINO”



Mariana Pineda en prisión. Es el cuadro más conocido y más visto que tiene depositado el Museo del Prado en las instituciones granadinas. Está ubicado en la Alcaldía del Ayuntamiento de Granada, despacho al que da nombre: Sala Mariana Pineda. Suele aparecer bastante en los medios de comunicación locales por celebrarse actos, firmas y visitas oficiales delante de él (en este caso, visita de alumnos del Colegio María Nebreda).

Esta enorme pintura (2,86x3,64) llegó al Ayuntamiento de Granada en 1881, cedida por El Prado por representar una estampa típica granadina. Fue pintado por Isidoro Santos Lozano Sirgo (Logroño, 1826-Toledo, 1895). El título entero es: “Doña Mariana de Pineda, en el momento de despedirse de las beatas de Santa María Egipciaca, en cuyo beaterio estaba presa, para ir a capilla”. Su autor lo realizó en 1862 para participar en la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquel año; obtuvo un premio tercero en el apartado de pintura de Historia. Estuvo expuesto en la Casa de la Moneda durante el otoño-invierno y, posteriormente, lo adquirió el Estado para el Patrimonio Nacional.

Isidoro Lozano se desplazó a Granada para copiar el escenario del Beaterio, situado en la calle Recogidas, y el vestuario de las monjas que lo regentaban en aquel momento. Recordemos que Mariana Pineda había sido ajusticiada sólo treinta años antes de que el pintor acometiese esta obra. En el salón de recibir del Beaterio, las monjas en cierta situación de estrés entregan a Mariana al abogado José Escalera y al fiscal Pedrosa, que acaban de comunicarle la sentencia y le señalan la puerta de salida. Un cuadro de la Virgen de las Angustias preside el acto en la penumbra. (En un inventario municipal figura, erróneamente, que esta pintura fue regalada por el Ayuntamiento de Barcelona al de Granada).

 

A las fieras. Este enorme cuadro (3,00x5,00) también es propiedad del Prado y se encuentra en depósito en el Ayuntamiento de Granada. Lo pintó Silvio Fernández y Rodríguez (1859-1937) hacia 1887. Vino a parar al Museo de Bellas Artes de Granada el mismo año de su ejecución, aunque no hay constancia exacta de la fecha en que fue bajado al Ayuntamiento. Este cuadro también obtuvo un tercer premio en la Exposición Nacional de 1887. Representa el sacrificio de los primeros cristianos. La obra precisa de restauración.

 



Muerte del Príncipe de Viana. La Universidad de Granada, en sus distintos edificios, guarda varias obras cedidas por el Museo del Prado. El Hospital Real, con cinco cuadros de gran porte, es el principal depositario. Este cuadro representa la Muerte del Príncipe Carlos de Viana (1421-61), hijo de Juan II de Aragón y Blanca de Navarra. Su fallecimiento truncó la unión de ambos reinos. La escena representa el velatorio en el salón real del Palacio de Barcelona, Condado desde el que el Príncipe competía en popularidad con su padre y su madrastra; posiblemente murió envenenado para dejar paso a Fernando (el Católico). El lienzo (2,98x4,97) es obra del pintor alicantino Vicente Poveda y Juan (1857-1935). Esta obra la inició su autor en Roma en 1881 y la presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1887; pasó por aquella fecha al Museo de Bellas Artes de Granada. Desde 1979 está en el Hospital Real.

 

Retrato de Enrique IV. Enrique IV (1425-74) fue rey de Castilla y León, hermano de Isabel I la Católica. Sostuvo una cruenta guerra contra el reino nazarita de Granada entre 1457 y 1459. Quizás ése fue el motivo de que los rectores del Museo del Prado decidieran enviarlo a esta ciudad para exponerlo en el Museo de Bellas Artes en 1920. Aquí se quedó y, en 1947, fue cedido a la Universidad. Actualmente se halla colgado en el Hospital Real.

Fue pintado por Alonso del Arco en Madrid, hacia 1680. Representa al Rey rodeado de flores de la granada, en alusión a la guerra que sostuvo con este reino. Interpretó la figura real como un grandullón un tanto desgarbado, de grandes manos. En este retrato no se le interpreta con actitud de rey dedicado a los placeres, las artes y marcado por la falta de atención sexual a su mujer, que acabó con el nacimiento de la bastarda Beltraneja y la consiguiente guerra civil castellana. El cuadro fue pintado para un monasterio de Jerónimos; después pasó a Patrimonio Real y actualmente al Hospital Real de Granada. Mide 1,96x1,22.

 



Cristo crucificado. Se trata de una obra de Francisco Bayeu Subias (1734-95). Mide 3,10x1,96. Fue de los primeros lienzos del Prado en llegar a Granada, en 1881. Primero estuvo en el Colegio de San Pablo (Rectorado por entonces); actualmente está depositado en el Hospital Real. Por su gran tamaño, lo más probable es que este Cristo fuese pintado para colocar en alguna iglesia. El autor clavó la cruz en el suelo, apretada con unas cuñas de madera, seguramente inspirado en los Cristos de Velázquez. La calavera y la serpiente a los pies representan a Adán como mortal y el triunfo sobre el pecado original. Existen varias versiones o trabajos preparatorios de Bayeu para culminar con este Cristo lleno de realismo.

 

Carlos I y Felipe II. En el Hospital Real estuvo este cuadro hasta hace unos pocos años; hoy se encuentra expuesto en el Museo de la Historia de Madrid. A partir de 1995 fue trasladado a varias exposiciones conmemorativas, tanto en España como en el extranjero, y ya sólo regresó a Granada con motivo del Centenario de la Real Chancillería (2005-6). En la actualidad está depositado en el Museo de la Historia de Madrid.

Lleva por título “Carlos I y Felipe II sentados en su trono” (1,60x2,14). Es obra de Antonio Arias Hernández (1614-84). Fue concebido para decorar el Salón Dorado del Alcázar de Madrid; fue pintado entre 1630 y 1640, cuando se redecoró la gran sala palaciega que servía para recepciones públicas. Este inusual retrato a dos fue encargado por Felipe IV, bisnieto y nieto de los retratados, para su galería de reyes de España. Las caras son copias exactas de los retratos de Tiziano. El cuadro se salvó de la quema cuando ardió el antiguo Alcázar de Madrid, en 1734.

 



La rendición de Granada. Este pequeño cuadro ovalado (0,55x0,58) también fue obra de Francisco Bayeu, realizado en 1763. Se encuentra depositado en el Museo de Bellas Artes-Palacio de Carlos V desde finales del siglo XIX. En realidad, se trata de un boceto para un fresco que decora una techumbre del comedor de Gala del Palacio Real de Madrid.

Es una interpretación barroca de la Conquista de Granada. La pintura fue encargada por Isabel de Farnesio, esposa del rey Carlos V, para decorar la tercera antecámara de sus habitaciones. Existen varios estudios y copias similares, aunque con importantes diferencias, una de ellas en el Louvre de París. El centro de la composición lo ocupa Fernando el Católico recibiendo las llaves de la ciudad de manos de un personaje nazarita; a su lado, Boabdil se inclina sumisamente ante la reina Isabel I. Al fondo se ven ya las tropas castellanas sobre las torres de la Alhambra colocando las banderas de los vencedores. Un ángel  sobrevuela la cabeza del Rey para colocarle la corona de la laurel de los vencedores, mientras otra cohorte de angelotes porta el escudo de Castilla y Aragón, mientras en una mano sostiene el cuartel en forma de triángulo para añadirlo en la parte puntiaguda de abajo, donde se sumó la granada recién incorporada a Castilla.

 

Mater Purísima. La podemos ver actualmente en el Instituto de Educación Secundaria  Ángel Ganivet. Obra de Ramón Pulido Fernández, en 1901, de 2,50x4,00 metros. Una joven Virgen contempla a su Hijo en un receso de su tarea como hilandera. La escena se desarrolla en un paisaje bucólico, mezcla de reminiscencias barrocas, románticas y modernistas.

 



La esclava. Podemos contemplarlo en el Museo de la Casa de los Tiros. Antonio Fabres y Costa pintó este enorme retrato (2,30x1,38) en torno a 1886. Representa a una bella mujer prendida y expuesta a la vergüenza pública bajo la acusación de haber robado joyas, que se cuelgan al lado de su cabeza. Sobre su cuerpo cuelga, en árabe, un cartel que dice “Muerte de ladrón”. Destacan la sensualidad y belleza de la mujer (que realmente no parece muerta todavía), la crueldad de su muerte y, sobre todo, el lujo, colorido y detalle de sus ropajes.

 

Entierro de Santa Cecilia en las catacumbas de Roma. Es obra de Luis de Madrazo y Kuntz (1827-97). Está cedido al Museo de Bellas Artes; tiene unas medidas de 3,00x2,52. El maestro Madrazo lo pintó en Roma en 1852. Destaca la pureza de líneas y la nitidez, muy al gusto de los retratos que pedía la sociedad decimonónica para la que trabajó en demasía. Este Entierro se considera la obra cumbre del pequeño de los Madrazo, que incluso llegó a trabajar en el Museo del Prado. Seguramente este cuadro está inspirado en el descubrimiento de las Catacumbas de San Calixto, hecho ocurrido en Roma en 1850 y todavía muy comentado cuando el joven pintor llegó allí para estudiar. En la acción está presente el mismísimo papa Urbano I (siglo III), amigo de la mártir.

 

 

Retrato del poeta José María Carulla. Gabriel Morcillo Raya (1888-1973) pintó a este curioso personaje que acabó sus días en Granada: José María Carulla. Morcillo es, sin duda, uno de los mejores retratistas granadinos y mejor intérprete aún de la pintura orientalista. Este retrato de Carulla tiene unas dimensiones de 1,92x1,32; está depositado en el Museo de Bellas Artes. No es una de las pinturas más representativas del estilo colorista y nítido del pintor, pero sí muy descriptivo del ambiente y personalidad del retratado. José María Carulla (Igualada, 1839-Granada, 1912) fue una persona muy curioso: abogado, profesor, periodista, editor, poeta, sacerdote, etc. Estuvo al servicio del papa Pío IX (el de los Piononos), en 1868. Después sirvió a la causa carlista en España, lo que se tradujo en destierro. Acabó sus días en el Convento de la Misericordia de Granada (en la Plaza de los Lobos). Pero sin duda se le recuerda por ser el padre de la “Biblia en Verso”. Buena parte de su vida la empeñó en poner los 27 tomos de la Biblia en verso; pero no le dio tiempo nada más que para redactar 4 de ellos. Los originales se guardan en el Archivo del Sacromonte. Sus ripios –más que versos- fueron objeto de burla y cachondeo en los primeros años del siglo XX. De ahí su popularidad e interés de Morcillo por dejar constancia de su personaje en este retrato.

 

Mis amigos. José María López Mezquita (1883-1954) pintó a todos sus amigos, tanto en grupo como por separado. Este cuadro de 1906 representa a varios de ellos. Podemos verlo cedido al Museo de Bellas Artes de Granada. Mide 201x302. Es el primero de los tres cuadros que posee el Museo del Prado del pintor granadino.

 



Último préstamo: Albayzín, de Antonio Gomar y Gomar (1853-1911). Este paisaje urbano fue pintado por el artista alicantino en 1882. Tiene unas dimensiones de 0,56x0,91. Fue una de las mejores obras de este pintor, seguidor del fortunysmo. Este cuadro fue cedido por el Prado a la Junta de Andalucía en 2012, con la intención de que permaneciera en el Museo de Bellas Artes de Granada durante los siguientes cinco años. Todavía está en Granada. La composición no recoge un lugar exacto del barrio granadino, sino una mezcla de elementos arquitectónicos del Albayzín y el Sacromonte.

 



Expulsión de los judíos. Es una pena que este impresionante óleo ya no se pueda ver en el Palacio de Carlos V, donde estuvo hasta 2007. Es obra de Emilio Sala Francés (1850-1910). Lo pintó en París, en 1889, como aportación al IV Centenario de la Toma de Granada y descubrimiento de América. Tiene unas dimensiones de 3,13x2,81.

El cuadro está ubicado en la Corte de los Reyes Católicos, establecida en Granada el 31 de marzo de 1492, cuando firmaron el decreto de expulsión de los judíos de los reinos de España. Las dalmáticas de los pajes son las que se conservan en el Ayuntamiento de Granada. El momento, cargado de tensión, recoge el instante en que el representante de la comunidad judía trata de interceder para evitar la expulsión de su pueblo. Un representante de la Inquisición, que ha arrojado su crucifijo sobre la mesa, rebate al judío con su dedo acusatorio.

Este imponente cuadro está expuesto actualmente en la sala 061A del Museo del Prado.

 

Wamba. De Juan Antonio Ribera Ordóñez (1779-1860). Otro claro exponente de la pintura costumbrista del siglo XIX. Estuvo depositado en el Palacio de las Columnas hasta 1992. Actualmente se puede ver expuesto en la sala 075 del Museo del Prado.

 

En 2019 se cumplirán los dos siglos desde la fundación del Museo del Prado. No estaría mal que las instituciones granadinas que disponen de estos cuadros en depósito reunieran las 132 obras y organizaran en un mismo espacio una exposición conmemorativa del Pradillo granadino.