GRANADA MIL Y UNA

Ruta medieval por el corazón de la Alpujarra

E+I+D+i - J. M. M. - Jueves, 13 de Mayo de 2021
Recorrido por la Taha, en el impresionante barranco del río Trevélez, con sus fuentes, lavaderos, escarihuelas y senderos llenos de magia, en una nueva propuesta de nuestra sección 'Granada mil y una' para disfrutar de la provincia.
Ferreirola, en primer término y, por arriba, Atalbéitar y Pórtugos.
Miguel Ángel Gallego
Ferreirola, en primer término y, por arriba, Atalbéitar y Pórtugos.

La Alpujarra no podía falta en nuestras propuestas de 'Granada mil y una' para disfrutar de la provincia esta primavera. Una comarca única, cargada de historia, paisajes y senderos mágicos. En esta ruta nos adentramos en el corazón de la Alpujarra, en una zona que recoge a la perfección todos los atractivos que la han hecho famosa: pequeñas aldeas disemiinadas por barrancos, con su arquitectura singular y caminos centenarios esculpidos en las laderas. 

Nos encontramos en la Taha, un municipio que toma el nombre de origen árabe usado durante la época nazarí para denominar a los distritos administrativos en que se dividía el reino. La Taha es un municipio reciente, nacido oficialmente en 1972 por la unión de los antiguos ayuntamientos de Pitres, Mecina-Fondales y Ferreirola. Hoy día lo constituyen siete núcleos de población: Pitres, el más poblado; Capileirilla, Mecina, Mecinilla, Fondales, Ferreirola y Atalbéitar. Núcleos distribuidos por la ladera norte del barranco del río Trevélez, e integrados en el Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada. 

Empezamos el recorrido en Mecina, justo debajo de Pitres, que, como el resto de núcleos del municipio, conserva la arquitectura tradicional alpujarreña. 

Casas típicas en Mecina, con sus tinaos, macetas y bellas decoraciones. 

Fuente y lavadero en Mecina. 

La ruta se dirige al fondo del barranco del río Trevélez, atravesando Mecinilla y Fondales, núcleos por donde discurre el agua en múltiples pequeños arroyos que va regando los bancales. 

La senda llega al fondo del barranco, donde ya se divisa el puente medieval, conocido como 'romano' en la zona, que cruza el río Trevélez. 

El puente tiene un datación desconocida, aunque se cree que fue construido entre los siglos XII y XIII, en plena dominación musulmana. Fue muy utilizado para comunicarse con el valle del Guadalfeo. Tras cruzarlo, comienza la subida por la loma del cerro de la Corona a través de las escarihuelas. 

Las escarihuelas, o también denominadas carihuelas, son unos bellos senderos medievales, con tramos construidos en piedra, que transitan zigzagueantes por elevadas pendientes en recorridos espectaculares. En La Taha podemos encontrar varias, que bajan y suben del río Trevélez en diversos puntos, desde Fondales y Ferreriola. Por ellas se traía el pescado y otras mercancías desde la costa a lomos de burros en alforjas. 

Las vistas desde el cerro la loma de la Corona son espectaculares hacia los núcleos de La Taha. 

Vista de Fondales, Mecina y Pitres (de abajo a arriba). 

En esta panorámica desde la loma de la Corona se aprecian seis de los siete núcleos de La Taha. Arriba, a la izquierda, el principal, Pitres. Por arriba de Pitres, aunque no se ve, está Capileirilla. Debajo de Pitres está Mecina y, a su izquierda, Mecinilla. Y por debajo, Fondales. A la derecha de la imagen, por abajo, Ferreirola. Encima, Atalbéitar. Y arriba del todo a la derecha, la localidad de Pörtugos. 

Espectacular vista del encajonado barranco del río Trevélez y, al fondo, Busquístar. 

Otra espectacular visión del barranco y la ladera donde se ubican, arriba a la derecha, Pórtugos. A su izquierda, Pitres. Entre los dos, por debajo, Atalbéitar, y junto al barranco, Ferreirola. 

Bajamos de nuevo al río Trevélez por otra escarihuela, la de Panjuila, y en el fondo, al cruzar el río, encontramos restos de un antiguo molino de harina:

Vista de la escarpada bajada al barranco y la subida desde el fondo por otro sendero.

Emprendemos el regreso por la vereda que conduce a Ferreirola, el primer núcleo desde abajo que se aprecia en la imagen. Más arriba, Atalbéitar. 

Por el camino pasamos por la bien conservada Era del Trance, en un bello mirador con un cartel explicativo que nos indica los parajes que se aprecian enfrente, como el cerro de Los Picachos. 

El camino entra en una zona boscosa y el sendero se vuelve mágico en esta ruta medieval cargada de belleza: 

En la vereda cogemos un desvío señalado con un cartelito que nos indica un pequeño sendero en ascenso, para llegar al salto de Paula, una bella cascada del río Bermejo en medio del bosque, donde se aprecia el color marrón que dejan sus aguas ferruginosas:

 

 

El agua ferruginosa destaca en esta acequia, junto al camino, con el fondo marrón del cauce. 

Un poco más adelante llegamos a la conocida como Fuente de la Gaseosa.

La Fuente de la Gaseosa es un surtidor natural de agua considerado único en la Alpujarra. No solo porque da agua ferruginosa, o agua agria, como se conoce en la comarca, una característica común en otras fuentes, como la del famoso manantial de Pórtugos, sino porque su agua también tiene una gran concentración de gas disuelto, y de ahí el nombre de gaseosa. Un cartel explica la singularidad de esta fuente, que cuenta al lado con un smpático muñeco, 'Pepito el de la gaseosa', para recibir al visitante. 

En el camino hasta Ferreirola también podemos disfrutar de enormes y bellos castaños como el de la imagen. 

Ferreirola es otro pequeño núcleo de La Taha con una cuidada arquitectura tradicional alpujarreña. 

Fuente y lavadero contiguo de Ferreirola, decorado de forma muy simpática.

Fotos del reportaje: IndeGranada y Andarines

Tras pasar por Ferreirola, en poco más de un kilómetro volvemos a Fondales, y de ahí al punto de inicio de la ruta algo más arriba, en Mecina. 

Granada mil y una es una sección patrocinada por:

 


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