Cambril ha declarado que "Granada no es menos que Sevilla y el Ejecutivo conformado por PP y Ciudadanos debe corregir el trato injusto dispensado por el equipo de Susana Díaz y equiparar el esfuerzo realizado para sanear la OCG con el realizado para favorecer a la Filarmómica de Sevilla". 

 

La Orquesta de Granada, como las de Málaga y Córdoba (estas saneadas), ha gozado de un incremento del 10 por ciento en la aportación de fondos de la Comunidad autónoma durante año pasado, en tanto que la de Sevilla vio como ese porcentaje subía hasta el 35% y permitía  el auxilio de 800.000 euros, según datos proporcionados por el por el presidente del Comité de Empresa de la OCG, Jaime Esteve.

 

La deuda de la formación sevillana, según esta misma fuente, se ha reducido a algo más de 600.000 euros, en tanto que la de Granada se mantiene en torno al 1.475.000 euros, lo que hace que su funcionamiento sea prácticamente imposible. La realidad es que se debe dinero a los artistas invitados, a los estudiantes de conservatorio que cubren bajas, a los proveedores y a los mismos músicos y la normalidad en el funcionamiento es prácticamente imposible.

 

El candidato a la Alcaldía de Unidas Podemos propone también que, se oiga la propuesta de los integrantes de la OCG, quienes a través de sus representantes sindicales le hicieron llegar en una reunión celebrada recientemente la pertinencia de que la OCG se convierta en la Orquesta de todo el área metropolitana, como ya lo es de hecho, y de Almería y Jaén, provincias que no cuentan con una formación musical.

 

El presidente del Comité de Empresa y el gerente de la OCG también apuntaron que tanto la Diputación Provincial como la Junta de Andalucía tendría que compensar con un  mayor esfuerzo psupuestario la aportación en especie del Ayuntamiento de Granada a través de la prestación y el uso del Auditorio Manuel de Falla.  

 

Según Cambril, "tras casi 40 años de discriminación y maltrato presupuestario continuado por parte de los sucesivos gobiernos socialistas, el Ejecutivo de las derechas tiene la oportunidad de demostrar que las promesas de sus líderes locales de que se actuará con equidad y Granada no seguirá siendo una provincia de segundo orden a la hora del reparto presupuestario no supone un ejercicio de mera palabrería.